Él no pudo dormir en toda la noche. No comprendía la secuencia de actos, en un momento la tenía en sus brazos, y en se había ido con todo y maletas. Faltaba algo. Sentía como que había vivido una ruptura otra vez, igual que la última. Estaba roto en pedacitos, feliz de haberla visto, pero odiándola por su partida inesperada.

En eso sonó el teléfono, era ella.

Dudó en contestar, un instante, quería pensarlo bien, pero hay ocasiones en que las manos no obedecen el pensamiento, no son los seres más sensatos y tienden a precipitarse, así que cuando menos lo pensó, ya había contestado.

- Hola - le dijo.

- Hola, dónde estás, fui a buscarte.

- Sí, te vi en tu bicicleta cuando iba en taxi - respondió ella.

Luego hubo un silencio que parecía que duraría para siempre.

- Porqué te fuiste? - Preguntó él.

- Vine a ver a mi mamá que está enferma, acá me quedaré un tiempo. ¿Porqué fuiste a buscarme? - ella le preguntó.

- Porque te quiero de vuelta, me haces muy feliz y ahora te has ido, otra vez, igual que la vez pasada.

- No sé qué decir – murmuró ella mientras empezaba a cortarse la voz, estaba llorando. - Estoy muy confundida - decía entre sollozos.

- Pues no hay nada que pensar, o me quieres o no me quieres, es muy sencillo - decía él- Yo sé que te quiero, y quiero que regreses conmigo.

- Sí, pero es que... tengo novio, no debí pasar la noche contigo... y ahora no sé qué hacer...

Esto cayó como una cubeta de agua helada sobre su cabeza, se quedó sin palabras, no lo podía creer, no sabía que decir.

- Estás ahí? - preguntaba ella - Hola? Por favor no me vayas a colgar, ¿Hola? ¿Hola?

En eso ella escucho el sonido en su celular que indica que la llamada había terminado.

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FIN DE LA PRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA.