VI
“A-12”.
Estaba ahí, parado en frente de la puerta, mirando fijamente la placa que marcaba la letra y su número correspondiente. Yoongi apenas se bajó del tren, y corrió hasta la salida de la estación a tomar un taxi hacia la dirección que Namjoon después le mandó por mensajes de texto.
Fue un viaje largo, pero estaba ya ahí y no había vuelta atrás.
Levantó la mano y con su puño cerrado tocó de manera suave la puerta sin hacer un escándalo. Esperó minutos hasta que esta comenzó a sonar tal cuando alguien abre el cerrojo. Por una pequeña hendidura se dejó ver un hombre de estatura un poco más baja, expresión cansada y algo ya mayor; su cabello era castaño, con algunas pocas canas en él; su piel lechosa y algo pálida.
Yoongi movió su cabeza para presentarse y explicar quién era y qué estaba haciendo allí.
—Disculpe... Y-Yo soy Min Yoongi y vengo de Daegu... —La persona arrugó la frente al oírlo. Yoongi se aclaró la garganta. —Vengo de... de la policía, y me mandaron a investigar sobre una muerte... —Cada que hablaba, se abofeteaba mentalmente, no sabía cómo explicarse. —D-Disculpe... La verdad es que la persona que murió está algo relacionada con alguien, con un chico que usted conocía.
—¿Quién? —preguntó. Primera vez que hablaba.
—¿Kim Taehyung? ¿Lo conocía?
El hombre le cerró la puerta en la cara. Yoongi se quedó pasmado al ver la reacción, pensó que era el fin; sin embargo, a los segundos la puerta se abrió, dejando ver mejor a la persona de detrás. No tenía buena cara, su semblante era frío y neutro, que no mostraba expresión alguna. Estaba con su camisa debajo y suéter de lana encima con un pantalón de vestir gris.
—¿Quién murió y por qué tiene que ver con él?
—Era un forense que hizo la autopsia de Kim Taehyung en los noventa y tres. Quería saber si usted...
—¿Quieres saber de...? ¿Taehyung?
—Bueno... —Se quedó pensativo. —Sí. —Le respondió luego.
El castaño suspiró pesado.
—¿Sabes cuántas personas vinieron por eso hace años? —Yoongi negó enseguida. —Veinte, entre periodistas y policías. Me cansé de recibir gente como tú que solo tergiversa las versiones.
—Soy diferente, señor Park. —Afirmó Yoongi. —Yo no quiero causar molestia, menos maquillar lo que usted me diga, en serio necesito su ayuda...
El mayor se le quedó mirando pensativo. Enarcó una ceja al ver la apariencia y expresión del muchacho. Se notaba que estaba bastante cansado, su ropa era unas tallas más grandes que él y cada prenda de colores oscuros y neutros. Era pálido como la nieve, y sus ojeras eran el único color que mayormente destacaba de su rostro exhausto. Park suspiró pesado y, en fin, sin mucho más, le abrió. Había algo en él que le decía que no sería como la gente malintencionada de años atrás.
Antes de poder abrirle y darle paso a que entrara. Park se le quedó viendo fijamente el rostro a Yoongi. Frunció el ceño, algo extrañado.
—Es raro, pero... siento que te he visto antes... —Confesó. Yoongi no le dijo nada al respecto de ese comentario. —Da igual, pasa, pero a la primera insinuación o idiotez que digas, te largas. ¿Oíste?
Min arrugó la frente. Odiaba que le hablaran mal sin que él haya mostrado una reacción igual. Solo le quedó morderse la lengua y no defenderse; sabía que si lo hacía iba a arruinar todo un viaje de una hora.
—Gracias. —Le dijo entre dientes.
Min, al entrar al apartamento, aprovecho de mirar cada rincón del espacio. Era algo minimalista, cosas perfectamente ordenadas y colocadas en el lugar preciso sin que llegasen a estorbar. Había poco color, lo único que destacaba era una pared de color verde oliva, que desentonaba con las paredes grises de su alrededor. El forense se acercó sin llamar la atención y vio que en esa pared había un estante y fotos en donde Taehyung aparecía.
Yoongi se agachó un poco al estante y vio que había algunas pertenencias que debieron ser del chico: una caja de pinacles, pulseras y delgados anillos. El peligris miraba cada foto, en cada una de ellas. La sonrisa de Kim destacaba junto a la de Park Jimin. En esa época él era rubio y Taehyung azabache.
—Toma asiento y pregúntame lo que creas conveniente. —Jimin le entregó un vaso de agua y le indicó el sofá individual junto a un estante con libros. Él se sentó junto a la pared de color verde oliva. —Hace años que... nadie se veía interesado en mi amigo.
—Seré directo. Soy forense y me mandaron a realizar unas autopsias. —Yoongi sacó las fotos del forense muerto y su familia. Park, al ver el nivel de salvajismo de la escena del crimen, sintió un revoltijo en el estómago. —Este hombre hizo la autopsia de Kim Taehyung en el noventa y tres, junto a otro más que ya falleció. Yo... Siento que tiene algo que ver con él, y que usted me podría ayudar. —Explicó.
—¿Así que forense? —Jimin sonrió. —Es un trabajo complicado y solitario.
—Me acostumbré. —Le respondió. —La soledad me sienta bien, la verdad.
—Se nota.
Hubo una pequeña pausa.
—Volviendo a lo que le decía... Leí su declaración en un foro de noticias antiguas de Corea. Es la única que encontré.
—Claro, si nadie más quiso publicar, hice muchas declaraciones en el caso de Tae... Nadie me creía por ser amigo de un homosexual, supongo que la ignorancia y el pensamiento conservador provocaron que mis palabras quedaran sepultadas junto al recuerdo de Taehyung. —Miró por la ventana. —Esa declaración es sobre el profesor de Artes Visuales que Taehyung tenía, lo recuerdo...
—¿Me puede decir más? —preguntó. —¿Cómo empezó todo?
—El maestro se presentó como suplente. El hombre contó que hacía murales religiosos en una iglesia pequeña de Gunwi-gun. Pasaron los meses y este hombre se comportaba extraño con Tae. —Suspiro al recordar cada detalle de lo que su amigo le contó alguna vez. —Empezó con algo simple como darle facilidades a Taehyung, le daba puntos extras, lo dejaba participar más, lo elegía para los murales de la universidad hasta que empezó a seguirlo. Primero fue a los baños, luego a sus otras clases. No le bastó con eso y empezó a seguir hasta su casa.
—¿Cuánto duro?
—Hasta el día en que Taehyung desapareció.
—Comento que él se hizo pasar por un alumno...
—Sí. Tae recibía notas de que le llamaba la atención, que era un chico especial, lindo, educado, inteligente hasta que llegó esa nota en donde... le pedía reunirse en un parque. —Jimin sintió pesar en su pecho. —Taehyung fue, le dije que no fuera porque... algo había extraño en esa nota. Como sea... Fue y Tae nunca volvió aparecer o al menos con vida...
Yoongi sacó una impresión que hizo en una portada de un periódico viejo.
—Taehyung desapareció en el bosque, un día de lluvia...
—Así es. —Afirmó. —Lo que explicó la policía en su tiempo fue que Taehyung, caminando por la cercanía del bosque, llovía fuerte aquel día y el tipo este se ofreció a llevarlo. Hallaron su coche tirado kilómetros de donde encontraron a Tae, dijeron que luego de llevárselo lo dejó ahí para ocultar evidencia.
—¿Lo secuestro entonces?
Jimin asintió.
—Hallaron las cosas de Tae ahí: mochila, suéter, cuadernos, teléfono... todo hasta su ropa.
Min comenzó a unir cada palabra.
«¿Su ropa? ¿Acaso...?»
—¿Él... abusó de su amigo en algún momento?
—Sí... Lo hizo. El forense... —Mira la foto. —Ese no, el otro... fue el que más nos ayudó a comprender lo que le pasó ese día. Nos dijo que hizo una autopsia completa, de cabeza a pies y encontró marcas de forcejeo, y rastro de que abusó de él...
—¿Qué fue lo que lo mató?
Park negó con la cabeza, había algo que no lo dejaba seguir, quizás era esa gran pena que ha albergado en su pecho todos estos años, el no poder asumir del todo que su mejor amigo había muerto por culpa de un tipo sin cordura, que no pensó en nada ni en nadie con tal de cumplir esa enferma obsesión que genero hacia Taehyung.
Esa obsesión que acabó arrebatándole a la única persona que apreciaba del todo, que conocía mejor que nadie más y que contactaban. Jimin y Taehyung eran unidos, todo lo hacían juntos, pasaron parte de su tiempo juntos, o hasta que Kim dejo que vivir en este mundo y, desde entonces, que su vida se tornó en un mar de tristeza que jamás iba a acabar, melancoliza que lo abrumaba en las noches y sus pensamientos de odio hacia todos los que se negaron en buscar o ayudar en alguna declaración, tampoco lo dejaron en paz.
Ha vivido con rencor y tristeza por treinta años.
—Eso tendrás que descubrirlo tú, eres forense, ¿no?
—Quiero hacerlo, pero Taehyung aún sigue en el congelador de la morgue y no entiendo por qué sigue ahí. —Agrego, sonando un tanto molesto.
—Sus padres nunca fueron por él y bueno... yo tampoco. —Bajo la mirada, con la tristeza plasmada en sus ojos. —Ellos se rindieron cuando la muerte de Taehyung quedó olvidada. El tipo que mató lo lincharon en la cárcel, así que el caso se dio por cerrado. — Terminó de contar Jimin. —Su madre se suicidó cuando cumplió cuarenta años, y su padre murió por culpa del alcohol. Soy el único que puede ir por él, pero no me dan las agallas...
—Debería, quizás de ese modo... Él puede descansar y dejar de estar aquí y a la vez no...
Park arrugó la frente.
—¿Qué dices...?
—¡N-Nada! —Min se quedó callado. —Y—Yo debo irme, gracias por decirme esto.
—Oye... Yoongi. —Jimin salió detrás de él. —Ese forense que murió nunca quiso seguir con el caso de Taehyung por todos los comentarios que mi amigo recibía de odio. Ese hombre dijo una vez que la muerte de Taehyung era una pérdida de tiempo, y que había otras personas más que un chico gay discriminado.
Yoongi se quedó sin palabras.
«Otro hijo de puta más».
—El señor que dejó a Taehyung en el congelador era el único que le importaba de verdad.
—Exacto. Por eso lo dejó ahí, quiso seguir investigando y dar justicia por lo que sucedió, pero murió como dijiste.
—¿No sabe si él... dejó algo antes de morir o le dijo algo? —interrogó el de tez pálida. —La última vez que fui a ver a Taehyung, él tenía una copia de la autopsia y seguramente la dejó guarda junto con él. —Comentó abriendo la puerta de su apartamento. —¿Algo más que quieras saber?
Min se detuvo en seco.
Claro, ¿cómo se le pudo olvidar lo más importante?
—¿Cómo se llamaba el profesor?
Jimin se quedó sin palabras. Ese tipo... era al que más odiaba. Si existiera una palabra que significara más que solo odio, la usaría por el resto de la vida. Ese hombre, mentiroso, hipócrita y aprovechador, le arrebató la vida a alguien que tenía sueños y una vida que apenas comenzaba. Si era sincero, saltó en una pierna de felicidad cuando lo lincharon en la cárcel. Recuerda esa noticia que salió en televisión y en los diarios.
“Muere linchado por reclusos el asesino del joven universitario”.
Fue feliz, pero eso nunca le devolvió a Taehyung. Así que la felicidad volvió a convertirse en solo pena y dolor.
—Creo... Que eso debes descubrirlo tú.
Yoongi salió del apartamento dándole fin a su visita o, más bien, interrogatorio.
Así como resolvió la mayor parte de dudas, también salió con solo una.
¿Quién lo asesinó?
✶⊶⊷⊶⊷❍ ⛥ ❍⊶⊷⊶⊷✶
El peligris llegó a la morgue, luego del viaje de regreso de Busan pudo aclarar todo lo que rondaba alrededor del caso de Kim Taehyung, el chico que murió y que ahora anda detrás de él con tal de volver loco.
Se colocó la bata en un solo movimiento pasándola por ambos brazos, luego la fue abotonando a media que caminaba hacia el interior de la morgue y allí fue donde vio a Namjoon con una llave en mano y su uniforme bien planchado. Solo estaba él, si no que Jungkook también, este se notaba confundido.
Min supo enseguida que los resultados estaban listos.
—¿Y qué tal te fue? —preguntó Namjoon, apenas lo vio allí presente.
—Bien... pero debemos abrir ahora, tengo mucho que hacer. —Explicó algo acelerado. Posteriormente, miró a Jungkook y extendió la mano exigiendo la hoja que trae el chico. —¿Y? ¿Qué dieron los resultados?
—Algo que te hará explotar la cabeza. —Jungkook bromeó, pero en el fondo tanta mentira no era. Desdoblo el papel dejando ver las muestras de ADN. —Tuve que meterme más a fondo y meterme en los registros viejos del laboratorio de la estación.
—¿Y eso por qué? —cuestionó Namjoon.
—Porque el cabello es de alguien que murió. —Le enseño el papel a Yoongi. —Kim Taehyung; cabello oscuro y medio ondulado. Murió en los noventa y tres. ¿Loco? ¿No?
—N-No... No es cierto. —Le quito el papel. —¿Cómo te dio esto?
—Te digo que busqué mucho. —Insistió el chico. —En ese año se enviaron más de diez muestras de cabello y huella de una escena del crimen de la época, todas eran de él y de otro hombre...
—¡¿De quién?! —Yoongi se exaltó.
—De un tal Gi... No lo recuerdo. —Agito su cabeza tratando de hacer memoria. —Tengo mucho trabajo como para recordar nombres.
—¡Es tu trabajo, Jeon!
—Hice lo que pude, y me dio eso... ¿Algo te pasa? ¿Por qué estás así?
Min se frotó los cabellos de la cabeza.
¿Cómo nadie era capaz de decirle quién era el asesino?
—Como sea... —Murmuró. —¿Vamos?
Namjoon asintió.
—¿Vienes? —preguntó el moreno al menor. —Necesitaremos ayuda.
—Debería irme a casa, pero, ya que no veo esto todos los días, quizás eso me ayude más con la muestra.
Yoongi abrió las puertas de la morgue caminando por el pasillo junto a Namjoon y Jungkook.
—¿Qué piso?
—Menos tres; bajas las escaleras y luego a la derecha. —Explicó Namjoon.
El de tez pálida fue el primero en ver las escaleras que iban hacia abajo. Apenas bajo esperaba que las luces automáticas se encendieran, pero nunca sucedió.
—Es zona vieja, cortar el suministro de energía, pero para los medidores lo único que funciona es...
—El congelador con el cuerpo —interrumpió Yoongi.
—Sí.
—¿Aún queda alguien aquí? —preguntó Jungkook. —Pensé que... esta parte ya no existía porque consumía demasiada energía.
—Sí, pero antes se hacía por la demora de resolver los casos, ahora es fácil dar a alguien por muerto diciendo que fue suicidio o lo mataron y listo. Los cuerpos de la morgue los dejan de dos días, depende el caso. —Explicaba Namjoon.
Los tres chicos caminaron hasta el final del pasillo alumbrando para no chocar con alguna pared o tropezar con el otro. Hasta que Yoongi fue el primero en detenerse frente a las dos puertas, se llevaban hacia los congeladores.
Min alumbro hacia el final del pasillo y allí vio la puerta. Al lado había una placa pequeña, caminó y leyó:
“Congeladores A-01 al A-31”.
—Es aquí.
✶⊶⊷⊶⊷❍ ⛥ ❍⊶⊷⊶⊷✶
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