— ¿Qué pasa querida Andrea? te has quedado pálida, aunque claro, es la expresión que esperaría de  cualquiera al leer eso, "propósito del autor" le llaman.— Le dijo David, mientras tomaba su mano para levantarla del suelo.

— Dios mío, estás helada, no pensé que la impresión hubiese sido tanta, de verdad que debo escribir muy bien para crear esas sensaciones y esa expresión de terror en tu rostro, ¡Dios! deberías verte, tu cara es un poema.— Siguió él y luego soltó una gran carcajada.

—T...t... ¿Tú mataste y te comiste a tu padre y hermano?— dijo Andrea, tartamudeando y casi como si masticara cada palabra.

—Jajaja, ¡Dios santo, qué clase de ingenuidad es esta! ¿Crees que si alguien asesina a personas por ahí estaría con las pruebas para todos lados?— Preguntó él con tono burlón.

—Eh, supongo que no, pero igual no sé, estabas muy receloso con ese libro.— respondió ella.

—Claro que he sido receloso, ese libro es mi obra maestra, siempre quise escribir algo de suspenso o terror, algo que haga que a la gente se le ponga la piel de gallina, que se les haga un hueco en el estómago, que les recorra el cuerpo una corriente de miedo y se vea reflejada en sus ojos.— La mira de arriba a abajo disfrutando de cada detalle en su rostro.

—Sí, así mismo. Escribo para causar en la gente reacciones como la tuya, así sé que lo estoy haciendo bien. Muchas gracias por tu expresión de terror estimada Andrea.— Concluyó él, dedicándole una sonrisa un tanto más pícara y ya no burlona como las anteriores.

— ¡Eres un idiota! ¡esto no es para nada de buen gusto! ¡me has dado un susto de muerte! — Exclamó ella totalmente airada.

—Jajaja, calma, ¡dios santo, qué niña tan rencorosa!, la curiosidad mató al gato, y a ti casi te mata de un susto, pero bueno, para compensarte salgamos a comer unos helados o tomar un par de cafés y galletas ¿te parece?— Preguntó él en tono despreocupado.

—Está bien, pero te advierto que no tengo gustos baratos y menos si casi me matan del susto.— Respondió ella mientras pasaba la mano por su cabello dejándolo ondear con coquetería.

— Está bien chica mala, vamos a por esos helados.— Terminó él. Se fueron juntos a una heladería que quedaba cerca del campus de la universidad.

Ella se había decidido por una cara copa de helado de 3 sabores diferentes y él solo había pedido un cono con dos grandes esferas de chocolate y fresa. Se acercaron a una de las mesas del lugar a disfrutar de su helado.

— Y bien, cuéntame, ya después de todo el susto, ¿qué te ha parecido lo que has visto en mi libro? tiene bastante impacto ¿no? — Preguntó él con tono de curiosidad y los ojos abiertos como platos.

— Bueno, en realidad no es tan impresionante como tú lo quieres hacer ver.— Dijo ella tratando de menospreciar su reacción.

— Jajajajaja, estás fanfarroneando, ¿no es tan impresionante? ¡Por Dios, amiga mía, usted casi se mea encima! debiste ver la expresión de tu rostro cuando me acercaba, era tan "Oh, ¿qué va a hacerme?, va a matarme, qué digo, va a comerme aquí mismo.­"— Dijo él imitando su voz de niña.

—Bueno, sí, me has pegado un gran susto ¿vale?, pero hasta ahí, ¿y a qué te dedicas aparte de escribir cosas para asustar chicas en la universidad? — Preguntó ella con tono de interés.

—Bueno, también escribo otras cosas, de hecho tengo algunos escritos de poesía, pero no es la poesía convencional de "oh, el amor, el amor", sino algo más crudo, bueno, el nombre te dará una mejor idea, se llama "Juegos de palabras de una mente perturbada", allí me desahogo hablando de la sociedad, de la mierda que vivimos e incluso a veces del amor pero desde otra perspectiva...

—Vaya, eso sí que suena bastante interesante y hace juego contigo, porque vaya que hay que tener la mente bien perturbada para escribir cosas así.— Comentó ella.

—Favor que me hace señorita, espero que esa parte de mí aún pueda permanecer oculta, no quiero "manchar" mi imagen de chico tenebroso y solitario, es muy divertido ser "el joker" de la universidad.— Dijo él con una gran sonrisa de satisfacción en su rostro.

— Jajaja, ¿Joker? yo diría más bien "Jack el destripador", pero está bien, este será nuestro pequeño secreto señor, pero ya debo irme, debo entrar a clases, ya me secuestraste suficiente tiempo.— Se despidió ella.

—Espero la próxima vez secuestrarte un poco más Andreita, ha sido un placer ser tu captor el día de hoy, hasta luego.— Tomó la mano de ella antes de que se fuera y con una floritura la estiró, la besó y se la devolvió. Ante esto Andrea se sonrojó totalmente y se marchó.

Oh, pequeño idiota, ¿ahora te atrae la morena? —Se preguntó a sí mismo antes de marcharse también.