Se acercaba el día del cumpleaños. Había pasado tanto tiempo sin que intercambiaran una sola palabra pero ella sentía un gran compromiso por llamarle, por felicitarle. - Déjale sólo un mensaje en facebook - le decían sus amigas. Pero ella no era así. No podía comportarse como una persona distante e indiferente, después de haber compartido tanto. Es curioso cómo en una relación se pasa del todo al nada.

Llegó el día del cumpleaños y no podía sacarlo de su mente, definitivamente debía llamarle, pero ¿Cuál sería el mejor momento para hacerlo? Conocía bien su rutina, - seguramente a esta hora estará llegando al trabajo – pensaba - ¿Quizá el mejor momento sería durante la comida? Ella estaba en blanco. El primer cumpleaños de él que pasaron juntos, ella decidió sorprenderlo llevándole el desayuno a la cama. A él le fascinaban esas cosas sencillas, nada extravagante. Incluso, sólo el hecho de ver su nombre en la pantalla del móvil sería suficiente para él cuando ella llamara, sin importar la hora del día. Pero ella no se sentía segura, no sabía cómo hablarle. Ya no eran los mismos, ya no eran lo que habían sido, ni siquiera eran amigos. No había duda, cualquier llamada, a cualquier hora, sería incómoda.

- ¿Ya le llamaste? - le preguntaron sus amigas con quien quedó de reunirse a la hora de la comida.

- No aún no, no sé cuál es el mejor momento, tampoco quiero interrumpirlo, mucho menos hablar mil horas con él. Un feliz cumpleaños y ya está.

- Ay, para esas cosas no hay momentos, no sé por qué te encanta darle tanta vuelta a las cosas - dijo una de sus amigas.

En un descuido, una de sus amigas tomó su móvil de la mesa, buscó su nombre en los contactos y le llamó. - Toma, ya está marcando - . Ya no había vuelta atrás, ahora tendría que fingir una voz casual y disimular lo precipitado de la llamada, al mismo tiempo reprochaba con gestos a su amiga por entrometerse de esa manera. La verdad es que, si su amiga no lo hubiera hecho, quizás ella no hubiera llamado, lo habría pensado durante todo el día y terminaría dejando un mensaje en facebook. Ella no era así, pero a veces tampoco era de ninguna otra manera.

Luego de la llamada más corta que habían intercambiado en toda su relación, incluso más corta que cuando ella iba a la tienda y él le llamaba para encargarle algo o al revés, ella miró a sus amigas y se quedó callada. Escuchar la voz de alguien que no has escuchado en mucho tiempo suele tener ese efecto.

- Me invitó a su fiesta, va ser en su casa -. murmuró.
- Obvio vamos a ir!!! - dijeron sus amigas.
- Obvio no - respondió.