IMPULSOS
Todos los días aquel muchacho rogaba por poder llegar a casa, conciliar el sueño y dormir durante la noche como cualquier otro ser humano común. Sólo quería, una vez más, después de tantos años poder dormir sin que nada lo interrumpiera.
¿Era mucho pedir eso?
Al parecer, para el joven Min YoonGi si lo era.
Ya no recuerda desde cuando comenzó a cambiar su horario de sueño, tan así que cuando quería dormir solo lo hacía durante el día y cuando lo hacía por la noche debía mantener las luces encendidas, algo que realmente le molestaba. ¿Qué adulto de 24 años duerme aún con las luces encendidas?
Era ridículo, pero no era su culpa. No era su culpa que aquel ser lo asaltara en sus sueños.
Con el tiempo, había logrado deducir que el ser necesitaba de las sombras para llegar a él, ya que nunca antes se había presentado cuando tenía luces encendidas, durante el día o cuando estaba rodeado de mucha gente; por eso dormía en todo lugar que podía, en su estudio personal, en su oficina... todo esto durante el día y la tarde, mientras que por la noche estaba más despierto y alerta que un vampiro gracias a varias potentes tazas de café.
La cafeína había sido su más ferviente aliada últimamente.
Todo parecía bien cuando se había acostumbrado a ese ritmo. Su vida había cambiado radicalmente y él lo haría con tal de no pasar de nuevo por lo mismo; pero durante una tarde bastante calurosa, luego de haber estado trabajando decidió tomar una siesta sobre el sofá, no dándose cuenta de que había dormido demasiado y afuera el clima había cambiado radicalmente ya que una tormenta se avecinaba.
Min dormía plácidamente en su sofá cuando el ser se apareció, aprovechando para abrir su portal a través de las sombras de algunos sectores de la casa.
Una sonrisa para nada inocente, apareció en su rostro mientras apresaba su labio inferior entre sus dientes, sintiendo de repente sus pantalones más apretados que de costumbre, debido al espectáculo que el rubio le estaba dando y agradeció que los veranos de Corea del Sur fueran tan calurosos; ya que lo único que vestía el humano era unos boxers apretados.
El se acercó lentamente, tomándose el tiempo de verle detalladamente como casi nunca tenía la oportunidad. El humano dormía inocentemente boca abajo, dejando ver su atractiva espalda desnuda y solo le cubría una fina sábana casi transparente; sus hermosos ojos con forma gatuna, estaban cerrados pero adornados con hermosas y tupidas pestañas; una de sus mejillas sonrojadas y parte de sus carnosos labios se mantenían aplastados sobre la almohada, incluso dándole un aspecto adorable; sus pómulos eran definidos y altos, su pequeña nariz y todo su rostro era tan perfilado que parecía una mujer.
Cuando estuvo justamente a su lado, el calor que emanaba el humano comenzó a abrumarlo y fué peor cuando paseó su mirada por la espalda del rubio pensando en que era hermosa y bien formada; y no se detuvo descendió por la misma observando ahora su trasero no muy grande pero bien formado, redondo y apetecible; tan respingado que sus manos cosquilleaban por dejarse caer sobre ellas, no de manera violenta, sino simplemente para marcarlas con aquel tono rosado que se imaginaba que dejarían sus palmas.
El cuerpo del rubio no era demasiado musculoso y sus piernas era muy delgadas que pasarían por ser las de una mujer, pero ante sus demoníacos ojos el muchacho era perfecto y muy hermoso...
«Lastima que esa belleza no duraría tanto, los humanos envejecen y mueren»
Realmente le hubiera gustado poder preservar aquella belleza.
Con aquella típica sonrisa de niño travieso, se agachó en cuclillas para llegar a su altura, levantó su mano derecha llena de diferentes extraños tatuajes cuyo significado eran complejos, los mismos que comenzaron a moverse en cuanto recitó por lo bajo un hechizo.
Su mano finalmente tocó la piel y el Ser se estremeció, era la primera vez que lograba tocarle y pensaba que era lo más suave que había tocado jamás.
Pasó su mano lenta y delicadamente de un extremo a otro por la espalda desnuda del rubio, hasta sumar su otra mano libre, comenzando un masaje, moviéndolas sin descanso y observando, como el muchachos comenzó a removerse incluso en sueños.
El Ser nuevamente murmuró y sus tatuajes se movieron nuevamente hasta desaparecer por completo dentro de su piel y sonrió cuando el humano dejó escapar un jadeo, el cual resultó delicioso a sus oídos, mientras que comenzaba a contonearse levemente para generar fricción entre el sofá y su polla.
El ser bajó fué más osado, quitó la sábana y se montó a horcajadas sobre las piernas del humano, dejando su polla apoyada justamente en los glúteos del humano, quien al sentirlo, despertó completamente intentando moverse; pero no podía hacerlo, ni siquiera sus ojos podían abrirse.
El hechizo estaba puesto en él.
-- ¿Cómo estás Min?
Yoongi tembló y gimió, aunque no podía abrir los ojos reconocía su voz, era Jimin su demonio personal y no entendía porque su polla había dado un brinco ante aquella voz.
--¿Me extrañaste? --un jadeo rehuyó de sus labios, mientras intentaba reprimir el pensamiento de que la voz del demonio era jodidamente caliente y atractiva.
-- Oh... Me siento halagado, nunca antes me habían dicho que mi voz era caliente y atractiva.
¿Acaso el demonio leía su mente?
¿Acaso el demonio estaba induciendo aquello que su cuerpo sentía? De ser así, le arrancaría las bolas en la primera oportunidad que tuviera.
-- Si pequeño, puedo leer tus pensamientos y dejame decirte que apreciaría muchos que mis bolas quedaran en su lugar.
Yoongi intentó suprimir sus pensamientos, aunque le parecía bastante difícil de hacer. No quería darle material al demonio con el que pudiera burlarse de él.
Sus ojos se pusieron llorosos, no podía estar pasándole algo así, estaba a su completa merced, su cuerpo no reaccionaba e incluso hasta la más simple acción de abrir sus ojos le era difícil. De su boca únicamente escapaban pequeños quejidos, su cuerpo reaccionaba solo para estremecerse y sentir las poderosas manos del demonio por todo lados.
Todo su cuerpo parecía estar en llamas, se contraía con la mínima caricia, sentía la polla del demonio crecer contra su trasero. Y lo peor era que él como si fuera a tener un orgasmo en algún momento; claramente contra su voluntad.
Yoongi no quería esto, estaba mal.
La sonrisa de Jimin nunca flaqueaba, estaba disfrutando la manera en que el rubio estaba reaccionando a sus caricias. Simplemente le daba un masaje, pero estaba realmente sorprendido a su reacción.
El ser demoníaco quiso ser más osado y comenzó a descender su mano lentamente viendo como el rubio comenzaba a desesperarse, quitó lentamente la sábana que cubría al muchacho y a mordió el labio al observar aquellas dos lindas nalgas.
Dirigió su mano hacia ellas y comenzó a manosearlas por encima de los boxers de una manera calmada, tomándose su tiempo de memorizar cada centímetro de ellas, sintiendo claramente cómo el cuerpo bajo su experto tacto se tensaba y comenzaba a jadear.
Cuando Jimin se hartó de aquella tela, con delicadeza deslizó lentamente la única prenda que llevaba el rubio por sus piernas hasta quitarla y volvió a tocarlo con toda la paciencia del mundo sintiendo su piel a pleno.
Totalmente caliente y suave, pensaba mientras observaba que Min ya había comenzado a sudar, mordiendo su labio inferior en un intento de acallar sus vergonzoso gemidos y sonrió cuando se retorció de placer debajo de su tacto, ya que cada roce estaba estimulando al muchacho que no podía evitar moler sus caderas contra el sofá para atender aquella erección palpitante entre sus piernas.
El demonio continuó su trabajo dedicadamente, "masajeando" toda la espalda, glúteos y piernas del muchacho, rozando de vez en cuando intencionalmente desde los testículos hasta aquella rosada y estrecha entrada con sus dedos, hasta que ingresó uno con ayuda de su saliva con agentes estimulantes, solo para disfrutar los hermosos sonidos que el rubio soltaba y sonriendo al ver que Min levantaba el trasero en busca de contacto.
Totalmente sumiso... pensó.
Continuó tocandolo hasta que tuvo tres dedos en su interior y estuvo bastante estirado, rozando adrede aquel punto dulce del humano de vez en cuando. Todo lo hacía lentamente, sin apurarse, sabiendo al mirar la tormenta que se desataba afuera que tendría mucho tiempo para divertirse. Estaba fascinado con su cuerpo y quería que SU rubio estuviese bien para que aguantara lo que vendría. Al menos sería considerado en algo ya que una vez que comenzara no se detendría, no podría.
Le hacía gracia el ver al rubio en ese estado, jadeando, acallando sus gemidos contra el cojín o mordiendo su labio y queriendo más con sólo un par de toques; sin darse cuenta de que había aflojado el hechizo para dejarle moverse lo suficiente. No podía esperar a ver qué haría cuando realmente comenzara, algo que sucedería en unos segundos porque el demonio no podía aguantar lo jodidamente apretado que tenía sus pantalones, quería liberar su erección de ese tormento cuanto antes.
Detuvo sus movimientos, quitó sus dedos con irónico cuidado y tomó a YoonGi de uno de sus costados, girandolo y dejándolo boca arriba.
Jimin se deleitó con aquella vista.
Min estaba aún con los ojos cerrados, jadeando, completamente sudado provocando que su rubio cabello se pegara a su frente, sus mejillas encendidas y sus labios más rojizos debido a que los tenía apresados entre sus dientes, su pene estaba totalmente erecto con su -a ojos del Ser sobrenatural- delicioso glande rosado y brillante a causa del presemen que se escapaba.
Los ojos del demonio se dilataron, al ver aquella dilatada y rosada entrada a la espera de ser llenada.
Jimin se inclinó sobre el humano pero sin aplastarlo, entre medio de sus piernas abiertas.
-- Te resistes y creas tantos problemas, que ni siquiera te diste cuenta de que puedes abrir tus ojos... --se burló cerca de su oído, antes de tomar el lóbulo del mismo entre sus dientes.
Min abrió de golpe sus ojos y le miró con todo el odio que su cuerpo podía contener y en sus pensamientos nunca lo había dejado de insultar y eso le causaba gracia al demonio. El pequeño tenía una boca sucia.
-- Mira como estás con mis simples roces... -- lamió el lóbulo con extrema sensualidad para menguar el dolor, escuchando como Min soltaba un gemido involuntario, cuando descendió su mano por el pecho, luego su abdomen y la detuvo peligrosamente cerca del necesitado y palpitante pene de Min
Yoongi gimió.
Jimin sonrió, eso había sido genuinamente de Yoongi, el no lo había inducido, por lo que el demonio estaba totalmente satisfecho.
--Imagina lo que disfrutarias si tan solo me dieras tu consentimiento... -- y se separó, Min le miró aún con odio, pero Jimin podía notar la duda en sus brillantes ojos.
El quería esto, pero no se animaba.
«De ninguna manera seré tu sumiso, demonio con rostro de niño.»
Jimin soltó una risita ante las palabras que pensaba el humano.
--Créeme cuando te digo que soy muchísimos años más viejo que tú... -- le aseguró buscando rápidamente en el bolsillo de su chaqueta algo que había guardado para la ocasión. Sonrió al encontrarlo. -- Y lo de ser mi sumiso... --volvió su mirada hacia el humano y le miró profundamente. --Verás que no será tan malo, es más lo disfrutarás, sé lo que hago... -- sonrió y sacó un pequeño frasco azul.
No quería dañar a SU juguete. Jimin en contra de todo, quería entrenarle para que soportara lo que realmente quería hacerle.
El demonio, lanzó el frasquito azul a un lado de Min y comenzó a desvestirse con toda la paciencia del mundo, mientras se divertía al ver como el humano veía el pequeño objeto con horror.
Cuando finalmente quitó sus pantalones, gimió cuando su polla saltó libremente erguida y lista contra su bajo abdomen, llamando la atención de Yoongi, quien se aterrorizó aún más.
Jimin estaba complacido, siempre apreciaba aquellas reacciones que tenían los demás al ver su miembro. Era tan grueso como el antebrazo de Yoongi y más largo de lo normal. Ventajas de ser uno de su especie.
Ante la vista del humano, tomó su falo entre sus dedos y dió un par de tiradas leves solo para molestar a Yoongi, quién no apartaba su mirada de la cabeza rojiza oscura y la punta que desprendía presemen.
« ¡¿Cómo me va a caber aquello en mi pequeña y Virgen entrada?! Ni con todo el lubricante del mundo, ni con que me dilataran hasta parecer un aro ula ula me cabría eso... »
-- Tus pensamientos son graciosos Min... -- se mofó el demonio, acercándose a Yoongi de manera lenta y sensual.
« Vete a la Mierda. »
--Oh Min, yo que tú no trataría de esa manera, si no quieres que te penetre sin preparación... -- La respiración de YoonGi se cortó brevemente satisfaciendo al demonio quién le miraba con clara amenaza. --Cuanto más dispuesto estés a cooperar será menos doloroso... -- el demonio sonrió al no oír insultos. --Si no te resistes, tu primera vez será placentera e inolvidable, prometo que lo será...
Jimin miro a Min, quien jadeaba y lo asesinaba con la mirada sobre el sofá por unos segundos, antes de tomarlo por las muñecas y de un tirón sin nada de delicadeza, ponerlo de pie acercandolo completamente a su cuerpo. Apresó su cintura con una de sus manos para que no cayera, cuando las piernas de Min no respondieron y con la otra lo tomó por una de sus piernas obligándolo a que de un salto rodeara su cintura con ambas.
Min gimió al sentir su erección deliciosamente apresada entre el abdomen, trabajado y marcado, del demonio y el suyo.
--Será mejor en la habitación... -- el demonio haciendo uso de sus poderes atrajo desde su lugar el pequeño frasco de lubricante hacia él y se llevó a YoonGi entre sus fornidos brazos hasta la habitación.
Delicadamente lo dejó sobre las sábanas blancas de la cama y se colocó entre las piernas de YoonGi, quien instintivamente había colocado sus manos en los hombros de demonio. Estaban tan cerca que sus erecciones se tocaban deliciosamente, Min inevitablemente no pudo evitar pensar en lo guapo que era aquel demonio y rogó porque no le haya escuchado.
Jimin lo tomó por caderas y se inclinó un poco sobre el cuerpo del rubio, sintiendo sus pieles rozar a pleno y sin aguantar mucho el demonio besó los labios de YoonGi de una manera lenta y tranquila. Yoongi no correspondía, solo cerraba sus ojos y se dejó a merced del demonio cuando este comenzó a rozar su entrada con su enorme miembros.
Lágrimas saltaron de sus ojos cuando la primera barrera fue trasladada y el glande estuvo dentro, gracias a la dilatación anterior y al lubricante que había colocado; el demonio no se detuvo hasta que estuvo completamente dentro. Yoongi se obligó a tranquilizar su llanto, tratando de no pensar en el hecho de que estaba a punto de ser violado por un demonio y que esta era la primera vez que era penetrado.
El demonio se tenso con la respiración agitada al oír aquel pensamiento del rubio. Detuvo sus movimientos en el instante en que su naturaleza comenzó a retroceder y sacudió su cabeza para despejarse, sintiendo como sus emociones le atacaban en cuanto razonó lo que estaba haciendo, mientras miraba el lugar en el que ambos estaban unidos.
Si salía le lastimaria, por lo que simplemente se quedó quieto, apretando la mandíbula, luchado contra sus impulsos de moverse y follarle sin restricciones, debido al agarre de muerte que ejercía el interior de Yoongi alrededor de su polla.
--YoonGi... -- el nombrado tembló al escuchar su nombre salir de aquellos labios por primera vez.
Algo estaba extraño y Yoongi lo sabía, ya que podía percibir cómo el demonio temblaba sobre él y no se movía ni un mililitro. ¿Por qué no lo hacía?
--No quiero hacerte daño... --la voz del demonio sonaba tan... sincera, como si realmente dijera lo que estaba diciendo. Yoongi corrió su rostro para mirarle y su aliento quedó atascado al verle tan dolido como si tan solo fuera un mocoso de dieciséis años, totalmente inexperto y desamparado, en busca de ayuda. --Necesito que te relajes, no quiero dañarte... -- reiteró, pero Yoongi no podía creerlo.
Desde que despertó había sido manoseado y estimulado sin consentimiento, por este ser sin contar las noches pasadas en donde el demonio lo atormentaba quitándole el sueño, haciendo estragos luego en su vida social y demás.
« Eres un demonio... Ellos son malos... Tu eres malo Jimin. »
Yoongi percibió como el demonio se tensaba ante la mención de su nombre.
--Lo sé... Pero... yo no quiero lastimarte... --rebatió nuevamente, mientras que sus miradas no se apartaban.
«Mientes...»
Yoongi no iba a creerle, ni siquiera podía hablar por su cuenta.
--YoonGi... No te miento... Déjame tomarte, verás que no será tan malo. -- acarició la mejilla del rubio tiernamente, mientras que se insultaba mentalmente por no haberse contenido. -- Es la primera vez que soy sincero con alguien... No te haré daño... si salgo ahora te haré daño, pero si continuo verás que el dolor desaparecerá y... dejame cuidarte. --recargó su frente en el pecho de YoonGi, con la mandíbula apretada, su cuerpo estaba llegando al límite y no quería que su otra mitad dominara nuevamente. Sentía su naturaleza rasgar sus entrañas por ejercer su fuerza, él no podía dejar que pasara.
«Esto... Esto me hace daño... Porque yo... yo no quiero esto... Mi cuerpo responde a todo lo que le haces, ¡Pero yo no quiero esto! Solo quiero que te vayas... »
--Lo siento... --susurró retirándose a penas unos centímetros, antes de enterrarse nuevamente en el interior del rubio. --Lo siento... --susurraba cada tanto, mientras que comenzaba a tomar una velocidad constante.
Enterró su rostro en el mayor, para evitar mirar su llanto y bloqueó los pensamientos de Yoongi que le insultaban una y otra vez; escuchando solamente los gemidos y quejidos leves de rubio al lado de los suyos.
Rodeó con sus fuertes brazos la pequeña cintura del mayor y se mantuvo entrando y saliendo de su interior con todo el cuidado que pudo tener, rozando constantemente el punto dulce de Yoongi. El rubio rebotaba en la cama debido a sus embistes y Jimin soltó su primera lágrima cuando el rubio le rodeó el cuello, para tener un punto de apoyo, dándole a entender que se había rendido y lo confirmó cuando no escuchó ningún pensamiento más del rubio. Su mente estaba en blanco.
Jimin no levantó su mirada en ningún momento, ya que sabía que no soportaría ver las lágrimas del rubio. Apretó la cintura de Yoongi y aceleró sus movimientos cuando sintió el típico cosquilleo en su vientre bajo y llevó una de sus manos al pene totalmente erecto del rubio, comenzando un vaivén al mismo tiempo que sus embestidas.
Ambos terminaron al mismo tiempo. El demonio levantó su cabeza luego de que pudo volver a sus sentidos y su mirada se topó con la de Min. Toda lujuria abandonó su cuerpo y en su organismo se instaló un sentimiento de culpa.
Jimin se había estado engañando. Pensó que a YoonGi le gustaba lo que le hacía, pero se había equivocado y se dio cuenta en cuanto vio lágrimas rodar por el rostro de SU rubio.
Creyó que el rubio había accedido y mantuvo ese pensamiento incluso cuando el rubio se corrió entre sus dedos; pero YoonGi no lo había hecho, su cuerpo era el que había respondido a cada uno de sus roses.
Se sintió una basura.
Se separó del cuerpo del rubio y ambos soltaron un jadeo cuando la unión entre sus cuerpos se cortó; y sintió sus manos quemar al no tener el suave tacto de la piel de YoonGi entre sus dedos.
Tomó asiento en el borde de la cama dándole la espalda y miró de reojo a YoonGi, quien seguía mirándolo desde su lugar, chasqueó los dedos liberandolo de su dominio, pero incluso luego de eso Yoongi no dijo ni una palabra.
Jimin se puso de pie. Le dolió ver como YoonGi se asustó con ese simple movimiento y en cuanto se dió cuenta de que podía moverse, se alejó lo que más podía de él tratando de taparse con las sábanas su desnudez, mientras lloraba.
Jimin finalmente le había quebrado. Ese no era Min Yoon Gi, aquel muchacho perezoso, arrogante que insultaba a medio mundo si se metían con él y que por su personalidad poco gentil le encantó.
No era aquel muchacho que observaba todo el tiempo durante las noches o camuflado durante el día, el cual trabajar incansablemente para completar una nueva canción que le gustara y cubriera todas las expectativas, siendo que para él nada de lo que hacía era suficientemente bueno como quisiera, siendo que en realidad es el mejor en su área.
Ese rubio asustado no era SU Min Yoon Gi de siempre y todo era su culpa.
Deseó partirse la cabeza contra una pared de concreto más de una vez.
Pero ahora que sabía que era su culpa. Ahora que tenía conocimiento del daño que había ocasionado por tan solo por ser egoísta, impulsivo y dejarse llevar por su mitad demoníaca, que su otra mitad humana no había podido controlar; tomó una decisión.
Se alejaría...
No volvería y le dejaría en paz por una vez, aunque aquello le costara su existencia. Era lo que debía hacer.
Lo miró por última vez, tratando de memorizar cada uno de sus rasgos, pensando en que no volvería a espiarlo, porque sabía que si lo tenía cerca, volvería a pasar lo que hoy y por nada del mundo volvería a cometer el mismo error con SU rubio...
Hoy sería la última vez que vería a Min Yoon Gi. El pequeño humano rubio que había logrado entrar en su casi inexistente corazón.
-- Adiós Yoon Gi...
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¿Y que puedo decirles?
El YOONMIN-JIMSU me puede y no pude evitar hacer una adaptación de mi propio fic a esta pareja ah jsjsj
¡Los amo! ❤
ARMY_KAWAII987
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