CAP. 7 - Saname
El auto de mi madre se estaciono de golpe frente a la casa de Adam. Rápidamente me baje del carro sin decirle nada mas a mi mama, no tenia palabras. Toqué varias veces de manera exaltada la puerta. Hice sonar incontables veces el timbre. Pero no había respuesta.
-¡ADAM!- Gritaba, esperando que pudiera escuchar mi voz y abrir la puerta. No me canse y seguí gritando su nombre unas cuantas veces mas.
Me comencé a desesperar, algo dentro de mi me decía que él estaba allí, esta vez si lo escuchaba... Lo sentía y decidí hacer caso.
Marque su número con mi teléfono. Se escucho el teléfono sonar detrás de la puerta. Estaba allí. Me quede algo atónito, su teléfono se escuchaba justo detrás de aquella puerta, posiblemente el también lo este y no quiera abrir por ninguna razón.
Me acerque lo mas que pude a la puerta. Intente escuchar su respiración o al menos el movimiento de su cuerpo rozar la madera. Comencé a respirar exaltadamemte... Intentaba relajarme pero poco podía.
-¿Porque no me quieres abrir?- Dije en un tono de voz baja. El sonido podría escucharse a través de la puerta; Pude escuchar el suave frotes de sus manos sobre su franela, pero no su voz, no quería responder.
-Adam, por favor...hablame-. Repose mi cabeza sobre la puerta mientras esperaba que dijera alguna palabra, pero nada. Solo sentí como su respiración se aceleraba. -Estoy para ti... y lo sabes- Me costaba tragar saliva, tenia un fuerte nudo en la garganta, me quitaba el aliento.
-Solo vete...-. Hablo Adam, con voz ronca y poco aliento, como si hubiese llorado. Un tono muy apagado para como estaba esta mañana.
-Quiero verte, por favor abre- El aire de mi pecho se consumía con cada una de mis palabras, me sentía cansado, frustrado, nervioso.
-He dicho que te vayas...-. "No"- era lo único que pensaba, lo único que sentía que era lo correcto, se que me he equivocado muchas veces, pero no me había equivocado en el, no quería equivocarme y menos ahora, el me necesitaba, me lo decía más que el espíritu... El corazón.
Saque mi teléfono y le mande un mensaje a mi madre indicándole que se fuera sin mi, tenia cosas que hacer... Cosas que resolver en esta casa. Ella se asomo unos cuantos minutos por la ventana y me miro a los ojos, veía mi preocupación, mi desespero y fácilmente entendió. Volvió a encender el auto y se marchó.
Repose mi espalda en la puerta y deslice mi cuerpo hasta quedar sentado junto a ella. No podía decir nada, no sabia que decir, solo esperaba relajarme y pensar, pensar en el, en que podría serle útil yo en esta vida.
-Eres especial para mi...-. Las palabras salían solas de mi boca. -Se que puedo no merecerte, y que por muchas de mis estupideces te haya metido en problemas... Es mas siento que no te merezco, porque otro no te debería hacer sufrir tanto y pasar por tantas cosas como las que te hago pasar yo...- Tome ligeramente aire.
-No digas esas cosas, quiero que estés a mi lado- Respondió levemente Adam, sentía mas asegurar en lo que decía, pero ya mi mentalidad era otra.
-Podre ser lo que quieres... Pero no lo que necesitas- Me sentí completamente cliché al decir aquella frase. Me levante de aquella puerta y respire hondo... Pensaba irme, y simplemente desaparecer de él. Mire el porche de la casa, en donde se encontraban dos laterales llenos de césped, un sendero lizo de cerámica que guiaban a la reja de la cerca por donde saldría. Solo había bajado el primer escalón cuando escuche el sonido de la cerradura de la puerta abrirse.
No había volteado en ese entonces, pero un cuerpo salto sobre mi espalda y rodeo sus brazos en mi pecho; Mi espalda comenzó a sentir gotas, que se deslizaban por mi camisa. Baje la mirada hacia los brazos del chico.
"Moretones...Rasguños... Raspones", cubriendo gran parte de sus brazos hasta sus manos. No pude aguantar las ganas de llorar. Las lágrimas se deslizaban por mi rostro y caían a sus manos. No se cuantas fueron las veces que me llame a mi mismo "estúpido, imbécil, inútil", mas otro centenar de palabras. Tome las manos del chico con total cuidado y solo caí. Mis piernas no pudieron mas y caí de rodillas al suelo, con Adam aun apoyado en mi espalda.
Ambos lloramos, no quería decir nada, el no me quería soltar, me apretaba fuertemente aunque le doliera. No me quería imaginar su rostro, su pecho, su espalda.... Me enfurecí, estaba totalmente enojado y alterado, pero no podía dejar de llorar.
Yo quería voltear, pero no era lo que el quería, no quería que lo viera llorar, pero lo escuchaba, parecía un niño... Derramando lágrimas... Por mi culpa.
...
-Perdoname... Enserio, perdoname-. Decía mi voz ronca entre lágrimas y llanto. El no respondía, solo me abrazaba y seguía llorando. Mi corazón se volvió un nudo, no me soltaba dejar ir a pesar de esto, de todos esos moretones que... Ahora todo estaba claro, la reacción de aquel chico frente a la pizzería, su mirada, sus gestos... Todo estaba abierto ante mis ojos.
Me levante. Adam se levanto conmigo. Voltee a verlo. El se dejo ver. Solo veía sus ojos rojos, su mirada de tristeza que me decía "quedate". No podía soportarlo, lo abrace, el soltó un aullido de dolor, su espalda debe estar peor de lo que pensé, además de sus manos y aquel ojo morado. El me abrazo. Sentí sus manos temblorosas. Rosaba su mejilla con la mía acariciando los cañones del bello de la barba que frecuentemente me afeito.
-Te amo- Dijo Adam, sentí su respiración en mi cuello. Cada parte de mi cuerpo se estremeció, nunca había sentido un te amo así de intenso, y que hiciera reaccionar así mi cuerpo.
No dije nada, el sabia mi respuesta, y el quería que no lo dijiese... que yo no dijiese nada, solo sentir el momento y permanecer callado... Solo a su lado.
...
Entramos a la casa. En su cuarto, varios algodones bañados de alcohol tirados en el suelo. Varios pañuelos cubiertos de sangre, y unas cuantas pastillas para el dolor... No quise mencionar nada, estaba aturdido y desilusionado de mi.
-Mirame...- Dijo él. Fije mi vista hacia el pelinegro y veo como se quita con mucho cuidado la camisa mostrando grandes moretones tanto en su pecho, en sus brazos, hombros y espalda.
Desvíe la mirada, no quería verlo. Me tomo de la barbilla y volvió a fijar mi mirada en sus ojos, luego en su cuerpo. -Mirame- Dijo con total seguridad.
"¿Es una de sus maneras de castigarme por lo que le he hecho?"-Pensaba.
Adam tomo un pañuelo limpio y sumergió una parte en una pequeña taza de alcohol. Se me acerco con el.
-Toma... Usalo- No decía mas nada, simplemente dejo el pañuelo en mis manos y se sentó a mi lado en la cama, de espaldas, yo viendo de frente sus heridas.
Mi mano comenzó a temblar, tenia miedo, no podía acercar este pañuelo a su espalda. Que futuro medico, me replicaba, debería ya estar acostumbrado a esto... Pero en mi corazón sentía miedo.
-Hazlo-. Respire profundamente y comencé a frotar el pañuelo en sus raspones. Adam soltaba aullos de dolor, mientras con sus manos arrugaba las sabanas de su cama. Era muy doloroso, varias de esas heridas aunque no fueran graves eran profundas. Me comencé a sentir peor por el. Pero a pesar de que me sintiera mal, seguía limpiando sus rasguños.
El abrumador ardor que debe sentirse al frotar el alcohol debe ser horrible. Mi corazón se puso pequeño al escuchar cada grito de dolor o frustración que salia de su boca.
Paré. No lo soportaba mas, baje el brazo. Adam se voltio, y me miro a los ojos. Gotas de lágrimas caían por mis mejillas... El me tomo de la mano con el pañuelo y se la puso en una herida cercana a su pecho. Arrugo su rostro por el leve dolor.
-Quiero que te mantengas firme... Podrás herirme, si... Podrás lastimarme, también, y aunque diga que te vayas, quedate, quedate y sana mis heridas, con el tiempo cicatrizarán...- Al igual que yo comenzó a llorar. -...Quedate y saname, yo solo no puedo- No pasaron segundos cuando ambos partimos en lágrimas.
El seco mis lágrimas. Intente parar de llorar pero no podía, apoye mi frente con la suya. "Somos unos llorones" pensaba mientras lloraba pero a la vez me reía.
Me sentí feliz de que quisiera que yo lo apoyara, pero seguía llorando, ¿de felicidad?, ¿de tristeza?, que sentimientos encontrados, están volando, jugando y saltando dentro de mi cabeza y mi corazón, no podía ponerle orden.
Entonces fue cuando deje de sentir... Cuando el me beso.
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