Buen apetito.
David es un universitario promedio, hombre de 19 años, de cabello rojizo y desaliñado, piel blanca, algo quemada por el sol y unos ojos grises brillantes como la plata. Por su atractivo físico podría ser tranquilamente un galán, y don juan con las chicas, pero no, David es del tipo callado, tímido y pensativo que suele estar absorto en sus pensamientos y en sus problemas que han ido aumentando gradualmente con el pasar de los años.
David sufre del trastorno de la bulimia desde principio de la adolescencia, a sus 11 o 12 años, a esa edad en la escuela se le veía tras sus compañeros, uno tras otro quitándoles un poco de su comida, luego incluso de haber terminado la suya. David comía una y otra vez, razón por la cual la directora llamó a sus padres para que lo llevaran al médico, momento en el cual le diagnosticaron dicho trastorno.
A sus 17 años, cuando estaba en el último año de la preparatoria, a punto de entrar a la universidad, y aunque le iba muy bien en las matemáticas, física y química, tenía su sueño bulímico; él quería estudiar gastronomía. A su corta edad ya había obtenido un título como chef en un curso que había durado 9 meses y que le había vuelto diestro en la preparación de muchos platillos.
Él era un chico de pocos amigos, pues lo veían como el chico raro, el muchacho que siempre está solo metido en algún libro. Desde hacía ya un año había tenido que afrontar una vida de soledad, ya que su padre y hermano, con quienes se había criado, habían desaparecido misteriosamente, cosa a la que él no le dio mayor importancia. "Salieron de viaje, a veces me escriben" decía él.
Un día tres chicas, Anaís, una pelinegra de ojos marrones, Rose, una rubia de cuerpo estilizado y ojos café oscuro y Andrea, una morena de cabello rizado, se le acercaron para entablar conversación con él, porque su soledad les parecía atractiva, aparte de que siempre le veían comiendo uno que otro bocadillo, grande o pequeño. Solía vérsele comiendo mucha carne, en hamburguesas, emparedados, con pasta o arroz, como lo imaginen, él siempre estaba comiendo y parecía que la carne era su fetiche gastronómico.
Aquellas chicas se acercaron a él intentando coquetear, cosa de la que él no pudo huir. Una de las chicas puso su pierna sobre la de él y le preguntó qué era lo que tanto leía, a lo que él respondió que solo eran cosas de cocina. Otra de las chicas por curiosidad tomó el libro y David se exaltó demasiado, derribó a la chica que tenía encima y salió corriendo a recuperar su preciado libro.
Días después, muertas de curiosidad, las chicas idearon un plan para quitarle su preciado libro a David. Mientras él caminaba por el jardín de la universidad, siempre con los ojos fijos en su libro, Anaís lo abrazó por detrás tomándolo suavemente por el cuello mientras Rose se paraba frente a él y comenzaba a hablarle con voz tierna y acariciarle el rostro. Lograron distraerlo por un momento y así, Andrea que había permanecido oculta, le arrebató el libro de las manos y corrió a esconderse tras un árbol a leer el libro.
Aquél no era un libro de cocina normal, era un libro escrito por el mismo David, pero más que un libro era un diario, y es que al abrir las primeras páginas relataba:
"Oh, qué difícil ha sido esto.
Nunca había tenido que picar una carne tan dura, Dios santo.
Pero al final ha valido totalmente la pena, después de hervir esa carne, ha quedado bastante blanda, y con los condimentos adecuados me ha quedado de rechupete, no sé si está mal que lo diga yo mismo, pero total, nadie más leerá esto.
Gracias querido padre, gracias querido hermano, por permitirme este delicioso festín."
Palabras un poco extrañas, pero no anormales, al punto de vista de Andrea, pero la siguiente línea la dejó helada de la impresión:
"De verdad les agradezco a los dos por ser tan colaborativos, les prometo que disfrutaré y les recordaré con mucho cariño cada vez que vuelva a comer una parte de su cuerpo".
David se había comido a sus padres, había llevado su bulimia al extremo del canibalismo humano, y Andrea entre todos sus miedos y pensamientos lo supo:
"Ahora que conozco su secreto, la próxima seré yo".
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