La ventana
- No sabía que pudiera querer tanto a alguien – murmuró ella mientras acariciaba el cabello de él. En la ventana solo parpadeaban las luces de la ciudad. Estaban envueltos en la madrugada transparente, con los pensamientos entrelazados, cobijados con el vapor de sus cuerpos sobre la cama y en penumbra, sus ojos se encontraron. Él no sabía qué responder ante una declaración como esa. Quizá un típico "yo también" haría que ella se sintiera correspondida, pero el problema es que él no entendía del todo la frase, ni porqué, en ese momento en que parecía que no existía nadie más que ellos en el mundo, ella había decidido cortar el silencio tibio con el filo de sus palabras.
- Me encantas – él respondió con un murmullo que fue enfriando la habitación. Esta era la verdad más exacta para él en ese momento, además todos lo notaban. Si ella entraba en el lugar donde él se encontraba, se le borraban todos sus pensamientos, sus ojos se iluminaban y el mundo dejaba de existir. Eso provocaba ella en él, todos lo sabían, lo perdieron el día que la conoció. Se comportaba como un enfermo crónico que le costaba mantener contacto con el mundo, incapaz de sentir nada. No reía, no lloraba. Por eso mismo no podía corresponder con la frase – no sabía que pudiera querer tanto a alguien – porqué para él era distinto, para él era más bien un - me gustas tanto que me haces sentir enfermo, o eres "dolorosamente encantadora".
Ella se sentía segura estando a su lado, él se sentía perdido.
Así fue como su amor comenzó a andar por caminos distintos. Irónicamente, en el momento en que más se necesitaban uno al otro comenzaron a separarse. Sentían que cada vez necesitaban pasar más tiempo juntos, pero mientras más tiempo pasaban menos satisfactorio era, como un adicto que necesita su droga, pero cada vez le satisface menos.
Recostados sobre la cama, junto a la ventana, ninguno de los dos logró darse cuenta de que en ese momento se alejaron. Ella insistiría en buscarlo una y otra vez, y cada instante que ella hacía por encontrarlo, él se perdía más profundamente. Ella añoraba sentirse segura, aunque cada vez incrementaba su inseguridad, él terminó por perderse para siempre en el reflejo idealizado de ella.
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