CAP. 8 - Nella
-Dos Semanas después-
Relajaba mis hombros, tuve un día cansado en clases. Estoy en los respectivos parciales, la tensión se puede sentir en el aire de la universidad, la podías palpar literalmente. Todos con la cabeza metida en los libros, repasando una y otra vez sus objetivos, seas de la facultad que fueses estarías justo ahora pasando por grandes momentos de presión.
Iba caminando por los pasillos de la universidad, pero no iba solo.
-Para mañana te sentaras al frente mio, me ayudaras con el examen, hoy no lo hiciste-. Me clavo su codo en las costillas. Era Antonella, mi mejor amiga y casi hermana no de sangre. Estudia conmigo desde que tengo memoria, siempre hemos estado juntos, para arriba y abajo. Quedó en mi misma universidad, cosa que me alegro mucho, alguien podrá acompañarme diariamente a pasar tormento con los profesores y me ayudara a superalos.
-Para eso estudia... Tonta- le di un suave golpe en la cabeza. Nuestra amistad es muy diversa, nos tratamos algo mal el uno al otro, jugamos entre nosotros y nos sacamos de quicio a propósito, pero es muy común vernos así. "Ella se cala mis locuras, yo me calo las de ella"- Es una chica atractiva, de piel morena y cabello negro. Un rostro demasiado hermoso, sus labios eran gruesos y deleitosos, sus pestañas eran cortas y sus cejas delineadas. Su corte de cabello cambia cada temporada, aveces se lo deja largo, otra veces se hace los Risos, muchas veces se lo corta a la altura del cuello o se lo pinta levemente de colores fuertes. No importa como se lo pinte o que use siempre le queda bien. Pero por los momentos tenia su cabello corto hasta los hombros.
Su personalidad es algo... Un poco muy descontrolada, es una completa loca salida del manicomio, al igual que yo. Amaba su personalidad, uno nunca podría aburrirse estando ella cerca, siempre es activa y con gran visión.
-Eres un torpe...- Hizo un puchero que se le vio totalmente adorable.
-La que quedara como torpe seras tu si no estudias- Deje reposar un libro sobre su cabeza después de darle un pequeño golpe con él antes.
-¡Eso duele!...- Antes de que pudiera vengar el golpe, tomo el libro y lo miro con asombro. -Este es tu libro de medicina...¿lo necesitas para estudiar no?-
-Mas lo necesitas tu, para que puedas pasar el examen de mañana y no estés dependiendo de mi-. Dije con tono dominante pero sarcástico.
-¿Y tu con que vas a estudiar entonces?- Fruncido el ceño dudosa de aceptarlo.
-Tengo varios apuntes en mi cuaderno, con eso repaso- Le Sonreí. Ella se emociono, salto sobre mi y me abrazo riendo, me grito al oído.
-¡GRACIAAAAS!-. Yo la abrace nuevamente, la levante y comencé a dar vueltas con ella. Aunque todo nuestro cariño sea dado mas con golpes e insultos, también teníamos estos momentos, que me hacían dar cuenta cuanto la quería y el porque era una de mis mejores amigas en la vida.
Salimos al jardín, ella sosteniendo mi libro en sus manos y yo con el celular afuera, avisándole a mi madre que ya había salido y que me podía pasar buscando. Yo miraba los alrededores del jardín mientras esperaba al lado de Antonella.
-Oye Nella, ¿Que harás este fin?- Le pregunte, quería invitarla a comer o a ver una película para descansar de los parciales.
-Estudiar... Sabes que estas dos semanas son fuertes... Claro no para ti, coquito-.Me saco la lengua tiernamente.
-Tomemos un descanso, Muchas veces es necesario- Mencione esperando que aceptara.
-Ese eres tu, que sacas buenas notas sin esfuerzo, yo no, tengo que esforzarme, ¡estudiare todo el fin de semana!-. Que linda se veía proponiéndose ella misma sus metas, "Esa es mi chica", pensaba. Le Sonreí. Ella devolvió la sonrisa.
Esperamos en los bancos de aquel jardín a que nos pasaran buscando. Antonella vivía cerca de mi casa, así que podría irse conmigo y es la costumbre....
En eso, pasaron nuevamente frente a mi, a unos cuantos metros de distancia. Jugando y riendo entre ellos, se encontraba aquel grupito de cuatro chicos. Ví de frente al chico de cabello negro, le tenia una absoluta rabia y desprecio. El no se daba cuenta de que tan mal lo miraba, estaba muy distraído. Apretaba el teléfono molesto. Antonella se dio cuenta y me tomó del hombro.
-Ethan... No pienses en eso, te meterás en un problema- Me dijo intentando desviar mi mirada.
-Nella, sabes perfectamente lo que hicieron... Tengo unas ganas inmensas... De...- Intentaba calmar mi respiración acelerada. Mi rostro se torno rojo y mi mirada era totalmente penetrante. No podía terminar oraciones, hacia rechinar mis dientes. Mi sangre se calentaba de la furia.
-Ya Adam esta mejor, eso ya paso... Por favor calmate- Antonella me tomo de la mano y la apretó.
-Adam tuvo que realizar terapias para volver a dibujar... sus manos quedaron muy lastimadas...- Recordar el hecho de que esos malditos no hayan recibido una lección aun me molestaba. Quería tener su cuello en mis manos y ahorcarlo. Respiraba fuertemente. Cerré mis ojos. Logre calmarme un poco.
-Vamos... allá ellos, terminaran en una cárcel algún día por todas sus fechorías, tu solo prepcupate por tus estudios, tu familia y por Adam- sobaba mi cabeza. Ella sabe que eso me hace débil.
-Gracias hermanita- respire profundo. La mire a ella. Le Sonreí.
-Y en mi también, en tu hermana, tu best friends forever, de mi no te escapas ni viejo- Me dio un zape y se hecho a reír. Yo me reí con ella. Ella me motivaba demasiado. Sabia como hacerlo, lo ha hecho durante muchos años.
Dos bocinazos sonaron, mi madre había llegado. Nos levantamos del banco y nos fuimos abrazados caminando hacia aquel auto. Con una sonrisa en el rostro.... Intentando disimular mi rabia.
...
Se hizo fin de semana... Y yo visitaba a Adam nuevamente en su casa. Me mando un mensaje temprano "-Necesito tu ayuda, ven". Abrí la puerta de su casa con total confianza, ya lo he tenido que visitar muchas veces y cuidar de él mientras se recuperaba. Ya era como mi segundo hogar, su hermana hasta se acostumbro ya de verme.
-Ethan, estoy en el sótano, baja- Se escucho el grito de Adam a lo lejos. Deje mi mochila en el sofá de la sala y abrí la puerta justo debajo de las escaleras.
Su sótano no era como cualquier otro. Adam había remodelado el solo ese cuarto. Hace 2 años, pinto cada una de sus paredes y en ellas dibujo increíbles paisajes tanto de día como de noche. En su techo se encontraban varios dibujos que reflejaban la mitología griega. Era fan de esas historias. Le tomo mas de 6 meses terminar todo y en ella, dibujaba y pintaba.
Decoro el ambiente con distintos cuadros hechos por el. Cada uno se representaban por ser tanto comunes como abstractos. El sabia como hacerlo lucir bien. Una mesa gran mesa en medio de la sala lleno de hojas, lapices, pinceles y colores y detrás de ella, varios potes de pinturas, de diferentes colores. A medida que iba bajando las escaleras me detuve en un bello retrato de una mujer con un abrigo entero azul, una boina y arrastrando una maleta, dirigiéndose hacia un pasillo sin fin. "No parece terminado", pensé cuando lo ví. Gran parte del dibujo estaba en blanco. Tanto me concentre en la pintura que no me di cuenta cuando apareció Adam a mis espaldas con una cámara y me tomo una foto.
El flash me hizo reaccionar. Volteo a verlo.
-Aquí estoy- Dijo con una sonrisa en el rostro. Sonreí igualmente.
-¿Para eso me necesitabas? ¿Una foto?- Dije en tono burlo mientras me acercaba. Lo bese en los labios. El correspondió el beso.
-No exactamente... pero necesito que te pares allí- Señalo una pequeña tarima hecha de madera bien pintada y decorada. "¿Que locura quiere que haga ahora?". Me tomo de la mano y me posiciono en aquella tarima.
-Perfecto, ahora quitaré todo- Dijo Adam. No podía aguantar la risa, pero sabia que Adam sabia lo que estaba haciendo y además ya debe estar acostumbrado verme así.
Me desvestí. Franela, jeans, zapatos, medias, incluso ropa interior. No tenia nada. Adam me veía, no apartaba la mirada de mi.
Mordisqueaba su labio inferior.
-¿Me vas a dibujar o a pintar?, ¿Debo posar...?- Comencé a hacer poses estúpidas, cosa que le hizo gracia al moreno.
-En parte si... Y en parte no. Solo prometeme ser paciente- Tenia una sonrisa picara y traviesa.
Se acerco a la mesa en medio del cuarto y levantó un pote de pintura abierto. Sumergió su mano, llenándola de pintura. Luego me miro a los ojos.
"No es cierto". Pensaba.
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