Capítulo 4.
"Solo el latido unísono del sexo y el corazón puede crear éxtasis".
-Anaïs Nin
Después las visitas del joven se hicieron frecuentes y JongIn no podía dejar de verlo el nunca creyó posible pero lo estaba haciendo de nuevo así que sin esperarlo volvió a recaer. Así que por meses lo vio, lo siguió y sólo pensar en el podía despertar sus instintos más bajos. Lo imaginaba sin ropa, su mente recreaba los sonidos y gemidos que seguramente haría cuando su miembro lo penetrara. La idea de tenerlo entre sus brazos, estrujar su trasero, contornear líneas en su espalda con sus caricias, someterlo y mostrarle sus talentos lo hacía soñar despierto. Intentaba decirle lo que sentía, invitarlo a salir, pero cada que se acercaba a el, sentía cómo, paulatinamente, su miembro y su cuerpo se endurecían y debía retirarse antes de dar otro paso.
Todas las noches, en su apartamento entre sus sábanas, se masturbaba mientras pensaba en el y en los gemidos que saldrían por su boca. Le dedicaba ráfagas de semen todas las mañanas, cuando lo veía visitar a su hermana porque si; lo investigo también tuvo una pequeña conversación con la joven de mucho maquillaje descubriendo cosas mas nunca su nombre porque ella se negaba a decírselo, su cuerpo se estremecía y en solo pensar en pasar noches con el, su miembro despertaba.
Un día JongIn se acercó miró fijamente su bonito rostro para que el no pudiera desviar su mirada y ni siquiera pensara en ver su pene incómodo atrapado bajo sus pantalones cada vez con más sangre. Esa noche lo invito a salir con voz nerviosa ademas de haberle preguntado como se llamaba.
—Do KyungSoo.— Respondió con sus mejillas sonrojadas.
—Kim JongIn un placer.— Dijo guiñando su ojo sonriendo con coquetería.
Salieron por primera vez, al finalizar la cena, lo acompaño a su casa, parecía contener su ímpetu de saltar sobre KyungSoo de besarlo apasionadamente y algo húmedo por todo su cuerpo, en cambio, intento despedirse tímidamente con un beso en su mejilla sonrojada juraba que si seguía así JongIn ya no podría aguantarlo mas.
KyungSoo se apresuró a cambiar su mejilla sonrojada por sus labios húmedos, carnosos y fríos que le causaron un escalofrío a JongIn, no lo pudo resistir y continuo el beso hasta robarle el aliento y así como así mando todo a la mierda. Pasaron a su casa, a su cuarto el cual ni siquiera miro. Sintió que la pasión podía invadir toda la habitación. De pronto, KyungSoo beso su cuello con sus labios hinchados y rojos; beso su pecho, sus muslos y por fin, llegó a su pene erecto y duro como una roca. Lo devoró entero, sabía perfectamente lo que hacía con esa lengua suya y a JongIn le encantaba.
JongIn cargo su cuerpo ligero y lo empujo hacia la pared sacándole un gemido por la fuerza y lo masturbo mientras besaba, chupaba y mordía su cuello, hasta que lo sintió suficientemente mojado por su pre semen. Quiso introducir su pene de una estocada en ese instante, pero en lugar de eso, le devolvió el favor. Mientras pellizcaba sus pezones, bajo hasta su pene también erecto y lo devoro como si no hubiera mañana. Los ruidos que se imaginaba cada noche mientras se masturbaba en la soledad de su cuarto no se comparaban a lo que en realidad eran, los dos estaban tan excitados y duros...
Como un loco lo penetró sin siquiera pensarlo dos veces, el mejor sexo de su vida, y lo admitía si había tenido sexo pero esto lo superaba escuchaba sus gritos de placer, se deshacía, sentía sus contracciones y para el era suficiente para decirle a alguien que en un momento de su vida estuvo en el cielo. Entonces por unos instantes dejó de respirar y tras esa retención de aire, escucho un grito sordo que sólo significó una cosa: los dos, al mismo tiempo llegaron a su clímax. Toda la noche repitieron el procedimiento sin exactitud...
Una vez más en la cama, la siguiente en el sillón y en otro momento no se como recostados en el piso frío sin importar nada. Lo puso en posiciones inimaginables, de espaldas, frente a el, los dos boca arriba, en cuatro...
Esa ha sido la mejor noche de su vida. Después de tanto tiempo y ahí se dio cuenta que había vuelto a pasar lo mismo de hace años pero esta vez ya no era igual.
—Chen, volví a recaer y estoy jodido.— Dicho esos tiro su celular al piso con una sonrisa de satisfacción, abrazando el pequeño cuerpo con algo de fuerza mientras escuchaba su tranquila respiración.
Fin.
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