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Capítulo 4

Entro a la cocina del restaurante con la bandeja en la mano, cojo los platos sucios que hay sobre ella y los dejo en la meseta.

-La orden de la mesa dos ya está lista. -anuncia Jerry y me dirijo hacia los platos servidos recién sacados del horno. Desprenden un delicioso aroma mientras los coloco uno a uno en la bandeja, con cuidado para que no se me caigan ninguno al suelo.

Salgo de la cocina y me adentro en la sala donde están todas las mesas de lujo y los clientes sentados en ellas. Me dirijo a la mesa dos la cual no era la que me tocaba a mí, pero de igual manera la tomé porque Lara está atendiendo otras personas.

Al acercarme a la mesa dos, me doy cuenta de que se trataba de un grupo de amigas. Había una rubia hermosa, una trigueña que parecía estar muriéndose de risa, una morena que tomaba café con una sonrisa en sus labios, y la cuarta integrante del grupo no estaba muy clara al principio, pero conforme me acerqué, pude reconocerla.

Al llegar a la mesa, dejé los platillos y la chica, al notar mi presencia, me miró con una sonrisa.

-¡Hola, Hayla! ¿Cómo estás?-me preguntó Ari, la hija menor de los Rabell. Sí, así es, Ariana Rabell, la hija menor de los Rabell y la más amigable de todos. Aún me cuesta creer que sea hermana de aquel idiota.

-Estoy bien, señorita -respondí. La sonrisa de Ari desapareció y su rostro mostró cansancio.

-¿Cuántas veces te he dicho que no me llames señorita ni uses formalidades? Somos amigas-me dijo ella, recuperando la sonrisa.

Realmente considero a Ari como una amiga. Siempre me ha tratado con cariño; de niñas solíamos jugar juntas y a veces salimos juntas a algunas fiestas a las que me invita.

—Vale, Ari—se ilumina el rostro al ver que no he utilizado formalidades.

-¡Ah! Permíteme presentarte, chicas, ella es Hayla- me presenta Ari, y las chicas asienten.-Ya les he hablado de ella.

-Espero que cosas buenas-menciono, y todas reímos.

-Y ellas son Maya, Chloe y Eilen.- presenta a cada una de sus amigas. La verdad es que ya las había visto en algunas de las fiestas de Ari, pero nunca había tenido la oportunidad de intercambiar palabras con ellas.

-Hola, Hayla. No te preocupes, todas las cosas que hemos escuchado de ti son buenas- expresa la trigueña, Maya.

-Oye- interviene la rubia, Eilen, y todas volteamos a verla-¿Por qué no sales de fiesta el sábado con nosotras por la noche?.

-¡Oh, sí! Sería una excelente idea, Hayla-dice Ari emocionada.

-Lo siento, pero ya tengo planes con Carly para el sábado por la noche - intento explicar, pero Ari me interrumpe antes de que termine la frase.

-No importa, dile a Carly que también puede venir, es muy extrovertida y me cae muy bien-insiste Ari.

-Está bien... Voy a proponérselo y luego les aviso, ¿vale?- respondo, y las chicas asienten.-Bueno, continúo.

-Hayla, espera- me detiene Ari antes de que me vaya-Tu turno termina en unos minutos, ¿quieres que te espere? Las chicas se van cuando terminen y podemos ir juntas a casa.

-Me parece bien, solo que tengo que devolver unos libros a la biblioteca de un amigo-le informo.

-Está bien, nos vemos en el estacionamiento entonces-me dice ella, a lo que asiento con la cabeza.

-De acuerdo-respondo antes de comenzar a caminar alrededor de las mesas del restaurante.
         
                       《《♡》》

Desato la goma que sujetaba mi cabello en una coleta, dejando que este caiga como una cascada sobre mis hombros. Abro la puerta de servicio y salgo al estacionamiento, caminando entre los lujosos autos antes de ver a Ari recostada en el capó de su Mercedes-Maybach Exelero, concentrada en su teléfono. Al acercarme, levanta la vista notando mi presencia.

-Disculpa si me tardé mucho-me disculpo con ella.

-No pasa nada, Hayla -responde guardando su teléfono en el bolso y mirándome de nuevo.

-¿Nos vamos?- le pregunto y ella asiente, dirigiéndose hacia el auto. Justo cuando estoy a punto de hacer lo mismo, escucho el ruido de una moto detrás de mí.

Volteo rápidamente para ver quién es, acomodando mi cabello detrás de la oreja para poder identificar a la persona. Reconozco a Zack cuando habla.

-Eh, Spellman, ¿te llevo?- sonrío al ver a Zack sobre la moto, luciendo una chaqueta negra que le sienta muy bien y una sonrisa que hace suspirar a más de una.

Mientras reflexiono sobre la propuesta de Zack, me giro para ver a Ari a través del cristal del auto. Ella me sonríe con picardía y asiente con la cabeza, indicándome que acepte. Sin embargo, actúo de forma contraria a lo esperado.

-Zack, creo que tendrá que ser en otra ocasión. Ya tengo planes con una amiga- le digo- notando su expresión de decepción. A pesar de ello, mantiene una sonrisa en su rostro. Volteo hacia Ari, quien me mira con reproche por mi respuesta, pero yo simplemente le devuelvo una sonrisa inocente.

-Bueno, será para la próxima ¿verdad?- comenta Zack, pasando su lengua por los labios en un gesto que me deja sin palabras.

-Sí, claro- logro articular mientras lo veo arrancar el motor de la moto y despedirse con una última mirada.

-¡Hasta mañana, Hayla!-se despide, guiñándome un ojo, lo que provoca que ría con las mejillas sonrojadas.

-Hasta mañana, Zack-me despido también, observando cómo la moto se aleja rápidamente.

Dejo ir un poco de aire y me dirijo hacia la puerta del Mercedes-Maybach Exelero. La abro y entro al coche. La verdad es que no me sorprende tanto el lujo del auto, ya que me he montado otras veces en él.

-¿Quién es ese tipo? ¿Y por qué diablos no aceptaste que te llevara? -me dice Ari, alterada.

-Se llama Zack, es un compañero de trabajo. No acepté porque me voy contigo, no sé si lo recuerdas -le digo, y su cara es un poema, tanto que no puedo evitar reír.

-Y eso, ¿qué más da? Rechazaste la propuesta de llevarte a casa de semejante bombón -afirma ella.

-Ari, Zack y yo solo somos compañeros de trabajo -digo, obviamente. Ella rueda los ojos.

-¿En serio, Hayla? Se ve claramente que a ese chico le gustas y que tú tampoco le eres indiferente.

-Bueno, tal vez así sea, pero ahora no estoy para nada.

Ella exhala frustrada, enciende el motor del auto y yo recuesto mi cabeza en la ventana.

-Y... ¿qué es lo que hace en el restaurante? -pregunta Ari nuevamente.

-Es uno de los chefs -digo, mirando hacia fuera del auto.

-Bueno... Dicen que a veces a las mujeres se les conquista a través del estómago - vuelvo para verla y me sonríe.

-¿No era eso para los hombres? -Pregunto confundida.

-Sí, pero igual, nosotras somos mujeres empoderadas, y también se nos puede conquistar a través del estómago -río negando con la cabeza frente a las ocurrencias de Ari. La verdad es que siempre tiene algo que decir.

---

Entro en la biblioteca de Luka, con Ari observando todo el lugar a mi lado.

-Oye, la verdad es que no entiendo por qué tienes que venir aquí si en la casa tenemos una biblioteca enorme y puedes elegir el libro que quieras -dice ella acercándose a uno de los estantes de libros, mientras que yo me centro en buscar a Luka.

-Es la biblioteca del padre de un amigo y de vez en cuando me presta algunos libros para leer... ¡Luka! -Lo llamo mientras me acerco al mostrador.

-Aquí estoy -observo cómo sale debajo del mostrador con unos libros en la mano- ¡Oh, Hayla! -dice cuando se da cuenta de que soy yo, dejando los libros a un lado.

-¿Cómo estás, Hayla y... -dice mientras me acerco, pero se queda a media frase mirando a un punto fijo por encima de mi hombro.

Volteo hacia atrás y me doy cuenta de que a quien está observando es a Ari, pero lo que me sorprende es que ella lo está viendo de la misma manera.

-Emm... Hola -dice Ari, con notables nervios en la voz.

Volteo a ver a Luka, quien abre la boca varias veces para hablar, pero al parecer no le salen las palabras. ¿Pero qué pasa aquí?

-¿Cómo estás, Ariana? -habla Luka al fin, y yo abro los ojos, observando a Ari confundida.

-Espera... ¿Qué? ¿Se conocen? -replico, mirando a ambos, sin entender qué pasa.

-Ariana... y yo nos conocimos en...-Luka intenta explicar.

-Una fiesta -volteo a ver a Ari cuando termina la frase - y bailamos, tomamos y...

Ah, ya entiendo por dónde va todo esto.

-En otras palabras, follaron -digo, mientras volteo a ver a los dos. Ari está mirando el suelo con los cachetes rojos y Luka mira el techo con una sonrisa de "yo no fui".

-Vamos, entonces follaron y ahora pasan trabajando para decirse un simple hola. -digo, riendo, porque con la reacción de los dos, es imposible no reír.

La verdad me sorprende un poco que hayan estado juntos y más porque Ari tiene pareja. Pero no soy nadie para reprocharle algo.

-No es eso, es que pensé que nunca más lo volvería a ver -dice Ari, sin despegar sus ojos de Luka.

- Pues yo no pensaba así, todo lo contrario. Creo que Dios no nos privaría de un encuentro tan efusivo -dice él, pasándose la lengua por los labios, observando de arriba abajo a Ari, quien alza las cejas alarmada y se remueve incómoda.-Y creo que no me equivoqué.

Estos dos lo que necesitan es una segunda ronda...

-Bueno, yo he venido a devolver los libros que me prestaste -me acerco al mostrador y dejo los tres libros que saco de mi bolso sobre él- Me parece que ya es hora de irnos, ¿no creen?

-Sí, yo también lo pienso.- menciona Ari, sin dejar de mirar a Luka.

Definitivamente, necesitan encontrarse de nuevo para liberar esa tensión acumulada.

Nos despedimos de Luka y salimos de la biblioteca.

-Hayla, por favor, no digas nada sobre Luka. Estaba borracha y... -me pide y vuelvo a mirarla.

-Ari, no tienes ni que pedírmelo. Jamás revelaría tu intimidad -afirmo.

-Sí, lo sé, pero igual, debo prevenir. No se que pasaría si esto llega a oídos de Luciano... -empieza a decir.

-Lo que no entiendo es por qué no has terminado con él, Ari.

-Es complicado, Hayla. Luciano es mi novio desde hace cinco años y mis padres lo adoran, sobre todo mi madre -hago una mueca de disgusto al oír que menciona a la señora.

-Ahí es donde debes preguntarte ¿Estás con Luciano porque lo quieres o solo para complacer a tus padres? -ella se queda pensando un momento en lo que digo-. No hay mucho que pensar, acabas de responderte con lo que has dicho antes.

Caminamos hacia el coche y seguimos hablando una vez dentro.

-No lo sé, Hayla. Lo quiero, claro que lo quiero, y no sabes lo mal que me siento por haberlo engañado. Pero por otro lado, me alegro porque he hecho lo que me apetecía.

Sonrío al recordar que lo que le apetecía era Luka.

-¿Y Luka te gusta? -no puedo evitar preguntar, viendo cómo sus mejillas se sonrojan.

-Luka fue solo una noche -dice riendo.

-No creo que haya sido solo una noche -comento. Ari me mira confundida.

-¿Por qué no lo crees?

-Porque vi la química entre ustedes. Se nota que Luka está loco por ti y tú no le eres indiferente -sus mejillas se sonrojan aún más.

-Son imaginaciones tuyas, Hayla. No niego que Luka me gusta, pero lo que pasó entre nosotros no volverá a ocurrir.

-Vale, entiendo -digo. Ella enciende el motor del coche y empezamos a conducir.

                             ***

Mientras trato de resolver unos ejercicios de matemáticas de la universidad, veo por la ventana de la cocina cómo las rejas de la entrada principal de la mansión se abren para dar paso a un lujoso auto. Seguramente los Rabell tienen visita.

Sigo concentrada en mi trabajo cuando Sasha entra a la cocina, desconectando la licuadora y vertiendo el contenido en un vaso de cristal. Rápidamente, lo coloca a un lado para comenzar a cortar las verduras. Se pasa el dorso de la muñeca por la frente, ya que una gota de sudor corre por su rostro.

-¿Necesitas ayuda?- le pregunto, notando que parece agotada.

Escucho cómo un jadeo escapa de su boca y observo cómo algunas gotas de color carmesí caen al suelo. Se ha cortado con el cuchillo.

-¡Dios mío! ¿Estás bien, Sasha?-me levanto del asiento para socorrerla, y ella, sin pensarlo, abre el grifo del fregadero, metiendo las manos debajo del chorro de agua.

-Hayla, estoy bien. Solo fue una cortada insignificante -dice ella, apretando la herida para que no derrame más sangre-. Solo trae el botiquín de primeros auxilios.

Voy sin pensarlo al estante donde siempre ha estado el botiquín, abro la gaveta y cojo el pequeño bolso blanco para después volver a donde está Sasha.

-Hayla, ¿me podrías hacer un favor? -dice ella, abriendo el botiquín.

-Sí, dime -le digo.

-¿Podrías llevarle el jugo de fresa que está ahí encima de la mesa al señor Magnus al gimnasio? -trago grueso al escuchar su nombre. ¿Es en serio? ¿No podría ser otra cosa?- Es que sabes el genio que se carga y si...

-Vale, lo haré -digo interrumpiendo-. Ahora vuelvo.

Tomo la bandeja que tiene el vaso con el contenido y camino, saliendo de la cocina, para adentrarme en los pasillos de la mansión. Entro en la sala principal y me doy cuenta de que todos están en la sala de visitas, por las risas y cuchicheos. Camino por las escaleras para llegar a la segunda planta de la mansión, no se escucha nada. Esta parte de la casa está solitaria. Doblo a la izquierda, dirigiéndome a la cuarta puerta del pasillo. Cuando estoy al frente de esta, me doy cuenta de que está entreabierta.

Observo por la ranura y el aire se me atasca en los pulmones cuando veo la figura que está dentro de la habitación, su espalda ancha al descubierto, sus músculos contrayéndose a medida que va bajando y subiendo la pesa, sus perfectos glúteos cubiertos por el pantalón que lleva puesto. Me inclino un poco más hacia delante, adentrándome en la habitación. Sin darme cuenta, empiezo a morder mi labio inferior y un sinfín de pensamientos sucios se me vienen a la cabeza.

-¿Vas a entrar? ¿O me giro para que también escanees lo que hay entre mis piernas?- suelto mi labio de inmediato y trago grueso al escucharlo. ¿Sabía que yo estaba aquí? ¡Joder, qué vergüenza!

Camino dando pequeños pasos hasta adentrarme completamente en la habitación. Él está aún de espaldas, a unos dos metros de mí.

-Por si no te has dado cuanta, tu figura se refleja en el espejo-al escucharlo decir eso, analizo toda la habitación percatándome de que hay un gran espejo en una de las paredes, donde se observa perfectamente la entrada del gimnasio. Mi vergüenza aumenta.

-¿Por qué tardaron tanto? -pregunta sin girarse y yo siento un nudo en la garganta antes de responder.

-Sasha tuvo un inconveniente y tuve que ocupar su lugar- digo y de repente me sobresalto cuando él deja caer la pesa al suelo.

-Entonces fue tu culpa el retraso- levanto la mirada para verlo, ya se había volteado para verme- No me agrada que se retrasen con lo que le pido, Hayla.

Dice con un tono intimidante, pero a mí no me importa, lo único que hago es evaluar su cuerpo sudoroso, su pecho musculoso, su abdomen bien definidos, mi mirada va bajando y sin pensarlo paso la lengua por mis labios al observar la línea en V y el gran bulto que tiene entre las piernas.

Él disminuye la distancia entre nosotros, así que levanto la mirada para encontrarme con sus ojos. Me doy cuenta de lo que he hecho, de cómo lo estoy observando y aparto la mirada, sintiendo cómo su mano sujeta mi mentón obligándome a posar mis ojos en los suyos nuevamente.

-Esos no son pensamientos dignos de una mujer decente- trago saliva al escucharlo, mi corazón comienza a latir rápido cuando el gris polarizado se fija en mis labios para luego volver a mí.

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