◦•●◉✿ Capítulo 02 ✿◉●•◦
— ¿Crees en el destino? Porque yo no creo que exista… —Se tambalea, no logra terminar, ya que casi se cae pues su peso es inmenso y yo no puedo completamente con él.
— ¡Puede que sí! —Trato de sonar convincente, pero tengo duda de saber si el destino es quién nos guía a un camino de bien o a uno del mal.
— ¿Y piensas que el destino se llevó a tu madre y a mi padre? —Una lágrima brota de sus negros ojos.
Por las historias de Greta, él era muy cercano a su padre y cuando falleció, Gabriel tuvo que ir a psicólogos porque no aceptaba que no lo viese nuevamente. A todos nos ha afectado alguna vez el fallecimiento de una persona cercana y cuando mi madre ya no estaba a mi lado, sentí que caía en un abismo. Se fue cuando tenía más preguntas que hacerle —unas lágrimas salen de mis ojos—, me la arrebataron cuando más la necesitaba, maldito cáncer que se instaló por todo su cuerpo —las lágrimas ya brotan sin control al imaginar nuevamente su estado de los últimos días de su vida.
—No lo creo, es algo que debía suceder en ese momento —Se me había olvidado responderle a Gabriel —, aunque es muy injusto que te arrebaten a tus familiares que más necesitas cuando eres pequeño —trato de seguir en calma, este tema me pone muy sentimental —. Tú deberías creer en él, Gabriel.
—No es algo que necesite —contesta grosero ante mis palabras.
Vamos yendo a su cuarto, por suerte se deja guiar por mí, aunque al principio me ha costado un poco de trabajo hacerlo, ya que pesa demasiado y subir una escalera es demasiado difícil. Choca con una mesita que hay en la sala y casi tumba un cuadro que hay en el hall hacia su cuarto, donde aparece él junto a su padre.
Lo acuesto en la cama una vez que entramos y le voy quitando los zapatos, los jeans que lleva puesto y la camisa negra que tanto me gusta. La huelo como loca desquiciada tratando de encontrar ese perfume que deja su piel. Salto del susto cuando me pregunta de momento algo, pensé que ya se había quedado dormido.
— ¿Qué haces, Issa? —Trata de moverse pero no tiene fuerza
—Casi nunca me llamas así —Ignoro su pregunta.
—Lo sé, nunca te lo diré mientras me veas consciente —Nuevamente ese aire de suficiencia está en el ambiente.
« ¿Por qué tienes que ser así, Gabriel Katz?»
—Okey, te dejo descansar —Prefiero irme antes que diga algo más, aunque creo que ya se quedó dormido.
Corrección; no. Ya que cuando estoy saliendo de su cuarto, interrumpe mi camino.
—No creo en el destino si no estás a mi lado…
18 de mayo del 2022…10:28am
Pov’s Gabriel
Me despierto cuando los rayos del sol dan directamente a mi rostro intensificando mi dolor de cabeza por la ebriedad que cogí la noche anterior. Me giro y abro un ojo para mirar qué hora es, son las diez y veintiocho. Nuevamente me giro para seguir durmiendo, todavía es muy temprano, el sol salió hoy adelantado. En la mesita que tengo ahora al frente, hay unas cosas, pero no miro que son.
«Eso es obra de mi hermanita querida»
Que se note el sarcasmo en mis palabras. Abro solo mi ojo derecho. Hay un vaso de jugo de manzana, seguramente por su color, y una pastilla, incluyendo una nota. Estiro mi mano para alcanzarla.
Buenos días Gabriel, Greta ha preguntado a qué hora llegaste. Le dije que a las 12:00, por si te pregunta. Te dejo aquí un ibuprofeno para la resaca y trata de dar tu mejor sonrisa si tu madre todavía está en casa cuando te despiertes. Acuérdate que este fin de semana es la celebración de la compañía de tu madre, no pelees con ella. Nos vemos en el gimnasio dentro de cuatro horas.
Atte.: Son las 9 de la mañana.
Ella siempre tan atenta conmigo, como si se lo hubiese pedido. Me levanto y luego de tomar lo que me dejó Clarissa, me ducho. Hoy es un día ocupado en la mañana para mí.
Desde los once años he tocado guitarra, me enseñó mi padre y cuando falleció, opté por enseñarles a los demás niños a tocarla, es la forma de tratar de parecerme a él; ser tan solidario como era y siempre ayudando a los más necesitados. La mejor opción que opté en ese momento es un orfanato que está a dos kilómetros de la casa.
Entre mis cosas, busco la funda de la guitarra y la guardo allí para poder salir, ya que siempre la tengo en el portador de ella en mi cuarto, a cada rato la toco solo para que Clarissa me escuche. Cojo también mi mochila que llevo al gimnasio para ir directo, ya que es cerca de allí, porque no tengo deseos de caminar a dejar la guitarra en la casa y luego volver por la mochila para ir al gimnasio.
Tardo unos veinte minutos en llegar al orfanato, nuevamente lo miro completo, necesita mucha ayuda. Aunque es pequeño y sus fondos no son suficientes para pintarlo a cada cierto tiempo, se nota que está bien cuidado. Las paredes de por fuera están actualmente pintadas de un color azul claro y el cartel grande del nombre de este está con letras rojas, dando un contraste bastante bonito. Por dentro, los techos están un poco en mal estado, pero cada año el estado los arregla.
He hablado con mi madre años atrás para donarles juguetes y ropas para navidad y en fechas así festivas, como el día de los niños y ella ha aceptado, varias veces ya lo hemos hecho y espero continuar, les he tomado un gran aprecio a estos niños y niñas que viven aquí.
Las habitaciones, por lo que me han enseñado las monjas, son grandes y con más de quince literas con colchones ya viejos, que los han usado niños tras niños que han pasado por aquí. Se divide por secciones de edades, solo dejan quedarse hasta que seas mayor, después, la ley dice que deben abandonar el orfanato. Pero para todos, es un lugar en el que se puede respirar tranquilidad y los que viven allí siempre regresan de visita, nunca olvidan de dónde vinieron y siguen ayudando a las que fueron sus madres y hermanos. Puede decirse que, aunque sientan el dolor de la muerte de sus padres, la ausencia de ellos se ve un poco opacada por la alegría de todos los demás.
—Ya saben, para la próxima semana les enseñaré la técnica del tapping, primero con una mano y luego con dos, así que ensayen todo lo que han aprendido hasta ahora —Todos me miran con brillo en sus ojos, les gusta aprender cosas nuevas —. Recuerden ensayar la escala mayor para la próxima clase.
Voy recogiendo mis cosas, ellos sus partituras, mientras, guardo la guitarra en su funda.
—Hasta la próxima semana —Salgo del salón que tenemos habilitado para las clases, pero uno de los niños interrumpe mi camino.
—Gabriel —me llama Leo —, ¿por qué no traes de nuevo a la chica bonita de la última vez?
Se refiere a Clarissa, en la clase anterior quiso venir a ver qué era lo que hacía, además que de vez en cuando se pone a verme cuando toco. Le gustaría aprender, pero no se atreve a decírmelo, y tampoco le preguntaré, vivimos en la misma casa, nos conocemos desde hace un tiempo, no me puede decir que es por pena.
⊱┈❊ Flashback ❊┈⊰
Pov’s Clarissa
Normalmente, Gabriel va sospechosamente cada lunes a un lugar, por lo que lo veo tarde en el gimnasio, es algo muy raro. ¿A quién irá ver? Estoy más que segura que es a una chica. Espero que salga de casa para seguirle. Es muy raro, va con la funda de su guitarra. ¿Le habrá pasado algo? Un poco más adelante, veo que entra a un orfanato, que está cerca de la casa. Cuando voy a asomarme para ver que hace él allí, sucede algo al revés.
— ¿¡Por qué me sigues, Clarissa!? —Se nota muy enfadado.
—Por curiosidad. ¿No puedo?
— ¡¡Estás invadiendo mi privacidad!!
— ¿Por qué escondes que haces esto?
—No te interesa, Clarissa. ¿Te puedes ir?
—No lo haré, me voy a quedar y ver qué haces aquí.
— ¡¡Qué no!! ¡¡Vete por dios!!
— ¡¡No me voy a ir!!
— ¡¡Qué si te vas a ir!!
— ¡¡Ya te dije que no!!
— ¡¡Aaaaahhh!! Está bien, quédate, pero con una condición.
— ¿Cuál? —Me pregunta Clarissa aún enojada, pero es que se ve mona cuando se pone de mal humor.
—No quiero que Carlos ni Brianna se enteren de esta faceta mía, de saber que visito a los niños al orfanato, les toco la guitarra y les canto.
—Acepto. ¿Podemos entrar? —Me empuja desde atrás y eso logra que una sonrisa involuntaria salga de mis labios
⊱┈❊Fin del Flashback ❊┈⊰
—Su nombre es Clarissa —pienso qué excusa le daré a Leo —, ella está en estos momentos un tanto ocupada, ya que está entrenando porque es gimnasta. Pero seguramente estará encantada de venir conmigo el próximo lunes.
—Está bien —Está un poco cabizbajo.
—Ella vendrá, es seguro Leo —Trato de regalarle una sonrisa.
La verdad es que quisiera que ella viniese, me encanta cómo me mira mientras toco para los niños.
—Es bonita —dice moviendo sus piecitos, es muy tierno.
—Sí que lo es.
Continuará…
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