Pov’s Clarissa

Adael vira solo, rápido le pregunto por Gabo.

— ¿Dónde está Gabriel?

—Él se tuvo que ir, tenía un compromiso —seguramente es Karen.

—Tengo que ir al baño, ¿me disculpan?

—Claro —le hago señales a Bri, ella debe sospechar de que iré detrás de él.

Salgo veloz del bar en busca del camino que pudo haber cogido Gabo y para mi suerte, lo veo a lo lejos. Lo sigo sin que se dé cuenta de que estoy detrás de él. Coge por el medio de los árboles, creo que se está introduciendo hacia el bosque. Me da un poco de miedo pero no puedo dejar que él y Karen estén solos. Después de un rato caminando y tratando de que no me viese, él entra a una cabaña, yo me debato en si ir directo o esperar afuera un rato. La cabaña es sencilla, está iluminada por varios focos, su único cristal está cubierto por una cortina y solo se ve una sombra, y claramente se nota que es la de Gabo, pero no sé si ella pudiese estar ya adentro.

Me acerco poco a poco y se sienten los sonidos de los besos, no lo puedo creer. No me puedo quedar de brazos cruzados y entro a la cabaña sin más.

—Karen, ¡suéltalo! —cuando miro, solo encuentro a Gabriel riéndose de mí y al costado, un televisor prendido con dos chicos dándose un beso —. Creo que lo mejor va a ser que me vaya —me doy la vuelta dispuesta a irme rápidamente pero Gabriel me toma del brazo.

—No, usted se queda aquí y me explica unas dudas que tengo —mis mejillas se ponen rojas como un tomate —. ¿Por qué me seguiste? Y lo más importante, ¿por qué pensaste que Karen estaba aquí?

—Solo te seguí porque quería asegurarme de que no te perdieras y nunca pensé eso —trato de zafarme de su aguante y lo logro.

— ¿Estás segura? —me vuelve a preguntar —. ¿Estás celosa de Karen?

No logro responder porque entra a la cabaña la susodicha.

—Ya llegué, gordo —una botella de vino está en su mano derecha mientras que en la izquierda dos copas.

Fui muy ingenua, pensé que él no se vería con Karen, que estaríamos solos los dos, pero al contrario, van a pasar una velada romántica, eso me rompe aún más.

—Creo que estoy sobrando.

Pov’s Gabriel

—Creo que estoy sobrando —se marcha corriendo.

—Lo siento mucho, Karen, pero… —ella me entiende y yo salgo rápido tras de ella.

Mientras voy corriendo tratando de alcanzarla, sucede algo inesperado para mí, caigo en un enorme hueco.

Pov’s Clarissa

Yo corro sin un fin, creo que hasta me pierdo, pero por suerte, veo a alguien a lo lejos y le pido ayuda. Sé que no debo confiar en un desconocido pero me va a saber orientar más de lo que yo sé. Trato de secar mis lágrimas antes de que llegue al joven.

—Buenas noches, estoy buscando un restaurante bar llamado “Butterflies Restaurants and Bar”. ¿Sabe dónde es?

—Sí, claro, voy de hecho para allá —mi salvación —. ¿Me dejas acompañarte? —yo asiento y comienzo a caminar junto a él.

De mi mente no salen las imágenes de la cabaña y que puede que ahora estén disfrutando, pero lo mejor es hora de que deje de pensar en eso y observar bien al joven que tengo al lado. Es como los príncipes que soñabas conocer de chiquita, rubio, ojos azules y no es mentira mía, sus ojos son de ensueño, te quedas embelesada mientras los miras. Es alto, se ve que hace ejercicios ya que sus bíceps se denotan aún por debajo de la camisa. Parece que siente que lo miro, cuando su mirada se posa en la mía y siento un escalofrío recorrer mi espalda. Ya casi llegamos cuando veo un poco lejos el cartel del restaurante.

—Gracias por acompañarme —le comento al joven, que por cierto, no sé su nombre.

—No fue nada, ¿vas al bar? —yo asiento —. Podemos entrar juntos si deseas.

—Sí claro.

—Me llamo Liam, por cierto.

—Un gusto, Liam. Yo soy Clarissa —él estrecha mi mano a modo de conocida.

—El gusto es mío, Clarissa —cuando miro sus ojos me olvido de los problemas de mi vida.

— ¿Entramos? —yo asiento y vamos hacia el bar.

Con la vista busco a mi amiga y a Adael. Cuando los veo, no lo puedo creer, están bailando pegados en la pista, yo solamente me sumo a la mesa que habíamos pedido junto a mi nuevo amigo y él va a pedir unas bebidas para ambos. Cuando Bri me ve, va directo hacia mí.

— ¿Qué sucedió, Clar?

—Nada, Karen llegó con una botella de vino y dos copas —en mis ojos se notan la tristeza cuando mi amiga me abraza fuerte.

—Aquí está tu margarita —nos interrumpe Liam.

Mi amiga me pregunta a través de señas quién es él, al mismo tiempo, se acerca Adael a nosotros.

—Me encontré a Liam cuando trataba de venir hacia acá, no me acordaba cómo llegar —tomo la copa que me trajo él —. Liam, ellos dos son mis amigos, ella es Brianna —la señalo —, él es Adael —repito la misma acción.

—Un gusto —los saluda y Adael no deja de mirarle.

—Queda todavía una hora para divertirnos, así que, vamos para la pista, amigos —nos anima Brianna.

Nosotros le hacemos caso, Adael comienza a bailar con Brianna y yo con Liam, es una buena pareja de baile. Entre bebidas y bailes, pasamos esa última hora bien feliz. Liam nos acompañó hasta la casa, como buen caballero que es.

— ¿Lo pasaste bien?

—Sí, ¿y tú? —le pregunto.

—También. ¿Queda muy lejos tu cabaña?

—No, si miras para allá —me señala —, más o menos un kilómetro.

—Que bueno —nos quedamos ambos pensando.

— ¿Quieres intercambiar números?

—Claro —le dicto mi número y luego él me llama para yo tener el suyo —. ¿Nos volveremos a ver? —me pregunta Liam con un brillo en los ojos.

—Mañana nos vamos, pero estoy segura que en Seattle nos veremos, solo queda que intercambiemos direcciones y algún día vayas y me visites.

—Que no te quepa duda alguna de que iré a verte.

Ambos nos volvemos a quedar en silencio, pero no uno incómodo.

—Creo que ya debería entrar.

—Sí, ya es tarde —el me comprende y antes de irme, le dejo un casto beso en su mejilla.

Al entrar, nos esperaba Greta que está un poco alterada.

— ¿Gabriel no viene con ustedes?

—No, se quedó con Karen —le respondo, no voy a mentir por él.

Bri y yo nos dirigimos a nuestra habitación mientras que Adael va hacia la suya.

—Está muy guapo Liam —yo asiento, en verdad lo es —. Te tengo que contar algo.

—Dime, te escucho —termino de quitarme el maquillaje y Bri hace lo mismo que yo.

—Adael y yo nos dimos un beso — ¿cómo?

— ¡Aaaaaaaaaaaaaa! Brianna, que feliz estoy por ti —ella me mira como diciendo, qué te falta por decir —, pero, ¿cuándo surgió todo esto?

—Desde hace unos meses nos escribimos y pues…

— ¿Unos meses? ¿Cuándo pensabas contarme? —no es que esté furiosa, pero si yo le cuento todo a ella, por qué al revés no es igual.

—Estabas con tus problemas con Gabriel, como siempre…

— ¿Te molesta que te cuente como me siento?

— ¡¡No!! Jamás me ha molestado que me cuentes acerca de lo que sientes ni tampoco de consolarte o darte consejos al respecto de eso, pero es que como siempre estabas con tus problemas, no encontré nunca el tiempo para decírtelo —en sus ojos de verdad se nota que está arrepentida —. Lo siento, ¿me perdonas?

—No, tonta —la abrazo —, perdóname tú a mi por no estar pendiente a tus sentimientos.

Las dos nos abrazamos fuerte, no es la primera pelea que tenemos, pero siento que fue la peor de todas.

— ¿Son novios? —le pregunto a mi amiga.

—No, parece que fueron solo besos.

—Pero te ha dicho algo de que quiere una relación contigo.

—No —ella se entristece.

—Estoy segura que pronto lo hará.

Ya estamos acostadas en la cama, yo tengo sueño, creo que será mejor que ya me acueste a dormir.

— ¿Seguimos mañana? —Bri asiente.

A mi celular llega una notificación, es un mensaje de Liam.

Liam: Ojalá que pronto vuelva a ver esos ojitos bellos. Que tengas linda noche.

Continuará…