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ཋྀ | Capítulo once.

KyungSoo supo que, al despertar, el malhumor lo acompañaría por el resto de su jornada laboral.

Ya era lunes y el trabajo tocaba a su puerta. ¡Su pequeño oasis había acabado! Y no había nada que pudiera hacer para impedirlo y eso, sorpresivamente, a KyungSoo le entristecía. El "mágico" fin de semana junto a ChanYeol había concluido, pero lo único bueno fue que partieron de su departamento juntos para ir al trabajo. En el trayecto, habían acordado verse en el horario de salida entre avergonzadas sonrisas.

¿Podría tomarse como una cita? De sólo pensarlo KyungSoo sentía un nudo en su estómago, cosas raras revoloteando dentro.

Luego de haber dormir juntos y haber admitido sus sentimientos el uno por el otro, que bastante le costó esto último al azabache, cayó en cuenta del gran progreso que estaba teniendo.

El haber escalado a un lugar más íntimo y maduro, donde las tontas peleas quedaban atrás, y avanzaban a la par a un lugar donde ninguno de los era tan terco como antes.

Tanto KyungSoo como ChanYeol sabían de la química tan pasional que se formaba al acortar distancias entre sus cuerpos, y del irresistible deseo de terminar lo que habían comenzado. Pero había un gran problema con ello.

Y es que era un tema muy delicado para KyungSoo, ya que se trataba de su celo.

Su fecha indicaba que sucedería en dos semanas, y lo que le impedía a KyungSoo avanzar al siguiente nivel, ese motivo por el cual prefería tener precaución antes de mostrar una faceta suya que a nadie le había dado el privilegio de experimentar, se debía a que durante todos sus celos desde que se presentó como alfa, los había pasado solo.

Desde pequeño que sentía estar incompleto, y ese vacío le impedía sentirse completamente satisfecho con lo más mínimo que hiciera. Si se le cruzaba por la cabeza satisfacer sus deseos más primitivos, sería una total catátrofe, y por elección propia decidió soportarlo aquel infierno en carne propia, porque era consciente que sería brutal para quien fuera el desafortunado beta u omega quien viviera la magnitud de su celo.

Las cosas cambiaban drásticamente al ser ambos dos alfas, porque lucharían naturalmente por el control de la situación y la dominación sobre el otro, y aunque fuera exactamente lo que KyungSoo buscaba, ese fetiche del que siempre fue consciente, hasta llegar a ese punto el mundo estaría primero destruido.

¿Quién ponía aquellas barreras?

Si bien ahora no tenían una etiqueta oficial, sabía con claridad la inigualable relación que tenía forjado junto a ChanYeol. Sus sentimientos eran confusos, ¿era miedo a comprometerse lo que sembraba dudas, o todavía no estaba seguro del futuro que tendrían?

Más de la mitad de su vida había crecido odiándolo, pero había ciertas cosas de las que no había hablado con total libertad, y es por eso que ahora se encontraba más perdido que en medio de un desierto, porque sus verdaderos sentimientos estaban bajo una llave que perdió hace tiempo.

¿Por qué debía complicarse tanto con cosas simples? Pensaba KyungSoo, mientras tomaba asiento en su escritorio, saludando sin muchos ánimos a sus demás compañeros.

Siempre era lo mismo. A la par de un nuevo día en la vida de KyungSoo, llegaba otro problema al cual enfrentarse. No había descanso en su mente, y todo el tiempo hallaba la excusa para complicar hasta sus momentos más felices.

Al azabache no le gustaba profundizar en sus sentimientos, porque temía no ser lo suficientemente fuerte para soportarlo.

Todo en su interior era un caos, y por más que aparentara estar tranquilo, su mente estaba cayendo al abismo.

KyungSoo agarró con desinterés la taza en su escritorio, repasando con sus dedos por encima de la cerámica las letras; "Just do it".

Comenzó a plantearse seriamente como pudo pensar que comprar aquello sería una buena idea.

ㅡ Hey Soo, ¿te encuentras bien?

JongIn cuidadosamente se acercó hasta su escritorio, vigilando que justo no pasara por allí el supervisor. Por suerte estaba a su lado, y sus compañeros le restaban importancia siempre y cuando no molestara al resto.

ㅡ Claro. ㅡ Respondió, evitando su mirada, tomando algunos papeles de su escritorio y apilándolos.

JongIn lo contempló por unos segundos, abriendo su boca para regañarlo por mentirle de manera tan descarada, pero antes de poder hablar la voz de un titubeante BaekHyun lo interrumpió.

ㅡ Uhm... KyungSoo, el señor Gao ha pedido que te dirijas a su oficina.

El azabache rodó los ojos internamente, fastidiado de escuchar el nombre de quien tanto le complicaba su vida, pero sólo asintió, intentando estar tranquilo. Byun sólo hacía su trabajo, y era un omega muy gentil con él, ¿por qué asustarlo con sus feromonas temperamentales?

ㅡ Dile que en un momento voy.

BaekHyun asintió, sin mirarlo a los ojos, pero pudo apreciar la rápida mirada que le dirigió a JongIn, y como sus mejillas se tiñeron de un tenue rosado por su nívea piel.

Ahora dirigió su vista a Kim, quien aún seguía con sus oscuros ojos enganchados a la pequeña figura del omega, con una apariencia tan frágil desde lo lejos que causaba un sentimiento de protección muy fuerte en cualquiera que lo conociera.

ㅡ Vas a comértelo con la mirada si sigues viéndolo así. ㅡ Se burló KyungSoo, mientras guardaba en un folio el supuesto proyecto que debía haber terminado en menos de un día.

JongIn pareció despertar de su ensoñación, y con ojos acusadores señaló al azabache.

ㅡ Tú sigue cambiando de tema señor gruñón, te conviene.

KyungSoo se incorporó mientras reía por lo bajo, levantando sus manos en señal de rendición.

ㅡ Me atrapaste, Kim.

ㅡ ¡Ni pienses que terminé contigo, Do KyungSoo!

Otro maltrato laboral que soportar por parte de su jefe.

ㅡ ¡Te pedí específicamente que lo terminaras para hoy! Y ni eso has podido hacer.

Debía callar, porque bajo la amenaza de ser despedido, su boca permanecía callada. Pero la furia revolvía su estómago, como si tuviera un nudo que le impidiera decir lo que piensa o siente.

Tenía ganas de vomitar de la impotencia.

Era una sensación que conocía muy bien, una que lo atormentó en la mayor parte de su adolescencia, y que ahora siendo un adulto que rondeaba los treinta seguía sin resolver.

¿Por qué debo soportar esto? Pensaba KyungSoo, mientras lo veía agitar sus manos frente a él, abriendo y cerrando exageradamente su boca. Ni siquiera se molestaba en gastar su tiempo en escucharlo, porque se sabía al derecho y al revés su repetitivo discurso

Sin fundamentos, sólo por capricho propio. Trabajar para él durante tantos años le había dado la experiencia.

ㅡ ...¿En serio piensas que esta basura es un proyecto? ¡Vuelve a rehacerlo!

KyungSoo respiró profundamente, tratando de calmar el alto estrés que estaba manejando, y el cual también afectaba a su lobo, quien moría por tomar el control y arrasar a golpes la cara Gao, pero debía actuar con inteligencia.

ㅡ Mire, ¿qué pretendía que sucediera si sólo me permitió un día para terminarlo? Además de ser un disparate por el largo proceso que significa este nuevo proyecto, el cual busca cerrar el negocio con Industries Technology, le recuerdo que esta agencia no me paga por trabajar los fines de semana, y por lo tanto, no me corresponde a mí obedecer semejantes estupideces que se le ocurren sólo por tener el cargo de jefe.

Gao permaneció en un frívolo silencio, y supo bien que había metido la pata.

¿Pero saben algo? La satisfacción que causó en el retorcido corazón de KyungSoo ver la imbécil expresión de indignación que puso ese alfa sin cerebro, hizo que valiera la pena.

Ya estaba cansado de toda esa basura, eran años en los que había estado en invernación por no tener una motivación más allá del trabajo, de hacerlo solamente por obligación y no por gusto. El no tener aprecio por su vida le hacía creer que era merecedor de ese poco trato humano y el ser explotado laboralmente. Porque esa era la cruda verdad, él le había permitido a Gao llegar hasta esos límites.

Por eso, ahora que le había puesto un parate a sus abusos de poder, y el haberse defendido de ellos, le había caído como un baldazo de agua fría.

Al verlo sacar un papel con sus datos junto a su pluma, una gigantesca sonrisa se desplegó en la cara de KyungSoo.

Miró hacia el ventanal enfrente suyo, la luna brillaba peculiarmente en ese atardecer de tonos anarajados y azules, anunciando la llegada de un oscuro anochecer.

La hora marcaba 19:12pm en su reloj.

ChanYeol.

¿Todo bien por ahí Dodo?
Recuerda no exigirte demasiado, sí? ❤️

Sonrió hacia su propio mensaje, mientras guardaba su celular.

ChanYeol se encontraba imprimiendo los últimos documentos que le había solitado su jefe de sección de marketing, Oh SeHun. Una rama distinta a la de KyungSoo, pero más baja que la de él.

Su horario ya estaba por finalizar, ya que SeHun les había avisado que saldrían antes por un problema de electricidad, y quienes venían a reparlo debían ocupar sus oficinas para rehacer las conexiones con mal funcionamiento.

Estaba emocionado, tenía planeado ir a comprar unas medialunas junto a un café para KyungSoo, porque seguramente estaría hambriento. Mientras acababa el aperitivo, lo llevaría en su auto a un restaurante que quedaba cerca de su casa, donde servían cualquier platillo que podría ocurrirse de cualquier país, y era una completa exquisitez comer allí. Ya había ido varias veces cuando no tenía ganas de cocinar, y no podía estar más inquieto para que ya fueran las 20:30pm.

Sentía sus manos sudadas.

Igualmente, estaba un poco preocupado por KyungSoo. Durante los años que se encontraba trabajando allí, siempre lo veía cabizbajo, sin ese brillo feroz que lo cautivó la primera vez que lo vio, de ver su pálida piel y sus ojeras bajo sus oscuros ojos producto del cansancio, y la mala alimentación. Todo causado por el exceso de trabajo que Gao ponía bajo sus hombros.

Y aunque últimamente lo veía mucho mejor que antes, veía en él unas cadenas que lo mantenían preso en un cárcel de eterno dolor. Tan pesadas que lo anclaban en el mismo lugar, sin poder avanzar ni salir a flote.

Completamente hundido.

Pero qué podría esperarse de la sección de tratos internacionales, manejada por Gao, un hombre sin escrúpulos al que la mayoría temía. Gracias a él, era la sección más odiada por todos, pero la más bonita si hubiera tenido un mejor manejo.

Él era un ser despreciable, alguien infeliz que necesitaba hacerle imposible la vida a cualquiera para sentirse "bien".

Un latido anormal surgió en el corazón de ChanYeol, y su pecho se hundió.

Su intuición le avisó del mal que se acercaba a gran velocidad.

ㅡ ¡ChanYeol!

Oyó el grito de un desesperado JongIn, quien venía corriendo desde el pasillo, y la ansiedad carcomió a su lobo. Mientras Kim llegaba hasta él, secaba con el dorso de su mano las lágrimas que salían a borbotones de sus ojos.

Oh no.

ㅡ ¿Qué pasó...?

JongIn sollozó.

ㅡ ¡De... Despedieron a K-KyungSoo por la tarde, y desde entonces no me ha respondido ninguna llamada!

ChanYeol no tuvo que siquiera pensarlo, cuando ya había salido disparado hacia la puerta de salida.

gracias por leer! ♡

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