Cap 2. Nuevos vecinos.
9:34 am
No he dormido ni 8 horas. No tengo que ir a clase así que puedo dormir hasta más tarde, pero un horrendo ruido me despierta. Me froto los ojos con las manos y poco a poco los abro. Me siento en la cama y estiro los músculos para desperezarme.
La puerta de mi habitación se abre y de detrás de ella aparece Dyl. Tiene todo el pijama revuelto y una carita de sueño adorable.
-Buenos días, cariño- le digo dulcemente.
-Hola- dice. Dyl es muy pequeño, todavía no sabe decir muchas cosas.
Se acerca a la cama e intenta subir él solo pero no puede. Lo ayudo a subir y cuando está arriba me abraza. Le correspondo el abrazo y le dejo un beso en la cabeza.
Me levanto de la cama con Dyl en brazos. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras. Cruzo la sala de estar hasta llegar al comedor y abro la puerta para entrar a la cocina. Entro a la cocina y veo una nota amarilla en la nevera.
Tu padre y yo nos hemos ido a trabajar. Volveremos tarde. No nos esperéis para cenar. Cuida de tu hermano.
De: Mamá
Cada día me dejan una nota diciendo lo mismo pero con distintas palabras. Cojo la nota y la arrugo. La tiro a la basura. Dejo a Dyl sentado en la encimera y me pongo a hacer el desayuno.
Abro la nevera y saco un poco de fruta. Plátano, manzana, pera... Las lavo, pelo y las corto a trocitos adecuados para que Dyl no se ahogue. Pongo toda la fruta en un bol pequeño y salgo de la cocina. Pongo el bol encima de la mesa del comedor y vuelvo a la cocina. Vuelvo a la nevera y saco la leche. La sirvo en un vaso que llevo al comedor. Dejo el vaso al lado del bol.
Cojo a Dyl y lo llevo al comedor. Lo siento en la trona. Acerco la trona a la mesa para que pueda llegar a la comida. Le doy un tenedor pequeño y comienza a comer. Saco mi móvil del bolsillo y le pongo un capítulo de los Teletubbies. Dejo el móvil apoyado en un jarrón de flores que hay en medio de la mesa.
Mientras Dyl desayuna yo me preparo mi comida. Me hago lo mismo que le he hecho a él. Me siento a su lado y me pongo a desayunar.
El mismo sonido que me ha despertado vuelve a sonar. Presto atención y a los segundos otra vez el mismo sonido. Viene de fuera. Dejo mi desayuno a medias y a Dyl en la trona. Solo será un par de minutos, no le pasará nada.
Vuelvo a cruzar la sala de estar. Cuando llego a la entrada me pongo mis converse y una chaqueta larga para tapar el pijama. Abro la puerta y salgo.
Hay un camión delante de la casa de al lado. La del balcón de anoche. El ruido es a causa de que están sacando todos los muebles. Intento ver a los nuevos propietarios, pero solo veo a los trabajadores bajando los muebles del camión.
Me acuerdo de que he dejado a Dyl solo en el comedor y vuelvo a entrar. Dejo la chaqueta y las zapatillas y voy al comedor. Cuando llego Dyl ya ha acabado de desayunar. Lo bajo de la trona y se va corriendo a la sala de estar, donde tiene todos sus juguetes.
Cuando acabo de desayunar lavo todos los cubiertos que hemos utilizado. Salgo de la cocina y voy a la sala de estar para ver cómo está Dyl. Sigue jugando.
-Dyl- le llamo y se gira a mirarme.- Voy arriba- le digo señalando al techo con el dedo índice.- No te muevas de aquí. Sigue jugando, ¿vale?- él asiente enérgicamente con la cabeza.
Me acerco a él y le doy un beso en la frente y salgo de la sala de estar. Subo las escaleras y me voy a mi habitación. Abro el armario y cojo algo de ropa. Me la llevo al baño. Es hora de una ducha.
Enciendo el agua, pero la pongo fría. Hace mucha calor como para darse una ducha con agua caliente. Me desvisto y me meto bajo el agua. Al principio me aparto, ya que está muy fría, pero poco a poco me voy acostumbrando.
Acabo de ducharme en menos de 5 minutos. No puedo permitirme más tiempo, tengo que vigilar a Dyl. Me seco el cuerpo y me pongo la ropa. He escogido unos shorts azul claro y una camiseta, de manga corta, amarilla.
Recojo todo lo del baño y salgo. Bajo con la ropa sucia en la mano. Paso por al lado de Dyl, quien sigue jugando. Entro en la cocina y abro la puerta de la pequeña habitación de la colada. Dejo la ropa en la cesta y salgo.
Me voy con Dyl y me pongo a jugar con él. Dyl es un amor. Nunca se enfada y llora muy poco. Me lo ha puesto muy fácil durante estos años.
Lo malo es que por culpa de que mis padres nunca se hacen cargo de él yo no tengo vida social. Sí que tengo amigos, o sea Natasha y Jack, pero nunca puedo quedar con ellos. Solo nos veíamos en clase. Y durante las vacaciones suelen venir algunos días a mi casa porque si no no me ven.
Mientras juego con Dyl mi móvil suena. Natasha me está llamando.
-Hola- contestó sin dejar de jugar con mi hermano.
-¡Hey!- gritan Jack y ella a la vez.-¿Qué haces?
-Estoy jugando con Dyl- digo y le acerco el móvil a la oreja a Dyl.- Diles hola a los titos- le digo a Dyl. Natasha y Jack que proclamaron sus tíos hace un año más o menos.
-Hola, titos- dice con mala pronunciación. Dyl se aprendió rápido el mote.
-Hola- dicen ellos. Vuelvo a poner el móvil en mi oreja.
-¿Qué queríais?- les pregunto.
-Vamos a ir a por unos helados y después a tu casa. ¿Quieres que te llevemos uno?
-Sí, por favor.
-¿Qué quieres?
-Una tarrina mediana de Nata.
-Genial. En 10 minutos estamos ahí- dice Jack.
-Espera- les digo antes de que cuelguen.
-¿Qué?- pregunta Natasha.
-¿Le podéis traer una pequeña de chocolate a Dyl, por favor? Después os lo pago todo.
-Claro- dice Jack.
-Y no hace falta que nos pagues- dice Natasha.
-Sí hace fal...- me interrumpen.
-Chao- dicen los dos a la vez y cuelgan.
Vuelvo a mirar a Dyl quien parece cansado. Lo cojo en brazos y lo subo a su habitación. Lo tumbo en su camita y lo tapo un poco con sus sábanas de Mickey Mouse.
-Descansa un poco cariño- le digo y le doy un beso en la cabeza. Él sonríe con los ojos cerrados.
Salgo de su habitación y cierro la puerta intentando no hacer ruido.
<<Ding-Dong>> Bajo las escaleras y abro la puerta principal.
-¡Hola!- gritan los dos.
-Shh- les mando callar.- Dyl está durmiendo.
-Perdón- se disculpan.
-¿Y qué hacemos con su helado?- me pregunta Jack dándome el helado de Dyl.
-Lo meteré en el congelador.
Me llevo el helado de chocolate a la cocina y lo guardo en la parte baja de la nevera, que es un congelador. Cuando vuelvo con ellos, ya están tumbados en el sofá y han puesto la tele.
-Toma el tuyo- dice Jack dándome mi helado.
-Gracias. ¿Cuánto os debo?
-Nada- dicen los dos.
-Siempre que venís me traéis algo y nunca me dejáis pagároslo. Al menos dejarme pagar esto.
-No- dice Natasha sin apartar la mirada de la tele.
-Valeee- me rindo.
Nos pasamos toda la tarde hablando de mil cosas distintas. Nos ponemos a jugar al monopoli mientras seguimos hablando.
-Tata- dice alguien detrás mío. Me giro y veo a Dyl.
-Hola, cariño. Mira quien ha venido a verte. Los titos- le digo y al verlos sonríe ampliamente.
Corre hacia Natasha y salta para que ella la coja. Ella lo hace y le abraza fuertemente. Natasha es la favorita de los dos para Dyl. Pero es normal, ya que se parecen mucho. Los dos son muy energéticos y no paran quietos. Pero nunca se enfadan ni hacen nada malo.
-Yo ya ni existo- dice Jack dramatizando.
-Tito- dice Dyl corriendo hacia él.
-No, ya no- dice Jack cruzándose de brazos. Dyl pone carita de cachorrito y hace que llora.- No, no llores, ven aquí- dice abriendo los brazos. Dyl sonríe y le abraza.
Dyl se pone a jugar con sus juguetes y ellos se ponen a jugar con él.
-¿Nuevos vecinos, no?- dice Jack.
-Por lo que veo sí- les digo.
-¿Ya los has visto?- me pregunta Natasha.
-No, solo he visto a los trabajadores.
-Nosotros hemos visto a unos padres con un niño pequeño- dice Jack.
-Dyl tendrá un amigo- digo feliz.
-No es tan pequeño, tendrá unos 8 años más o menos- dice Jack.
-Oh- digo.- Bueno son niños, las edades no importan para jugar.
Los chicos se quedaron a comer. Comimos pollo a la plancha con patatas que hicimos Jack y yo. Después de comer Dyl se puso a jugar otra vez y nos pusimos a jugar con él.
Seguimos jugando hasta que se hizo tarde y Natasha y Jack se fueron. Dyl se puedo triste cuando se fueron. Les quiere mucho y eso me pone feliz.
Me agacho a su altura y le digo: -Tranquilo, volverán otro día. Además, ya están de vacaciones ahora tendrán más tiempo libre para venir a verte.
Parece que eso le ha alegrado, ya que se pone a saltar en el sofá.
-Baja de ahí, que te vas a hacer daño- como siempre me hace caso y se baja.- Vamos a cenar.
-Siii-dice y se va corriendo hacia la cocina. Yo voy detrás de él pero caminando.
Cuando estamos en la cocina saco de la nevera el pollo que ha sobrado de la comida. Y lo pongo en dos platos con un poco de lechuga. Pongo los platos en la mesa del comedor y siento a Dyl en la trona.
Después de cenar limpio los platos y bajo a Dyl de la trona. Miro el reloj que hay en la pared.
9:00 pm
-Dyl a bañarse- le digo y pone una cara de horror.- No pongas esa cara que no es tan malo.
-No, quiedo- pronuncia mal. Lo cojo en brazos y los subo hasta el baño. A Dyl no le gusta bañarse, nunca le ha gustado mucho el agua.
Lo siento en el bidé y enciendo el agua. Mientras la bañera se llena le quito la ropita. Cuando ya hay agua suficiente y en la temperatura adecuada meto a Dyl en la bañera.
Abro un cajón que hay al lado de la ducha y saco unos juguetes para que se entretenga. Se pone a jugar y se le va la cara de horror. Jugamos un rato y después me pongo a enjabonarlo mientras él sigue jugando. Le quito todo el jabón.
Lo saco de la bañera y lo pongo de pie encima de la alfombra. Cojo su pequeño albornoz y lo envuelvo con él. Quito el tapón de la bañera y el agua se va. Cojo a Dyl en brazos y lo llevo a su habitación, que está al lado.
Abro su cómoda y saco unos calzoncillos de Bob Esponja. Voy a su armario y agarro un pijama limpio de Mickey. Me voy a donde está él y le pongo toda la ropa.
-Hora de dormir- le digo y él se mete en su cama. Como es baja se puede subir él solito.-¿Quieres que te cuente un cuento?- él asiente con la cabeza.-¿Cuál quieres?
-Capelucita- dice. Yo le empiezo a contar el cuento de la Caperucita Roja y antes de acabar ya se ha quedado dormido.
Le doy un beso en la frente y lo tapo con las sábanas. Cojo el albornoz que he dejado en el suelo y salgo. Voy al baño recojo los juguetes y los dejo en su lugar. Después cojo su ropa sucia y junto con el albornoz lo dejo en la cesta de ropa sucia en la habitación de la colada.
Apago todas las luces de la planta baja y subo a mi habitación. Me quito la ropa y me pongo mi pijama. Apago la luz y me tumbo en la cama para dormir.
Como siempre me paso horas y horas intentando dormir pero no puedo. Escucho la puerta principal y miro el reloj de mi mesita de noche.
12:34 am
A los minutos escucho como mis padres entran a su habitación. Como de costumbre ni saludan.
Doy vueltas y más vueltas en la cama y el sueño no viene a mí. Decido levantarme y sentarme en la esquina de la cama. Cada noche lo mismo.
Me levanto y me voy a la ventana. La abro y salgo. Me apoyo en la barandilla y miro al cielo. La luz de la habitación de enfrente se enciende y eso llama mi atención. Miro hacia esa habitación y veo a un chico sentado en su cama de espaldas a mí.
Por lo que veo debe tener más o menos mi misma edad. De repente se gira e inmediatamente aparto mi mirada de nuevo al cielo.
-Hola- me dice y fijo la mirada en él. Ha salido a su balcón. Es muy guapo y su sonrisa es contagiosa.
-Hola-le digo sonriente.
-¿Tú tampoco puedes dormir?- me dice y niego con la cabeza.-Yo tampoco.
Su puerta se abre y le señalo detrás de él con la cabeza. Él se gira y ve a la persona que ha entrado. Es un niño pequeño, de unos 8 años. Es el niño que ha visto Jack y Natasha esta tarde. El chico se gira y me sonríe.
-Me tengo que ir- me dice.- Buenas noches- dice sonriente.
-Buenas noches- le digo de igual manera.
Él vuelve a entrar a su habitación y cierra las cortinas. Yo entro a la mía y hago lo mismo con las cortinas. Me vuelvo a tumbar en la cama. Pasan las horas hasta que al final me consigo dormir.
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