VII
—Desde aquí sigo yo. Este es mi trabajo.
Fue lo último que Yoongi les dijo a Namjoon y a Jungkook, los dos poco convencidos no se quisieron mover ni un centímetro. No era por nada, pero estaban parados en medio de una zona antigua del edificio con una atmosfera totalmente escalofriante; sin luz, polvorienta y estaba de más decir que hacía un inexpiable frío que les calaba los huesos a todos. Dejar a Yoongi allí no era una buena idea. Sin embargo, no sirvió de nada, pues Min, tajantemente, le dijo que se largaran.
—En serio, yo puedo solo. Gracias.
El moreno le hizo una seña a Jungkook para qué comenzará a caminar hacías las escaleras. Jeon y Kim miraban de vez en cuando hacia atrás iluminando la figura del forense, este estaba aún de pie frente a puerta abriéndola de poco a poco. Sin más remedio, se fueron subiendo por las mismas escaleras.
Min finalmente se quedó solo allí. Bajo la fría soledad y oscuridad sofocante de la parte vieja.
Intentar encender alguna luz es tiempo perdido, no había la suficiente energía como para lograr encender toda la sala, con algo de suerte la energía solo iba al congelador en funcionamiento y el ascensor.
Trago duro y empezó a caminar dando cada paso con cautela sin chocar con nada, mientras su linterna entre sus sudadas y temblorosas manos era su única y fiel compañera en aquellas andanzas. Yoongi admitía estar algo asustado, lo suficiente como para darle paso al arrepentimiento. Era como ese miedo que provenía desde el fondo, que le recorría desde la punta de los pies a cada centímetro de su cuerpo; y la ansiedad también estaba presente, el querer abrir luego ese congelador y encuentra lo que tanto insistió.
Al llegar donde estaban todos los congeladores, comenzó a buscar el correspondiente a Kim Taehyung, abrir los demás era tiempo perdido, ya que, estaba más que sabido por el muchacho que estaban vacíos. Sin nadie dentro. Fue al congelador indicado en el papel, cuando apenas lo vio e ilumino leyó para cerciorarse. Leyó la etiqueta y supo que era todo verdad.
“Kim Taehyung. (1993)”.
Sus temblaban a tal punto que abrir un simple cerrojo era tarea complicada. Luego de varios intentos y de forcejeo, el congelador se abrió y el cuerpo cubierto por una bolsa plástica transparente con un cierre largo que recorría toda la anatomía del chico, comenzó a hacerse hacia atrás. Yoongi retrocedió y vio el cuerpo algo difuso por culpa del plástico, pero no había mucho que confirmar, era él. Su silueta, el tono de su tez y su cabello oscuro era suficiente.
Debía sacarlo de allí, aprovechando el elevador estaba funcionando, corrió una camilla y paso el cuerpo de Taehyung a esta para lograr transportarlo hasta el piso donde realmente estaba la morgue y de ese modo hacer su trabajo. Con Taehyung ya listo en la camilla para transportarlo, se dedicó a inspeccionar con tal de hallar la copia de la autopsia. Movió cajas, abrió cajones, empujo muebles y nada, no apareció por ni un solo lado. Hasta que su mente trató de ir un poco más allá.
Él, de cabellos grises, regresó al congelador de Kim y se introdujo más al fondo logrando ver una bolsa con algo beige dentro de ella. Por la forma, intuyo que era la copia.
—¡Ah! ¡Mierda! —Se quejó al meterse en un espacio tan estrecho. Después de un par de intento, arranco el sobre y saco la carpeta de dentro.
Efectivamente, decía Kim Taehyung y abajo ponía "copia".
Con todo listo, Min se dispuso a llevar a Taehyung al ascensor.
Mientras iban saliendo, fue inevitable sentirse observado. Una extraña sensación lo abrazo e hizo que su corazón saltase inquieto. No solo fue eso, sino el terrible susto que le dio las puertas cerrándose en un sonoro azote de estas dos, apenas se dio la vuelta, vio que ambas se habían cerrado.
Se quedó allí viendo las puertas. Cuando de poco a poco la camilla comenzó a tener una presión que iba en contra la dirección que él iba. Yoongi no se movió, pues el terror lo paralizó y sin muchas opciones regresó la vista hacia el frente, tomó el teléfono y alumbró a quien hacía la fuerza contraria.
El poco aire que le quedaron en los pulmones se esfumó, dejándole solo el suspiro del susto, que no le permitió ni siquiera dar un grito. Delante de él, se presentó la misma chica sin sus ojos, desnuda, con el cabello largo y sucio. Ella estaba temblando, de pies a cabeza, y era notorio que trataba de decirle algo a Min mientras hacía fuerza contra la camilla, buscando detener al forense y dejando la camilla de donde había sido sacada.
Estaba claro que buscaba evitar que Yoongi sacara a Taehyung de allí.
—No sigas... P-Por favor... —Rogó empujando la camilla. Min trató de ignorarla, pero no fue capaz. —No lo hagas... Te vas a arrepentir... —Lloraba la muchacha. —No es lo que tú crees... No lo es...
—Ya déjame en paz... Déjame. —Cerró sus ojos con fuerza. —No es real, no es real...
—No sigas...
La voz de la chica desapareció un lábil susurro en su oído. Yoongi sintió luego un escalofrío recorrerle el cuerpo. Abrió sus ojos y otra vez estaba solo.
Ignorando lo ocurrido, metió la camilla en el ascensor y marcó el piso menos dos.
Era el momento para descubrir toda la verdad.
✶⊶⊷⊶⊷❍ ⛥ ❍⊶⊷⊶⊷✶
El cuerpo de aquel muchacho era delicado, hermoso y a la vista tersa. Su piel era todavía joven, no tenía una gran musculatura, pero aun así bastaba para que se viera saludable. Su tez era morena, de una tonalidad canela, sin ni una mancha, sin ni una sola cicatriz, extraña para el forense. Lucia recién muerta, como si su cuerpo no hubiera pasado por un largo proceso de congelación. Así mismo descansaba sobre la mesa que, igual que él estaba bastante fría, estaba con sus ojos cerrados, durmiendo tranquilamente y como si nada pudiera molestarlo de aquel agradable sueño. Yacía desnudo, solo cubierto por una manta de la cintura hacia abajo.
El joven forense miraba el reloj en la pared blanca de la morgue que marcaba las doce. Su cabeza dolía tal como si lo hubiesen dado con un martillo una y otra vez en la misma zona, generándole molestia. Estaba cansado, somnoliento y algo ido. No era capaz de comprender nada, y se preguntaba:
¿Cómo es posible que luzca así cuando ya pasaron treinta años en un congelador?
Yoongi di paso, al fin, a leer la autopsia. Dejando de lado el mapa que armo en la pizarra con periódicos viejos, notas, frases claves, etcétera.
Al abrirla la foto del chico, lo volvió a atormentar, pero esta era con Taehyung ya fallecido, con la piel pálida y algunos golpes en el rostro. Al girar la primera página, leyó una declaración previa, donde se explicaba qué fue lo que se encontró en la escena del crimen.
Taehyung fue enterrado a no más de un metro, la lluvia y el deslizamiento de la misma tierra dejó su cuerpo al descubierto y mojando aún más.
Min caminó hasta el cuerpo y lo miró más de cerca mientras iba leyendo la carpeta.
—Hematomas severos en la muñeca derecha... —Leyó en voz alta. —¿Posible señal de forcejeo?
Dejó la carpeta de lado y tomó la muñeca de Taehyung. Imitando el movimiento, calzaba con la descripción. Seguro que el sujeto lo debió llevar obligado.
Continuó así, leyendo y revisando hasta que llegó a las últimas líneas que detallaban lo más impactante de todo.
“Restos de fluidos corporales ajenos en la zona de los muslos internos y glúteos”.
“Marcas de arañazos en ambas piernas y desgarramiento interno”.
“Posible abuso sexual”.
Min se tomó la frente.
—Sí, lo hizo entonces... Abuso de ti... Mierda. —Min se apoyó en la mesa de disecciones.
No sabía si era capaz de seguir; sin embargo, era la única manera de saber cómo murió. Volvió a tomar la carpeta y leyó lo último.
“Golpe en zona occipital con objeto contundente, posiblemente una roca. Fractura en el cráneo grave”.
“No es causa de muerte”.
—¿Pero cómo...?
—¿Te estás divirtiendo, Yoongi?
Min dejó caer la carpeta sobre la mesa de disecciones debido al susto que le dio la voz de Taehyung. Retrocedió un par de pasos así atrás para después levantar la mirada con sus ojos temblorosos.
Taehyung estaba allí presente, parada en medio de la morgue, con un semblante frívolo, los ojos con la rabia plasmada en ellos. El chico caminó hacia Min y se quedó inmóvil al ver lo que estaba en la mesa de disecciones.
Era su propio cuerpo.
Kim cayó al suelo y comenzó a negar mientras que comenzaba a llorar con un sentimiento desgarrador. El alma, lo poco que quedaba de esta, dolía un infierno. Se golpeó el pecho con un puño buscando aliviar todo lo que estaba sintiendo.
Se sentía morir una vez más.
—No, no, no, no... No de nuevo... ¿Por qué? —Apretó sus manos hasta tornar sus nudillos aún más pálidos. —¿Por qué a mí? No debí ser yo... ¡No debía ser yo! —Lloró abrazándose las piernas, cuando aún seguía sentado en el suelo.
Su llanto llenó la morgue. Las luces no tardaron en parpadear un poco. Min volvió a ver a Taehyung y este estaba más pálido, de la misma tonalidad que tenía su cuerpo frío sobre la mesa. Tomó todo el valor que pudo y se acercó con la mano extendida.
—Oye...
—¡¿Qué me hiciste?! —Exclamó Taehyung cuando apenas sintió el roce de la mano de Min sobre su hombro.
Él gritó que dio Kim provoco que toda la morgue temblase; algunos vidrios estallaron cayendo sobre el piso, los muebles también habían generado un ruido de la madera rechinar por dentro, por último, las luces parpadearon y no suficiente con ello, estas estallaron una a una. Cada fragmento de vidrio de las ampolletas cayó sobre las manos y cara de Yoongi, por suerte se protegió y solo algunos cortes pequeños decoraron su piel.
El forense cayó al piso buscando su teléfono para iluminar. Apenas lo tuvo entre sus manos con algunas manchas e hilos débiles de sangre, logro encender la linterna y busco a Taehyung, pero este no estaba por ni un lado.
Aterrado se levantó. No podía más, era de nuevo las tres y media de la madrugada. Ilumino a todas partes y los refrigeradores donde se conservaban los pocos cuerpos estaban abiertos. Su respiración se volvió agitada e irregular, con una gran sensación de ahogo.
—Al carajo... —murmuró.
No era capaz de seguir en ello, así que no hizo más que salir de la morgue. Este se levantó del piso pisando unos fragmentos de suelo. Al salir de la morgue alcanzo a oír las puertas, ser cerrada de golpe. Yoongi ni siquiera vio hacia atrás, solo paso por alto el estruendo para llegar hasta el ascensor. Apretó repetidas veces hasta que las puertas se abrieron ante él.
Una vez dentro, su ser entero temblaba del miedo. La única manera de salir era subiendo, así que apretó el número uno que lo llevaba al piso principal del edificio. Tomo el teléfono y le marco a Namjoon, pero extrañamente no había nada de señal, con sus manos con sangre movía el aparato tratando de captar alguna línea que le dijera que consiguió la señal para el teléfono.
Al ver que no obtuvo resultados, gruño molesto y guardo el celular de nuevo esperando a que el elevador subiera por su cuenta.
No sabía qué hacer, se abrazó a sí mismo, buscando calmarse de algún modo y lo antes posible.
En cuanto el elevador llegó al piso uno y las compuertas se abrieron. La sensación de alivio embriago a Yoongi que lo hizo despabilar y dirigirse hacia fuera del ascensor, sin embargo, esa misma sensación de alivio se fue convirtiendo en confusión, miedo y duda que lo invadieron cuando apenas se dio cuenta de donde estaba realmente.
Estaba de nuevo en al menos dos.
—¿Q-Que...?
Desesperado y con el alma pendiendo de un hilo, apretó más veces el número uno. Las puertas se volvieron a cerrar y el elevador volvió a "subir"
—Por favor, por favor... sube maldición...
Las puertas volvieron a abrirse y cuando iba a salir volvió a ver que era al menos dos. Pero esta vez había salido demasiado pensando que, si estaba el piso correcto, esta vez, fue tarde cuando se percató que no era así. En el momento que quería volver a entrar las puertas no se abrían por nada del mundo, las forcejeo, las pateo y nada había servido.
No había salida. Algo o quizás el mismo Taehyung lo estaba obligando a quedarse allí abajo, y solo pensar aquello le aterraba. Tal vez debió hacer caso a esa chica, aunque no fuera parte de la realidad.
Ya harto de intentar usar el ascensor, se dejó caer al piso apoyándose en la pared y ocultado su rostro entre sus piernas, también cubriéndose con los brazos y manos ensangrentadas.
Era inexplicable, que estaba seguro de que ni la misma ciencia sería capaz de darle una explicación médica refutable que él pudiera creer. Quería salir, pero cada que daba la vuelta al ascensor, en donde marcaba piso uno, este al segundo cambiaba y lo regresaba al menos dos. Era un verdadero laberinto sin salida que lo tenía al borde del colapso mental.
—No sigas...
—Cállate... Cállate... —Se tomó la cabeza y se la apretaba. Sabía que esa voz era producto de su imaginación, al igual que todo lo que estaba pasando allí abajo.
Casado ya de todo, se levantó y fue de regreso a la morgue. Si quería salir, debía darle fin a lo que el mismo hizo, a lo que su propia curiosidad ocasionó. Así que tomó el valor suficiente para ponerse de pie y volver a la morgue.
Fue ese el error garrafal de Min Yoongi.
Abrió las puertas de par en par entrando a su zona de trabajo. Llevo la camilla donde la mesa y tomo el cadáver de Kim para volver a dejarlo allí, mientras pensaba que hacer. Una vez con el cuerpo en la camilla su idea estaba clara, lo iba a incinerar. Esa era la solución, o la única quizás, para darle fin a todo lo que estaba pasando. Del mismo modo dejo la carpeta y todas las cosas que reunión respecto al caso, arrepentido de haber metido sus narices en un pasado con más secretos de que el mismo no era capaz de soportar. Cuando iba avanzando hacia las puertas y dirigirse al incinerador, una fuerza procedente sin explicación le impedía avanzar.
—¡¿Qué quieres?! ¡¿Qué demonios quieres que haga por ti, Taehyung?! —Le pregunta, gritándole al mismísimo aire, esperando a que el espectro lo oyera claro y fuerte.
Miró el rostro del cadáver que hace nada de segundos estaba neutro y ahora mostraba una leve sonrisa. Min se sobresaltó y cayó al suelo chocando con la pizarra, donde solo tenía informes policiales de época pegados, pues los descubrimientos que fue haciendo desaparecían cada minuto; avanzaba un paso para saber qué le pasó, pero retrocedía dos cuando una pista se extraviaba sin razón aparente.
En los periódicos había titulares hablando de un chico similar al de la mesa, con las mismas características y morenos, alto, delicado de cuerpo, joven, cabello azabache, etcétera. Yoongi no lo comprendía, su mente le ha estado jugando malas pasadas cada hora que pasaba metido en ese infierno, porque para él eso era su trabajo desde que descubrió a Kim Taehyung, el cadáver con expediente en blanco.
Nada tenía sentido si Yoongi lo explicaba tal cual.
Lanzó las cosas y se tomó la cabeza.
—No es real, no es real. Sabes que no es real Yoongi... Carajo... —Hablaba con gran desesperación, rogándole a Dios, si es que existía, que le diera paz. Su madre siempre le decía que Dios oía a los más necesitados y que, a través de la oración, lo podía oír. Juntó a sus manos con algo de sangre. —Por favor... Por favor... —Murmuraba.
Si tan solo no se hubiera metido al congelador, nada de esto estaría pasando. Aquel espectro con forma humana era perverso, desquiciada y malévola, que solo buscaba llevarlo al límite de la mente humana.
Cuando levantó la mirada, se lo volvió a topar. Era Kim Taehyung parado delante de él con una mirada macabra, frívola y para nada serena. En sus ojos avellanos se veía la maldad, el odio, el rencor y la gran sed de venganza que deseaba en ese momento.
Existía un extraño ensañamiento, más bien insano, que fue aumentando hasta que detonó esa misma noche.
—¿¡Por qué tenías que parecerte a él?! —Vociferó. Su grito provocó que la morgue completa se había retumbado en un temblor, haciendo que las luces se apagaran enseguida. Yoongi se puso de pie y tomó con fuerza la probeta del laboratorio que estaba en el mesón, rompiéndola con la esquina del mismo mueble; se colocó en posición de defensa. —¡Mírate, eres como él! ¡Asesino, psicópata, enfermo! —La voz estaba por todos lados.
Las luces de emergencia se encendieron enseguida, tiñendo la morgue de un color rojizo como la sangre. Buscando al espectro, se topó con la mesa de disecciones en donde el cadáver estaba de sentado, mirándolo fijamente. Este de pronto comenzó a reír a carcajadas.
—¿Por qué rogarle a Dios, Yoonie? —Le preguntó. —¿Acaso crees en él? ¿Piensas que Dios oye a enfermos mentales como tú? ¿O tu madre te metió en la cabeza que Dios te oirá si rezas? —Río, bajándose de la mesa y caminando hacia él. —¿Te digo un secreto que descubrí? —Le susurró al oído. Min estaba temblando. —Dios no oye a los muertos.
A Yoongi se le había helado la sangre.
—¡Déjame en paz, por favor! ¡Solo quería ayudarte!
—No puedes ayudar a quien le haces daño. ¡Tú me hiciste quién soy! —Yoongi negó. No entendía lo que le decía. Taehyung ya había aparecido en la morgue, y lucia que hablaba solos. Yoongi estaba agotado en todos los sentidos. —Tú... Tú me hiciste esto... Todo esto... —Lloriqueaba. —No merecía esto... Yo no... ¿Por qué lo hiciste...? ¿Por qué, señor Min...?
La expresión de terror de Yoongi había cambiado de golpe.
«¿Min?»
—¿De qué hablas?
—No le hice nada... Señor Min... —El azabache alzó la mirada, viendo fijamente hacia la dirección del forense, claro que su mirada era de todo menos pacífica; era fría, llena de resentimiento, odio y deseo de venganza. —¡Maldito psicópata! —Taehyung tenía acorralado a Yoongi. Posteriormente, al verlo sin salida, lo tomó del cuello, comenzando a ahorcarlo. —¿Quieres ver lo que yo vi cuando estuve bajo tierra? ¡¿Quieres saber cómo se sentía morir bajo el barro?!
Min trataba de sacarle las manos, pero Taehyung tenía una fuerza impresionante que le cortaba la correcta circulación de aire.
—Y-Yo... N-No...
—Te vas a arrepentir, Min Giyoon, sé todo lo que me hiciste.
Lo último que sintió el de cabellos grisáceos fue cómo Kim lo lanzaba contra la mesa de disecciones, golpeándose la cabeza con la pata de acero que la mesa de disecciones tenía. Se frotó con la mano y esta salió empapada de sangre.
—Ruega, implora, y ve si Dios se apiada de ti.
La vista de Min se fue nublando de poco a poco, mientras que Taehyung lo tomaba del brazo derecho y empezaba a arrastrarlo por el piso, dejando un rastro de sangre en el piso de la morgue.
✶⊶⊷⊶⊷❍ ⛥ ❍⊶⊷⊶⊷✶
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