Regreso a casa
El aire se había vuelto frío de repente tanto que mi piel estaba totalmente erizada, estaba al frente de mi casa, esa que apesar de sus colores, hoy no estaba tan viva y eso se notaba desde fuera, nadie me podía ver, pero yo a ellos si. Entre al jardín de mi hogar, apesar del ambiente tan pesado los olores de las flores estaban presentes con esa mezcla de olores tan perfecta, mire hacia un lado y allí estaban las flores de mi madre, unas orquídeas de las cuales ese color morado resplandecia a cada segundo, me acerque a ellas y su olor me lleno de vida, me daba esa sensación de estar con ella.
Elegí desde ya entrar a la casa, estaba sentada en uno de los balances de la sala mi tía, pero ya no era tan ella, estaba como perdida, como ausente y su mirada solo se iba a las fotos que estaban de mi madre en un cuadro en la sala, sus gritos tenían ganas de salir para poder desahogarse, pero ella tenía que ser fuerte para todos en la casa y al parecer se había propuesto estar para todos, dando ánimos aunque se estuviera muriendo por dentro, me quedé observando su fortaleza y no pude evitarlo, mis brazos iban en automático a abrasarla, quizás eso era lo que necesitaba, aunque de su boca no saliera esa petición y sentí como su respiración desesperada dejo de ser tan fuerte y aunque al parecer no entendía la paz que estaba sintiendo en ese momento, lo disfruto. Ella agarro el cuadro con las fotos de su hermana, le dio un beso y los sostuvo en su pecho como para que no se le escapara cada recuerdo.
– Haré de nuestros niños, hombres y mujeres de bien te lo prometo hermanita– y de sus ojos de manera disimulada dejo que salieran un par de lágrimas.
Deje a tía en la sala y me dirigí hacia el cuarto de mi hermano, el más fuerte de todos nosotros, mi héroe y allí estaba sentado en su cuarto, con la mirada perdida, su respiración estaba agitada como quien había hecho una carrera de relevo y mientras golpeaba una pelota contra la pared para no perder la compostura, podía sentir como sus deseos eran salir corriendo y gritar con todas sus fuerzas y no lo culpo. En la habitación a un costado dentro de sus cosas había un reproductor de música, algo que nos dio vida alrededor de los tiempos, busque una de esas canciones que nos llenaban de gloria, de paz dentro y le di a reproducir, el dejo la pelota de un lado y miro hacia la mochila, le extrañaba que de momento su reproductor hubiese puesto automaticamente In the end de Linkin Park, sus ojos dejaron de estar perdidos y se puso los audífonos, cerro los ojos y dejo que la música fluyera dentro de él y desde allí decidió ser duro y fuerte para estar con los suyos y el miro hacia un costado donde el resplandor daba a la pared y en ese momento pudo ver mi reflejo ya que sus ojos algo extrañados se quedaron fijos en mi, salí rápido de allí, pero cuando me volví asomar solo lo vi sonreír, concentrado en algo que ya le daría paz.
Era algo evidente que todos llevábamos la tristeza por dentro, fui hacia la parte de atrás de nuestro hogar y aún podía sentir su olor por toda la casa, como si ella aún estuviera allí. Mis abuelos estaban sentados alrededor de la mesa, viendo lo que hacía Roselia, mi hermana, pero vi en ellos el sentimiento de otra pérdida, otra de la cual sería difícil reponerse, pero ambos se tomaron de la mano, como queriendo darse apoyo, ellos habrían librado mil batallas y aunque la pérdida fue una de las grandes, ellos llevarían a mamá dentro del corazón, como siguen haciéndolo hasta ahora.
– ¿ Roselia donde esta Alex? – le pregunto mi abuela a mi hermana preocupada porque no me había visto.
– Taty esta jugando allá alante por el pino.
Automaticamente me dirigí hasta allá, pero sin antes ver cómo Roselia se me quedaba mirando extrañada como si fuera capaz de verme. Me dirigía a verme y allí estaba sentado en la arena, al lado del pino en el jardín, mirando hacia arriba como si buscará algo, me senté frente a mi mismo, viéndome fijamente y de momento nuestro perro de aquellos tiempos el gran Yony comenzó a ladrar y a mover la cola como si quisiera jugar pero conmigo, ciertamente había oído que los animales como ellos, los perros pueden ver más de lo que nosotros podemos.
– ¿ Y si hubiera muerto yo y no mami?
Me quedé extrañado, preguntandome a quien eran dirigidas esas palabras sino había nadie a nuestro alrededor y volví a verle a los ojos y sus ojos estaban encajados hacia mi, rojos apunto de estallar en lágrimas.
– Angelito mio de la guardia dime. ¿ No era mejor que yo hubiera muerto?
– No mi cielo, no puedes pensar en eso, tú estás lleno de vida y aunque mami no esté aquí ahora contigo, ella desde allá arriba los cuida a todos– le respondí viendo que había notado mi presencia.
Se hecho a llorar, como si no hubiera un mañana, pero sin hacer ruido, aún me parece aterrador como desde mis ocho años había dado mi vida literalmente para que mi madre estuviera a mi lado.
– Tienes que ser fuerte mi vida, vas a pasar muchas cosas que cómo estás tendrás que serlo.
En ese momento se limpio las lágrimas en su rostro y afirmó que seria fuerte como le había dicho, aunque se que esa idea no pararía allí, el tenia que oírlo. Yo ya me iba, había tratado de aliviar el dolor de todos en casa y fue cuando Roselia corrió hacia el Alex niño y ambos salieron hacia donde estaba yo.
– Angelito, yo también te ví, ya Taty me dijo que le dijiste que Mamá nos cuida desde el cielo. ¿ Papi donde está ?– me pregunto ella con una inocencia tan bella.
– Tu padre está al llegar a la casa, tranquila.
– ¿ Y el nos quiere? ¿ No se va a ir como mamá hacia allá arriba ?– me pregunto el pequeño Alex.
– No, el ya viene llegando y si sus padre los ama– ambos me abrasaron.
– Adiós angelito.
Y allí los dejé más fuertes que como estaban, apesar de que esa herida nunca desaparecerá fue sanando. Nuestra casa siguió gris por varios días, pero de a poco fue recuperandose y todos nos volvimos un poco más fuertes.
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