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CAP. 15 - Su Princesa

Let it go de James Bay

https://m.youtube.com/watch?v=GsPq9mzFNGY

Narra Antonella

-¡Papa atrapame!- Corrí como pude lejos de él, reía por mi gran felicidad y emoción. Mi padre rápidamente me atrapó y me alzó depositando un beso en mi mejilla. Sus brazos eran fuertes, sus manos suaves y su olor me daba seguridad, lo quería demasiado, era una de las personas que mas apreciaba en esta vida. Siempre me ha demostrado gran amor y yo también lo amo demasiado. Mi padre en estos 6 años ha demostrado un amor incondicional y me da ha demostrado cuando me quiere, aun cuando mi madre falleció en mi parto.

-¡Te atrape!- Dijo él entre risas, me alzó por encima de su cabeza y comenzó a dar suaves vueltas. Yo reía de la emoción, mis tiempos con mi papa me hacían olvidar todo lo malo que en realidad no pasaba en mi vida, él se aseguraba de que todo el tiempo estuviera bien y eso es lo que hago yo con él, me preocupó cuando llega cansado de trabajar o cuando se desvela mucho o cuando esta muy estresado les doy mis besos sanadores, el me dijo que le ayudaban a quitar todo mal. Con mis besos le demostraba mi amor y mi aprecio, mi estima, le demostraba que era mi todo.

Sentí como me volvió a dejar en el suelo y me tomó de la mano. Yo acomodaba mi vestidito floreado y tome su mano para caminar a una de las bancas cercanas.

-¿Para la próxima podemos traer a la abuela?- Mi abuela era una persona maravillosa, siempre cargaba una radiante sonrisa, nunca la veo triste, ella me da calma y abrigo, la quiero muchísimo al igual que mi padre.

-Se lo diremos juntos, se sentirá contenta por salir con nosotros- Me dijo con una gran sonrisa y me ayudaba a sentarme en la banca. Yo entrelacen mis dedos con mi largo cabello y balanceaba mis pies.

-Esta bien papi- Apoye mi cabeza en su cuerpo y el rodeo me con su brazo. Me acurruque lo mas que pude mientras veía el parque y a todas las personas que compartían felices juntas, algunas compartiendo un picnick, otras solo jugaban o hablaban en grupos, otras sacaban su celular y se tomaban muchas muchas fotos y otras hacían ejercicio, querían estar en forma.

-¿No quieres algo de tomar princesa?- Dijo mi padre sacandome de mis pensamientos y haciéndome volver a sentarme recto en la banca. Asenti con mi cabeza y una sonrisa. -Bien, traeré un par de jugos...- se levanto de la banca y se acomodo las mangas de su camisa que le llegaban a los codos. -Puedes esperarle aquí, no tardare nada- Deposito un beso en mi frente y luego se marcho no muy lejos. Yo observaba desde la banca como le pedía al vendedor ambulante dos jugos de naranja, saben que me fascinan, y esté los preparaba.

Mi padre pagó debidamente y el señor le entrego los dos jugos en sus manos, se veía refrescantes y deliciosos. Mientras mi padre caminaba de regreso hacia la banca, yo lo miraba, lo detallaba, mi padre era un hombre sumamente apuesto, no lo digo por que sea su hija, si no porque en realidad tenia muy buenos dotes. Era de piel morena, sus ojos era café oscuro y su cabello era negro. Practicaba un deporte llamado fútbol americano, no sabia muy bien de que se trataba, pero eso le pertimitio abquirir figura de galan y un rostro además muy limpio y presioso. Si, era mi papa, el hombre mas apuesto de todo el mundo ante mis ojos, y yo, su linda y amada princesa.

-Aquí tienes mi vida- Mi padre estiro su brazo con aquí vaso de jugo hacia mi, yo con mis dos manitos lo tome y metí el pitillo a mi boca para succionar el jugo. Estaba frío y dulce, delicioso, me gustaba mucho el jugo de naranja.

-Gracias papa, esta delicioso- Sonreí de oreja a oreja agradecida, el volvió a mi lado y bebió del jugo. Simplemente tomábamos del jugo y veíamos el paisaje, el césped, los niños, las familias, mi padre sonreia y si el estaba feliz yo también lo estaba. Me acurruque a su lado y seguí tomando de mi jugo hasta acabarmelo. Ninguno de los dos decía palabra, solo escuchaba la respiración de mi padre, tranquila, serena, y su cuerpo me proporcionaba calor, calor que tranquilizaba a mí demasiado, me sentía en el cielo, y así compartiamos mi padre y yo por lo menos dos veces a la semana.

Paso un buen momento y yo solamente respiraba el aroma de la naturaleza. Mi padre me abrazo fuertemente mientras observaba detalladamente su reloj. -Creo que es hora de irnos, ya se esta haciendo tarde- Señalo mi papa al cielo para mostrarme el atardecer.

-Esta bien papa- Me levante y lo tome de la mano.

-Muy bien mi niña- Se levanto y sujeto mi mano con fuerza y caminó hasta la salida del parque. Yo lo seguí sujetando su mano con fuerza, el me miro sonriendo, ya conocia esa sonrisa, algo tramaba. -¿Que tal si comemos pizza?-. Deje mostrar una gran sonrisa, estaba entuciasmada, pizza de cena, ya se me aguaba la boca de solo pensarlo.

-¡SI!- Levante mi puño al aire entusiasmada. -Pero le llevamos a la abuela- Él sonrió y acaricio mi cabeza.

-Trato mi amor- Nos dirigimos juntos a la pizzeria.

...

Saboreaba mis labios aun con la grasa de la pizza, caminaba dando pequeños saltitos de alegría mientras sujetaba la mano de mi padre quien cargaba un trozo para la abuela. Era de noche, había gente que salia de ese entonces del centro y paseaba por la zona. La acera se encontraba iluminada por los locales y las variadas luces, mi padre me miraba muy al pendiente de mi. Quedaban solo cuadras para llegar a casa en donde estaría mi abuela esperándonos, la sorprenderá mucho el trozo de pizza, solo me imaginaba su rostro de sorpresa y dejaba salir risitas de emoción.

Estaba feliz... cuando de sorpresa sentí una mano aspera tomar mi brazo y jalarme con fuerza, me asuste demasiado, en cuanto voltee y darme cuenta que era un hombre que nunca había visto antes, tenia sus ojos rojos y una barba muy sucia. Mi padre se dio cuenta del forsejeo y observo al hombre atónito.

-¡OIGA, ¿QUE LE PASA?- El de igual manera me sujetaba con fuerza y no me soltaba por nada del mundo. Sentí mucho miedo, en su mirada solo veía malicia, comencé a llorar y a solo mirar a mi papa.

-Papi, ayudarme el hombre es malo- Dije sollozando y soportando los fuertes jalones de ambos.

-Suelte a la niña si no quiere resivir un balazo- Mi padre hizo caso omiso a las palabras del desconocido. Esperaba que las personas se dieran cuenta de lo que ocurría pero nadie volteaba a vernos, rogaba, rogaba por no ser llevaba por ese hombre.

-¡SUELTELA HE DICHO, ES MI HIJA!- Mi padre se veía molesto, nunca lo había visto con tanta rabia, estaba protegiéndole a toda costa y me sujetaba con fuerza, parecía que sus manos se escrustaban a mi piel haciéndome daño.

El sujeto me soltó y saco un arma de su pantalón, y temblaba mientras nos apuntaba con ella. Mi padre pudo jalarme hacia él y se puso al frente de mi, se veía asustado, podía sentir como su corazón se aceleraba y retumbaba con gran fuerza.

-Dame a la niña y tu seguirás con vida-

Mi padre se encontraba nervioso, se quito el reloj y lo extendió hasta el desconocido. -Podemos negociar, puedes quedarte con todo lo que tenga, pero a ella dejala- Mi nerviosismo estaba que estallaba, no podía soportar ni siquiera mis piernas, no podía durar mucho de pie.

-No quiero tu porquería de objetos, quiero a la niña- me miraba con deseo, lamia sus labios con gran sadismo, me causo aun mas terror.

-No dejare que te la lleves- Dijo entre dientes y sujetándome con fuerza.

-¡Al diablo con esto!- Acerco el arma hasta mi padre y como pudo me tomo del brazo, me jalo hacia el y comenzó a arrastrarme. Mi padre no tardo en reaccionar, se lanzo sobre el extraño e intento tomar el arma y apartarla de su cuerpo.

Entre el forsejeo logre liberarme, y observe como mi padre intentaba tomar al hombre, sentí miedo, quería gritar pero no podía, el nudo en mi garganta me lo impedía, solo lágrimas caían por mi rostro.

...

Se escucho un balazo, mi cuerpo se petrificó, mi vista se nubló por el estruendoso ruido, no lo podía creer, no podía creer lo que observaba. Mi piel se heló completamente cuando observe a mi padre con sangre en su camisa, en sus labios, en sus manos.

-¿Pa-pa?- No podía decir palabra, mi padre cayó al suelo mientras una gran cantidad de sangre caía por su estomago. Aquel extraño simplemente desapareció, no le di importancia a cuando se había marchado, solo lentamente me acerque a mi padre.

Mi boca estaba completamente abierta, no podía creerlo, no podía soportarlo, parecía una pesadilla, la persona que mas amaba en este mundo se encontraba tirado en el suelo agonizando de dolor, parecía que miles de cuchillas se clavaran en mi estómago, en mi pecho, en mis manos. Me lance a él, no podía dejar de llorar, esta ves lo hacia desesperadamente, tantas lágrimas me nublaron la vista por completo mientras yo solo lo abrazaba, no me importaba llenar mi vestido de sangre o ensuciar mis manos, solo lo abrazaba. -Papa, no te me mueras- Dije con un hilo de voz, mis llantos no hacían entender bien mis palabras.

El me miro, dejando salir varias lágrimas, le dolía demasiado, le dolía mucho, pero como pudo elevo su mano y con su dedo apuntó a su mejilla...quería que lo besara. Yo no lo creía, quería un beso, capaz lo logre sanar con mis besos, siempre han funcionado. Me acerque a su mejilla y lo bese calmadamente, mientras mis lágrimas salían sin control. Me separe para mirar su rostro esperando que se sintiera mejor y el sonreía... Sonreía, le dolía mucho pero lo hacia, "Se esta comenzando a sentir mejor" pensaba... Hasta que solo cerró los ojos...

-Descansa papi, se que te sentirás mejor- Lo abrace fuertemente, lo abrace como todos los días antes de que se fuera a trabajar, como todas las tardes que regresaba exhausto. Lo abrace como su pequeña princesa siempre lo hacia y como a él lo hacia feliz.

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