Capitulo 2
A la mañana siguiente, nuevamente en el laboratorio, Gaster ya estaba esperando a su nuevos aprendiz, Sans, para su desgracia, este aún no llegaba. Por la hora empezaba a cuestionarse si siquiera iba a venir, sabía que era demasiado bueno para ser verdad. Se sentó en su escritorio y empezó a trabajar.
se distrajo con lo que sea que estuviera viendo por alrededor de unos minutos, no fueron muchos, y por la puerta entró Sans algo agitado.
-¡Perdón!.- gritó algo avergonzado por su tardanza.
Gaster sonrió, que bueno que si se presento, algo tarde, pero lo hizo.
-No quiero que se repita tu retraso.-
Sans asintió.
-Bien... entonces comencemos.- Gaster se levantó de su asiento.- Sígueme.- caminó para salir del laboratorio.
Al ver que ya se iba, Sans corrió detrás de él, una vez lo alcanzó, caminó a su lado, ninguno dijo nada por todo el trayecto. ¿A dónde se dirigían? bueno... Gaster llevaría a Sans a conocer al Rey, a presentarlo como su nuevo ayudante, después de todo, era él quien aceptaba a los reclutas, sin la autorización de Asgore, Sans, no podía quedarse.
Una vez llegando al castillo, entrando a donde el rey tenía su sembradío de flores doradas, y al ver que no se encontraba ahí, Gaster le pidió a Sans esperar ahí en lo que él iba a buscar al Rey; Sans no se opuso a la idea, por lo que una vez Gaster se fue, él se sentó en el suelo esperando su regreso.
Como no había nadie más alrededor, prefirió esperar en silencio, ese lugar era muy tranquilo, pacífico, realmente te hacía sentir bien.
Su espera no duró mucho tiempo, pues Gaster ya venía de regreso con el Rey a su lado; al ver esto, Sans, se levantó inmediatamente del suelo, sacudió sus ropas y se acercó a donde ellos.
-Hola.- Saludó Asgore.
-Su majestad.- Sans hizo una pequeña reverencia.
Ante el acto del esqueleto, Asgore rió.
-Puedes llamarme por mi nombre.- comentó el Rey.
Sans ,miró a su líder algo extrañado, nunca antes había visto al Rey, no podía siquiera imaginarse que el era así de amable y atento, pensó que sería más recto, recordó incluso cuando una amiga suya, Undyne, le habló de él; dijo que Asgore era un monstruo como pocos, pero cuando le dijo eso, nunca imagino que se refería a esto. ¿Qué es Undyne para el Rey? bueno... de hecho es algo simple, ella es solo un guardia más, ni siquiera eso, está en entrenamiento, el mismo Rey se hacía cargo de su entrenamiento, Undyne le pidió que fuera él quien la entrenara, y así se la llevan ahora, Undyne trabaja muy duro para algún día poder llegar a ser líder de la guardia real.
-Mi Rey.- Habló Gaster sacando a Sans de sus pensamientos.- Él es de quien le hablé antes.-
-Oh... ¿este joven es tu nuevo discípulo?.-
Gaster asintió.
-Parece alguien extraordinario, bueno, entonces será mejor que le des su nuevo uniforme.- sonrió el Rey mirando a Sans.
-¿Uniforme?.- susurró el esqueleto más bajo.
-Muchas gracias por su tiempo.- Gaster reverenció al Rey.
-Por favor, Gaster, somos amigos, sabes que no me gusta que me trates así.-
-Mis disculpas, bueno, me retiro a trabajar.- se despidió.
-Buena suerte.- alentó Asgore para Sans.
-¡Gracias!.- respondió Sans mientras caminaba a lado de Gaster para ir de vuelta al laboratorio.
El Rey se quedó en ese hermoso jardín, al cual, cuidaba con su vida, ese lugar le traía demasiados recuerdos, su hijo, Asriel, era el principal, por eso pasaba mucho tiempo ahí, podía decirse que, ahora, era la única posición que realmente le importaba, su única memoria de su amado hijo, incluso, de su esposa.
Dejando a Asgore de lado, Gaster y Sans continuaron su camino de regreso al laboratorio, aún con la duda, Sans decidió preguntar a su acompañante sobre el dichoso uniforme.
-¿Hay un uniforme?.-
-Es solo una formalidad para la bata.- respondió Gaster.
-Oh...-
Después de esa pequeña conversación no volvieron a hablar. Sans no podía dejar de atormentarse mentalmente, él no era así, cualquiera que lo conociera puede decir eso con seguridad, pero por el momento se le hacía completamente imposible el actuar como de costumbre, él era una persona muy relajada, alguien que gusta de las bromas y juegos de palabras, todo el mundo lo conocía así, pero no podía actuar de esa forma con Gaster, o al menos no tan pronto, ¿por qué? de hecho es algo muy ridículo, para Sans, el trabajar con Gaster era algo que había deseado desde muy joven, todo ese tiempo estuvo leyendo su trabajo, tratando de dar solución al problema que le atormentaba a su ídolo, a todo el subsuelo, romper la Barrera. Podía decirse que Sans tenía alguna clase de amor platónico con el científico Real.
En fin, una vez llegaron al laboratorio, Gaster le entregó a Sans una bata de laboratorio, Sans la apreció por un momento, nunca pensó poder llegar hasta aquí, estaba orgulloso, quería enseñarles a todos que por fin lo había logrado, pero debía controlarse.
-Este es el uniforme.- Habló Gaster recalcando la palabra "uniforme".- incluso debes portar un gafete con tu nombre.- Buscó un gafete en blanco.- se que es un molestia pero puedes dejar de usarla una vez todos se aprendan tu nombre.-
-No me molesta en lo absoluto.- Sans también tomó el pedazo de papel entregado junto con un bolígrafo y escribió su nombre en el.
Gaster sonrió, nunca antes había tenido un subordinado tan alegre y positivo, porque si, enseñó a más que solo a Alphys, ni siquiera ella fue así, algo muy en el fondo le decía que este monstruo sería su alumno favorito.
-Bueno, lo mejor será empezar.-
Sans asintió.
-Viendo que estás al tanto de mi investigación y lo que intentamos resolver...¿qué sugieres primero?.-
-Mmmmh... la verdad me parece mejor empezar con los planos para una maquina extractora de esencia de un alma humana.- respondió Sans.- o como mínimo iniciar viendo de que está compuesta el alma.-
-Bien, iré por una de las almas, enseguida regreso.- Salió del lugar.
Sans, volviéndose a quedar solo, se sentó en el escritorio de Gaster, se acomodo en el y cerró sus cuencas, más el gusto no le duró mucho, Alphys le sorprendió posando su mano en su hombro derecho haciendo que cayera al suelo.
-¡N-no quería asustarte!.-gritó para luego intentar ayudar a Sans a levantarse.-¿E-estás bien?.-
-Si, si.- Sans se levantó y sobó su cráneo.- Estoy bien, el suelo se interpuso en mi caída.- miró a Alphys.- Supongo que se podría decir que... le caí mal al piso este día.- sonrió mientras metía sus manos en las bolsas de su bata.
Las risas por parte de Alphys no se hicieron esperar.
-Eres divertido.- alphys se acomodó sus lentes.
-Gracias.- extendió su mano para saludarla.- Soy-
-Sans, lo sé, soy Alphys.- correspondió el saludo.- M-me soprende q-que alguien como tu sepa mucho de ciencia.-
-¿Gracias?.-
-¡O-oh! lo digo enserio, la mayoría de l-las personas a-aquí son m-muy amargadas.- dijo algo apenada.- que bueno que vayas a trabajar con Gaster.
-Me preparé mucho para poder lograrlo.-
-T-tranquilo, no es tan mal-lo como aparenta, él es muy relajado, a-apuesto a que si te escucha una de esas b-bromas se reirá a carcajadas.-
-Eso me hace sentir mejor.- sonrió más tranquilo.
-Gaster me pidió que te llevara conmigo abajo.-
-¿Qué hay abajo?.-
-S-solo los ma-más confiables de Gaster entran ahí, te lo diré una vez e-estemos ahí.- pidió Alphys.
-Ok.- Sans siguió a Alphys.
-Que raro primer día...- pensó Sans.
-
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