◦•●◉✿ Capítulo 12 ✿◉●•◦
Pov’s Clarissa
A mi celular llega una notificación, es un mensaje de Liam.
Liam: Ojalá que pronto vuelva a ver esos ojitos bellos. Que tengas linda noche.
Es que es un chico tan tierno y tan romántico.
Clarissa: Tú también ten una linda noche, Liam, estoy segura que nos volveremos a ver.
Dejo mi celular en la mesita de noche y cierro mis ojos para poder dormir.
28 de mayo del 2022…7:45am
Lo primero que escucho al despertarme es la voz de mi padre consolando a Greta. ¿Qué habrá sucedido? Me levanto rápido y me dirijo hacia la sala para saber que sucede.
— ¿Qué pasa, papá?
—Gabriel no llegó en toda la noche —eso me preocupa —. Tampoco está con Karen, ya llamamos a su madre. Ella nos dijo que Karen llegó sola anoche de la cabaña.
—El bosque es inmenso. ¿Y sí está perdido o inconsciente por algún lugar del bosque? —llora Greta y lamenta habernos dejado solos en el bar.
—Voy a despertar a los chicos para comenzar a buscarlo.
—Gracias, hija.
Voy hacia mi habitación y despierto a Brianna para que esté al corriente de la situación y luego cruzo a la habitación de al frente donde duerme Adael y le cuento qué sucede. Rápido nos ponemos una mejor ropa y salimos a buscarlo. Mi padre y Greta van por un camino y Adael, Brianna y yo por otro, donde ambos caminos conducen hacia la cabaña. Mientras, vamos gritando tratando de encontrar a Gabo. Mi corazón no deja de latir rápido.
—Si le sucedió algo, va a ser mi culpa —unas lágrimas brotan de mis ojos.
—Tú no sabías que pasaría esto —me consuela mi amiga y Adael piensa lo mismo.
—Yo solo quiero saber que está bien.
Seguimos gritando hasta que un poco cerca de donde estábamos, más adentro del bosque, encontramos un hueco abierto, rezamos porque esté allí Gabo. Al asomarnos, no lo está, solamente unos venados muertos. La desilusión de que no está allí y que sigue perdido, irrumpe de nuevo en mí.
— ¿Dónde estarás, Gabo?
Yo lloro aún más por la añoranza de que esté bien. De pronto, comienzo a ver todo borroso, le pido ayuda a mi amiga y a Adael, estoy un poco mareada.
—Lo mejor será que descanses un poco —me comenta Bri.
—Sí, no te preocupes, lo vamos a encontrar —dice luego Adael.
— ¡No! Espérenme, voy con ustedes, no puedo dejarlo solo.
Más adelante, vemos en un árbol, una trampa colgando con algo dentro, cuando nos acercamos nos damos cuenta que es otro venado y que por suerte no es Gabriel. La angustia de saber si está bien se apodera aún más en mí y comienzo a gritar con la ilusión de que nos escuche y conteste.
— ¡¡Gabriel!! ¡¡Gabriel!! ¡¡Gabriel!!
Más adelante, volvemos a ver otro hueco abierto. Espero que esta vez sí esté Gabo allí. Al asomarnos, lo vemos tumbado en el piso.
— ¡Oh no! ¡Gabo, por favor! ¡Resiste!
Adael entra al hueco y trata de subir a su amigo, pero él solo no podrá, así que desde arriba, Bri y yo tratamos de coger las manos de Gabo para poder subirlo juntas. Mientras, Adael desde abajo, nos ayuda tratando de subir el mayor peso que pueda. Tuvimos que hacer un esfuerzo sobrehumano, pero lo logramos, logramos sacarlo de allí. Al subirlo, vemos que tiene un golpe en la cabeza al notar la sangre.
— ¡¡Llamen a una ambulancia!! —Bri toma su celular y llama a emergencias —. Llama a mi padre y avísale que encontramos a Gabo —le pido a Adael.
Las lágrimas no dejan de brotar de mis ojos. No puedo perderlo, me muero si no lo tengo en mi vida.
—Sé fuerte, por favor —es lo único que le pido.
Horas más tarde…
—Que estoy bien —repite cansado Gabo —. Ustedes mismos lo escucharon del doctor.
—Nos has dado un buen susto, jovencito —le regaña Greta.
—Ya, mamá —esta es una de las pocas veces que le escuchado decirle así a su mamá.
—Adael, ayúdame, quiero ir a mi habitación.
—Claro.
Yo no me contengo y los sigo, nada más que Adael lo deja allí, yo entro y me siento a su lado.
—Tuve mucho miedo de perderte, Gabriel Katz.
—No te vas a librar muy fácil de mí, Clarissa Stern.
— ¿Cómo fue que sucedió esto?
—No quisiera contarlo —yo lo miro como obligando a hacerlo, él termina cediendo —. Cuando saliste corriendo, yo fui detrás de ti, no me di cuenta de que era una trampa y caí dentro.
—Entonces, ¡fue mi culpa! —mis ojos se llenan de lágrimas al saber de qué casi lo pierdo por mi culpa.
—No, Issa —seca mis lágrimas con su pulgar mientras sostiene mi barbilla con su otra mano —. Ninguno de los dos sabía que tendría trampas el bosque.
Nos quedamos viéndonos por un rato hasta que él acerca sus labios a los míos y nos fundimos en un gran beso que llevo añorando desde hace mucho tiempo. Cuando nos separamos, sin querer uno del otro, él susurra unas palabras.
—Entre Karen y yo no hay nada. Yo solo quiero estar contigo, Issa, ¿entiendes?
Yo solo asiento, aunque no me lo crea. Ahora mismo siento una gran emoción que no se las imaginan, estoy segura que es más grande que el monte Everest. Él busca algo entre las cosas de su mesita, aunque yo no lo dejo.
—Mejor lo hago yo, sabes que el doctor dijo que no podrías bajar la cabeza —él a regañadientes acepta.
—Si no está en la mesita, debe estar en mi mochila.
Busco en las gavetas de la mesa de noche y no encuentro nada, así que voy directo para la mochila. Allí encuentro muchas cosas y entre ellas un libro de Orgullo y Prejuicio.
—Quería darte este libro antes, pero nunca tuve chance —menciona cuando ve que lo sostengo en la mano —. Ven para mi lado.
Hago lo que me pide y mientras voy viendo que es una edición antigua de Orgullo y Prejuicio. Él quiere que tenga un infarto por tantas emociones recibidas en el día de hoy. Cuando me siento a su lado, me da unas instrucciones.
—Abre el libro en la página del capítulo “XVII” —al hacerlo hay una nota.
“Como dijo Sr. Darcy “Usted me ha hechizado en cuerpo y en alma”.
¿Quieres ser mis pensamientos, de noche y de día?¿Algo inolvidable para mi mente?¿Quieres ser mi novia, Clarissa Stern?”
Mis ojos se llenan de lágrimas ante la propuesta tan linda que me ha hecho. La declaración de Gabriel me ha dejado sin palabras, que tu hermanastro te diga que seas su novia de una forma muy romántica, no se da todos los días.
—Tengo que pensarlo, Gabriel —agacha su cabeza cabizbajo, asiente y se gira hacia el costado inverso a donde yo estoy.
¡No tengo que pensar nada! Yo estoy enamorada de él, no quiero seguir sin estar a su lado.
— ¡Gabo! —se gira quedando casi frente a frente.
— ¡Sí, sí quiero ser tu novia! —él me abraza y comienza a dar besos en mi cuello.
Miro sus labios y lo beso, sin soltarle, sin querer acabar, aunque, al final, le muerdo su labio inferior, de una forma sensual. Hay algo peor que todo y es que mi padre y Greta deben saber de que estamos saliendo y no solo eso, hay algo que me preocupa aún más, ¿qué dirá la prensa?
— ¿Gabriel?
—Dime, Issa.
—Nuestros padres, deben saberlo. No quiero ocultarle nada ni a mi padre ni a tu madre —me observa detalladamente —. Lo que más temo son las palabras que salgan en la prensa.
—Se lo diremos entonces cuando cenemos mañana —me atraganto porque no creí que dijese eso —. De la prensa no te preocupes.
La verdad es que pensé que le iba a dar largas lo de decirle a mis padres. ¿Dónde está mi Gabriel?
—Creo seriamente que el golpe en la cabeza te afectó.
—Quiero cambiar y esta vez es de verdad. Quiero demostrártelo, Clarissa.
Me da otro beso y esta vez llaman a la puerta Greta para ir a almorzar. Me toma de la mano y salimos, aunque después se la suelto.
29 de mayo del 2022…3:46pm
Acabamos de llegar a la casa, el camino ha ido un poco largo e intenso, con muchos imprevistos. Brianna me pide que salgamos a tomar el aire y yo le hago caso. Sé que debe ser porque algo sospecha.
—Clarissa, yo te voy a preguntar algo.
—Dime, claro.
— ¿Cuándo fue la última vez que te bajó el periodo? —me pongo a sacar las cuentas.
—Hace más de mes y medio, pero tú sabes que yo soy muy irregular —mi amiga se preocupa.
— ¿Por qué no compramos unas pruebas de embarazo para estar segura de que no es eso?
—Yo no he tenido relaciones con nadie, Bri.
—Es solo para quitar la sospecha de que pueda ser eso.
—Está bien, vamos a comprarla.
Al llegar a la farmacia, compramos las dos pruebas para estar segura, una señora se nos queda mirando pensando que somos jovencitas de dieciséis años. Nosotras no le hacemos caso y viramos para la casa. Al llegar, vamos directo a mi habitación tratando de pasar inadvertidas de mi padre, Greta, Gabo y Adael.
—Toma —me da las pruebas —, entra, haces la prueba y sal a esperar conmigo.
—Está bien.
Yo entro al baño, hago uno a uno los pasos que dicen en las instrucciones y luego salgo a esperar el tiempo indicado.
—Hay que esperar a si sale positivo o negativo —comenta Brianna.
—Estoy segura que va a salir negativo, Bri.
El tiempo no pasa para nada rápido, incluso esperar el resultado me pone muy nerviosa. Yo estoy segura de que no me he acostado con nadie y que el resultado va a ser negativo, pero siempre está ese instinto de que algo va a salir mal. El rostro de mi amiga cambia de expresión, eso me pone peor.
— ¿Qué sucede, Bri? ¿Cuál es el resultado? —mi amiga se queda callada —. ¿Me puedes decir, por favor?
—Eh, Clarissa —Bri titubea y yo me muero de la angustia, así que le quito la prueba de embarazo.
Al mirar el resultado, me quedo sin habla, el test se cae de mi mano y las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos. ¿Cómo puede ser que sea positivo?
— ¿¡Cómo puede ser, Brianna!? ¿¡Cómo puede ser que esté embarazada!?
Continuará…
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