◦•●◉✿ Capítulo 07 ✿◉●•◦
—Quédate, por favor —Le pido.
Se acerca a donde estoy.
— ¿Qué pasó, Gabriel?
Me pregunta cuando ya la última persona está pasando por la puerta del salón.
—Se marchó —Necesito verla, estoy preocupado por ella.
—Sé como la miras y eso no es normal. Deberías hablarle con la verdad, Gabo —Me comenta —. ¿La has tratado de llamar? —Me brillan los ojos, no se me había ocurrido, tomo mi celular del bolsillo y le marco.
El tono de llamada de ella suena aquí mismo, lo busco entre todo y lo veo, está cerca de las escaleras que suben al escenario. Se le debe haber caído cuando corría.
— ¿Por qué no le acabas de decir lo que sientes por ella? —pregunta indignado mi amigo.
—No quiero hablar de ello —Le corto rápidamente, solo quiero verla.
—Eres un idiota, Gabriel. Por eso es que te suceden estas cosas —Comienza a caminar y cuando está en la puerta se gira —. Llama a Brianna, seguro está con ella.
Salgo a la sala y me siento en un sofá, busco los audífonos y cuando los conecto, llamo a su mejor amiga. Timbre, timbre y no contesta. Marco de nuevo, seguramente está ocupada. Esta vez sí contesta y me sorprendo.
—Buenas noches Brianna, ¿Clarissa está contigo? Es que se marchó y dejó su celular aquí —pregunto de buena manera.
—Ella no está aquí. ¿Qué le hiciste? —Salta en mi defensiva.
Ella y yo nunca nos llevaremos bien.
—Nada, solo que cometo errores —Ella resopla por detrás.
— ¿Qué errores? —bufa y yo me cabreo, solo necesito saber si ella está allí.
—Si ella aparece en tu casa, por favor, dile que se comunique conmigo.
— ¿Por qué tendría que hacerlo?
—Porque estoy preocupado de que le haya pasado algo —Ella guarda silencio un momento.
—Sí, Gabriel, ella está aquí y bien, pero no la molestes —Antes que pueda hablar, dice algo más —, y se quedará a dormir conmigo.
—Por favor dile —Me cuelga —…que necesito decirle algo.
Podría ir a su casa pero empeoraría las cosas, mejor, aprovecho que tengo puesto mis audífonos y pongo la canción que ella escogió para el karaoke. La repito una y otra vez, pero solo canto una parte.
—“Sabiendo que tus besos matan, moriré de amor”.
Una de las veces que la tarareaba, me sorprende Clarissa tocando mi hombro. Espero que no me haya escuchado cantando.
—Ya he llegado —Me comenta media borracha, el alcohol se le siente en el aliento —, pero voy a dormir que estoy cansada. No me molestes, Gabriel.
—Clarissa… —Me interrumpe.
—Clarissa nada, hablaremos mañana si acaso, si es que lo deseo.
— ¿Me ayudas a recoger las cosas del salón? —Se gira para mirarme, resopla pero termina aceptando.
—Está bien.
Me pongo a recoger las cosas del salón, ella me sigue y me ayuda. Estoy feliz de que haya aparecido en la casa. Siempre que puedo, la miro de soslayo hasta que ella se gira o hace algún gesto que pueda delatarme que la he estado observando. Ella se gira y me mira, está en una esquina, yo también la miro.
« ¿Por qué no me atrevo a besar esos dulces labios?»
—Clarissa, ¿por qué tomaste?
— ¿Crees que eres el único que lo puede hacer? —me mira y se nota que está cabreada.
—No quise dar a entender eso. Sé que me he pasado hoy, pero… —Me interrumpe.
—No quiero saber nada de eso, Gabriel —Creo que está muy cansada.
—Por favor, escúchame.
—Voy a mi cuarto —Veo como trata de subir la escalera pero no lo logra.
—Espera, te ayudo —ella se voltea y me deja auxiliarla.
—Gabo, ¿tú de verdad me quieres?
21 de mayo del 2022…10:53am
Pov’s Clarissa
El sol entra por las ventanas de mi cuarto, es horrible como se siente al juntarse con un horrible dolor de cabeza cuando tienes resaca. No sé como llegué a mi cuarto ni tampoco a la casa, si estaba con Brianna. Me levanto de la cama a pesar de que no lo deseo, pero son casi las once de la mañana y debo hacerlo. Me doy una ducha para quitarme está molesta sensación que tengo encima, no puedo creer que haya hecho esto. Al terminar de vestirme una vez que me baño, decido por bajar a ver si me preparo café para disminuir un poco la resaca, siempre me funciona. Al llegar está Gabriel allí.
—Buenos días, Gabriel —Él me observa pero sigue en lo suyo —. ¿Cómo fue que llegué a la casa?
— ¿No te acuerdas de nada de lo de anoche?
— ¿De qué me debería acordar? —inquiero curiosa ya que no recuerdo nada.
—No es nada —Se levanta de la silla donde está sentado y se marcha.
¿Qué le ocurrirá? Sigo con mi plan de tomarme una taza de café cuando mi celular suena. Seguro es mi padre.
Greta y él deben llegar dentro de cuatro horas, se me hacía muy raro que todavía no hubiesen llamado si nos dijeron que antes de que tomaran el avión, lo harían. Siempre llaman para todo. Por suerte no se enteraron nunca de la fiesta de Gabriel y eso lo agradezco mucho.
—Dime, papá —Le contesto.
—Hija, nos debemos retrasar un día más ya que los vuelos se cancelaron por una tormenta que comenzó ayer. Pero mañana llegaremos por la misma hora que hoy.
—Está bien, papá —Le respondo feliz, aunque hubiese querido que ya llegaran.
— ¿Gabriel está en casa?
—No, ¿por? —contesto sin saber porqué preguntan por él.
—Es que Greta ha tratado de localizarlo pero no le contesta —Normal en él.
—Está en el gimnasio, tuvo que ir a entrenar hoy también desde temprano —Le cubro, aunque si está en el gimnasio —. Ya le pusieron fecha para la carrera y se está ejercitando.
—Que bueno, hija. ¿Cuándo es? —inquiere mi padre.
—Dentro de diez días, el 31 de mayo.
—Bueno, está bien, tú le avisas cuando llegue.
—Claro. Disfruten el día de hoy, no se la pasen trabajando —Ya se me arruinó el día.
—Te haré caso. Que tengas buenas tarde.
—Igualmente y mándale besos a Greta —Se lo dice y luego mi padre me atiende a mí de nuevo.
—Dice que igual. Ya te dejo, hija, besos.
—Para ti también —Y colgamos.
Hoy el día está muy soleado, creo que iré a bañarme un rato en la piscina. Me pongo un bikini negro con perlas y bajo con una toalla, mis gafas y crema solar. Me unto la crema, para tomar el sol un rato en las sillas. Al cabo de un rato, decido entrar al agua, está deliciosa. Nado un rato, pongo música, estoy cantando y riéndome porque aparte de todo, me estoy divirtiendo. Llega Gabriel, lo saludo desde lejos, está sudado y se le nota las gotas de sudor del pelo cayendo.
— ¡Gabriel! ¿Entras un rato en la piscina?
—No tengo deseo —Me responde cortante.
—Dale, por favor —Le insisto.
—¡¡No, Clarissa!!
—Dale, Gabo —Le pongo ojitos como los del gato de Shrek, aunque no lo haré como el gato con bota.
— ¡No! No quiero darme un golpe en la cabeza y hacer como otras personas que olvidan todo muy rápido —habla en tono despectivo.
— ¿A qué te refieres? No creo que te vayas a dar, no hagas más el tonto y entra conmigo —Le sigo suplicando.
—Mejor voy, tomo una ducha —Termina cediendo —, y luego bajo y te acompaño un rato en la piscina.
—Gracias —Lo miro feliz.
Él da media vuelta pero se me olvida decirle lo de mi padre.
—Gabriel —Lo llamo —, espera.
Se gira y me ve de nuevo.
—Mi padre llamó, hoy no llegarán ya que ayer comenzó una tormenta y no podrán salir en su vuelo de hoy. Vienen mañana a la misma hora. Greta te llamaba pero no le contestaste, le dije que entrenabas y que por eso seguro no le tomaste la llamada —Lo miro a los ojos, que antes no lo hacía —. Llámala y hazla feliz por un rato.
—Lo pensaré.
Se da la vuelta y va para su habitación seguramente a bañarse como dijo. En mi mente me debato si voy hasta su cuarto para verlo. Cuando llegó se veía tan sexy que dios, me ha dejado muy caliente. Necesito verlo con urgencias.
Solo seré una tóxica loca que olerá su ropa, con la esencia de su cuerpo, su aroma natural y me regreso, solo eso. Me río y después de pensarlo unos minutos, salgo de la piscina, me seco rápido y voy hasta su cuarto. Al entrar me pongo a tratar de alcanzar su camisa que está por el medio de su cama, pero me tengo que agachar y estirarme.
—En esa misma posición te daría el mejor sexo de tu vida.
Continuará…
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