SEGUNDA PARTE
Isla se encontraba en la Universidad, caminando junto a Jinah y Joobin que no dejaban de conversar, provocando que una presión se instalara en su estómago y se sintiese reventar en cualquier momento. Había pasado unas semanas desde que Jungkook le había pedido convencer a Joobin de hacer un trío, porque ambas eran sus "perras favoritas", y aunque podría sentirse especial de serlo, no soportaba el hecho de que su nueva amiga también lo fuese y él quisiera estar con las dos.
En un principio había creído que no quería para nada enamorarse y enamorarlo, que no le importaba para nada ser la indicada, que sólo necesitaba ser follada por él, pero desde esa vez que la premió por su lealtad, comenzó a ser consciente de los sentimientos que estaban floreciendo. Aquellos que hacía años no sentía porque había sido invadida por un vacío, el cual la acompañaba cada día de su vida y estaba más que acostumbrada. Siquiera le daba importancia alguna a ese vacío porque estaba bien con la vida que llevaba, lo único que le importaba era sus estudios, y pasar tiempo con su amigo, aunque sólo estuvieran en silencio.
Ahora siquiera podía prestar tanta atención a sus estudios y había perdido a aquel joven que parecía entenderla tan bien, porque Jungkook estaba haciendo un caos en su vida desde que lo conoció. Pero tampoco parecía ser capaz de hacer algo al respecto para cambiarlo.
—¡¿Cuántas veces se han visto esta semana?! —preguntó asombrada, Jinah.
—Pues... dos —respondió encogiéndose de hombros, Joobin—. Y ayer me llamó para que hoy nos veamos.
—¡Ese hombre es insaciable!
—Quizás. La verdad es que me sorprende que últimamente quiera verme tan seguido —confesó con una pequeña sonrisa—. Y aunque esté ocupada, dejo todo para verlo porque, carajo, ¡folla como los dioses!
Isla jugaba con sus dedos sin ser capaz de sentir dolor al apretarlos con fuerza por escuchar cómo Jungkook buscaba a Joobin, mientras que a ella llevaba dos semanas sin siquiera marcarle, por lo que quería gritar en ese preciso momento. Y es que veía a Joobin y no podía encontrar algún defecto, porque se le hacía tan preciosa, tan angelical, con una manera de ser que hasta se le hacía tan perfecta.
Comenzaba a preguntarse porqué no podía ser cómo su amiga, quizás así Jungkook podría fijarse más en ella y no llamar a Joobin. Al menos, no tan seguido.
—¿Sabes qué creo? —preguntó Jinah, despertando la curiosidad de sus dos amigas.
—A ver con qué sales ahora —Joobin soltó una risilla.
—Creo que Jungkook está enamorándose de ti —respondió sorprendiendo a ambas.
—¡¿Qué cosas dices, por Dios?! —alzó la voz mientras su rostro enrojecía, haciendo reír a Jinah.
—Oh, ¡vamos! —suspiró—. Nos has dicho que te busca seguido, más de lo que solía hacerlo desde un comienzo, que hablan, y hasta suele ser dulce contigo —recalcó rodando los ojos—. En mi opinión está enamorándose de ti. ¿Tú que opinas, Isla?
La pelinegra se tensó al ser nombrada, pues no quería para nada hablar, por algo llevaba callada unos minutos desde que habían empezado a hablar de Jungkook. Pero aún sintiendo un nudo formarse en su garganta, las observó notando cómo Joobin la miraba con curiosidad.
—N-No lo sé. Jungkook es demasiado... complicado —su voz salió débil por más que se esforzó.
—Pero ¿Yoongi no te ha mencionado nada de Jungkook? ¿O algo así? —indagó Jinah.
—Hace unos días no hablo con él. Lo siento.
—No lo sé, Jinah. Se me dificulta creer que alguien como él puede sentir algo más por mí —mencionó con sus mejillas sonrosadas.
—Oh, él te gusta, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa.
—Quizás un poco —respondió encogiéndose de hombros, sonriendo de manera tímida.
—¡Me encanta!
—Pero de todas maneras, quedó en pasar por mí hoy y no ha contestado mis mensajes durante el día, siquiera está aquí esperándome —hizo una mueca.
—Quizás le sucedió algo. No te preocupes —apoyó la mano en su hombro—. Seguramente en la noche te escribirá y tendrá una buena excusa.
—Yo... debo irme —informó Isla, llamando la atención de ambas jóvenes.
Estas se despidieron de la pelinegra, notando que no parecía estar bien, pero Jinah sabía perfectamente que jamás se abría, por lo que sería en vano intentar indagar. Y una vez que Isla se alejó apresurando su paso, soltó un suspiro tembloroso, deseando poder quitar de su cabeza aquellas palabras que había soltado la pelirroja.
A medida que caminaba hasta que vio un taxi y decidió tomarlo para llegar más rápido, seguía pensando en que podía ser posible que Jungkook tuviese aquellos sentimientos por su amiga. Pues, por más que quisiera ilusionarse con que no, culpar a Jungkook por no poder fijarse en ella, sabía que eso no era posible, porque lo entendería perfectamente, ya que Joobin se le hacía una chica maravillosa.
Y es que no podía compararse con ella, sentía que no había nada bueno en cómo se veía, en cómo era su forma de ser, sus sentimientos. En absolutamente nada.
Se sentía jodida, mientras que Joobin era tan dulce, tan bonita y angelical. Se detestaba.
Al llegar a aquella casa, tragó con dificultad observándola, hasta que se atrevió a tocar el timbre y segundos después apareció la servidumbre frente a ella.
—Buenas tardes...
—Buenas tardes —medio sonrió nerviosa—. ¿Está Jungkook?
—Sí, está aquí.
—¿Puedo pasar a verlo? —preguntó tímida.
—Hm... supongo que sí. Está en su habitación...
—Gracias. Subiré —habló más aliviada interrumpiéndola y pasando por su lado, a pesar de sentir su mirada curiosa.
Isla se había atrevido a ir tan sólo porque sabía que Yoongi no estaba, ya que antes de salir de la universidad había revisado en clases sus redes sociales, viendo que en las historias este se encontraba ensayando, ya que al día siguiente tenían una presentación. En eso había sentido una presión en su pecho, porque por primera vez no podría estar allí presente para alentarlo, por más que quisiera, y es que él siquiera se atrevió a buscarla luego de lo sucedido. Eso le hacía saber que ya no quería que fuera parte de su vida otra vez porque estaba más que indignado y decepcionado.
Yoongi quizás no lo sabía, pero ella también lo estaba de sí misma.
La joven se encontraba frente a la puerta de la habitación del pelinegro, sintiendo sus nervios invadirla al no saber cómo podría tomarse que estuviese allí al ni siquiera haberle preguntado, pero aún así se atrevió a tocar la puerta. Esperó unos segundos sin recibir respuesta alguna, y volvió a tocar, otra vez decepcionándose al no recibir respuesta, por lo que sin más, tomó el valor necesario para abrir la puerta y entrar cerrándola tras su espalda.
Tan sólo entraba algo de claridad por la ventana donde el sol se escondía por el atardecer, permitiéndole ver a Jungkook recostado boca abajo en su cama, llevando tan sólo unos jeans que le permitían ver el elástico de sus bóxers.
Observaba su ancha espalda mientras se acercaba a paso lento e inseguro, abriendo sus ojos a la par cuando este se levantó un poco y giró la cabeza para verla, arrugando la frente.
—¿Isla? —su voz salió profunda.
—Hola, Jungkook...
—¿Qué rayos haces aquí? —preguntó levantándose rápidamente.
—Sólo... quería venir a verte porque supe que habías quedado con Joobin, pero no le has contestado los mensajes en todo el día —explicó nerviosa mientras este la miraba arrugando la frente—. Pensé que quizás algo había sucedido...
—¿Y a ti qué carajos te importa si no me veo con ella? —cuestionó acercándose peligrosamente.
—E-Es que llevas más de dos semanas sin querer verme, pero con ella...
—¡¿Con ella qué?! —indagó tomándola del cuello, estampándola contra la pared de su lado, provocando que chillara—. ¿Con ella qué, Isla?
—¡Sólo no entiendo porqué a ella la ves y a mí me ignoras! —confesó casi lloriqueando, notando cómo eso parecía despertar más la rabia del pelinegro que ejerció más presión en el agarre.
—Escúchame bien, perra arrastrada, no intentes controlarme porque sólo lograrás que, entonces, no te llame nunca más —advirtió entre dientes—. No te vuelvas una molestia para mí si quieres que siga follándote. Créeme que tienes suerte de que me guste hacerlo, porque nadie en mi lugar repetiría con alguien como tú.
Isla asintió sintiendo cómo sus lágrimas se asomaban y se le dificultaba respirar, pero tan sólo podía pensar en lo hirientes que eran sus palabras, en el temor de que ya no quisiera volver a repetir con ella, por lo que con sus manos se aferró a los brazos de este que había acercado más sus rostros, provocando que su respiración pesada chocara contra el de ella.
—E-Está bien. Está bien —repetía con voz débil mientras intentaba asentir a pesar de tener su mano en el cuello.
—A veces detesto que seas tan arrastrada —masculló observando cómo sus lágrimas caían, sin poder notar su rostro enrojecido por la poca claridad—. Me haces enojar tanto que me da ganas de mandarte al carajo, perra idiota.
Aquello sólo hacía que el temor de Isla creciera, por lo que aferrándose a sus hombros y con las lágrimas aún brotando sin parar, intentando ahogar sus pequeños sollozos, enrolló una de las piernas en la cadera de este. Jungkook se desconcertó por eso, bajando la mirada por un momento, hasta que ella hizo que sus pelvis se pegaran, buscando restregarse contra él.
—¿Por qué haces ésto?
—No quiero que estés enojado conmigo —musitó ahogando un sollozo—. Déjame complacerte.
—¿Ves lo que digo? No tienes dignidad alguna. Eres tan arrastrada...
—N-No me importa serlo contigo. Déjame complacerte, por favor —pidió restregándose con más fuerza al este apegarse más, jadeando por lo bajo al sentir el bulto en sus pantalones.
—¿Cómo quieres complacerme? —preguntó por lo bajo, rozando sus narices.
—Quiero chupártela, Jungkook.
Aquello hizo que este gruñera más al sentir la manera en la que seguía restregándose haciendo a su miembro reaccionar, por lo que soltó su cuello. Isla tomó una bocanada de aire mientras este la observaba mordiendo ligeramente su labio inferior, ella no dudó ni un segundo en abalanzarse hacia el pelinegro para juntar sus labios en un beso hambriento, mientras lo hacía retroceder para dirigirse al sofá.
Sus lenguas luchaban por el dominio, este tomándola de la cintura para apegar sus cuerpos y ella acariciando su ancha espalda. Jungkook gruñó cuando mordió su labio inferior, pero sentía que sus manos se dirigían a su abdomen, acariciando sus abdominales hasta llegar a sus pantalones y desabrocharlos.
Quiso ayudarla, pero al contrario sólo recibió un empujón de su parte que lo hizo caer sentado al sofá, por lo que jadeó por la sorpresa. La fémina se colocó en cuclillas frente a él para bajarle los pantalones y los bóxers, por lo que Jungkook la ayudó al levantar las caderas.
Al ver su prominente erección frente a ella, se humedeció los labios, y cuando tomó la base con una de las manos para inclinarse hacia adelante, Jungkook tuvo que ahogar un gemido al sentir la lengua rozarle su punta. Ella sonrió al escucharlo, para después introducirlo en su boca y comenzar a chuparlo.
—Oh, carajo, me vuelves loco —expresó con voz profunda.
Este empuñó su cabello para comenzar a guiar sus movimientos, por lo que Isla hizo un sonido involuntario con la garganta a la vez que apretaba sus piernas, pues podía sentir sus bragas humedecerse. Le fascinaba sentir el miembro de Jungkook endureciéndose dentro de su boca a medida que lo chupaba, le hacía excitarse aún más y querer tenerlo dentro de una vez.
La mano de este empuñó su cabello con fuerza para así exigirle más, por lo que ella no dudó en obedecerle.
—Chúpalo todo. Lo necesito —gruñó comenzando a mover sus caderas, provocándole una arcada.
Isla por más que sentía sus ojos arder por las lágrimas acumuladas, su cabeza iba y venía hasta que la punta del miembro tocó su garganta, escuchándolo gemir, por lo que lo sacó de su boca para recorrer su longitud con la lengua. Quiso volver a introducirlo en su boca, pero al contrario, recibió un tirón de cabello.
Jungkook se inclinó para estampar sus labios, siendo un beso largo, intenso y húmedo, haciéndola levantar, lo que hizo que ella entendiera lo que quería.
—Espera...—murmuró ella sobre sus labios, lo que le hizo gruñir.
—¿Qué...?
—Necesitamos condón.
—Cierto. En la mesa de noche.
Ella sonrió y rápidamente se acercó a la mesa de noche para abrir el cajón y tomar uno de los paquetes de condones. Jungkook al ver cómo ella se quitaba la minifalda blanca y negra de a cuadros, para luego bajarse también las bragas, no pudo evitar morder su labio inferior.
—Pónmelo. Necesito follarte de una vez.
Isla se colocó en cuclillas frente a él, abriendo el paquete para sacar el condón y llevarlo al miembro duro de Jungkook, tomándolo de la punta para comenzar a desenrollarlo sobre la base, sintiendo la intensa mirada del pelinegro. Ella lo miró con una sonrisa, pero este la tomó del cuero cabelludo para juntar sus labios mientras la hacía levantarse, haciéndole comprender rápidamente lo que quería, por lo que se colocó a horcajadas sobre él.
Jungkook tomó su miembro, rozando su húmeda feminidad hasta llegar a su entrada, lo que hizo que ella gimiera mientras arqueaba la espalda. Este al sentir cómo estaba dispuesta a recibirlo, se introdujo de manera rápida y dura, robándole un chillido, sintiendo cómo sus paredes se abrían alrededor de su miembro, por lo que Isla enterraba las uñas en sus hombros. Podría esperar a que se acostumbrara a él, pero nunca lo hacían, por lo que empezó a embestirla de manera rápida y violenta.
—Oh, ¡mierda! ¡Sigue así! —chilló la fémina, intentando seguir su ritmo.
—Me pones tan caliente que quiero reventar ahora mismo —confesó con voz profunda, todavía tomándola del cuello.
Ella quería poder hablar, pero tan sólo gimió intenso a la vez que sus caderas se movían de manera violenta al cabalgarlo. Jungkook la embestía con rapidez, golpeando de manera dura su punto exacto, haciendo que no pudiese pensar con claridad y sus sentidos se dispersaran.
Isla continuaba moviendo sus caderas cada vez con más violencia al ritmo que le indicaba, por lo que Jungkook no bajaba su ritmo impetuoso de las embestidas.
—Oh, ¡me encanta cómo me follas! —gimoteó—. ¡Sigue así! ¡Ah! ¡Párteme en dos si quieres!
Ambos jadeando, gimiendo y gruñendo casi al punto de explotar, aferrándose al cuerpo del otro al sentir que no obtenían suficiente, que no podían saciarse por completo. Eso hacía que Jungkook se molestara, por lo que ejerció más fuerza en el agarre al cuello de la fémina, la cual lo observó con temor sintiendo sus lágrimas acumularse volviendo su visión más nublada.
Jungkook se excitaba más al ver su rostro enrojecido por el poco oxígeno que le entraba, cómo sus lágrimas brotaban y llevaba ambas manos a la de él, pero seguía gimiendo con dificultad del placer que le provocaba. Los roncos gemidos de este y los agudos de ella se unían al choque violento de sus cuerpos. La espalda de la fémina se arqueó al sentir las oleadas del orgasmo mientras ambos cuerpos se tensaban, por lo que este con su otro brazo la tomó de la cintura apegándola más, embistiéndola con más fuerza.
Isla tan sólo se dejaba llevar sin importarle nada en absoluto porque podría morir en ese mismo instante al respirar cada vez menos, y su visión nublarse más, pero seguía cabalgándolo para intentar complacerlo. En ese momento ambos parecieron perder la cordura, sus cuerpos temblando mientras las paredes de ella se contrajeron alrededor de su miembro. El cuerpo de la fémina se llenó de espasmos a la vez que chillaba con dificultad, y Jungkook soltaba un gemido liberador ronco al llenar el condón.
Este liberó su cuello, observando la marca de su mano, cómo ella estaba hecha un caos, su rostro enrojecido y empapado de lágrimas, y con dificultad tomó una gran bocanada de aire, llevando ambas manos a su cuello.
Jungkook se inclinó hacia atrás apoyando la espalda en el respaldo, mientras Isla caía desfallecida sobre él, ambos intentando recuperar el aliento, aunque más que nada la fémina.
—¿Estás bien? —preguntó entrecortado, intentando ver su rostro que estaba cubierto por su cabello mientras tenía aún ambas manos en su cuello—. Oye...
—S-Sí —respondió mientras este corría el cabello de su rostro, y no parecía convencido—. Estoy bien, Jungkook.
Ella le regaló una sonrisa tranquilizadora, provocando que él medio sonriera aún corriendo los mechones de cabello de su rostro.
—Entonces, ¿te gustó?
—Me encantó, ¿y a ti? —soltó una risilla, provocando que él asintiera ensanchando su sonrisa, lo cual la sorprendió.
Quiso decir algo al respecto por eso, pero este la tomó de la nuca para estampar sus labios en un beso que logró que Isla sintiese que la elevaba. Pues, era uno lento, profundo y húmedo donde se tomaba el tiempo de saborearla como nunca antes.
En ese momento, la fémina pensaba en que él estaba volviéndola egoísta porque no quería compartirlo con más nadie. Quería que fuese tan suyo como ella lo era de él, y no le importaba para nada que pudiera romperla de todas las maneras posibles.
Jeon Jungkook era su vicio por más insano que fuese.
(...)
Había pasado semanas desde aquel encuentro, en donde para Jungkook ciertas cosas estaban cambiando, pues ahora solía verse más seguido con Isla, lo que llegaba a desconcertarlo porque hasta la última vez que se vieron no habían follado. Algunas veces no podía evitar preguntarse porqué sentía un inquietud instalarse en su pecho cuando estaban juntos, logrando desesperarlo, pero ella se encargaba de desaparecer eso cuando lo volvía loco.
Si había algo que le molestaba era cuando cuestionaba sus decisiones porque no quería pensar en que estaba enamorándose de él, y si así era, no quería que le hiciera escenas de celos o se lo hiciera saber. No le gustaba para nada.
Intentaba que todo siguiera normal, que se dejara controlar, que se arrastrara como siempre, que le siguiera siendo tan leal aún sabiendo que no era la única con la que follaba, a pesar de lo especial.
Por la noche entraba a su casa dando un portazo al no estar teniendo un buen día, pero al ver a Yoongi recostado en el sofá mientras fumaba, sintió que su enfado podría empeorar, pero sabía que tenía algo para hacerlo sentir tan miserable como él se sentía.
—¿Por qué no mejor fumas afuera en el aire libre? —preguntó llamando la atención del pelilargo que giró la cabeza para verlo, mientras tenía el cigarrillo a medio fumar entre sus dedos.
—¿Y tú por qué no mejor te vas así dejas de ser una molestia?
—Hey, no empiecen a pelear —intervino Dohye entrando a la sala.
—¡¿Y tú qué carajos te metes?! —alzó la voz sintiendo su enfado aumentar, provocando que ella se sobresaltara.
—¡No te atrevas a gritarle a mi madre, maldito imbécil! —advirtió levantándose rápidamente, tirando el cigarrillo al suelo, pisándolo al acercarse a su madre que estaba cabizbaja.
—Sólo digo que no es bueno que peleen ahora que está por llegar tu padre, Jungkook —explicó nerviosa la mujer.
—¡Claro que no es bueno porque los defiende a ustedes que tan sólo lo utilizan por dinero! —escupió enfurecido—. ¡Sólo están aquí para arruinarme la vida! ¡Quiero que se larguen de una vez por todas!
La puerta de la entrada de repente fue abierta, provocando que los tres giraran a ver cómo Joowon entraba con sus facciones endurecidas, quizás porque los gritos de Jungkook se escuchaban hasta afuera. De todas maneras, para él no fue muy difícil saber qué sucedía porque podía ver a su prometida llorar, mientras Yoongi parecía intentar protegerla porque Jungkook estaba enfurecido.
Este al ver a su padre acercándose peligrosamente, tragó con dificultad, tensándose.
—¿Qué carajos sucede contigo? —interrogó alzando una ceja.
—C-Cariño, no es necesario...
—No. Él tiene que aprender —la interrumpió sin mirarla, colocándose frente a su hijo que respiraba de manera pesada—. ¿Qué carajos sucede, Jungkook? ¿Qué te dije de respetar a tu familia?
—Ellos no son mi familia —masculló enfrentando su mirada, a pesar del miedo.
—Jungkook...
—¡Yoongi no es mi maldito hermano, y mucho menos puedo considerar a esa zorra...! —alzó la voz, pero fue interrumpido por una bofetada de su padre que fue tan fuerte que provocó que girara su cabeza, y algunos mechones rebeldes cayeran por su frente llegando a cubrir sus ojos.
—¡¿Qué demonios hablamos muchísimas veces?! —preguntó enfurecido.
Jungkook sentía su corazón latir con fuerza, cómo su visión se nublaba por las lágrimas, y temblaba de impotencia o del miedo que le generaba su padre, pero aún así, sintiéndose humillado y con temor, conectó sus miradas.
—Que debo respetarlos y tratarlos como mi familia —respondió en un murmuro casi inaudible.
—¿Y qué estás haciendo? —cuestionó, pero esté no respondió—. ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Contesta! —ordenó palmeando su mejilla, por lo que él giró la cabeza mientras las lágrimas empezaban a brotar, queriendo romper en llanto allí mismo por lo humillado que se sentía—. ¡¿Eres mudo ahora?! ¿Dónde quedó tu valentía?! ¡Responde, carajo!
—Imbécil —musitó.
—¡¿Qué demonios dices?! ¡Habla alto! ¡Habla como hombre!
—¡Estoy siendo un imbécil! —recalcó con voz temblorosa a causa del llanto reprimido, dejando satisfecho a su padre.
—Ahora quiero que te disculpes con...
—Papá, por favor...—pidió por lo bajo intentando ahogar un sollozo.
—Mírate, por Dios, para lo único que sirves es para hacer ejercicio y mirarte en el espejo como un maldito marica —espetó con desagrado, por lo que Jungkook desvió la mirada mientras su labio inferior temblaba y las lágrimas seguían brotando—. Por ser un imbécil, quiero que te disculpes. Hazlo. Sé un hombre y enfrenta la situación —lo tomó del brazo para acercarlo, sintiendo la intensa mirada de ambos que sólo provocaba más su rabia—. ¡Discúlpate, carajo!
—¡No lo haré, mierda! ¡No lo haré porque ellos no son mi familia! —gritó enfurecido, volteando para comenzar a subir las escaleras rápidamente.
—¡Ven aquí, idiota! —ordenó con la intención de seguirlo, pero Dohye lo tomó del brazo.
—Déjalo, por favor...
—¡No! ¡Él va a aprender la lección!
Este no dudó en seguir a su hijo, el cual al notarlo parecía histérico y temerle mucho más de lo que lo hacía normalmente, lo que provocó que la mujer rompiera en llanto. Yoongi parecía algo satisfecho al saber que Jungkook pagaría por la manera en la que les faltaba el respeto, pero aún así, envolvió a su madre con los brazos.
Estaba intentando ayudarla a calmarse, pero de repente los gritos comenzaron a escucharse, principalmente de Jungkook, lo que hizo sobresaltar a ambos y que la mujer llorara aún más histérica.
—Mamá, tranquila...
—Oh, Dios, ¡no puedo con ésto! —exclamó separándose para comenzar a dirigirse hacia la cocina otra vez.
Yoongi soltó un suspiro y dirigió su mirada hacia las escaleras, sintiendo una presión en su estómago al escuchar el sonido de la puerta ser golpeada, y luego de eso, tan sólo un silencio que llegaba a ser desesperante. No lograba a comprender qué sucedía, hasta que observó a Joowon bajar las escaleras.
—Joowon...—se acercó preocupado al verlo bajar las escaleras.
—Es un maldito imbécil. Va a aprender por las buenas o por las malas —aseguró terminando de bajar las escaleras.
Yoongi no fue capaz de volver a hablar, pues en algún momento se sentía satisfecho de que Joowon le diera una lección, pero al haberlo podido escuchar gritar y llorar histérico aunque la casa fuese grande, y ahora tan sólo silencio, provocaba que quisiera marcharse de allí.
Observó como el hombre acariciaba sus nudillos enrojecidos dirigiéndose hacia la cocina, y sin dudar más, Yoongi dio media vuelta para marcharse de esa casa.
Ya no estaba soportando seguir viviendo allí, porque la situación parecía empeorar al punto de que comenzaba a sentir hasta algo de pena por el joven que tanto detestaba.
(...)
Isla entraba a su habitación cepillando su cabello húmedo luego de haberse salido de duchar. Llevaba solamente una camiseta holgada negra y unas bragas del mismo color.
Había sido un día agotador en la Universidad, por lo que quería solamente recostarse y dormir para así no torturarse con sus pensamientos, preguntándose porqué Jungkook llevaba ignorándola tres días luego de que entrara por la ventana de su habitación, pero no follaran. Tan sólo se la habían pasado en su cama, hablando un poco, pero más que nada besándose. Y por más que tan sólo estuvieron dos horas así, convenciéndose de que era porque no tenían condones allí, había sido algo completamente distinto a lo que acostumbraban. Pues, lo que tenían era solamente sexo.
Se acercó al mueble para dejar su cepillo, pero al escuchar unos toques en su ventana, de repente su corazón empezó a latir como loco ante la posibilidad de que pudiera ser Yoongi que volvía a buscarla. Rápidamente se acercó, pero por la poca claridad de la luna y que ella tenía tan sólo el velador encendido, pudo divisar un poco aquel rostro de la persona que no salía de su cabeza, por lo que no pudo evitar sorprenderse, decidiendo abrir para que este con algo de dificultad entrara.
—¿Jungkook...? —intentó buscar su mirada, pero él desvió la suya cabizbajo, desconcertándola—. ¿Qué haces aquí?
—¿No soy bienvenido? ¿Quieres que me largue? —preguntó molesto.
—N-No es eso. Es sólo que no comprendo porqué...
Jungkook tragando con dificultad conectó sus miradas permitiendo que ella pudiera ver cómo parecía estar formándose un hematoma en su ojo derecho y cómo tenía una pequeña herida en su labio inferior. La fémina abrió los ojos a la par, llenándose de preocupación, por lo que quiso acercarse, pero antes de que pudiera llevar la mano a su rostro, este tomó su muñeca para impedirlo y pasar por su lado.
—¿Puedo quedarme esta noche aquí?
Ella se sorprendió ante su pregunta, pero giró a ver cómo antes de llegar a su cama, también volteaba a verla.
—Claro que sí —asintió rápidamente.
Escuchó cómo suspiraba aliviado para quitarse la chaqueta dejándola en el pequeño sofá, para luego sacarse las zapatillas y recostarse, por lo que ella algo dudosa rodeó la cama.
—Puedes acostarte a mi lado —comentó por lo bajo, y se colocó boca abajo girando la cabeza para ver hacia la ventana.
Isla suspiró para así recostarse a su lado, observándolo preocupada al no saber quién pudo haberlo golpeado porque notaba que no estaba para nada bien, y quería hacer algo al respecto, pero temía cómo pudiese tomárselo.
—¿Isla? —su voz salió casi inaudible, pero ella logró escucharlo.
—¿Qué sucede?
—¿P-Puedes abrazarme? —preguntó con voz débil y temblorosa, provocando que ella se sorprendiera.
—Ven aquí —dijo con suavidad, acercándose más a él para pasar uno de sus brazos por su espalda.
Jungkook la sorprendió por completo cuando volteó y pasó ambos brazos por su cintura, escondiendo el rostro en su pecho y volviéndose pequeño. Pero la sorpresa fue aún más grande cuando segundos después lo escuchó sorber su nariz, permitiéndole saber que estaba llorando, lo que hizo que ella sintiera su corazón dar un vuelco.
En ese preciso momento necesitaba saber quién fue la persona que le había hecho daño, porqué se encontraba así de destrozado al punto de no importarle mostrarse vulnerable con ella. Y es que, a pesar de lo hiriente que podía resultar, a pesar de que la mayoría de veces cuando se marchaba de su lado no podía evitar desmoronarse porque, por más que deseaba que no fuese así, era consciente de que él no le hacía bien, prefería verlo siendo un patán, pero bien antes de verlo así como estaba en ese preciso momento.
—Estoy aquí para ti —murmuró con suavidad, acariciando su espalda, sintiendo cómo se aferraba con más fuerza a ella—. Todo va a estar bien.
Este sabía que eso era mentira, por más que ella no sabía la situación y seguramente creía que lo que sucedía en algún momento pasaría, pero de todas maneras, el escucharlo de sus labios, el tono tan suave que usaba para hablarle, provocaba que Jungkook, de cierta manera, quisiera creer en eso. Le gustaba poder escucharlo y poder estar en sus brazos, mostrándose tan vulnerable como nunca creyó, pero es que su el dolor lo había invadido de gran manera y se sentía agotado de intentar ser fuerte, de tener que reprimir todo lo que sentía.
Así los minutos pasaron, este sintiendo cómo las caricias en su espalda ahora eran en su cabello, logrando que eso, sentir la calidez de su cuerpo y sus brazos rodeándolo, lo ayudara a calmar su llanto. Sentía una tranquilidad que hacía mucho tiempo había perdido, lo cual provocaba que la curiosidad despertara en él.
—¿Isla?
Ella al escuchar su débil voz, bajó la cabeza aunque no pudiese verlo porque este seguía escondiendo el rostro en su pecho. Le empezaba a fascinar la manera en la que decía su nombre, por más que sonara como si fuese alguien frágil.
—¿Qué sucede? —preguntó todavía acariciando su cabello.
—¿Por qué eres de esta manera conmigo?
—¿Qué?
—¿Por qué sigues buscándome sabiendo que no eres la única? ¿Por qué me consuelas cuando soy una mierda contigo? —indagó desconcertado—. Todas las personas siempre terminan abandonándome por como soy, así que, ¿por qué tú no haces lo mismo?
—¿E-En verdad tengo que contestar? —Jungkook podía sentir cómo se tensó—. Lo sabes. No creo que...
—Necesito escucharlo —confesó sorprendiéndola—. Dime porqué sigues conmigo.
—L-Lo hago porque... porque creo que estoy enamorada de ti, Jungkook —murmuró con algo de temor—. ¿Ahora vas alejarte de mí como tanto quieres?
Jungkook levantó su cabeza para conectar sus miradas, permitiendo que ella pudiera ver algo de ilusión en sus ojos enrojecidos, su nariz y mejillas sonrosadas por haber llorado. En ese momento, su corazón se encogió, le daba ganas de volver a envolverlo con fuerza entre sus brazos, llenarlo de besos, pero el temor a lo que pudiera decir y hacer era más grande.
—No quiero alejarme —musitó sorprendiéndola.
—¿E-Entonces? —frunció el ceño.
—¿Y... si quiero corresponderte? —preguntó algo nervioso.
—Jungkook...
—Llevo semanas sin estar con alguien más —confesó apretando el agarre a su cintura mientras intentaba poder seguir teniendo la valentía de hablar.
—¿Por qué?
—Quizás es porque... quiero intentar ser sólo tuyo, Isla —expresó con una timidez que hizo brincar el corazón de la fémina.
Ella no pudo evitar sonreír mientras sus ojos parecían brillar de ilusión, lo que podría haber hecho también sonreír al pelinegro, pero se sentía demasiado nervioso ante la confesión que había hecho, porque lo había intentado reprimir lo más posible. Y ahora, ante su estado vulnerabilidad, ya no pudo seguir haciéndolo porque pareció intensificarse de gran manera.
—¿Hablas en serio, Jungkook?
Este la observaba detenidamente, sintiendo sus latidos acelerarse, pero en vez de responder con palabras, decidió juntar sus labios de manera suave. Isla se sorprendió por un momento, pero rápidamente le correspondió siguiendo sus movimientos lentos, disfrutando de las sensaciones que la invadían, aquel cosquilleo en su estómago y cómo su corazón se agitaba mientras Jungkook apretaba el agarre apegando más sus cuerpos.
Lentamente él rompió el beso, rozando sus narices mientras sus tibios alientos se mezclaban.
—Quiero intentarlo, Isla.
(...)
Quizás Isla podría sentir que estaba en un sueño al haber sido aceptada por Jungkook, sin siquiera esperárselo porque estaba aprendiendo a aceptar que jamás sería sólo suyo, pero no era así. Con cada día que pasaba eran más los momentos donde se sentía en una pesadilla, donde quedaba destrozada por las hirientes palabras de él que le hacían saber que jamás podría ser suficiente al compararla con las otras jóvenes con las que estuvo. Y, principalmente, con Joobin que había sido una de sus favoritas.
Isla se preguntaba cómo podía ser más cómo ella, cómo podría hacer a un lado esos sentimientos tan intensos y pensar con claridad para actuar más relajada, pero terminaba actuando impulsivamente haciéndolo enfadar al sentirse controlado por ella, al notar cómo quería indagar más en su vida, en él. Lo detestaba.
De todas maneras, ninguno de esos momentos importaban cuando también tenía aquellos pequeños que para Isla lo eran todo. Adoraba el estar conociendo un inesperado lado "dulce" del pelinegro, cuando este la besaba y la abrazaba como si quisiera fundirse en ella.
Ahora se encontraba caminando junto a Jinah para así salir de la Universidad, pero sintió su celular vibrar en su chaqueta de cuero negra, lo que hizo que se detuviera para tomarlo y que la pelirroja la mirara curiosa.
Jungkook
Estoy afuera de tu Universidad.
¿Ya sales?
Isla
¿Viniste a buscarme?
Jungkook
¿Por qué más estaría aquí?
¿Ya sales?
Isla no lo dudó un segundo más y comenzó a correr con una gran sonrisa en su rostro, escuchando los gritos de su amiga, pero eso no la detuvo en ningún momento porque sus pensamientos ahora sólo eran invadidos por aquel pelinegro. Al salir y bajar rápidamente las escaleras, llamando la atención de quienes se encontraban a sus lados, pudo divisar a Jungkook apoyado en su motocicleta
—¡Jungkook! —chilló abalanzándose sobre él que la envolvió con sus fuertes brazos, levantándola unos centímetros para corresponder a su beso sin dudar.
Isla movía los labios sobre los de él que se abrió paso con la lengua, recorriendo su cavidad bucal, sin importarle en absoluto que hubiera personas ahí mirándolos por cómo se besaban intensamente como si no se vieran hacía semanas, cuando tan sólo llevaban un día. Este tenía las manos en el trasero de ella, enterrando los dedos, lo que hacía que se subiera un poco la minifalda que llevaba, pero a Jungkook no le importaba para nada que pudieran verla porque sabía que era tan sólo suya. Confiaba plenamente en su lealtad.
Al volver a dejarla en el suelo, observó sus mejillas sonrosadas, sus labios enrojecidos y algo hinchados por el intenso beso, lo que le hizo medio sonreír mientras ella parecía algo tímida al darse cuenta de las miradas.
—¿Nos vamos?
—¿A dónde? —preguntó curiosa.
—Ya lo verás —respondió tomando el casco negro para entregárselo.
—Pero es tuyo...
—Sólo colócatelo —ordenó, y ella aceptó tomándolo mientras él se subía a la motocicleta.
Isla sonrió emocionada al pensar a dónde podría llevarla, pero al levantar la cabeza y ver que en las escaleras se encontraban Jinah y Joobin, ambas sorprendidas, aunque la última mencionada también parecía dolida, sintió una presión en su pecho. De todas maneras, carraspeó la garganta para voltear dándose cuenta de que Jungkook también se encontraba mirándola.
Este tenía su semblante serio, lo que no le permitía saber qué podría estar sintiendo, pero decidió ignorarlo para así subirse a la motocicleta, aferrándose a la cintura de él
—Vamos, Jungkook —habló en un intento de llamar su atención, lo cual logró rápidamente.
(...)
Isla se encontraba en el mirador junto a Jungkook que había colocado su chaqueta negra en el suelo, para que ella pudiera sentarse, logrando hacerla sonreír. Ambos miraban el atardecer a la vez que disfrutaban de la compañía del otro, a pesar de que se mantuvieran más en silencio.
Ella no podía evitar por momentos girar un poco la cabeza para verlo, preguntándose si no estaba en realidad soñando porque Jungkook esa tarde parecía hasta más dulce que las anteriores, por lo que temía hacer algo y arruinarlo por completo, como la mayoría de veces pasaba. Pero es que su curiosidad muchas veces le ganaba, pues quería saber más sobre él, sobre su vida, saber quién era la persona que provocaba su enfado la mayoría de veces y que tuviera que desquitarse de alguna manera con ella, porque a pesar de saber que cometía errores, también sabía que muchas veces sólo eran excusas de Jungkook para poder desquitarse.
Ahora veía marcas antiguas en los nudillos de Jungkook, lo que hizo que le tomara la mano para colocarla sobre su muslo, acariciando suavemente sus nudillos, logrando así llamar la atención del pelinegro. Eso despertaba de cierta manera sus nervios, porque el hecho de que él notara que ella podría tener la intención de preguntar, lo haría molestar.
—Está bien —musitó algo nerviosa, pero haciéndole saber que no iba a indagar para que no se enfadara.
—Todo se puso peor desde que llegaron ellos, Isla —mencionó sorprendiéndola.
—¿Puedo preguntar por qué? —lo observó nerviosa, y este asintió presionando sus labios por un momento, como si se le dificultara.
—Quiere que vea a esa jodida zorra como mi madre, y a ese imbécil drogadicto como mi hermano —espetó mirando hacia la ciudad mientras endurecía sus facciones, e Isla debía morderse la lengua para no defenderlos, porque no soportaba que los llamara de esa manera. Adoraba a Dohye que siempre había sido demasiado dulce con ella, tratándola hasta como la hija que siempre deseó, y a pesar de que ya siquiera era amiga de Yoongi, sentía la necesidad de defenderlo—. Ellos no son mi familia, y nunca lo serán por más que mi padre cometa el error de casarse en un mes. Y ahora... sólo los defiende a ellos —soltó una risa amarga—. Tienes razón, ¿sabes?
—¿Qué? ¿Por qué lo dices? —preguntó desconcertada.
—Mi padre no me quiere, Isla —respondió con una sonrisa que reflejaba su dolor, por más que intentaba fingir que no le importaba—. Creo que desde que mi madre falleció, empezó a odiarme más de lo que ya lo hacía.
—¿Por qué lo haría?
—Supongo que nunca fui lo que él quería, y ahora también, de alguna manera, le recuerdo a ella —explicó apretando el agarre, y desviando la mirada para que no pudiera notar sus ojos cristalinos—. Desde que tengo consciencia, mi madre siempre me defendió de él. Yo quería más que nada hacerlo sentir orgulloso con algún logro, pero eso nunca sucedía porque sólo sabía provocar sus enfados. Ella tan sólo buscaba la manera de hacerme bien, buscaba siempre cumplir mis caprichos, pero también por querer cumplir uno de esos, tuvo el accidente...—su voz se rompió—. Qué imbécil.
—No digas eso. No es tu culpa lo que sucedió, Jungkook —aseguró apretando con ambas manos mientras él negaba con la cabeza repetidamente, intentando contener el llanto.
—Pues, mi padre está convencido de que lo es —presionó por un momento los labios—. Ahora que intenta rehacer su vida su visión sobre mí sólo parece empeorar, y es que no importa cuántas veces me grite o me golpee, jamás...—volteó a verla con seguridad—, pero jamás voy a verlos como mi familia. No voy a aceptarlos nunca, Isla.
La fémina no soportaba imaginar cómo tenía que lidiar día tras día con los maltratos de su padre, por lo que lo envolvió con sus brazos, sintiendo cómo de manera insegura le correspondía pasando las manos por su espalda y apoyando la cabeza en su hombro.
—A veces sólo quiero marcharme muy lejos y no tener que verlo nunca más en mi vida —confesó por lo bajo.
Ella comenzó a acariciar su cabello sintiendo cómo se aferraba más a ella como si quisiera fundirse, lo cual estrujaba su corazón y le hacía querer quitarle aquel dolor con el que cargaba, porque quizás así, Jungkook podría ser un mejor hombre. Quizás así no se descargaría con ella, ni la haría sentir insuficiente. Pero tampoco quería pensar en eso cuando este estaba conteniéndose para no romper en llanto.
—Gracias, Isla.
—¿Por qué?
—Por darme la confianza de abrirme contigo —murmuró separándose unos centímetros para poder verla al rostro—. Jamás me atreví a confesárselo a alguien por vergüenza, por sentirme un imbécil. No lo sé.
—Pues, me alegra que conmigo tengas algo de confianza —sonrió acariciando su mejilla, sintiendo cómo llevaba la mano a la de ella, acariciándole el dorso con el pulgar mientras cerraba los ojos por un momento como si sintiese paz.
—Creo que... me haces bien —expresó conectando sus miradas, demostrando algo de timidez que logró agitar el corazón de la fémina.
Isla quiso decir algo al respecto, pero fue interrumpida por los labios de Jungkook, que prefería más que nada besarla y concentrarse en esas sensaciones que se provocaban, antes que seguir abriéndose porque la timidez y los nervios lo envolvían, como también la incomodidad cuando ella también expresaba lo que le hacía sentir. Pues, por una parte deseaba escucharlo para así convencerse de que no era tan mierda como creía, pero por otra parte le desesperaba tanto que se arrepentía y deseaba huir.
El beso iba volviéndose más intenso con cada segundo, al punto de que Jungkook mordió su labio inferior logrando que ella soltara un quejido y tuviera el impulso de separarse, pero este la tomó de la nuca para impedirlo.
—¿Qué haces? —preguntó entre besos.
—Quiero complacerte —respondió queriendo colocarla a horcajadas, pero ella lo impidió—. Lo mereces.
—Pero si pasa alguien...—giró a ver hacia las escaleras que estaban a unos metros, donde pasaban algunas personas.
—Tengo una idea.
Ella lo miró no muy convencida mientras él la hacía colocarse en su regazo, dándole la espalda por más que deseaba más que nada poder ver su rostro.
—J-Jungkook...—balbuceó nerviosa al sentir sus dedos rozarle el borde de las bragas, logrando que se estremeciera.
—Shh...
—Hay personas a unos metros, pueden vernos...
—Tranquila. Sólo pensarán que somos una pareja muy cariñosa, pero no notaran que... en realidad, estoy complaciéndote y que luego te follaré tan lento... que será una tortura para ti —expresó en su oído, provocando que jadeara.
Su mano volvió a bajar entre sus piernas, agradeciendo que llevara la minifalda, sin poder evitar sonreír al darse cuenta de que ella las separaba, quizás inconscientemente, por lo que aprovechando eso comenzó a pasar dos de sus dedos por sus bragas.
Isla en ese momento lo menos que podía hacer era pensar con claridad porque Jungkook había comenzado a estimular su clítoris, por lo que se olvidaba absolutamente de todo a su alrededor, dejándose llevar tan sólo por el placer.
Hizo a un lado sus bragas comenzando a recorrer sus pliegues con el dedo índice hasta deslizarlo con facilidad por su entrada, y ella se sentía tan excitada que tan sólo buscaba la fricción, gimiendo por lo bajo y agudo. El hecho de que la tibia y pesada respiración de Jungkook chocase contra la piel de su cuello no la ayudaba para nada, por lo que la fémina se intentaba mover de manera delicada para que nadie pudiese descubrirlos.
—¿Te gusta? ¿Se siente bien? —preguntó con voz profunda en su oído.
—Juro que estoy odiándote en este momento —gimoteó sintiendo cómo introdujo un segundo dedo, curveándolos en el punto exacto donde sabía que la tendría gimiendo a más no poder.
Isla se sentía demasiado cerca de su orgasmo, por lo que mordía su labio inferior con fuerza para callar sus gemidos, hasta que sorpresivamente Jungkook quitó su mano.
—¿Q-Qué haces...? —preguntó casi lloriqueando.
—Shh...—siseó en su oído—. Ahora voy a follarte, ¿o no quieres que lo haga?
—P-Por favor...
En ese momento a lo que menos le prestaba atención era a las personas que estaban a unos metros, pero Jungkook la tomó de uno de los muslos para hacerla levantar un poco mientras con su otra mano intentaba disimuladamente abrir la bragueta y bajar un poco sus bóxers para sacar su miembro. Jungkook volvió a correr las bragas ahora húmedas por sus líquidos, para pasar su miembro por sus pliegues buscando lubricarlo, y así soltar su muslo haciéndola caer.
Isla tuvo que morder su labio inferior con fuerza al sentir sus paredes abrirse alrededor de su duro miembro, mientras este gruñía por cómo su interior lo aprisionaba.
El pelinegro encogió sus piernas, abrazándola por la cintura para poder apegarla más a él mientras enterraba el rostro en el cuello de ella, gimiendo de manera ronca y observando el sol esconderse y las luces de la ciudad.
—Se siente muy bien, ¿cierto? —preguntó depositando un húmedo beso en su cuello, sintiéndola estremecerse.
—Se siente delicioso, Jungkook —confesó jadeante.
Ambos intentaban observar a las personas para asegurarse de que no los estuvieran mirando, y así Isla apoyarse en los musculosos muslos de Jungkook para intentar levantarse y bajar las caderas. Este la escuchaba gemir agudo, intentando aumentar el ritmo a la vez que enterraba los uñas, sacándole algunos gruñidos por eso.
El ritmo era tan lento como nunca antes lo habían hecho, esa manera de Jungkook de entrar despacio, pero sin pausa hasta el fondo, mientras la tomaba de los muslos para ayudarla ya que estaba agotándose, hacía que Isla estuviese casi lloriqueando por la tortura, y Jungkook se sintiese volverse loco porque sabía lo bien que lo montaba. Pero la pelinegra al notar cómo las personas se marchaban, a excepción de una pareja que estaba alejada, decidió olvidarse de todo.
Ya no podía seguir controlándose al buscar su propio orgasmo, y él no soportaba al sentirla gotear sobre su miembro, por lo que al verla comenzar a brincar con más rapidez, gruñó apretando el agarre en sus muslos. Estaba fascinado al sentir que lo estaba usando como su juguete personal, lograba excitarlo más, dejándola llevarse por el placer.
—Oh, ¡mierda! —gimoteó inclinándose hacia adelante para que su miembro pudiese tocar su punto sensible, mientras Jungkook mordía su labio inferior, cerrando los ojos con fuerza.
Ella quería seguir brincando al sentir las oleadas del orgasmo comenzar a invadirla, pero para su sorpresa, él se lo impidió al tomarla con más fuerza.
—J-Jungkook...
—No te muevas —ordenó entrecortado.
—¡¿Por qué?!
—Si sigues voy a correrme. No puedo más —confesó aún cerrando los ojos con fuerza, apoyando la frente en la nuca de ella mientras intentaba recuperar el aliento.
—Pero lo necesito...
Jungkook quería distraer su mente, pensar en algo más, pero sentía su miembro palpitar en el interior de Isla.
—A la mierda. Vamos a corrernos juntos, y te compraré la píldora —habló decidido, logrando que ella gimiera aliviada.
Sin importarle nada más, continuó brincando con la ayuda de Jungkook que la hizo aumentar los movimientos, algo atento a la pareja que se encontraba a unos metros. Comenzó a sentirla temblar, pero él fue el primero que llegó al orgasmo, llenando su interior mientras soltaba un gemido ahogado y apegaba más sus cuerpos.
Isla no pudo evitar gemir al sentir cómo la llenaba, pero siguió brincando mientras sus fluidos caían hasta que su cuerpo llenó de espasmos y un chillido escapó de sus labios sin importarle llamar la atención.
Jungkook cubrió su boca al sentir las miradas, y soltó una risotada mientras escondía el rostro en el cuello de ella que se dejaba caer desfallecida en el pecho de él que con el otro brazo la abrazaba por cintura.
—Creo que nos descubrieron —informó por lo bajo en su oído, pero Isla seguía con sus sentidos dispersos e intentando recuperar aliento—. ¿No te importa?
—Ahora mismo no —respondió entrecortado, logrando hacer reír nuevamente a Jungkook que dejó un beso húmedo en su cuello.
—Bésame —ordenó llevando la mano a su mentón para así hacer girar su cabeza.
Jungkook podía notar cómo parecía estar agotada por haberlo montado de esa manera, y juntó sus labios siendo correspondido de manera torpe por un momento, hasta que él lo rompió por sonreír.
—Me gusta ser sólo tuyo, Isla —murmuró rozando sus labios, provocando que ella abriera los ojos y él lo hiciera al sentir su mirada sorpresa.
—¿En verdad? —preguntó asombrada.
—Te gusta que te folle duro, me montas tan bien, y me eres tan leal que... creo que te amo —confesó antes de juntar sus labios, decidiendo dejarse llevar por todo lo que sentía, mientras que Isla intentaba procesar las palabras con su corazón agitándose.
(...)
Isla podría estar feliz desde que Jungkook le dijo que la amaba, sentir que había logrado algo que jamás esperó, pasársela con una sonrisa en su rostro porque finalmente para él era la indicada al haber conseguido enamorarlo, pero no era así. Con Jungkook nunca era algo bueno lo que sí debería serlo, y es que ahora la fémina vivía en la desesperación porque había pasado semanas de aquella situación. Este luego de esa vez quiso alejarse, pero Isla se lo impidió por más que en ese momento sólo lograr formar una gran discusión en la cual, él acabó abrazándola, aceptando no querer alejarse y que el corazón de ella volviera a latir.
En ese tiempo volvió a repetirle que la amaba, pero ahora hacía días desde que Jeon Jungkook desapareció de su vida, y no respondía sus llamadas, ni sus mensajes.
Ahora se encontraba caminando hacia las escaleras sin ser capaz de sentir la intensa mirada de desconcierto de la servidumbre. Pero es que su mente no paraba de torturarla, su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho, la rabia la había invadido de gran manera, y estaba segura de que gritar para intentar dejar salir todo lo que sentía no ayudaría para nada.
Ni siquiera podía respirar bien porque era como si le faltara el aire, hasta le costaba caminar porque estaba temblando de impotencia mientras su visión se volvía nublada por las lágrimas acumuladas.
Sin importarle absolutamente, al estar frente a la puerta de la habitación de la persona que la tenía de esa manera, la abrió. Allí se encontraba Jungkook, tan sólo llevando unos bóxers blancos y parecía tener la intención de vestirse, pero al escuchar la puerta volteó rápidamente a verla.
—¿Isla...?
—¡¿Por qué me haces esto, Jungkook?! —preguntó completamente histérica.
—¿Qué? ¿Ahora de qué carajos hablas? —arrugó el rostro mirándola entre desconcertado y frustrado.
—Sabes de lo que hablo —aseguró acercándose peligrosamente a él—. ¡Me haces creer que realmente sientes algo por mí para luego alejarte como si nada!
—gritó empujándolo, provocando que soltara un quejido por lo bajo, endureciendo las facciones—. ¡Cada vez que creo que lo nuestro puede ser como tanto deseo, tú te alejas!
—No me vengas a hacer una escena porque no estoy como para soportar tus mierdas —advirtió volteando con la intención de tomar su ropa para vestirse.
—¡Nunca lo estás! ¡Nunca puedes escuchar cómo me haces sentir, maldito idiota! —escupió enfurecida y empujándolo, provocando que perdiera el equilibrio por un momento—. Ahora me dirás que soy una molestia, que te gustaría que fuera más como cualquiera de tus otras perras, como Joobin, ¿verdad?
Isla estaba tan histérica, sus lágrimas brotando y con una presión en el pecho que no le permitía respirar bien. Tan sólo quería poder ser capaz de descargar toda su rabia en el causante, porque ya no sabía cómo seguir reprimiendo todo el dolor que le causaba con su manera de actuar, sin pensar siquiera en cómo podría sentirse ella con las hirientes palabras que salían la mayoría de tiempo de su boca. Pues, el hecho de que le haya dicho que quería ser suyo, jamás cambió su forma de ser con ella, no pensaba en cómo podía sentirse con el hecho de que se alejara de la nada sin explicación. No tenía responsabilidad afectiva alguna, siquiera parecía tener sentimientos por ella a pesar de haberle dicho que la amaba, o quizás pensaba que su manera de actuar era normal, pese a notar que le dolía o molestaba, total luego se encargaría de echarle la culpa sabiendo que funcionaría y buscaría la manera de que la disculpara.
Quiso volver a empujarlo, pero un grito ahogado escapó de sus labios cuando este la tomó bruscamente de la mandíbula, y por más que ella quiso apartarse, empujarlo, tan sólo logró que estampara su espalda contra la pared, haciéndole soltar un quejido.
—Te he dicho que no estoy para soportar tus mierdas, pero parece que te gusta que actúe de esta manera contigo —masculló apretando más el agarre, escuchándola lloriquear por el dolor—. Sí, no sabes cuánto me gustaría que tu manera de ser fuera como la de Joobin, porque así podría soportarte, en cambio, ¿tú? —soltó una risa cínica, observando cómo podía reflejarse el dolor en su mirada y sus lágrimas brotaban sin parar—. Tú sólo sirves para hacerme enfadar.
—Eres una mierda, Jungkook —articuló con algo de dificultad por su agarre y por el llanto que ya no podía contener.
—Pues, esta mierda te sabe follar tan bien que hasta te has enamorado.
—Y no sabes cómo me arrepiento...
—Cómo digas, pero ya déjame en paz —ordenó soltándola para alejarse, mientras que ella casi cayó el suelo, sollozando desconsoladamente.
—Ya no quiero esto —musitó de manera aguda por el llanto, llamando la atención del pelinegro.
—¿A qué te refieres?
—No soy la única y nunca voy a serlo...
—¡Y sigues con lo mismo, carajo!
—¡Sólo me haces sufrir!
—¡Y tú me haces enojar! —apuntó enfurecido—. ¡Ya deja esta mierda de una vez! ¡Me haces sentir asfixiado!
—Lo haré. Ya no volverás a escucharme reprocharte nada...
—¡Al fin! —suspiró aliviado, decidiendo cambiar el tema de conversación—. Ahora ven...
—Aunque esté perdidamente enamorada ya no puedo seguir intentándolo contigo —continuó sorprendiéndolo mientras intentaba ahogar un sollozo dirigiéndose hacia la puerta, por lo que Jungkook la tomó rápidamente de la muñeca.
—¿Acaso estás terminando con lo nuestro? —preguntó buscando su mirada.
—¿Lo nuestro? ¿Qué es lo nuestro, Jungkook? —cuestionó cínica—. ¿Que todo esté bien cuando follamos, pero luego tú me destroces con tu manera de actuar o con tu alejamiento, y yo tenga que convencerme que solamente lo haces porque estás herido, y que puedo ayudarte a que mejores para que empieces a tratarme como necesito?
—No digas eso. No es así, Isla —aseguró negando repetidamente con la cabeza.
—¡Claro que es así! ¡Desde esa noche que me buscaste golpeado que ha sido así! —aseguró sollozando—. Por más que me gustaría seguir creyendo que vas a cambiar, ya estoy agotada...
—Pues, si quieres terminar con lo nuestro, ¡está bien! ¡Termínalo! —exclamó soltándola—. Pero luego no vuelvas a mí llorando de arrepentimiento, porque créeme, Isla, ninguna otra persona soportaría tu mierda como yo lo he intentado...
—¿Mi mierda? —soltó una risa amarga mientras limpiaba sus lágrimas que no paraban de brotar por sus hirientes palabras.
—¡Sí! ¡Yo también he intentado entenderte, pero siempre tienes que reprocharme algo y hacerme un maldito show para enfadarme! —escupió molesto—. ¡Nadie va a soportarte como yo porque estás jodida y no puedes ser suficiente!
—¡¿Cómo puedes ser capaz de decirme eso cuando tú te has encargado de joderme más?! —cuestionó indignada y con un hilo de voz—. ¡Eres una mierda y no quiero volver a verte en mi vida!
Isla sollozó dolida porque no podía creerse que ahora que ya no estaba permitiendo que la pisoteara como siempre, que se metiera en su cabeza haciéndole creer que era la culpable, aún así siguiera intentándolo hasta sonando tan convencido que tenía que luchar consigo misma para que esas palabras no se instalaran en su cabeza. No podía seguir allí porque sabía perfectamente que estaba a segundos de perder aquella lucha, y así acabaría como siempre dejando de lado su orgullo, su dignidad, tan sólo para volver a sus brazos con la esperanza de poder sanarlo, así que volteó para dirigirse a la puerta.
—¡Tú eres la única culpable de que ésto acabe, así que no vuelvas a buscarme! ¡Estás muy mal...!
Isla salió de aquella casa hecha un mar de lágrimas, no podía dejar de sollozar aún cuando estaba afuera sin prestar atención a nada, ya que tan sólo podía pensar en cómo su mirada llena de odio le dolió y sus labios la hirieron hasta más que las veces anteriores, porque ahora pudo confirmar que sus sentimientos nunca existieron.
(...)
Isla no podía dejar de llorar mientras se encontraba sentada frente a su cama, abrazando sus piernas, preguntándose porqué no había logrado serle suficiente a Jungkook, porqué siempre tenía que ser tan hiriente y destrozarla sin importarle nada en absoluto. Y es que por más que lo intentaba en ese momento que era tan consciente de la horrible persona que era, no lograba odiarlo como cualquiera en su lugar haría. Pues, estaba completamente segura de que si Jungkook la buscara, si le pidiera una oportunidad porque haría lo posible para cambiar, ella no lo dudaría ni un segundo en dársela. Hasta a ese nivel llegaba lo enamorada que se sentía, como para olvidarse por completo todas las veces que la hizo llorar, hasta sus dolorosas palabras de hacía unas pocas horas.
Quizás era una idiota. Ella lo sabía, pero es que se sentía completamente débil ante él, y creía que había alguna esperanza de que pudiera cambiar, de que pudiera hacerle bien, tan sólo debía proponérselo, entonces, ella buscaría la forma de ayudar a sanar de alguna manera el dolor con el que cargaba que le hacía actuar de esa forma.
Sollozaba desconsoladamente hasta que unos toques en la ventana la hicieron voltear por la ilusión de que pudiese tratarse de Jungkook, por lo que se levantó para acercarse rápidamente casi tropezando con sus propios pies, pero al llegar abrió los ojos a la par al ver que detrás de esta se encontraba el joven de mirada felina.
Rápidamente limpió sus lágrimas, dándose cuenta de los restos de maquillaje, pero aún así abrió la ventana para permitirle pasar. Una vez que este entró y estuvo frente a ella, acomodando su suéter negro, la tensión apareció, pues parecía ser que ninguno sabía qué decir.
—¿Q-Qué haces aquí? —preguntó desconcertada.
—¿Quieres que me vaya? —su voz salió por lo bajo y profunda.
—¡No! No quiero eso. Lo siento si te lo hice pensar —murmuró desviando la mirada—. Es sólo que... como me odias, no puedo creerme que estés aquí —explicó por lo que él asintió pasando la lengua por el interior de su mejilla.
—Pues, si aún sigues queriendo que nos veamos a escondidas, aquí estoy —mencionó encogiéndose de hombros, notando cómo ella lo miraba ilusionada—. Siento que me hace falta algo, y creo que eso... podrías ser tú.
Isla no lo dudó ni un segundo y se aferró al cuerpo del pelilargo, apoyando la cabeza en su pecho sintiendo cómo el aroma de su colonia le inundaba las fosas nasales, lo que provocó que la nostalgia, la culpa y el arrepentimiento la invadieran de gran manera. Sin poder soportarlo, volvió a romper a llorar mientras sentía cómo Yoongi parecía dudar en corresponderle hasta que las manos de este tocaron su espalda, pero aún así, no era como siempre porque no estaba aquella fuerza con la que solía abrazarla, lo cual le daba más culpa.
—Lo siento tanto, Yoongi —sollozó aferrándose con más fuerza—. Por favor, perdóname.
—Shh... Ya está.
—Por favor...
—Vamos a sentarnos. Decidí caminar hasta aquí y estoy cansado —intentó bromear, lo que hizo que ella lo mirara ilusionada.
Asintió mientras se separaba limpiando sus lágrimas, para así acercarse a su cama donde Yoongi tomó asiento, por lo que se sentó a su lado también subiendo sus pies. En ese momento, ambos se quedaron en completo silencio, quizás pensando en todo lo que había pasado, en qué deberían decir porque la tensión no dejaba de aumentar.
No pudo evitar mirarlo, cómo su cabello rizado caía por sus lados y lucía algo desordenado, su piel pálida como siempre resaltaba, pero al fijarse en sus ojos pudo darse cuenta que parecían algo hinchados. Eso despertó por completo su curiosidad, pero lo que acabó llamando más su atención fue el hecho de que al verlo jugar con sus manos pudo darse cuenta de que sus nudillos estaban enrojecidos.
—Hey, ¿qué te sucedió? —preguntó preocupada a la vez que tomaba su mano, pero este la apartó rápidamente, provocando que ella se sorprendiera y él desviara la mirada tenso—. Yoongi, ¿qué te sucede?
—No es nada.
—¿Sigues molesto? —indagó algo nerviosa, pero es que necesitaba saber porqué parecía haber llorado y estar afectado.
—No es eso...
—Dime qué sucede, por favor. Me preocupas.
El pelilargo conectó sus miradas, provocando que se sintiese estremecer por cómo parecía haberse oscurecido la suya e intentar reprimir una gran rabia que nunca antes había visto.
—Y-Yoongi...
—Las cosas no están nada bien en casa. Es sólo eso —contestó por lo bajo, endureciendo sus facciones.
—Hey, háblame —pidió apoyando la mano sobre la de él, sintiendo cómo se tensaba por más que intentaba disimular.
—Todo ha empeorado, hasta la relación con mi madre. Algo que nunca creí —explicó desviando la mirada e intentando mantener la calma—. Pero supongo que es porque falta una semana para la boda.
—Pero... ¿es por el idiota de Jungkook?
—indagó intentando esconder todo lo que le provocaba el tan sólo decir su nombre, mientras que Yoongi conectó sus miradas soltando una risa amarga, lo que hizo que tragara con dificultad.
—Sí. Es por el idiota de Jungkook.
—¿Qué...?
—Sólo está actuando cada vez peor con mi madre y ya no puedo seguir soportándolo, así que quise enfrentarlo, pero eso sólo empeoró las cosas.
—¿Qué desató esa pelea? —frunció el ceño y él sonrió a medias observándola fijamente, despertando la curiosidad de ella.
—Lo que la desata la mayoría de veces —al escucharlo sintió cómo se estremecía y una presión se instalaba en su pecho—. El que ayer llevara a Joobin a casa para follar mientras nosotros los escuchábamos, Isla.
Aunque ella sabía que Jungkook nunca fue únicamente suyo como él había dicho querer, tener que confirmarlo ahora mediante Yoongi, que estaba completamente segura de que no sabía de ellos, provocaba que sintiera su cuerpo decaer, que su corazón se apretara.
Le desesperaba, le dolía, le lastimaba, le jodía, le rompía y la mataba todo lo que estaba comenzando a imaginar su cabeza con Jungkook y Joobin, por lo que su visión se volvió nublada por las lágrimas acumuladas, pese a que Yoongi estaba mirándola.
Por más que quería poder seguir reprimiéndolo, ya no podía cuando se sentía una estúpida por haberse enamorado de alguien que todo el tiempo le demostró la horrible persona que podía llegar a ser, pero aún así, su tonto corazón había comenzado a latir por él, por lo que rompió en llanto permitiéndole así a Yoongi saber lo que tuvo con su hermanastro.
(...)
Jungkook había estado procesando todo por horas, intentando pensar con claridad y saber qué era lo que realmente quería, pues no lograba comprender cuando llevaba años tan sólo sintiendo un gran dolor y rencor. Ahora se encontraba en el coche, repitiéndose una y otra vez que estaba bien lo que iba a hacer, que ya no debía arrepentirse, que debía enfrentar sus sentimientos o los que creía que tenía, pero es que se le estaba dificultando de gran manera al punto que había olvidado su discurso. Un discurso que llevaba más de una hora diciéndolo porque necesitaba recordarlo bien al saber que por los nervios, por las inseguridades, se lo olvidaría y sólo saldría mierda de su boca, ya que sin saberlo había construido un caparazón para su corazón que ya estaba herido.
Inhaló y exhaló para bajar del coche, tomando con más fuerza el ramo de flores que llevaba en su mano derecha mientras que la otra la pasaba por su cabello para echarlo hacia atrás, intentando calmar sus nervios.
—En verdad lo siento. Sé que dije mucha mierda sin sentido, y estoy arrepentido, lo juro —articuló de manera casi inaudible, recordando el discurso mientras se acercaba al enrejado para comenzar a subirlo—. Sé que soy el imbécil más grande que puede haber, que no merezco oportunidad alguna, pero quiero intentar cambiar porque...
Jungkook no había podido finalizar el discurso que creó para así disculparse con Isla, porque al poder asomar su cabeza por la ventana de la habitación de la fémina, pudo verla allí juntando su frente con la de su hermanastro que le acariciaba las mejillas con los pulgares, cuando se suponía que había cortado toda relación por él. En ese momento podía sentir como si le cayera un balde de agua fría, por lo que no lo dudó ni un segundo y comenzó a bajar rápidamente antes de ver algo que pudiese hacerlo reventar ahí mismo.
Sentía su sangre hervir y quería más que nada poder enfrentarlos, aunque pensara que se vería como un idiota, pero es que no sabía cómo aceptar el hecho de que, probablemente, ella siempre se había victimizado mientras en realidad se veía Yoongi. Empuñaba las manos aún con el ramo de flores en una, acercándose al coche, pero volteó nuevamente a ver hacia la ventana con su pecho subiendo y bajando por su respiración violenta, odiándolos de gran manera a ambos.
(...)
Isla estaba completamente agradecida con Yoongi, pues esa noche en la que le permitió saber con su llanto lo que tuvo con Jungkook, había esperado que volviera a enfadarse, lo cual por más que le doliera comprendería porque parecía ser que no le importó para nada su amistad y prefirió ser follada por el patán de su hermanastro. Y es que pensaba que si jamás hubiera aceptado, entonces, no se hubiera enamorado perdidamente del tatuado, no estaría con su corazón roto, y su amistad con Yoongi sería cómo antes, él volvería ser como antes. Pues, a pesar de que no parecía molesto con ella porque la había abrazado, consolado mientras estaban recostados en la cama de ella, podía notar perfectamente que por más que lo intentaba, no era el mismo ni en su manera de mirarla, y eso hacía que sintiera una presión en su pecho aunque lo comprendía.
Al día siguiente Yoongi tenía una presentación, por lo que ella para no tener que pasarse la tarde torturándose con sus pensamientos, decidió acompañarlo a la práctica como solía hacer antes, lo cual sorprendió a los demás integrantes. Había logrado distraerse, disfrutando de su música, notando por algunos momentos cómo Yoongi parecía volver a ser el mismo al sonreírle por momentos.
Cuando la noche llegó, también decidió ir a la presentación porque extrañaba más que nada estar allí entre la multitud, enloquecer de la misma manera porque aunque fuese amiga de ellos, también era fanática de su música. Ahora luego de los tres meses que estuvo alejada de Yoongi, finalmente había vuelto a estar allí, enloquecida entre la multitud, cantando y saltando.
Yoongi estaba a un lado de su amigo, Hogae -el vocalista principal-, tocando la guitarra eléctrica. Su cabello largo y ondulado por momentos se pegaba en su rostro por el sudor, llevaba una camiseta negra sin mangas, una camisa negra con diseños, jeans con cinturón negro y zapatillas.
Isla no podía apartar la mirada de él, menos cuando este se acercó al micrófono para comenzar a rapear, por lo que ella también intentó seguirlo aún sabiendo que la mayoría de veces se le hacía imposible, pero le emocionaba escucharlo.
En cuanto Hogae comenzó a cantar otra vez, Yoongi volvió a su lugar y ella pudo notar cómo la buscaba con la mirada entre la multitud, por lo que cuando logró encontrarla, Isla le gritó y sonrió, provocando también la suya. Eso había hecho que todo se sintiera como antes, lo que hacía su corazón agitarse por la emoción mientras que él volvía más su concentración a finalizar la presentación con esa canción.
Todo iba más que bien, ellos agradeciendo y despidiéndose del público, los cuatro con una gran sonrisa en el rostro, pero de pronto por la parte trasera del escenario se acercó un pelinegro, llamando por completo la atención de Yoongi. Había pasado el brazo por sus hombros, palmeándole mientras con la otra mano tomaba el micrófono y lo miraba con una gran sonrisa en el rostro, desconcertándolo.
—Buenas noches, la han pasado más que bien, ¿no? —habló mientras el grupo se miraba preocupados y Yoongi arrugaba la nariz al darse cuenta que estaba ebrio—. Sé que algunos pueden preguntarse quién soy, y otros porqué estoy aquí, así como D-TOWN —soltó una risilla sintiendo cómo Yoongi quitaba bruscamente su brazo de los hombros, por lo que Jungkook giró su cabeza para verlo también—. Primero que nada quiero agradecerles por ser tan fantásticos, por darnos una noche tan maravillosa con esta presentación, así como la darán en la boda de nuestros padres. Yoongi es mi hermanastro, así que estoy muy orgulloso del talento que tiene...
—¿Qué carajos haces...? —preguntó entre dientes, mientras que su grupo parecía más relajado y sonreían.
—¡Y también un gran talento para fingir ser un grandísimo idiota, pero follarse a escondidas a mi novia! —alzó la voz provocando que Yoongi abriera los ojos a la par, y pudieran escuchar al público sorprenderse—. Pero no te preocupes, yo también lo hice cuando ella estaba empezando algo contigo, así que démosle un gran aplauso a Isla Davies que está allí en el publico...—pidió sintiendo cómo Hogae y Sangye -el baterista-, lo tomaban rápidamente, pero estaba aferrado al micrófono y aprovechó para señalarla haciendo que todo el público la buscara con la mirada—. ¡Un aplauso para la jodida zorra a la que le gusta ser follada por los hermanastros! ¡Aplaudan conmigo a la zorra del año!
—¡Ya basta, carajo! —gritó Sangye, logrando quitarle el micrófono que cayó al suelo.
Yoongi observaba atónito a Isla, ya que el público se había abierto un poco, dejándola fácil de visualizar en el medio, por lo que él pudo notar cómo parecía estar procesando lo que estaba sucediendo mientras todos murmuraban. Volteó a ver a Jungkook que luchaba por zafarse de los agarres, por lo que sintió su sangre hervir y se acercó peligrosamente.
—¡¿Qué mierda pasa contigo?! —preguntó tomándolo de la camiseta, haciendo que sus amigos lo soltaran.
—Pasa que eres una maldita molestia y te odio —articuló agrio. Yoongi lo observaba amenazante sintiendo cómo el aliento a licor de Jungkook se colaba por sus fosas nasales—. ¡Suéltame, imbécil!
Este lo empujó para liberarse de su agarre casi tropezándose con sus propios pies, teniendo la intención de inclinarse hacia adelante para tomar el micrófono antes de que los dos hombres de seguridad que se acercaban, llegaran, pero en eso fue sorprendido por Yoongi que lo tomó nuevamente de la camiseta para impactar el puño contra su rostro haciéndolo caer. El pelilargo se colocó sobre él para comenzar a golpearlo, pero Jungkook no se quedó atrás, y al hacerlo caer para ubicarse sobre él, ambos terminaron cayendo del escenario, provocando que el publico se alejara gritando sorprendidos.
Algunos alentaban a Yoongi, otros a Jungkook, y había quienes miraban la situación con desesperación por cómo a pesar de la caída, el pelilargo había vuelto con dificultad a colocarse sobre él para seguir golpeándolo. Isla se encontraba entre la multitud, casi había cayó cuando se hicieron hacia atrás por la caída de ambos pelinegros, pero ahora intentaba empujar a las personas para ver qué estaba sucediendo.
—¡Yoongi, basta! —gritó desesperada con la intención de acercarse más, pero fue empujada por un hombre de seguridad mientras dos corrían hacia ellos.
Habían logrado separarlos con algo de dificultad, Isla sintiendo cómo su corazón quería salirse de su pecho al ver el rostro de Jungkook ensangrentado y cómo parecía dificultarle el estar de pie, mientras Yoongi tenía sangre en su labio inferior, como también en los nudillos de una de las manos. Sus pechos subían y bajaban por sus respiraciones violentas, el pelilargo parecía luchar por zafarse del agarre para seguir golpeándolo. Y Jungkook si no fuese porque lo estaban tomando, se caería al parecer agotado y adolorido en ese momento.
Los de seguridad se encargaron de sacarlos, escuchando los gritos de los amigos de Yoongi, por lo que Isla no dudó ni un segundo en salir, observando a los de seguridad que vigilaban que no volvieran a acercarse al otro ya que amenazaron con llamar a la policía.
—¡Yoongi! —alzó la voz ella, llamando rápidamente la atención de ambos, Jungkook caminando con dificultad hacia su coche, pero aún así soltando una risotada que ella intentó ignorar y terminó fallando—. ¡Eres un hijo de puta, Jeon Jungkook! ¡Y no quiero volver a verte en mi vida!
—¡¿Yo soy un hijo de puta?! —cuestionó con la voz rota y volteando a verla—. ¡¿Entonces qué queda para ti, maldita zorra?!
En ese momento, Yoongi que empuñaba las manos por la rabia que sentía, tuvo la intención de acercarse ya que podía ver cómo las lágrimas de Isla brotaban y parecía dolida por sus palabras, pero cuando dio un paso hacia el frente, ella lo tomó del brazo.
—¡Te atreves a decirme eso cuando fuiste tú el que me falló al seguir follándote a Joobin!
—Si no se largan de aquí, llamaremos a la policía —advirtió el calvo que estaba en la puerta vigilándolos.
—Vámonos, por favor —pidió con un hilo de voz al seguir sintiendo la mirada de Jungkook, a pesar de que estaba a varios metros.
Yoongi inhaló y exhaló mientras asentía, intentando concentrarse en la pelinegra que había tomado su mano. Sin más, volteó para comenzar a caminar junto a ella, pudiendo escuchar cómo Jungkook gritaba su nombre y el de seguridad intervenía, por lo que Isla intentaba reprimir los sollozos que querían escapar de sus labios.
(...)
Yoongi e Isla fueron en completo silencio durante el camino, él condujo intentando contener la rabia que aún sentía instalada en el pecho, concentrándose solamente en el camino, mientras que ella iba cabizbaja y mordiendo su labio inferior para que los sollozos no pudieran escapar de sus labios. Así fue hasta que el pelilargo comenzó a recibir llamadas de sus amigos, por lo que decidió contestarle a Hogae, haciéndole saber que estaba bien y que estaba por dejar a Isla en su casa, para que sus amigos pudieran quedarse tranquilo con que Jungkook no le había hecho daño.
Yoongi no podía evitar sentirse culpable por cómo pudo haber hecho quedar a su banda con aquel show que había dado Jungkook, pero Hogae le hizo saber que ninguno estaba enojado y que tampoco creían que sea su culpa. Pues, anteriormente les había hablado demasiado de su hermanastro, y ellos ya escuchaban algunos rumores, como también pudieron verlo minutos atrás, comprobando que era realmente un imbécil con todas sus letras.
Al escucharlos se quedó más tranquilo, lo que hizo que Isla pudiera relajarse un poco porque también sentía demasiada culpa, lo cual era normal, pero Yoongi no quería que la sintiera por su banda. Cuando llegaron, este aparcó frente a su casa y giró la cabeza para mirarla.
—¿Quieres que nos veamos mañana? —preguntó masajeando su nuca.
—¿Qué? ¿Vas a ir a esa casa luego de lo que pasó entre ustedes? ¿Qué va a pasar cuando se vean? —indagó preocupada, por lo que este soltó una ligera risa negando repetidamente con la cabeza.
—Tranquila que no volveré ahí esta noche —aclaró haciendo una mueca—. Llamaré a Hogae para saber si puedo quedarme en su casa, o a los demás. Alguien va a aceptarme, sino tengo el asiento trasero —apuntó riendo.
—Ya, no intentes dar pena y quédate aquí conmigo —ordenó sorprendiéndolo.
Yoongi miró hacia la casa, notando cómo la luz del living se encendía, lo que hizo que se tensara mientras masajeaba su nuca y luego la mirase no muy convencido.
—No creo que sea bueno porque tu mamá parece estar aún despierta.
—Ella no va a negarse a que te quedes...
—No lo digo justamente por esa razón, sino por el hecho de que llevo un golpe.
—No importa. Te quedaras conmigo, así que vamos —habló bajándose del coche, por lo que él suspiró decidiendo obedecer.
Podrían haber entrado por la ventana como muchas veces, pero estaba cerrada y la madre de ella al encender la luz les hacía saber que ya había visto que estaban allí afuera, por lo que Yoongi comenzaba a arrepentirse de no haberse negado porque no quería que la lo viese con un golpe cuando no era alguien problemático. Le gustaba vivir tranquilo, ignorando a la mayoría de personas.
Isla abrió la puerta, sonriendo inocentemente cuando observó a su madre volviendo a la sala con una taza de té en su mano.
—Mira con quién vine, mamá.
—Oh, hasta que te atreves a volver a esta casa, Min Yoongi —mencionó al verlo detrás de ella, cerrando la puerta —. Pensaba que ya te habías olvidado de tu segunda madre. ¿Cómo les fue?
—Buenas noches...—habló llevando la mano a su mentón para intentar cubrirse su labio inferior, lo que hizo que ella lo mirase curiosa.
—¿Qué les sucede que vienen tan extraños? —interrogó acercándose con una ceja alzada.
—N-No es nada —aseguró intentando alejarse, pero la mujer con su mano libre apartó la suya mientras Isla presionaba los labios—. ¡¿Qué rayos les sucedió?! —preguntó histérica.
—No es nada...
—¡No me mientas, hija! Dime, Yoongi —ordenó, por lo que él suspiró dándose por vencido porque tampoco se sentía bueno para mentir.
—Sólo fue mi hermanastro, pero...
—¡¿Tu hermanastro?! ¡¿Cómo va a atreverse a golpearte?! —cuestionó indignada.
—No nos llevamos muy bien —explicó haciendo una mueca.
—Hablaré con tu madre...
—¡No! Tanto su padre como mi madre ya lo saben, es sólo que hoy llegó un poco más lejos...
—¡¿Un poco?!
—Ya, mamá, mañana continúa contándote, pero con la presentación y aquella pelea ya ha tenido suficiente —intervino Isla.
—Está bien, pero que sepas que si quieres que vaya a hablar con tu madre o que le ponga los puntos a ese mocoso, puedo hacerlo, ¿sí? —le sonrió de manera dulce mientras acariciaba su hombro, lo que hizo que Yoongi no pudiera evitar sonreír.
—Muchas gracias, pero no es necesario, Lydia —aseguró mientras ella no lo miraba muy convencida—. Que descanse.
—Tú igual. Y desinfecta eso —apuntó su herida, por lo que él asintió rápidamente.
Ambos subieron las escaleras, Yoongi suspirando aliviado mientras Isla lo miraba con una pequeña sonrisa que le demostraba que también lo estaba. Este le había pedido darse un baño, lo cual ella aceptó ya que sabía que luego de la presentación estaba sudado y, además, con sangre seca, mientras que ella lo esperaba sentada en la cama sin dejar de mirar su celular.
Una pequeña parte de ella no podía evitar tener la esperanza de que su pantalla se iluminara y fuese por una llamada de Jungkook, que fuese capaz de disculparse por todas las mierdas que dijo, pero ¿cómo iba a suceder eso? Este jamás se había disculpado por nada al tratarse de ella, porque siempre supo meterse en su cabeza y hacerle creer que todo era su culpa. Mientras que la mayor parte de ella estaba llena de dolor, de rencor, y no quería saber nunca más de él, aunque sabía que volviendo a ser amiga de Yoongi, no podía esperarse eso, además que este la había invitado a la boda como su acompañante en cuanto supo de la fecha. Así que suponía que ahora que habían vuelto a ser amigos, eso seguía en pie, por lo que iba a tener que ver a Jungkook nuevamente en una semana.
Cuando los minutos pasaron, vio a su amigo regresar a la habitación con la ropa en uno de sus brazos, y llevando solamente bóxers blancos, con su cabello húmedo que comenzaba a ondularse. Isla por primera vez no le restaba importancia como siempre, sino que se detuvo por un momento a observar su pálida piel, su torso desnudo, cómo sus abdominales se marcaban de una manera ligera.
Yoongi siempre se le había hecho del tamaño perfecto para poder aferrarse a él, nunca lo había sentido grande, pues era delgado y no parecía trabajar demasiado en su cuerpo, pero por primera vez al verlo de esa manera, se sorprendió al ver lo que escondía detrás de esa ropa holgada que llevaba. Parecía que en los meses que no se vieron, este había trabajado más en su cuerpo.
—¿Estás bien? —preguntó Yoongi, llamando su atención.
—E-Eso debería preguntarte yo, porque fue a ti a quién golpearon —recalcó mientras él se sentaba a su lado, provocando que ella tuviera que removerse en su lugar.
—Sí, pero a mí no me importa lo que Jungkook pueda decirme o hacerme.
En ese momento, ella no pudo evitar tensarse, odiando de gran manera que él tuviera toda la razón en lo que decía, y es que se sentía tan lastimada, pensando porqué tenía que mentir así para hacerla quedar mal frente a las personas, que sintiera culpa por algo que no hizo. Isla no quería hablar de cómo se sentía, mucho menos romper en llanto otra vez por él porque le había jurado la noche anterior a su amigo que esa sería la última vez que llorara por el tatuado, así que tan sólo levantó la mirada conectándola con la felina de Yoongi, para tomarlo del mentón y ver la herida en su labio inferior.
—Sin sangre seca no se ve tan mal —comentó haciéndole reír.
—¿Quieres dormir? —preguntó con suavidad y ella asintió.
—Tú descansa que yo pasaré al baño primero —informó levantándose.
—Está bien. ¿Puedo dormir así o debo colocarme más ropa? —ella giró a ver cómo extendía sus brazos, observando su cuerpo, lo que hizo que se tensara aunque intentaba actuar con normalidad.
—Puedes dormir así si te sientes más cómodo —respondió antes de salir.
Yoongi la miró satisfecho y decidió hacer a un lado las mantas para recostarse, deseando poder apagar de una vez el velador para poder descansar, pero debía esperar a Isla.
La fémina se tardó unos minutos en el baño, pues también intentaba relajarse antes de volver porque sentía una presión en su pecho luego de todo lo que había sucedido, del dolor que sumó Jungkook, por lo que no quería volver al lado de su amigo teniendo que soportar más el llanto.
Una vez que se encontraba más tranquila y llevando una camiseta negra holgada, con shorts blancos, regresó a su habitación llamando la atención de su amigo. Se acercó intentando actuar con normalidad y se recostó a su lado, por lo que Yoongi procedió a apagar el velador para volver a acomodarse.
Ambos estaban de costado, intentando divisar el rostro del otro, ya que entraba algo de claridad por la luz de la luna desde la ventana.
—Lo siento, Yoongi —musitó arrepentida, y aunque pensaba que estaba mejor, se daba cuenta que no porque ahora quería llorar por la culpa que sentía al haber preferido a Jungkook antes que al joven que fue su mejor amigo por más de dos años.
—No es tu culpa que sea un imbécil.
—No lo digo sólo por eso —aclaró desconcertándolo.
—¿Y por qué más te disculpas? —indagó acercándose más a ella.
—Por haberlo elegido antes que a ti. Soy una idiota.
—Quizás un poco —asintió, lo que la hizo soltar una risilla, pero las lágrimas también brotaron.
—Lo siento...
—Lo importante es que ya sabes que no debes regresar otra vez a su lado, ¿verdad? —preguntó algo inseguro.
—Ahora lo sé —sorbió su nariz—. Creí que había logrado enamorarlo, pero me engañó...
—A él sólo le gusta tenerlas para él para descargarse de cualquier forma —espetó—. Jamás va a enamorarse por más que intentes complacerlo de todas las maneras. Está muy mal como para poder querer a alguien, porque siquiera debe quererse a sí mismo.
—Espero que puedas perdonarme...
—Ya lo hice —aclaró llevando el mechón de cabello detrás de su oreja, provocando que ella lo mirase ilusionada.
—¿En verdad?
—Supongo que el enamorarnos nos vuelve imbéciles —comentó soltando una risilla.
—¿Qué...?
—Yo estoy enamorado de ti, Isla —explicó sorprendiéndola, aunque quizás debió esperárselo desde que la besó, pero creía que era tan sólo una atracción que podría desaparecer en cualquier momento—. Llevo más de diez jodidos meses enamorado de ti, pensando en cómo dar el primer paso, cómo hacer que tú no me sigas viendo como tu estúpido amigo. Y cuando creí estarlo logrando...—suspiró decidiendo no continuar—. Tan sólo intentaba ir a tu ritmo, pero creo que me tardé demasiado.
—No es eso. Es sólo que... llevaba muchísimo tiempo sin fijarme en alguien de esa manera...
—Ya lo sé. Sé todo sobre ti, hasta cómo te sientes porque por algo hemos conectado tan bien desde esa primera noche que nos conocimos en ese bar —aseguró acercándose más, provocando que sus tibias respiraciones se mezclaran e Isla tragara con dificultad por los nervios, sintiendo cómo acariciaba su mejilla con el pulgar—. Quiero llenar tu vacío, Isla.
—Y-Yoongi, no creo que...—habló entrecortado al sentir su erección rozándole el vientre.
—Si tú me das la oportunidad, sé que puedo lograr llenarlo y tú podrás darte cuenta que soy el indicado —aseguró rozando sus narices—. Puedo hacerte sentir más de lo que piensas...
Isla sentía cómo un escalofrío recorría su espina dorsal, volviéndose completamente débil porque de cierta manera la atracción que sentía por Yoongi, parecía intensificarse en ese momento. Este estrelló sus labios con los de ella, moviéndolos con algo de fuerza, por lo que la fémina no pudo hacer más que dejarse llevar por primera vez, disfrutando de aquella dominación.
Al sentir cómo se posicionaba lentamente sobre ella, abrió la boca dándole acceso a su lengua, haciendo un sonido involuntario con la garganta al sentir la fricción entre sus sexos.
—Me gusta besarte de esta manera —confesó sobre sus labios, rozándolos para volver a juntarlos.
—¿En verdad? —preguntó sintiendo la calidez de su pecho contra el de ella, acariciándole su largo cabello todavía algo húmedo.
—Podría besarte por horas —musitó comenzando a bajar sus besos húmedos por el cuello, por lo que la fémina le dio más acceso mientras jadeaba al sentir su lengua, rozando con delicadeza sus dientes contra la piel.
Isla estaba sorprendida por lo delicado que estaba siendo, porque sin dudas no le disgustaba para nada, estaba disfrutando de todas las sensaciones, por lo que cuando sus manos llegaron a los bordes de su camiseta, le permitió quitársela notando por la poca claridad cómo este mordía ligeramente su labio inferior al verle los senos por no llevar sostén.
Ella sentía su rostro arder por la timidez y vergüenza, ya que era la primera vez que él la estaba viendo desnuda, y es que parecía tan embobado, que no sabía cómo actuar.
—Tan hermosa —murmuró como para sí mismo.
Yoongi había bajado los besos por su pecho, tomando uno de los senos con su boca, pasando su lengua por el pezón mientras con una de sus manos acunaba el otro seno, apretando levemente el pezón con su pulgar e índice. Isla no pudo evitar jadear mientras él iba turnándose, hasta que ambos quedaron erectos y húmedos por su saliva.
Pero eso no era todo, porque el pelilargo siguió bajando los besos por su abdomen, haciéndola estremecer.
Al sentirlo detenerse, Isla levantó un poco la cabeza, encontrarse con aquella mirada felina que contenía un brillo de lujuria, haciendo que no pudiera apartar la mirada de él.
—¿Vas a poder soportar guardar silencio para que tu madre no nos escuche? —preguntó con voz profunda.
—Voy a poder —respondió casi en un suspiro, intentando sonar segura.
Este sonrió como si no pudiera creérselo, pero volvió a depositarle besos en el abdomen hasta llegar al borde de sus shorts para quitárselo, tirándolo en alguna parte de la habitación. Concentró la mirada en sus bragas negras, Isla sintiendo cómo su respiración parecía estancarse cuando empezó a depositar besos por encima de la tela, llegando justo en medio de sus piernas para pasar la lengua por su feminidad, lo que hizo temblar a la fémina y ser consciente de lo húmeda que estaba.
—Yoongi...—gimoteó escuchando cómo hacía un "Mhm" con la garganta, volviendo a repetir la acción de pasar su lengua—. Quítamela...
—¿Tan pronto? —cuestionó antes de pegar los labios a uno de sus muslos, succionando—. ¿Qué sucede?
—Q-Quiero sentirte —confesó jadeante.
Él no pudo evitar sonreír satisfecho al escucharla, por lo que llevó las manos a los bordes de las bragas para quitárselas, logrando aliviarla de alguna manera. Un suspiro escapó de los labios de la fémina al sentir los de él en sus muslos, subiendo lentamente hasta que pasó los dedos por sus pliegues para separarlos y pasó la lengua por en medio desde abajo hasta llegar a su clítoris. Succionó levemente, para luego comenzar a hacer movimientos circulares alrededor, sintiendo cómo ella le empuñaba el cabello, tratando de controlar los gemidos agudos.
Eso parecía provocar más a Yoongi, que acercó por completo su boca para poder pasar mejor su lengua y por completo, convirtiendo aquellos movimientos en unos más descuidados que hacían a la fémina mover las caderas de manera inconsciente. El pelilargo podía sentir su miembro duro como roca, anhelando más que nada poder estar dentro de ella, y es que escucharla gemir y su nombre, lo estaba volviendo loco.
Succionaba sus pliegues, haciendo sonidos obscenos a causa de la humedad, sintiéndola retorcerse por sus movimientos.
Isla se mordía el labio inferior con fuerza mientras Yoongi le impedía juntar las piernas a la misma vez que introducía uno de sus dedos con gran facilidad por sus líquidos tanto como por la saliva de él. Comenzó a embestirla con su dedo mientras con su lengua se encargaba de darle atención al clítoris, moviéndola de arriba abajo con rapidez, para así aprovechar la situación y añadir un segundo dedo.
La fémina tuvo que cubrirse la boca con la mano para no gemir por lo alto, pues el pelilargo los metía tan profundo como podía, curveándolos en el ángulo preciso para tocar su punto sensible, sintiendo cómo ella le empuñaba el cabello con más fuerza haciéndole gruñir.
—V-Voy a venirme si sigues así —advirtió entrecortado—. Quiero venirme mientras me follas... por favor, Yoongi.
Este sonrió decidiendo subir lentamente mientras ella bajaba la mano a su nuca para juntar sus labios en un beso intenso, profundo y húmedo, haciendo fricción en sus sexos, por lo que él hizo un sonido involuntario con la garganta. Isla succionó su labio inferior a la vez que bajaba una de las manos al borde de sus bóxers.
—Quítatelo y fóllame de una jodida vez —ordenó con la respiración pesada.
—¿Tienes condón? —preguntó por lo bajo, presionándose contra ella, haciéndola jadear.
—En el cajón.
Este sonrió satisfecho para inclinarse hacia su lado donde estaba la mesa de noche y abrir el cajón, para así buscar el paquete de condones y tomar uno. Isla lo observaba intentando recuperar el aliento, cómo este se quitaba rápidamente los bóxers para tirarlo en alguna parte de la habitación, abrir el paquete y comenzar a colocarse el condón.
La fémina no pudo evitar tragar con dificultad al pensar en lo que estaba a punto de suceder, porque jamás había imaginado que terminaría follando con el joven que consideraba su mejor amigo. Pues, si bien había comenzado algo con él meses atrás, no podía hacerse la idea de que algo así pasaría porque le provocaba demasiados nervios el simple hecho de besarlo. Y ahora estaba completamente excitada por él, deseando que la follara de una vez por todas luego del oral que le había hecho, que la había sorprendido de gran manera todo lo que le provocó.
—Voltéate, Isla —ordenó sorprendiéndola.
Rápidamente obedeció sintiendo cómo se acercaba, hasta no pudo evitar jadear por cómo hacía que su miembro le rozara la vagina, hasta que lo dirigió a su entrada y se enterró de una sola estocada, haciéndole apretar las sábanas con fuerza al mantenerse dentro de ella. Un chillido escapó de sus labios, por lo que este rápidamente le cubrió la boca con la mano para acercar los labios a su oreja.
—Shh... Recuerda que tu madre puede escucharnos —mencionó con voz profunda—. Voy a tener que mantener su boca cubierta mientras te follo porque eres jodidamente ruidosa, ¿sabes?
Isla estuvo de acuerdo, sintiendo cómo escucharlo hablarle así tan sólo se le hacía más excitante, por lo que Yoongi al darse cuenta, sonrió para luego comenzar a embestirla a la vez que acariciaba una de sus nalgas con la mano libre.
—¿Se siente bien? —preguntó entrecortado en su oído, por lo que ella tan sólo pudo contestar con un agudo "Mhm", intentando poder pedirle más aunque su mano no le permitía hablar, pero ante su lloriqueo él podía entenderlo.
Yoongi no dijo nada ante eso, pero el ritmo de sus embestidas comenzaron a intensificarse, tomándose el tiempo para llegar tan profundo cómo podía, escuchándola deshacerse en lloriqueos, apoyando más la cabeza en la almohada mientras él seguía cubriéndole la boca. Apretó el agarre en la cadera de ella, gruñendo al sentirse igual de cerca para seguir embistiéndola con más dureza.
En cuestión de poco tiempo, Isla sintió el orgasmo formarse en su interior, por lo que no pudo evitar morder la húmeda mano de Yoongi. Ella alcanzó el clímax, chillando y temblando bajo él por la gran intensidad con la que lo estaba experimentando, mientras que a Yoongi le tomó un par de embestidas más, disfrutando de cómo su miembro era apretado.
(...)
Jungkook se dirigía a su habitación, gimiendo de dolor mientras tenía una mano en el costado de su abdomen y con la otra sostenía una bolsa de hielo que apoyaba en su ojo. En la cocina se había encontrado con Dohye, la cual pareció preocuparse por él al verlo golpeado y con sangre seca en su rostro, pero este tuvo que contenerse para no terminar de explotar en su contra, lo que hizo que ella al ser echada se marchara a su habitación y él buscara algo que ponerse en sus golpes que podía seguir sintiendo punzadas.
Entró a su habitación dando un portazo tras su espalda, pero al no escuchar aquel sonido y sentir una presencia, volteó desconcertado, sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsal al encontrarse con su padre. Este se acercaba amenazante y con las facciones endurecidas, por lo que quitó la bolsa de hielo de su ojo y se armó de valor para enfrentar su mirada, intentando no demostrarle el miedo que le tenía.
Joowon observaba detalladamente el rostro de su hijo, cómo un hematoma se formaba en su ojo derecho, el cual estaba cerrándose, como tenía sangre seca en su nariz y labio inferior llegando hasta su barbilla. Jungkook se sentía temblar al ser visto de esa manera, porque los recuerdos llegaban a su cabeza cuando era un adolescente y su padre lo obligaba a saber defenderse cuando se burlaban de lo indefenso que era, llegando a tocar más que nada el fallecimiento de su madre, haciéndole llorar.
—¿Qué sucede? ¿Has vuelto a ser un marica de dieciséis que se pone a llorar y se deja golpear? —interrogó empujándolo con una mano, lo que le hizo retroceder y endurecer sus facciones, intentando mantener la calma y no seguir perdiéndose en los recuerdos.
—Él quedó peor —aseguró por lo bajo.
Eso era una completa mentira porque sabía perfectamente que Yoongi le había ganado aquella pelea. Siquiera fue capaz de defenderse como lo hubiera hecho normalmente, y es que no sabía si podía culpar al alcohol o que desde el día anterior que se sentía completamente bloqueado.
—¿Piensas que soy tan estúpido como para creerte? —cuestionó volviéndolo a empujar—. Mientes tan mal como desde siempre.
—Papá...
—Mira cómo lloras, cómo tiemblas como cuando tenías dieciséis y te dejabas golpear porque nunca te has sabido comportar como un verdadero hombre —espetó para soltar una risa amarga—. Crees que por follarte a tantas mujeres vas a poder demostrarme tu hombría, pero siempre has sido tan llorón como un bebé.
—Eres mi padre, ¿cómo puedes llegar a odiarme tanto? —cuestionó dolido mientras sus lágrimas brotaban, por lo que intentó presionar sus labios que temblaban por el llanto contenido—. He intentado tanto que eso cambiara, pero nada es suficiente para ti...
—¿Sabes por qué? —preguntó acercándose más a él al punto que sus respiraciones casi se mezclaban—. Porque me enfermas, Jungkook.
Aquellas palabras hicieron que el corazón del joven diera un vuelco, que se sintiera mucho más jodido por él como pensó que no podría seguir pasando. Pero es que no podía evitar preguntarse quién podría haber sido para que su padre lo amara como tanto necesitó desde que tenía consciencia, porque ser la percepción de lo que quería de él, quizás, por siempre iba a seguir siendo su castigo.
Jungkook ya no podía seguir conteniendo la ira al sentir nuevamente los empujones de su padre, como sus palabras seguían hiriéndole de gran manera, haciéndole odiarse más de lo que ya lo hacía.
—¡Ya basta! —exigió empujándolo, haciéndole retroceder notando cómo su mirada se oscurecía, pero eso no lo hizo detenerse.
Su padre quiso acercarse a él de manera peligrosa, haciéndole saber que volvería a golpearlo, pero Jungkook acabó empujándolo provocando que su espalda se estampara contra la pared. Joowon se sorprendió por aquella acción y cuando quiso reaccionar, giró rápidamente la cabeza hacia un lado mientras jadeaba, haciendo que el puño de su hijo impactara contra la pared.
—¡¿Cómo te atreves, maldita basura?! —preguntó enfurecido—. ¡Quisiste golpear a tu padre!
Joowon rápidamente abofeteó a Jungkook, provocando que este perdiera el equilibrio por un momento, pero eso en vez de hacerlo reaccionar, logró que explotara.
El pelinegro gritó enfurecido, asustando a su padre que intentó alejarse chocando contra la pared, creyendo que lo golpearía, pero Jungkook volvió a golpear la pared a un costado de su cabeza. Joowon lo observaba atónito, sin ser capaz de reaccionar al escucharlo gritar y golpear la pared una y otra vez mientras sus nudillos comenzaban a sangrar.
—Estás enfermo, por Dios —espetó alejándose, pero este seguía sin reaccionar, por lo que decidió salir dando un portazo.
Jungkook no era capaz de sentir ardor alguno al tener los nudillos de una mano ensangrentados mientras seguía golpeando la pared, pero terminó apoyando la palma en la pared y la mitad de su rostro en esta, rompiendo en un llanto desconsolado a la vez que se deslizaba hasta caer sentado en el suelo.
Su padre le había hecho dar cuenta de demasiadas cosas dolorosas que prefería seguir sin saberlas, como el hecho de que no siempre la familia iba a ser buena, y darle el amor que podía necesitar. Cuando su madre falleció, con el tiempo este lo había vuelto alguien insensible, frío, que no pensaba para nada en los sentimientos de los demás.
Había logrado que comenzara a odiarse, que no se sintiera bueno en absolutamente nada, que creyera que nadie iba a ser capaz de amarlo porque todo estaba mal consigo mismo.
«Me enfermas, Jungkook»
Sus palabras ahora habían quedado grabadas en su cabeza, y comenzaba darse cuenta que era realmente así, pues no sólo enfermaba a su padre, sino también a quienes lo rodeaban. Enfermaba a las personas al punto en que llegaran a alejarse por odiarlo intensamente. Terminaba haciendo que tomaran la decisión de abandonarlo porque, de cierta manera, encontraba el placer en hacerles daño.
Su refugio estaba ahí, en la culpa, en el remordimiento, porque estaba más que nada acostumbrada a la soledad donde nunca nadie podría dañarle como ya lo había hecho y hacía constantemente su padre. Y estaba bien así, sin permitirle a nadie entrar, porque tampoco parecían decidir hacerlo. Pues, nadie podría querer a alguien que buscaba el punto débil de la persona para lastimarla, a alguien que llenaba de inseguridades y sólo le gustaba utilizar.
Nadie podía querer a alguien tan roto.
(...)
Al despertar, Isla no pudo evitar sorprenderse al ver a Yoongi levantado y vistiéndose, pues creía que como quedaron de acuerdo luego de follar, hablarían de lo sucedido, quizás mientras desayunaban, pero este le informó que hubo problemas en su casa. Eso había despertado rápidamente la curiosidad de la pelinegra al pensar que podía tratarse de Jungkook, y quiso indagar, pero el pelilargo tan sólo le dijo que cuando él también supiera lo que sucedía, se lo diría.
Luego de eso, se sorprendió cuando se inclinó hacia adelante y le dejó un pequeño beso en los labios, para luego regalarle una pequeña sonrisa y salir de la habitación. Isla no podía evitar preguntarse si estaba haciendo realmente bien, pues sabía que quería demasiado a Yoongi, y que por más que lo había reprimido, quizás porque se había enamorado de Jungkook, seguía sintiéndose atraída por él, pero no quería volver a lastimarlo y de peor manera si no llegaba a corresponder por completo a sus sentimientos.
Antes de que decidiera darse una ducha, recibió una llamada que provocó que sintiese cómo un escalofrío recorría su espalda, por lo que dudó demasiado en atender. Se trataba de aquella joven que siempre había visto tan angelical, y que inesperadamente provocó que se sintiese insegura de sí misma, que se comparara constantemente, que deseara poder ser como ella por ser también la favorita del joven que amaba. Y es que a pesar de que las semanas pasaron, que él le había dicho que quería ser suyo, que la amaba, estaba más que segura que Joobin fue más especial para Jungkook que ella, y al saber por parte de Yoongi que siguieron follando, lo confirmaba mucho más.
Al escuchar que quería verla, causó que se estremeciera y quisiera negarse, pero ella no le permitió hacerlo al decirle a qué hora y colgar, para luego enviarle la ubicación de la cafetería donde se verían. Se dio una ducha sin poder dejar de pensar en qué podría querer hablar con ella, pues desde que la había visto besarse y subirse a la motocicleta de Jungkook, las cosas entre ellas se pusieron muy tensas, ¿y cómo no si Isla le ocultó por un tiempo que ella también era una de las chicas que se follaba el pelinegro?
De todas maneras, Joobin siguió saludándola cuando estaba Jinah, hasta cruzaban una que otra palabra por mas que la tensión era tanta que a la pelirroja parecía que se le dificultaba respirar al estar entre medio de ellas. Esta había querido hablar con Isla sobre lo que vieron, pero ella le pidió no hacerlo porque no era un tema que quisiera y pudiera tocar, por lo que decidió aceptar por más curiosidad que tuviera.
Al llegar a la cafetería la vio en una de las mesas de afuera, con su atención puesta en su celular, por lo que tuvo que carraspear la garganta para que pudiera notarla por más que prefería huir para no tener que enfrentar la situación.
Joobin la saludó con una media sonrisa, por lo que tomó asiento y cuando quiso decir algo al respecto, un joven se acercó para tomar la orden de ambas, lo cual de cierta manera agradeció, y fue cuestión de poco minutos para que él volviera con los cafés para ellas que le agradecieron.
—¿Y bien? —preguntó nerviosa, antes de darle un sorbo a su café.
—Sabes que nos debemos hace varias semanas una conversación, ¿no?
—No quiero hablar de Jungkook —suspiró.
—Pues, es necesario porque él es la razón por la que hay esta tensión entre ambas —refutó apoyando los brazos en la mesa—. ¿Por qué nunca me dijiste lo que había entre ustedes?
—¿Qué cambio hubiera hecho eso, Joobin? —cuestionó alzando una ceja.
—¡Hubiera cambiado muchas cosas! —aseguró alzando un poco la voz.
—Pues, no lo creo, porque después de ver nuestro beso y que me marchaba con Jungkook que había aceptado darse una oportunidad conmigo, te atreviste a seguir follando con él —replicó riendo amarga.
—¿Qué? ¿De dónde demonios sacaste eso? —interrogó frunciendo el ceño.
—No me quieras ver la cara de estúpida. Sigues viéndolo...
—Carajo, sí, admito que lo busqué porque necesitaba una explicación y sabía que tú no eras capaz dármela —respondió mientras ella la miraba cínica.
—Y una cosa llegó a la otra, entonces, terminaste abriéndole las piernas, ¿no?
—Jungkook tenía razón —murmuró provocando que ella se sorprendiera.
—¿En qué?
—Me llamó anoche.
—No quiero saber más...—Isla tuvo la intención de marcharse, pero Joobin la tomó del brazo.
—Me llamó para pedirme que aclarara las cosas contigo, que escucharas de mi propia boca que no volvimos a follar cuando él se dio la oportunidad contigo...
—¿Por qué rayos te pediría algo así? —cuestionó desconcertada sin poder creerle.
—Porque quizás sólo así podrías creer un poco en él —respondió mientras Isla se sorprendía.
—No...
—Escucha, nada pasó entre nosotros. Es más, esa vez que lo llamé para tener una explicación de porqué ya no me buscaba, y los vi besándose, él tan sólo me dijo que ya no le interesaba que volviéramos a vernos —explicó haciendo una mueca—. Luego de eso jamás volví a buscarlo, ni Jungkook a mí hasta anoche.
—Pero él te gustaba...
—Sí, pero los vi juntos y yo te he considerado mi amiga, así como también sé aceptar cuando algo sólo significó sexo y no soy nada correspondida de otra manera —replicó frustrada—. Mira, no sé de dónde demonios has sacado eso de que fui capaz de follármelo cuando estaban comenzando algo, porque no fue así...
Isla en ese momento comenzaba a perderse en sus recuerdos, tratando de encontrar la mentira en lo que Joobin le decía, porque cuando fue a enfrentar a Jungkook, nunca se lo negó de esa manera, al contrario, parecía querer lastimarla con sus palabras.
Volvía a cuando Yoongi la buscó y se lo confesó, ¿por qué le mentiría de esa manera? Para la fémina no tenía sentido alguno que el pelilargo se atreviera a mentirle, pues ya le había dado fin a lo que tenía con el tatuado. Y es que ahora podía sentir sus latidos acelerarse, cómo el impulso de buscar a Jungkook comenzaba a nacer, porque necesitaba una explicación de su parte por más que la noche anterior le dijo que no quería volver a verlo luego de la situación que les hizo vivir.
Sintiendo su respiración volverse pesada, decidió levantarse rápidamente al haberla dejado de escuchar, para así voltear y comenzar a caminar mientras Joobin la observaba desconcertada y gritaba su nombre.
(...)
Por más que había intentado convencerse que no era una buena idea, no pudo evitar seguir su impulso, llenándose de ilusiones de que fuese cierto lo que Joobin le confesó. Y es que el día que estuvo sin él porque decidió sacarlo de su vida para siempre, fue como si un agujero hubiera crecido en su interior, haciéndole sentir mucho más vacía de costumbre. Pues, lo quisiera o no, el conocerlo había logrado hacerla sentir viva luego de tanto, darle emoción por más dolorosas que la mayoría pudieran haber sido.
En cuanto el taxi aparcó, ella pagó rápidamente para bajarse y correr hacia la entrada, tocando la puerta una y otra vez, al igual que el timbre, sintiendo su corazón latir como loco cuando la puerta se abrió. Pero frente a ella apareció Yoongi, lo que hizo que la decepción la invadiera de gran manera y, aún así, ella pasó por su lado chocando sus hombros para dirigirse hacia las escaleras.
—¡Isla! ¡¿Qué haces?! —preguntó desconcertado, volteando para verla y comenzar a acercarse.
—Necesito ver a Jungkook —respondió subiendo las escaleras rápidamente—. ¡Jungkook! ¡Jungkook!
Isla gritaba una y otra vez su nombre al terminar de subir las escaleras, dirigiéndose hacia la habitación del pelinegro. Se sentía desesperada por poder verlo otra vez, deseando que esta vez no discutieran y él pudiera ser por primera vez sincero con ella.
—¡Jungkook!
—Ya, ¡cállate! ¡Sólo estás perdiendo tu tiempo, Isla! —Yoongi intervino llamando su atención, lo que hizo que ella se detuviera antes de estar frente a la puerta de su habitación.
—¿De qué hablas? —preguntó con la respiración pesada, volteando a verlo.
—Jungkook ya no está aquí...
—¿Qué...? No —soltó una risa amarga, negando repetidamente con la cabeza—. Es otra de tus mentiras.
—No, Isla...
La fémina decidió pasar por completo del pelilargo, segura de que podría tratarse de otra de sus mentiras, por lo que volteó para acercarse a la puerta y abrirla rápidamente para entrar. Miró a su alrededor, su armario abierto y con la mitad de su ropa, muchas prendas caídas, manchas de sangre en la pared, lo que hizo que una presión se instalara en su pecho y respirara con dificultad.
—Joowon dijo que se volvió completamente loco —habló a sus espaldas—. Simplemente, armó un bolso y se marchó. No sabemos nada de él.
—Ésto es tu culpa...—masculló con los ojos cristalinos, volteando a verlo.
—¿Qué...?
Yoongi no pudo continuar hablando porque ella se acercó haciéndole girar la cabeza por una bofetada, provocando que un ardor apareciera en su mejilla que ahora lucía enrojecida. Este llevó la mano a su mejilla, completamente sorprendido por la acción de la pelinegra que intentaba contener el llanto, pero falló cuando un sollozo escapó.
—Me mentiste, Yoongi —musitó con la voz aguda, completamente dolida mientras este la miraba con las facciones endurecidas—. Sólo quisiste apartarlo de mi vida —él soltó una risa amarga y humedeció sus labios a la vez que quitaba la mano de su mejilla—. ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué nos hiciste eso?!
—¡¿Y lo que ustedes me hicieron a mí, qué?! —cuestionó enfurecido, provocando que se sobresaltara—. Creí que estaba logrando enamorarte, creí que teníamos algo especial, ¡pero en realidad estabas follándote al miserable de mi hermanastro! ¡Eras capaz de mentirme en mi puta cara, cuando tú eras realmente especial para mí y sabías lo mal que él me hacía! —apuntó con sus ojos cristalinos—. ¡Creí que éramos el lugar seguro del otro, Isla!
—Eras muy especial para mí, Yoongi —expresó con la voz rota mientras él reía amargo, negando repetidamente con la cabeza y sus lágrimas brotando—. Pero a él lo amo, ¡y tú me mentiste para alejarme! ¡Tú arruinaste mi oportunidad con Jungkook!
—Sabes que él sólo te estaba jodiendo más, así que sólo ayudé a que todo terminara antes.
Isla ahogó un sollozo acercándose más a Yoongi, el cual la miraba con sus facciones endurecidas y sus lágrimas aún brotando, aunque había un brillo de burla en su mirada, quizás por el rencor tan grande que sentía por cómo lo lastimó y ahora ella estaba tan jodida como se sintió él al saber lo que le ocultaba.
—Ya no quiero volver a saber de ti...
—Créeme que no me arrepiento para nada de haberlos jodido —expresó acercando más sus rostros, provocando que sus respiraciones se mezclaran—. Ahora lárgate de mi casa y de mi vida, Isla.
La fémina en ese momento salió rápidamente mientras intentaba reprimir los sollozos, sacando el celular de su chaqueta para llamar a Jungkook. Necesitaba que le contestara, necesitaba más que nada escuchar su voz y saber que estaba bien, que tendrían otra oportunidad de estar juntos, pero sólo escuchó el buzón de voz, por lo que intentó llamarlo una y otra vez.
Salió de aquella casa, intentando volver a llamarlo, pero escuchando otra vez el buzón de voz. En eso comenzó a sollozar de manera desconsolada, cubriéndose los labios con la mano mientras sentía su pecho apretarse de dolor porque no sabía qué hacer si realmente se marchó. Estaba segura de que lo amaba, tanto así que había abrazado a sus defectos como virtudes, que no creyó nunca que lo que sentía por ella era desinterés, sino que se convencía de que no sabía cómo demostrar su amor, quizás por miedo o por estar dañado. Tanto así que había permitido que entrara a su cabeza y la hiciera sentir culpable por todas sus discusiones, por las acciones que tenía con ella. Tanto que se había comparado constantemente con su amiga, deseando ser como Joobin, reprimiendo lo que era ella misma para poder ser cómo Jungkook quería que fuese.
Lo amaba tanto que ya no sabía siquiera cómo quererse ella.
Jeon Jungkook se había convertido en una adicción, que en el tiempo que estuvo en su vida la fue dañando lentamente, destruyéndola, pero a la misma vez le dio emoción, le hizo bien. No importaba lo insano que pudiera ser lo que tenían, que ahora la dejara en la tormenta al marcharse, porque Isla Davies lo amaba al punto de rogar y de esperar que quisiera volver a ella.
¡BUENAS BUENAS!
¿Se esperaban que Jungkook le dijera que la amaba? ¿¿Creen que realmente lo hacía? ¿Les gustó que en esta parte pudieran conocer más sobre Jungkook? ¿Les pareció bien que Yoongi decidiera vengarse de alguna manera de ellos? ¿Qué les pareció este final? ¿Era esperado?
Al final dejé las casi 19k palabras, así que espero que no haya sido abrumante para ustedes, aunque siempre está la opción pausar la lectura, así que no se quejen y denle mucho amor que me tomó días editar esto aaaaa
Espero que les haya gustado esta nueva parte, no se olviden de votar y comentar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro