Capítulo 15
Hayla:
A algunas personas no les gusta la idea de perderse en un centro comercial sola lleno de gente a su alrededor, sin saber que sitio visitar primero. A lo mejor prefieren la compañía de amigos, familiares o tal vez sus parejas. Pero, yo en cambio, disfruto de la aventura de explorar cada piso y descubrir todas las opciones que ofrece éste lugar sola. Hoy, precisamente, me encuentro en medio de ese laberinto de mármol, buscando el regalo perfecto para Ari.
Su cumpleaños es el viernes y quiero obsequiarle algo que realmente le guste. Siempre ha sido muy detallista conmigo, tanto en mis cumpleaños como en otras ocasiones especiales. Aunque no puedo regalarle un collar de diamantes o un bolso de marca de lujo, siempre intento regalarle algo bonito y que pueda conservar.
Mis pies me conducen hacia las escaleras automáticas, subiendo al segundo piso. Encontrándome allí, me dirijo a mi joyería favorita, es donde casí siempre compro todos mis accesorios. Tras cruzar las puertas, mis ojos divisan los brillantes estantes de cristal que albergan las joyas. La tienda está dividida en tres secciones, la de los anillos, otra para los pendientes y, por último, pulseras y collares.
Observo cada elemento con detenimiento, hasta que finalmente encuentro el regalo perfecto, unos pendientes. Sé que a Ari no le gustan las piezas demasiado grandes, por lo que opté por unos que tienen un hermoso cisne bañado en perlas blancas, acompañado de un collar sencillo que hace juego y también lleva un pequeño cisne cómo dije.
Estoy segura de que le encantará este regalo, ya que es simple y elegante, al igual que ella.
Hace una semana hubiera salido a buscar ropa nueva, pero con todo lo que Magnus me regaló hace cinco días, mi closed está abarrotado de prendas. Así que, después de salir de la joyería, me dirigo a la zona de cafeterías con el estómago rugiendo. Desde la mañana no había probado bocado y la vista de los deliciosos pasteles y donas en la vitrina me hizo babear.
Busqué en mi bolso el dinero para comprar una dona de chocolate con relleno de chocolate blanco y chispas de colores. Una vez que me atendieron, tomé la dona con satisfacción y...
-Hayla - escuché una voz familiar.
Volteé y allí estaba Zack, a unos pocos metros de distancia. A su lado iba una niña, al observarla detenidamente, reconocí a su hermana pequeña, la que me había mostrado en una foto en la cafetería. Era aún más linda en persona.
-Zack, hola. - lo saludé mientras se acercaban.
Sentí un poco de nervios al encontrarlo. Esta semana no habíamos pasado tiempo juntos, aunque nos vemos casi todos los días en el trabajo, no habíamos vuelto a salir. Últimamente he estado muy distraída, con una cierta persona que no deja de rondar mis pensamientos.
-Qué bueno encontrarte por aquí. - su rostro se iluminó con una sonrisa. - Hayla, ella es Lyli, mi hermana. Lyli, ella es Hayla, una amiga del trabajo.
Lyli me miró con el ceño fruncido, como si estuviera confundida.
-¿No es tu novia?- habló la hermana de Zack por primera vez, y no pude evitar reír. No solo por la pregunta, sino también por su vocecita tan aguda. -Ella es la chica con la que tanto hablas por teléfono.
-Todavía no podemos darle ese término. Somos amigos- mis mejillas se calentaron al oír la respuesta de Zack.
-¿Entonces son amigos que se gustan?- el chico soltó una carcajada, que yo no pude evitar seguir.
-Dejemos esta charla para después, ¿sí, pequeña?- intentó evadir la pregunta, mientras me miraba fijamente. -Vas a espantarme a la chica- le susurró a Lyli.
-Creo que me agradas. Además, te gustan las donas de chocolate- señaló la que tenía en mi mano. -A mí también me gustan, son mis preferidas.
-Tenemos algo en común entonces, pequeña- le respondí amablemente.
-¿Hermano, podrías comprarme una?- le pidió a Zack con ojos de cachorro, haciendo un puchero que la hacía ver adorable.
Después de que él le comprara la dona a Lyli, nos sentamos en una mesa de la cafetería y comenzamos a charlar. Lyli era una niña encantadora, y a cada rato mencionaba comentarios que nos hacían reír. <<Le dije a mi hermano que me trajera a ver la película de Miraculous: Las aventuras de Ladybug, la van a poner hoy en el cine. ¿A ti te gusta Las aventuras de Ladybug?>> me interrogó.
<<Me encanta, es uno de mis animados favoritos. Aunque prefiero a Cat Noir>> expuse, y sus ojitos se iluminaron.
<<¡Qué bien! A mí también me gusta mucho, mucho Cat Noir. Oye, podrías venir a ver la película con nosotros, ¿cierto, Zack?>> volteó hacia su hermano con emoción.
Y así fue como terminé en la oscuridad del cine, comiendo palomitas junto a Zack, mientras la pantalla gigante proyectaba las imágenes de Marinette quitándose la máscara y revelando su rostro ante Adrien.
Al salir del cine, nos adentramos en la multitud que comentaba entusiasmada la película, deseando volver a verla.
-La peli estuvo increíble- parlotea Lyli con entusiasmo. -Es la segunda vez que la veo, pero me encantó de nuevo. ¿A ustedes no les gustó?.
-Al igual que tú, ya la había visto, pero me agradó volver a verla contigo y con tu hermano- expuse.
-Pues, deberías venir a casa para ver más películas con nosotros- me propuso con una sonrisa.
Mis labios se curvaron ante su invitación.
-Bueno, ahora no puedo ir porque estoy ocupada el resto del día, pero te aseguro que voy a cuadrar con tu hermano para ir a tu casa y ver películas juntas.
-¡Vale, genial!- exclamó ella, apuntándome con el dedo. -Pero no se te olvide.
-Claro que no, pequeña. Vamos a ver todas las películas que quieras ese día- le aseguré.
Lyli le pidió a Zack que le comprara un algodón de azúcar en un carrito afuera del centro comercial, dejándonos a él y a mí solos por un momento.
-Tu hermana es encantadora.- comenté, observándola hacer fila para comprar su dulce.
-Sí, es increíble. Ella es lo único que tengo.- mi mirada se trasladó hasta Zack que poseía una expresión nostálgica en los ojos.
En ese instante, mi mente se llenó de imágenes de la dura vida que debió haber tenido. A pesar de todos los obstáculos, se había convertido en un chico increíble, con ganas de superarse y darle un mejor futuro a su hermana pequeña. No podía imaginar la tristeza de haber perdido a sus padres tan joven y hacerse cargo de una niña, criarla, cuidarla, ser un padre para ella. El mío murió cuando apenas entraba en la adolescencia y de no ser por mi madre, no habría sabido qué hacer con mi vida. Él, en cambio, lo perdió todo y estaba ahí, de pie, luchando, dándolo todo por Lyli.
-Tengo que darle las gracias, de no ser por ella no te hubieras quedado con nosotros a ver la película y ahora no estaríamos aquí, conversando- continuó Zack.
-Sí, la verdad es que no podría resistirme a una propuesta para ir al cine a ver Las aventuras de Ladybug, y al parecer tú tampoco- articulé entre risas.
-Siempre me pide que la traiga a ver películas animadas al cine, no puedo decirle que no.
-Eres un hermano increíble- declaré con admiración.
-Solo trato de que tenga una vida plena o al menos lo más alegre posible.
-Lo dicho, "Eres un hermano increíble"- repetí y ambos reímos.
-Oye, lo que le dijiste a Lyli de ir a la casa a ver películas, no es necesario que lo hagas. Sé que estás muy atareada con el trabajo y la universidad, puedo hablar con ella y decirle que...- no dejé que continuara
-Zack, no te preocupes, en serio me encantaría ir a visitarla; me cayó muy bien tu hermana- él suspiró con alivio.
-Creo que tú también a ella- musitó.
♡☆♡☆♡
Otro día más en la mansión Rabell, y me encontraba camino al escritorio del señor Ierek para llevarle unos documentos que había dejado en la oficina.
Mis pies se desplazan por el suelo hacia la sala principal, donde mis oídos captaron unos murmullos que se fueron transformando en frases completas a medida que me acercaba.
-Mamá, te he dicho que quiero organizar mi fiesta yo misma.- capté la voz de Ari.
-Ariana, no puedes ser tan egoísta. Piensa en tu madre. ¿Qué dirá la gente de mí cuando se enteren de que es tu cumpleaños, hiciste una fiesta y no los invitaste?- apareció doña Leticia en mi campo de visión.
-No me importa lo que piense la gente, mamá. ¡Por el amor de Dios, es mi fiesta! La organizo como quiera.
-Ariana, no me vas a poner en esa situacióntan tan bochornosa. No voy a ser la comidilla de la sociedad, así que acóplate a lo que he planeado para la fiesta.
-Leticia...- el señor Alex intentó intervenir, pero su esposa no le hizo caso.
-No, Alex. Esta niña se ha vuelto muy mal agradecida‐ se dirige a su hija- tanto que te hemos dado, nunca te ha faltado nada Ariana, como para que no puedas hacerle este favor a tu madre.
-Leticia, ya basta. Si Ari quiere hacer una fiesta donde sólo vayan sus amigos y organizada por ella, pues así será- la voz del señor Rabell resonó con más fuerza esta vez.
-Pero Alex, no podemos...- la madre de mi amiga intentó replicar, pero su esposo la detuvo de nuevo.
-Ya el asunto se cerró Leticia, no se habla más- manifestó con firmeza. Ella soltó un suspiro de frustración.
La tensión se había calmado en la sala y todos parecieron darse cuenta de mi presencia. Antes estaban demasiado ocupados discutiendo para notarme, aunque solo una vocecita se dirigió a mí.
-¿Y tú qué haces ahí espiando, niña?- espetó la señora de la casa con tono ácido. Respiré hondo para no perder la compostura.
-Yo... lo siento... estaba...- tartamudeé, con el barullo y los nervios olvidé por completo lo que iba a decir.
-¿Quién te dió permiso para estar deambulando por la sala principal?- insistió la señora Rabell.
-Yo iba...- comencé a explicar, pero me interrumpió nuevamente.
-Estas son las cosas de las que te hablo, Alex- dijo, girándose hacia su marido, quien suspiró con cansancio.- Mira cómo esta niña se toma la libertad de caminar por toda la mansión y no respeta ni siquiera nuestra privacidad.
-Mamá, Hayla seguro tiene una explicación- trató de defenderme Ari.
-¡Tú cállate, Ariana!- la mujer se dirigió a su hija.- Amistades como las de ella son las que te están haciendo pensar de esa forma tan irracional. No sé cómo pude dejar que te juntaras con esta niña, por eso es que ella ya no conoce su lugar, una empleada más en esta casa.
Sus palabras no me afectaron. Las había escuchado decirlas un millón de veces. Aunque, la frase "una empleada más" hizo eco en mi mente, disfrazada con la voz de Magnus Rabell.
-Deja que Hayla se explique.- puede que sonara cómo una petición, pero no, era una orden por parte de Alex.
-Solo estaba llevando estos documentos al escritorio del señor Ierek, se los mandaron de la empresa- aproveché la oportunidad para hablar.
-¿Ves? No debes formar un drama antes de preguntar- tuve que contenerme para no reír al ver cómo el señor se dirige de esa forma a su mujer.
-De todas formas...- comenzó ella, con la intención de continuar con su ataque, pero su esposo la detuvo, ignorándola.
-Ya puedes retirarte, Hayla. Llevale los documentos a Ierek, por favor. Luego te pasas por mi despacho.- me regaló una mirada que indicaba que no quería más discusiones.
-Entiendo. Me retiro.
Traté de avanzar lo más rápido posible para alejarme de esa situación. Recogí aire en mis pulmones y lo solté lentamente a medida que subía las escaleras, preguntándome qué temas querría abordar el señor Alex. Quizá querrá disculparse por las malas actitudes de su esposa en los últimos meses.
***
La puerta del escritorio del señor Alex estaba frente a mí. Tras tocar, escuché un "Pase" y entré sin más.
Rodeada por las cuatro paredes de la oficina, no pude evitar detenerme a observarla. En la esquina, divisé la estantería llena de libros y carpetas, así como la planta de meseta que adornaba la oficina. La cual había crecido notablemente desde la última vez que la vi.
En el centro del lugar, se encuentra su escritorio de madera oscura, pulido y bien organizado. Sobre él, hay una computadora portátil moderna, rodeada de documentos clasificados en carpetas y un elegante portalápices con bolígrafos de diferentes colores.
Mis ojos se encontraron con la figura de Alex, que al parecer, se encuentra centrado en revisar unos papeles.
-Hayla, siéntate, por favor- me pidió Alex, señalando la silla frente a su escritorio.
Los nervios comenzaron a recorrer mi cuerpo al imaginar los temas que quería tratar conmigo.
-Supongo que se te hizo extraño que pidiera hablar contigo unos minutos- comenzó una vez que me senté.- Ante todo, quería disculparme por la forma en la que Leticia te ha tratado. Por más que sea la señora de esta casa, no debe tener esas actitudes.
-Comprendo, señor Alex, no es necesario que se disculpe.
-Leticia tiene un temperamento bastante complicado, pero no por eso debe tratar mal a las personas, así que sí, sí te debo esta disculpa- expresó con una sonrisa. -y posiblemente a medio Houston.
La comisura de mi labio se extendió. Todavía no logro descifrar cómo un hombre como él se casó con una arpía como su mujer. Alex es todo lo contrario a ella. En los años que llevo de vida, nunca lo he visto ser grosero o tratar de forma irrespetuosa a sus empleados, todo lo contrario. Cuando mi padre estaba vivo, en ocasiones los veía charlando, incluso una vez hasta se pusieron a tomar juntos en la cocina.
-La razón por la que quería hablar contigo es porque quiero felicitarte- habló con una expresión amable.
-¿Felicitarme?- no comprendí a qué se debía.
-Hoy llamé al director de la universidad, me dijo que posees las mejores calificaciones y que posiblemente, si sigues así, te gradúes con honores.- explicó.
No pude ocultar mi sorpresa al saber que Alex estaba pendiente de cómo me iba en la universidad. Aunque era comprensible, él me la estaba pagando, de seguro se mantenía al tanto para verificar que no había sido un error pagar mis estudios.
-Muchas gracias, señor. Me esfuerzo constantemente para tener un promedio alto, nada me haría más feliz que graduarme con honores.
-Me informaron también que solicitaste una beca para una universidad en Inglaterra- manifestó con un tono curioso.
Sí, hace unos meses solicité una beca para una universidad en Inglaterra. En parte por eso trato de mantener buenas calificaciones, ya que eso me da más posibilidades de obtenerla. Siempre he querido conocer Inglaterra. Debo admitir que mi interés por visitarla surgió cuando Magnus se había mudado allí y luego, me terminó convenciendo completamente cuando Catalina viajó hacia allá. Me contó absolutamente todo lo que había vivido en ese país: su clima lluvioso, sus costumbres, me enseñó lugares maravillosos y, no menos importante, los hermosos hombres británicos que vivían en esa tierra.
Ya había hablado con mi madre de esta decisión. Aún no sé si me la llegarán a dar, pero si lo hacen sería un gran paso para mí. Tendría que dejar todo e irme a otro país, pero también sería una buena opción para que el señor Alex no tuviera que seguir pagando mis estudios y, con suerte, en un futuro podría sacar a mi madre de esta casa.
-Es cierto. Agradezco todo lo que ha hecho por mí, pero si me dan la beca, ya no tendría que gastar su dinero en pagar mis estudios. Ya bastante ha hecho hasta ahora por mí.
-Hayla, no me molesta pagarte la universidad. Todo lo contrario, me alegro de haber pagado tus estudios desde que eras pequeña. Sabía que eras una chica muy inteligente, tanto talento no se podía desperdiciar. Además, esto no solo lo hago por ti, sino por tu madre y tu padre- añadió con sinceridad.
-Lo aprecio en verdad, pero la decisión de solicitar una beca no fue solo por eso. También deseo conocer Inglaterra, viajar y con suerte poder algún día llevar a mi madre. Quiero superarme cada vez más y considero que esto puede ser una buena oportunidad para iniciar ese proceso- respondí con convicción.
Suspiró, observando mi rostro con silencio mientras se recostaba en el asiento. Su expresión era un enigma, una mezcla de frustración por mi respuesta y satisfacción.
-Entiendo- murmuró, y noté cómo una leve sonrisa se insinuaba en sus labios. -Eres igual que ella.
-¿Cómo?- cuestioné, sin comprender del todo.
-Eres igual a tu madre- su explicación me dejó aún más confundida.- De hecho, te pareces mucho a ella cuando era joven.
Eso lo sabía. Había visto numerosas fotos de mamá a mi edad, y éramos muy parecidas. Era innegable nuestra relación de madre e hija.
-Tu padre seguro está muy orgulloso de ti, Hayla, al igual que ella. De la mujer en que te has convertido- sentí un pinchazo de dolor ante la mención de mi padre.
-Eso espero- concluí con una sonrisa triste.
♡◇♡◇♡
Estaba lista para ir a la fiesta de Ari. Finalmente, todo salió según lo planeado y afortunadamente, pudo organizarlo sin que su madre interfiriera.
Mis ojos se encontraron con el chico que me llevaría; allí estaba, elegantemente vestido con un smoking negro, esperando junto a su moto. Mis labios se curvaron en una sonrisa al verlo tan diferente, era la primera vez que veía a Zack con traje. Sus rizos habían disminuido, evidentemente se había cortado el cabello el día anterior, pero aún así se veía encantador. Ari me informó que podía llevar un acompañante a la fiesta, de hecho, fue ella quien me sugirió que fuera con Zack.
-Te ves maravillosa -murmuró cuando llegué a su lado.
Sí, me veía espectacular y no necesitaba que alguien me lo dijera para saberlo. Tal y como dijo Magnus en la tienda, este atuendo luce hermoso en mí. Llevaba el vestido rojo que había captado mi atención en la tienda. Me quedaba mejor de lo que pensaba, realzando más mi figura. La tela se ajustaba perfectamente a mis pechos, brindando un soporte firme. Los tirantes dejaban mis hombros al descubierto, permitiendo que la brisa de la carretera impactara bruscamente contra mi piel, y la abertura en el muslo me hacía lucir hechizante.
Al día siguiente de visitar la tienda, llegué del trabajo y al entrar a mi habitación encontré una caja roja sobre mi cama; dentro estaba la prenda con una nota de Magnus.
> Me niego a no ver este vestido aferrado a tu cuerpo <
- Magnus. R
Mariposas volvieron a surgir, revoloteando dentro de mi caja torácica ansiosas por reproducirse, pero las reprimí. No sabía qué hacer, si se lo devolvía tendría que interactuar nuevamente con él y eso es lo que menos quería. Así que opté por quedármelo, después de todo, desde un principio me había gustado; a pesar de que se lo negué totalmente a Magnus.
-Gracias. Usted también está muy elegante, señor Jones.- ambos reímos y luego de eso nos subimos en la moto con destino al local que había alquilado mi amiga para su fiesta.
♤°♤°♤
Mi brazo se entrelaza con el de Zack al llegar a nuestro destino. Atravesamos las grandes puertas que nos dan la bienvenida y aparece ante nosotros una hilera de escaleras que desciende para bajar al salón.
-Vaya, tu amiga sí que se lució - expresó Zack al ver el interior del lugar.
Mis pies y los de mi compañero empezaron a moverse bajando por los escalones mientras examinaba todo el local.
En el salón principal las paredes están pintadas de un color nácar, con molduras doradas que le añaden un toque clásico al sitio. El suelo se encuentra tapizado en mármol color champán combinado exquisitamente con el diseño de las paredes. En una de las esquinas se encuentra un buffet, mesas cubiertas por satén marfil ofreciendo diversos postres que se ven exquisitos y en el medio, un pastel de cumpleaños conformado por tres capas cubierto con merenge blanco adornado con varias rosas doradas. Al fondo diviso un bar iluminado con luces LED, ofreciendo una selección de cócteles exclusivos servidos por dos bartenders. En el extremo del lugar se encuentran sofás cómodos y pufs dispuestos en una esquina más tranquila del salón, donde los invitados pueden relajarse y conversar.
Mientras reparo todo lo que me falta por ver, mis ojos chocan de forma abrupta contra una mirada grisácea, que al parecer ya estaba dirigiéndose hacia mí.
Mi corazón comienza a retumbar más rápido que los trotes de un caballo embravecido. Se mostraba extraordinariamente hermoso, debo admitir que él siempre lo está, pero hoy se encontraba cautivador. Lleva un traje borgoña abierto, sin corbata, con dos o tres botones desabrochados sobre su tórax; permitiendo ver una pequeña parte de su pecho. La tela se extiende sobre su cuerpo ajustando sus bíceps y el tren inferior de su cuerpo. Su mirada me corta la carne, y por mi mente pasa la nota que me había dejado con esta prenda. > Me niego a no ver este vestido aferrado a tu cuerpo <
-¿Sucede algo? - Zack hace que aleje mis ojos de Magnus poniendo mi atención en él.
-¿Qué?
-¿Si te sucede algo? - una sonrisa se posa en sus labios - Tus manos han comenzado a temblar.
Dirijo la mirada a estas y efectivamente, estaban temblando. Tragué grueso al saber por qué se debía aquello.
- Sí, todo bien - me apresuro para responder - Solo estoy un poco nerviosa.
-Si tú estás así, imagina yo que no conozco a nadie y además es la primera vez que voy a una fiesta tan elegante.
Sin poder evitarlo, volví a mirar a Magnus. Él seguía allí, observandome con una expresión seria. Sus ojos, eran dagas afiladas que no solo destilaban lujuria, también algo más que no logro descifrar.
Mis tacones toca el suelo del salón, una vez que bajamos el último escalón. Me obligo a desvían la mirada en otra dirección, incursando en el lugar; mezclandonos entre los invitados y los camareros que llevan bandejas en sus manos con copas de diferentes bebidas en ella. Se encontraban luciendo un smoking negro...
—¡Mierda! ¿En serio?—exclamó mi compañero al notar cómo iban vestidos los que servían en la fiesta. — ¿Por qué no lo pensé antes? Por supuesto que los camareros vendrían con smoking negro.
Su traje era muy similar al de ellos. A pesar de la situación, no pude evitar reírme.
— ¿Ahora te estás riendo de mí, señorita Spellman? —preguntó, como si le doliera, en un tono juguetón.
— No tenías forma de saberlo, Zack. Además, no eres un camarero; eres mi compañero en esta fiesta. — traté de calmarlo, aunque me resultaba difícil contener la risa.
— La gente va a comentar, Hayla —dijo con tono preocupado.
— Zack, la gente aquí ni siquiera te conoce, ¿qué importa lo que digan? Además, estoy segura de que una de las cosas que dirán es lo guapo que está ese chico. — él estalló en una risa al escuchar lo último que dije.
— Bueno, me has convencido, pero creo que mejor me quito el moño del traje para que se note un poco la diferencia en la vestimenta.
— Es una buena idea.
Terminé de hablar con Zack y mis pupilas, como guiados por un imán invisible, buscaron a ciertos ojos grises. Pero él ya no estaba.
Unos minutos después, me puse en la tarea de encontrar a Ari para felicitarla y entregarle su regalo. Había una mesa llena de obsequios, pero prefería dárselo en persona. La encontré en un espacio destinado a las fotos, posando con Chloe y Elien. Llevaba un vestido de ensueño. Una enredadera de flores celestes cubría su cuerpo hasta la mitad de los muslos, con una falda holgada. Un encaje fino y elegante se extendía sobre sus pechos y hombros, adornado con perlas pequeñas pulidas, que poseen un brillo segador.
— ¡Hayla, llegaste! — me dijo Ari acercándose.
—Felicidades, cumpleañera. — mencioné, abrazándola.
— ¡Joder, te ves espectacular con ese vestido! Estás de muerte. — exclamó, examinándome de arriba abajo una vez que nos separamos.
—Tú tampoco te quedas atrás. Ese vestido te queda demasiado bien.
—Bueno, soy la reina de esta fiesta, tenía que deslumbrar.
—Y lo estás haciendo, créeme.
Elien y Chloe se unieron a nosotros, y las saludé. Ellas también lucían hermosas. Elien llevaba un vestido verde esmeralda que le llegaba hasta los talones, y Chloe, un vestido con escote de corazón que resaltaba sus pechos color mora.
—Chicas, él es Zack, mi acompañante. Zack, ellas son Ari, Chloe y Elien, mis amigas — les presenté al chico que estaba a mi lado.
—Mucho gusto — saludó a todas, estrechándoles la mano y dándoles un beso en la mejilla. — Felicidades, la fiesta está increíble. — le dijo a Ari.
—Gracias, guapo. Me alegra que hayas venido acompañado a mi amiga. ¿Pero podría robartela un minutico para tirarnos unas fotitos?
—Por mí no hay problema.
Nos ubicamos en el espacio para tirarnos las fotografías y posamos para la cámara.
—Sí que te sacaste la lotería con semejante bombón, Hayla. Está buenísimo — susurró Ari en mi oído, y no pude evitar reír. — Ves, te dije que iba a ser buena idea que lo trajeras.
Por un segundo, mis ojos se desviaron hacia Zack, que me enseñó el puño con el pulgar hacia arriba, tan pronto cómo apareció una sonrisa en mis labios, ésta desapareció. Mi atención se desplazó unos pasos hacia atrás, donde divisé a un chico arrogante que no me quitaba los ojos de encima. Sus labios carnosos dibujaron una sonrisa de lado a medida que me saludaba con los dedos y me guiñaba el ojo con picardía. Tragué saliva y respiré hondo, porque por más que quisiera aborrecerlo, se mostraba endemoniadamente encantador. <<¡Maldito Magnus Rabell!>>.
Volví a centrarme en Zack y le regalé una pequeña sonrisa, la cual él me devolvió.
A pesar de mis intentos por mantener la calma y evitar a Magnus a toda costa, sentía su presencia como la de un felino acechando, listo para atacar en el momento preciso. Desde que vi esa sonrisa en su rostro, intuí que algo iba a salir mal, y así fue. Todo se descontroló, cayendo cómo una espiral en el vacío que no vi venir, o tal vez sí, pero aun sabiendo que iba a suceder, no pude evitarlo o más bien, no quise hacerlo.
{♤}♡{♤}
¡Hola a todos! ¿Cómo están? 😊
Antes de empezar, quería aclarar que este libro, como bien saben, es un borrador. Aunque trato de editarlo lo mejor posible y revisar la ortografía para que la lectura sea más fluida, siempre se cuelan algunas faltas. Si encuentran alguna mientras leen, por favor, háganmelo saber para poder corregirla.
Espero que hayan disfrutado de este capítulo y que les haya dejado con ganas de más jajajaj😅. ¿Qué creen que sucederá en el próximo? ❤️🔥.
¡Los leo! 😊👋.
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