Mirar por la ventana el cielo estrellado siempre me relajaba. Es como si las estrellas me entendieran, escucharan mis problemas y mis penas. Me gusta verlas, se veían solas en el mundo, cada una con su brillo único y especial, siendo ellas mismas; pero con ese brillo que tienen alumbran nuestro cielo nocturno, y son indispensables las unas a las otras para formar constelaciones.

Me gusta ver las estrellas, porque siento que ellas son como yo: me siento sola en un mundo donde me rodean un montón de personas, mis amigos dicen que tengo un brillo único, tal como las estrellas. Pero yo no completo ninguna constelación, como lo hacen las estrellas.

Ya es hora de salir. Hoy cumplo 20 años, y cenaré con mis amigos. Un poco de perfume, maquillaje y estoy lista. Tocan el timbre de mi casa, es Aidan, mi mejor amigo y la persona que amo en secreto. Hay veces en las que pienso que es algo recíproco y también me ama, pero siempre término ahuyentando esos pensamientos, eso no es posible.

—¡Feliz cumpleaños, mejor amiga! —me dice mientras me abraza. Me gusta abrazarlo y sentir su calor.

—¡Gracias, mejor amigo! ¿Nos vamos?

El sonríe y me toma de la mano, entrelazando nuestros dedos. Mi corazón late descontrolado, tengo que calmarme.

—Vamos.

Cierro la puerta de casa y camino junto a él. Nos subimos a su auto y nos vamos. Llegamos al restaurante acordado, el resto de mis amigos están ahí.

Pedimos y cenamos entre risas. Al terminar, vamos a dar unas vueltas, cargadas de risas. Ya es tarde, cada uno va para su casa.

—Marina, deja que te lleve a tu casa —Aidan se ofrece a llevarme, y yo no me niego.

Conduce despacio, como si no quisiera que llegáramos nunca. La música de la radio nos acompaña. All of me suena a estas horas de la noche, como un romántico que acompaña la noche estrellada que hay. Llegamos a casa y me despido de él, pero lo noto extraño.

—¿Quieres pasar a tomar algo?

—Sí, quiero —su rostro se ilumina con mi propuesta.

Una vez adentro de la casa, voy a buscar algo de tomar y él se acomoda en el living.

—Marina, tengo algo que decirte—lo miro a los ojos, está nervioso. Lo sé porque sonríe y tiembla a la vez. Se acerca a mí y me toma de ambas manos—. Me gustas. Tú eres la estrella que completa mi cielo. Y si, leí tu Twitter.

Sonrío de emoción y lo beso, como lo hacía siempre en mis sueños. Nuestras frentes quedan juntas, nuestras respiraciones se mezclan y sonrío de la felicidad que inunda mi cuerpo.

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Hace un mes que Aidan y yo somos novios. Saldremos al cine para celebrar. Él pasa por mí, como siempre que salimos juntos. Es muy detallista, y eso me encanta. Desde que somos pareja, conocí a un Aidan diferente, y eso me atrae muchísimo más.

Llegamos al cine y nos contamos al medio de la sala. Nos pasamos toda la película abrazados. Al salir del cine, caminamos por el centro, admirando la noche estrellada que hay sobre nosotros a pesar de las luces.

Nos alejamos del centro sin darnos cuenta, estamos en una calle oscura.

—Deberíamos volver... —digo con miedo y Aidan me abraza fuerte.

—Tranquila, princesa. Yo estoy aquí para protegerte.

De las sombras, sale un hombre encapuchado. El miedo recorre todo mi ser, nos va a asaltar.

—¡Denme todo o los mato!

Aidan saca del bolsillo de su pantalón su billetera y celular, y yo le entrego mi bolso donde tengo mi dinero. Mi celular queda en la cintura del pantalón, por las dudas.

—Así me gusta, obedientes. Ahora, tú vendrás conmigo —el ladrón me toma del brazo y me jala con él. Aidan se le tira encima, tratando de salvarme.

—¡Corre, Marina!

—¡No voy a dejarte!

Empiezo a hacer señas en la calle, esperanzada de que un auto pare. Un disparo. Volteo asustada y veo a Aidan en el suelo y el ladrón corriendo lejos, de vuelta a las sombras.

—¡Aidan!

—Marina...

Sus palabras se empiezan a apagar. Llamo a emergencias.

—Vamos, amor, resiste.

—Tú eres mi estrella, la que más brilla... Te amo...

—Te amo... —Aidan deja de respirar y muere en mis brazos—. ¡Aidan! ¡Despierta, por favor!

Es inútil, ya no volverá. La ambulancia llega y lo declara muerto. Se lo llevan a la morgue y yo tengo que ir a rendir declaración.

Miro al cielo, a la noche estrellada. Cuando al fin era feliz, y teníamos nuestra noche estrellada, alguien me lo arrebata. Entre medio de todas las estrellas, una en particular empieza a brillar más.

Tú eres mi única estrella, Aidan. La única que me completa.