◦•●◉✿ Capítulo 10 ✿◉●•◦
Pov's Gabriel.
—Hola, soy Clarissa —saluda a Karen, su cara denota los celos que tiene por ella y la curiosidad por saber quién es.
—Un gusto, Karen —ella ve a mi madre un poco lejos y va corriendo a saludarla, ella la quiere mucho —. ¡Señora Switch!
—Karen —la saluda —, has crecido cantidad, ya eres toda una mujer.
—Gracias —ella se sonroja —. Cuando mi mamá me dijo que venían, dejé la casa en la ciudad para venir a verlos, hace tiempo que no pasaban por aquí. También tenía que visitar nuestra casa, pero eso ya es algo secundario.
—Es cierto —asiente mi madre —. Karen, él es Carlos, el padre de Clarissa y mi esposo.
—Un gusto —Karen le saluda y Carlos le devuelve el saludo.
Clarissa y yo nos acercamos.
—Karen —llamo su atención —. Él es Adael, mi mejor amigo y ella es Brianna, la mejor amiga de Clarissa.
Ella los saluda y luego toma mi mano y me lleva corriendo a un lugar.
Pov's Clarissa.
Cuando llegamos, rápidamente una chica se le acerca a Gabriel abrazándolo. Parece que se conocen de un tiempo. ¿Quién será?
—Lo mejor va a ser que te acerques —me comenta Bri.
—Es lo que estoy pensando —y sin más, lo hago.
Al acercarme, escucho unos apodos de ella a Gabriel.
—No me digas enana, gordo —él se ríe junto a ella.
Yo mejor los interrumpo y no es por celos.
—Hola, Soy Clarissa —le saludo.
—Un gusto, Karen —me dice su nombre, aunque cuando ve a Greta un poco lejos, va corriendo a saludarla —. ¡Señora Switch!
—Karen —le saluda —, has crecido cantidad, ya eres toda una mujer.
—Gracias —ella se sonroja —. Cuando mi mamá me dijo que venían, dejé la casa en la ciudad para venir a verlos, hace tiempo que no pasaban por aquí. También tenía que visitar nuestra casa, pero eso ya es algo secundario.
—Es cierto —asiente Greta —. Karen, él es Carlos, el padre de Clarissa y mi esposo.
—Un gusto —Karen le saluda y mi padre le devuelve el saludo.
Gabriel y yo ya nos acercamos.
—Karen —le llama Gabriel —. Él es Adael, mi mejor amigo y ella es Brianna, la mejor amiga de Clarissa.
Ella los saluda y luego toma la mano de Gabriel y se lo lleva corriendo a un lugar. Yo no quiero dejarlos solos, pero tampoco quiero ser celosa, él no es nada mío. Ha estado distante conmigo desde que casi nos acostamos, también luego que lo boté de mi habitación tampoco ha querido sobrepasarse conmigo nuevamente. Cuando nos acercamos para entrar nuestras maletas a la casa, escucho como ella le dice algo.
—Entonces nos vemos en la noche, en el mismo lugar de siempre.
No lo puedo creer, parece que entre ellos dos hay algo o hubo. No puedo aceptar que él se acueste con otra chica que no sea yo y sé que suena tóxico, pero es lo que siento. Soy tristemente su hermanastra y él solamente me ve como eso.
Nos acomodamos Bri conmigo en una habitación, Adael y Gabriel en otra y mi padre y Greta en la tercera. Aunque la cabaña es grande, está decorada con adornos bastantes sencillos.
—Bueno, prepárense para cenar en un restaurante de aquí cerca, a las seis deben de estar listos y si desean, después se pueden quedar en el bar que hay en el segundo piso, pero hasta las 2 de la mañana los dejamos —nos anuncia Greta junto a mi padre —. ¿Entendieron?
Todos asentimos al mismo tiempo.
—Más ventaja para Gabriel al irse a ver con Karen —le menciono con enojo a Bri —. ¡O también la puede invitar al bar! —la rabia que siento me va subiendo más y más —. Espero que sea así para poder vigilarlo de cerca —mi amiga me mira incrédula ante mis palabras —, para que no cometa una locura. Solo por eso —le justifico mis acciones aunque ni yo creo que sea por eso.
—Lo mejor va a ser que nos preparemos para la noche, ya que nos queda un alrededor de tres horas casi cuatro.
—Sí, será lo mejor.
Nos dividimos los trabajos, ella busca el maquillaje y los zapatos a juego de la ropa que yo nos busque. Después de tantos minutos tratando de decidirnos si nos poníamos un vestido color vino, uno blanco, uno negro o uno azul cielo, llamamos a Greta para que nos ayudase a escoger.
—Greta, no nos decidimos por cual ponernos cada una —le comento —. ¿Cuál crees que sería mejor?
—Yo diría que para Bri, el azul cielo, hace juego con sus hermosos ojos y me gustarían esos tacones negros, le quedarían bellos —a mi amiga le encanta lo que escoge Greta, ella definitivamente tiene buen gusto —. Para ti, Issa, el vestido color vino con los tacones plateados, también te quedarían muy bellos.
—Gracias, Greta —decimos al unísono y al instante nos reímos.
—No es nada, chicas —con esto se marcha que ella también tiene que arreglarse.
—Entonces, me baño yo primero y tú te alisas el cabello. Luego te bañas tú y yo me aliso el cabello, ¿qué crees?
—Sí, buena idea. Dale no te demores más.
Entro al baño y me voy quitando poco a poco la ropa. Cuando entro a la ducha, abro el grifo y dejo que el agua caliente recorra entero mi cuerpo. Mantengo el grifo abierto para sentir un poco más el agua y a mi mente llega el recuerdo de las palabras de Karen diciéndole que se verían esa noche. Cierro el grifo sin más y tomo el gel vertiendo una pequeña cantidad en la esponja. Voy restregando cada parte de mí hasta que no quede ningún lugar sin lavar.
Nuevamente abro el grifo y dejo que el agua fluya para eliminar todo rastro de espuma que hay. En mi mente llegan una y otra vez esas palabras, cierro la llave, alcanzo la toalla que cuelga y me seco. Cubro mi desnudez con la toalla y salgo a la habitación para comenzar a alisar mi cabello.
Unas horas más tardes…
— ¡Clarissa! ¡Brianna! —nos llama Greta —. Llegamos tarde a la reservación, chicas.
— ¡Ya vamos, Greta! —le gritamos para que nos escuche.
Rápido salimos del cuarto para ir al encuentro de mi padre, Gabriel, Adael y Greta. Cuando llegamos, los chicos se nos quedan viendo.
—Qué bella te ves, Clarissa —me comenta Adael —, y tú no te quedas corta, Brianna —se sonroja mi amiga ante los halagos de él.
—Sí, es cierto —confirma mi padre lo que ha dicho Adael y Gabriel solamente asiente.
—Ustedes tampoco están nada mal —los halagamos Bri y yo.
Los tres llevan puesto esmóquines negros, se ve Gabriel muy sexy con él puesto. Mientras, Greta lleva puesto un vestido celeste con unos tacones a juego, en realidad ella se ve muy bella también.
—Entonces, ¿ya podemos irnos? —pregunta Greta.
Todos asentimos y por fin, vamos saliendo hacia el restaurante. De camino a allí, todos vamos divirtiéndonos, la suerte es que hasta Gabriel está feliz y eso me pone mal a mí ya que es seguramente porque va a ver a Karen más tarde. Trato de no pensar más en ello y disfruto la velada, que hoy la noche es larga. Cuando llegamos, nos atiende una camarera, esta nos lleva a nuestra mesa reservada y nos ofrece el menú.
— ¿Van a pedir o espero a que se decidan? —inquiere la señorita.
—Vamos a decidir, de todas formar, ¿tiene alguna sugerencia? —le pregunta mi padre.
—Los entrantes de salmón son la especialidad de la casa —nos contesta.
—Gracias, le avisaremos cuando nos hayamos decidido.
Cuando la camarera se marcha, entre todos nos ponemos de acuerdo que es lo que vamos a pedir y en menos de dos minutos llamamos a la señorita para que tome nuestro pedido.
—Primeramente, queremos un entrante de salmón, como lo recomendó —le menciona mi padre —. Más adelante, cuando acabemos, nos traen arroz blanco con chuleta de cerdo untada con zaatar, ostras frescas y para postre helado de chocolate con nata y barquillos.
— ¿Van a tomar alguna bebida?
—Sí, por favor. ¿Tienen vino tinto? —asiente —. Tráeme una botella entonces.
—Está bien.
Poco a poco, nos van trayendo lo que hemos pedido, es rápido y bueno el servicio y eso es lo que nos gusta. Al terminar, entre bromas y risas, mi padre y Greta se despiden para que nosotros podamos ir al bar a disfrutar de lo que queda de la noche.
—Recuerden que a las dos de la mañana deben estar en la casa —todos asentimos y nos vamos al bar.
Al llegar, nos instalamos en una mesa y Adael y Gabriel van a buscarnos unas bebidas.
—Tengo que ver si aparece Karen —le menciono a mi amiga.
—Clarissa, diviértete y olvida lo que haga Gabriel, tú le dijiste que no le querías dar una oportunidad, recuerda eso —para eso están las amigas, para apoyarnos en estas situaciones y decirnos las verdades en la cara.
Continuará…
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