ཋྀ | Capítulo veinticinco.
Contenido altamente sexual, si no es de tu gusto, te recomiendo no leerlo
El ya oscurecido cielo no le daban buenos presentimientos, y esas gélidas brisas proporcionadas por el clima invernal no ayudaban en absoluto a sus ya establecidos nervios en la boca de su estómago.
Podía sentir a través de su lazo el sufrimiento del más alto.
Apresuró su paso, no quería hacer esperar más al pobre ChanYeol, quien estando en su celo fue abandonado por él. Pero eso le resultó extraño, habían hablado sobre ello y calcularon que se manifestaría en una semana más, ¿que había sucedido entonces cómo para que se adelantara?
Saludó a lo lejos a JongDae, quien le sonrió desde su garita, y prácticamente corrió hasta llegar al ascensor, y apretar temblorosamente el botón que lo llevaría hasta el piso del departamento del alfa. En un estado impaciente, comenzó a maldecirse internamente por no haber prestado atención a su teléfono, tratando de calmarse.
Al bajar del ascensor sacó con apresuro sus llaves, pero no tuvo tiempo de reacción cuando la puerta frente a él se abrió y de un momento a otro, estaba siendo apresado por un cuerpo más grande que el suyo, el cual comenzó a lamer su marca casi al instante de haberse metido por completo en el departamento.
Sumergidos en un silencio abrumador, en su cabeza el sonido de la puerta ser cerrada significó el comienzo de su infierno... o tal vez paraíso.
― ChanYeol, espera...
El castaño estampó sus labios contra los de él, interrumpiendo cada palabra que tuviera intención de pronunciar, tomándolo por las muñecas y subiéndolas por encima de su cabeza. Con su traviesa lengua revolvió su mente para dejarlo en un estado de incoherencia total.
ChanYeol estaba desquiciado. Al principio le extrañó que antes de abrir la puerta sintiera, además de la presencia de KyungSoo, feromonas dulzonas de dos omegas distintas. Eso no hizo más que empeorar la situación, instalando en él el pensamiento de borrar cualquier rastro de aromas que no fueran el suyo.
Dentro de KyungSoo se esparció un exquisito calor, el cual comenzó a recorrerlo de pies a cabeza. La fuerte presencia a alfa fue capaz de despertar a su propio lobo, sin siquiera haber pasado más de un minuto allí, y esa fue la gota que rebalsó el vaso.
KyungSoo tuvo la intención de hablar con él para, por lo menos, explicarle lo que había pasado para llegar tan tarde, preguntarle como se encontraba él o si el celo lo había tomado por sorpresa en su trabajo, ya que usualmente llegaba más tarde a casa. Pero en momento lo que menos eran necesarias eran las palabras.
De su garganta brotó un rugido, feroz y brutal, el cual dejaba en claro el despertar del alfa de KyungSoo. Se deshizo de su agarre y en cambio lo tomó por la nuca, marcando él ahora el ritmo de sus fogosos besos.
Desde había sido marcado, y con eso, puesto en el rol sumiso de la relación, que su lobo había decidido mantener su presencia distante a él, como si estuviera haciendo una huelga por la humillación de haber tenido que aceptar su derrota ante otro alfa.
Debía admitir que su desaparición lo entristeció un poco, claro, es debido a eso que su papel pasivo se había intensificado durante las últimas semanas.
Pero sentía que ahora era distinto, como si su lobo estuviera dispuesto a batallar una vez más por el puesto dominante. Eso encendió aún más al alfa de ChanYeol, el cual no dudó en tomar el control y manifestarse al notar la fuerte presencia del otro.
KyungSoo los guió a ambos hasta el sofá del living, dejándose caer de tal forma que quedó tendido sobre él, gruñendo gustoso cuando ChanYeol se subió a ahorcajadas sobre él, dándole un último beso antes de separarse mínimamente de él, mientras lo veía divertido.
― ¿Así que vas a jugar de nuevo? ― Sonrió con burla, mirándolo desde arriba por la diferencia de altura, y KyungSoo en respuesta llevó sus manos hasta sus muslos, apretándolos con fuerza.
― Admite que te encanta ser dominado por mí.
No comprendió por qué el más alto tomó algo de distancia, quejándose internamente ya que lo último que quería era tenerlo lejos, pero no fue hasta que ChanYeol tomó el cuello de su camiseta blanca para romperla con gran facilidad, que comprendió sus intenciones, logrando que se excitara aún más.
― Sabes que me encanta cuando te enojas, es glorioso ver como tu ceño se frunce y ser yo quien provoca que rompas más tus límites impuestos...
ChanYeol devoró con hambre sus gruesos labios, encorvándose para poder llegar hasta ellos, y para completar el bombardeo de sensaciones que no hacían más que ponérsela dura, llevó sus dos traviesas manos para que exploraran el llano terreno de su blanquecino pecho.
Si tuviera acceso a él por el tiempo que él quisiese, sabía que no sería posible distinguir la piel de las marcas.
Aunque el lobo de KyungSoo quisiera revelarse, el hecho de haber sido marcado jugaba un papel fundamental, así que su momento de rebeldía acababa cuando el alfa de ChanYeol se cansara de cederle, por voluntad propia, el poder.
ChanYeol se tomó la libertad de manosear toda la piel de su pecho, para luego atacar sus tetillas sin medir fuerza. No fue necesario que se lo pidiera, porque KyungSoo lo captó y ladeó su cabeza dándole aún más acceso, mordisqueando y chupando como quisiera su cuello.
Su lobo comenzó a emocionarse demás, y fue cuando notó las muecas de dolor que hacía el azabache, que decidió bajar la intensidad.
― No... no te detengas. ― ChanYeol miró atento el rostro sonrojado de KyungSoo, escuchando su voz gruesa temblar bajo su toque ―. Sigue, por favor...
Trazó un camino de besos desde el centro de su pecho, pasando por sus clavículas hasta llegar a su cuello, suspirando cálidamente cerca del lóbulo de su oreja.
― ¿Estás seguro, Soo?
Ver a KyungSoo gemir por el roce de sus dedos cerca de una zona que pedía ser atendida, sacudió por completo su pene, el cual estaba erecto desde el momento en su celo inició.
― Sí, maldita sea. Así que será mejor que comiences
No fue necesario que lo repitiera, no cuando ChanYeol se encontraba erguido y cargándolo como si fuera una pluma entre sus fornidos brazos, de sus labios brotando un jadeo sorprendido.
Pero ese jadeo se convirtió en un gemido gutural, cuando luego de ser dejado delicadamente sobre las sábanas de su cama, ChanYeol sin previo aviso bajó sus pantalones y bóxers juntos, para comenzar a lamer y succionar su entrada.
Boca bajo y su único soporte siendo el suave colchón, pegó su rostro entre las sábanas mientras arqueaba su espalda para que su culo quedara bien levantado para ChanYeol, siendo inconsciente del vaivén que habían comenzado sus caderas para sentir más profunda su hábil lengua. Pero quería más, y si bien no se quejaba de esa atención, prefería algo mucho más grande que pudiera saciarlo por completo.
― Si no te preparo lo suficiente como para que puedas ser capaz de recibirme, va a ser más doloroso que placentero, cariño.
Se alejó para poder tomar de la mesita de noche el bote lubricante que siempre utilizaban, y KyungSoo soltó un bufido molesto por su distancia, no quería que dejara de tocarlo y según él, ya estaba tardando demasiado en poner su gran falo en su necesitado culo.
KyungSoo se giró lo suficiente como para poder verlo, fulminándolo con la mirada.
― ¿Sa... sabes por dónde me paso tu maldito juego previo?
ChanYeol rió, manchando sus dedos con el viscoso líquido. Elevó sus cejas, haciéndose el desentendido pero sonriendo maliciosamente.
― ¿Tal vez por aquí?
Tres de sus cinco dedos se enterraron en su entrada, impactando de buena manera a KyungSoo. Tal vez se esperaba un pequeño aviso, pero dentro de su pecho una llamita que se producía por su voluntad sucia y pecaminosa se encendió al sentir como sus dedos lo follaban con violencia, sin esperar a que estuviera preparado.
Sintió la boca de ChanYeol morder uno de los cachetes de su trasero, para luego proporcionar fuertes nalgadas al compás que sus dígitos se movían en su caliente interior, amasando sus glúteos a su gusto. Eran tantas las sensaciones producidas que no sabía en cual centrarse, terminando por gemir sin control alguno.
Sentía que estaba a merced del más alto, pero eso no le disgustaba en absoluto. Ya había entrado en su juego desde la vez en que sus ojos se posaron en él durante la secundaria, marcando un antes y un bendito después a su vida.
― Ch-Chan... por favor.
― ¿Por favor qué?
― Ya lo sab-
Tal vez la nueva afición de ChanYeol se había convertido en interrumpir de una forma sucia a KyungSoo, cada vez que él hablaba, y eso le encantaba.
Más aún cuando sintió su cuerpo ser sacudido mientras enterraba en su culo toda la extensión de su grueso y largo miembro. Gimió roncamente, mirando encantado el bello cuerpo bajo el suyo gimiendo sin control alguno.
Adentrándose en su estrecha cavidad, hasta tocar su próstata al dar un golpe rotundo con su cadera para poder llegar más profundo.
Le resultaba tan sencillo llevarlo al paraíso de un salto, y dejarlo desecho en el infierno en cuestión de segundos, que le volvía loco poder tener ese poder que, durante años, anheló tener sobre él.
― Éste necesitado y bonito culo va a pertenecerme a mí por siempre, así que ve acostumbrándote a mi esencia en él. ¿Lo entiendes, amor?
KyungSoo se sentía tan invadido, tan lleno, que no podía ni siquiera formular una oración sin que sollozos brotaran de sus rojizos labios, rogando que ChanYeol nunca dejara de hacerle el amor como sólo el sabía hacerle.
― Sí... Sí.
Las penetraciones continuaron, violentas, sin detenerse ni un sólo segundo. KyungSoo no podía estar más a gusto, su lado masoquista había salido a flote y sabía que estaría seguro con ChanYeol, ya que con su sadismo podía lograr contrastarlo.
Cambió la posición, dándose la vuelta y dejando que su espalda se apoyara sobre el respaldo de cama, con el fin de poder verlo a los ojos y unir sus bocas en un glorioso beso, el cual se mezclaba con sus salinas lágrimas.
Su miembro continuó hundiéndose en su ano, causando estragos a su cordura. Para poder estar más cómodo, entrelazó ambas piernas en su cadera, insitándolo a que fuera más hondo.
Una corriente eléctrica lo recorrió por completo al sentir la mirada penetrante de ChanYeol sobre su cuerpo, demostrando a través de sus ennegrecidos ojos una brutalidad y locura únicas, pero también dejos de completo amor y deseo sólo por él, que lo hicieron gemir gustoso.
En otros momentos se hubiera sentido intimidado, cohibido por saciar de aquella forma sus sueños más lujuriosos que al despertar, debía meterse rápidamente en la ducha y dejar que agua fría se llevara esos pecados que, de tan sólo pensarlos, le producía una gran vergüenza.
Pero ahora era distinto, se sentía confiado estando con su pareja, seguro de que podría depositar toda su confianza en él sin ser juzgado, de tener la libertad de ser él mismo y no tener pena por ello, sabiendo que sería correspondido con la misma o mayor intensidad con la que lo amaba.
― Te amo tanto Chan... Te amo, te amo.
Las penetraciones de ChanYeol bajaron de intensidad, siendo ahora lentas pero profundas, haciendo que su orgasmo se prolongara.
Podía sentir con claridad cada centímetro de su falo entrar y tocar su punto dulce, para luego retraerse tal como hace la marea al bajar.
Deseaba que su amor por él nunca se detuviera, y siguiera amándolo de esa forma que le volaba la cabeza.
― Yo te amo aún más, Soo... siempre lo voy a hacer.
Sentían el clímax adueñarse de cada término nervioso que poseían, provocando que el vaivén de las estocadas y el sucio rebote de pieles chocando fuera automático, buscando juntos una liberación que pronto llegaría.
Gemidos y jadeos ansiosos inundaban la habitación, y antes de que el orgasmo tocara a su puerta, ChanYeol tomó de forma necesitada sus labios, besándolos con lentitud e incitando al más bajo a jugar una pequeña batalla con sus lenguas, abrazándolo por completo cuando el clímax hizo su culminación.
El más alto rompió el beso con el gemido gutural que nació desde lo profundo de su garganta, abriendo su boca mientras su espeso semen era disparado en el interior de KyungSoo, su rostro deformándose en una mueca necesitada.
Por otra parte, KyungSoo arqueó su espalda al ser golpeado poe un fuerte orgasmo, acabando entre ambos cuerpos, el líquido blanquecino salpicando sobre la piel del castaño.
Ladeó su cabeza para dejarle acceso al más alto y así pudiese enterrar sus colmillos en su cuello, permitiéndole marcalo una vez más. Cada vez que lo hacía, su lazo se volvía más fuerte.
Se hizo presente el nudo que naturalmente se creaba para que el alfa dejara toda su esencia depositada en el interior de su pareja, sin desperdiciar ni una sola gota de su semen y así aumentar las posibilidades de un embarazo. El tema aquí es que KyungSoo siendo un alfa no podía quedar embarazado, y es por eso que no utilizaban condones.
Se quedaron en la misma posición un rato más, tratando de regular sus respiraciones agitadas. ChanYeol ya cansado pegó su frente con la de KyungSoo, manteniendo los ojos cerrados y esbozando una sonrisa de par en par. Su humor luego de hacer el amor con su novio se elevaba en grandes cantidades, siendo infinitamente feliz al compartir aquellos momentos tan íntimos con él.
Y su amor no hacía más que crecer por cada segundo que pasaban juntos. Es por eso que no entendía cómo podía amarlo más (si es que era posible), ya que KyungSoo ocupaba casi en su totalidad todo el espacio en su corazón.
Salió lentamente de su interior al sentir bajar el tamaño de su nudo, recostándose a un lado del azabache para rodearlo con sus brazos, besándolo con mucho amor.
Se sentía tan culpable al ver el estado en que lo había dejado, que intentaba compensarlo con mimos y pequeños piquitos.
― Perdóname por haber sido tan bruto, soy un monstruo.
KyungSoo rió y se pegó más a su pecho, comenzando a cerrar sus ojos por la somnolencia que comenzaba a hacerse presente.
― Sé que no te gusta mi trabajo, pero tampoco para que me causes una licencia de un mes para que no vaya...
ChanYeol se sonrojó, avergonzado por quedar tam expuesto, que terminó escondiéndose entre el hueco del hombro y cuello de KyungSoo, aprovechando para dejar un rastro de besos húmedos en su piel.
― Lo siento tanto amor...
― No pidas perdón por algo que nos gustó a ambos Yeol, ahora abrázame y déjame dormir. Tengo que madrugar.
El castaño sonrió, nunca podría contradecir a sus órdenes.
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