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Capítulo 2

Hye Soo abrió los ojos de golpe al sentir que había dormido mucho más tiempo que de lo normal. Giró a ver a la ventana, y en ese momento que vio el sol brillando en el cielo se levantó buscando su ropa de trabajo, se metió al baño a cambiarse rápido. Pero se quedó un momento sin hacer nada, sólo miraba al piso extrañada. Luego de pensar bien las cosas se vistió más calmadamente, salió del baño buscando su teléfono. Se llevó la sorpresa de encontrar un papel doblado por la mitad al lado de su teléfono. Tomó el papel y lo desdoblo, fruncio el ceño al ver un billete de cincuenta dólares. Empezó a leer el papel sosteniendo el billete con la otra mano.

Ey, es Jimin

Sé que te enojaras por no haberte llevado al trabajo, pero no te preocupes, ya hablé a tu trabajo y avisé que faltarías, te dejé el dinero que te pagarán por el día, así que no me mates.

Bueno, no sé como decirte esto, pero en serio quiero que sepas que te apoyo en cualquier decisión que tomes. Sí, me avisaron en recepción del estado de Taehyung, y créeme, yo entiendo por lo que estas pasando. Quiero que te tomes tu tiempo para pensar en que harás, tómate el día para ti sola. De Lucy no te preocupes, yo la cuidaré. Siento que lo menos que mereces es un día de descanso.

Me llamas si necesitas que te lleve algún lado, excepto al trabajo, al menos por hoy descansa ¿Sí?

-Hay, idiota.- se limpió con su pulgar una pequeña lágrima que se le deslizó por la mejilla sin querer -No sé si pegarte por haber hecho esto sin decirme, o darte un abrazo por el apoyo que me das.- dijo como si él estuviera ahí. Guardó el billete en su cartera, y se fue de nuevo a cambiar con ropa decente.

Sin duda que Taehyung y ella tenían al mejor amigo del mundo, y tal vez no les alcanzaría la vida para pagarle por todo lo que ha hecho por ellos. No podían pedir a alguien mejor.

Salió del baño, con aquella pequeña esperanza que cada vez se hacía más y más pequeña, la esperanza de que algún día Taehyung abriera los ojos, que moviera un dedo, algo que diera señales de que está consciente. Con tristeza tomó la mano de él, la acaricio con la misma delicadeza que tocaba a una rosa con espinas, estaba fría como el hielo, pero algo en su interior le decía que en su corazón aún había aquella calidez con la que él la enamoró.

-Volveré pronto, sólo...- dejó salir todo el aire retenido -Sólo quiero pensar. No me tardo.- besó su mano y la dejó en su lugar, salió del hospital evitando encontrarse con el doctor, no quería que viniera con más malas noticias.

Caminó por las calles ignorando a todos, veía al piso mientras suspiraba, esperando a que algún día una buena noticia bajara del cielo, para así tal vez tener una razón para sonreír.

Llegó a un lago cerca de la ciudad, no se dio cuenta de todo el tiempo que llevaba caminando sin rumbo; sin embargo el destino la llevó a un buen lugar. Pues estaba solo, había una brisa fresca, se podía ver el reflejo del sol en el agua. Todo parecía tan lindo y calmado que terminó por sentarse en la orilla.

Sonrió con melancolía al recordar su viaje al bosque cuando ellos aún estaban en la escuela, donde Taehyung fue capaz de darle su primer beso, bajo la mirada de la luna sobre ellos. Ese recuerdo aún estaba vivo en la mente de ella, aunque aveces lo negaba porque según ella eso era muy "cursi", ahora ella se arrepentia de no haber aceptado que eso fue una de las mejores cosas que le pasó en la vida. Cerró sus ojos y se dejó caer en la grama, como si de su cama se tratara. Inhalaba y exhalaba profundamente. El ruido de los pájaros cantar le relajaba, se hacía sentir en paz con sigo misma. Esa paz que le había hecho falta durante mucho tiempo.

Empezó a pensar en que hacer con Taehyung, la idea de dejarlo ir la estaba matando. No podía imaginar una vida en la que él no estuviera presente. Pero se ponía a pensar en Lucy, su bebé. Ella sabía que su bebé era consciente de que Hye Soo no era feliz, que en su rostro sólo expresaba cansancio y preocupación. No era justo que ni Taehyung, ni Lucy pudieran ver a Hye Soo feliz. Si dejaba ir a Taehyung, una parte de Hye Soo se iría con él, quedaría destrozada, pero tenía a Lucy, el producto del inmenso amor que ellos sentían.

Pensaba en que hacer, si vivir feliz y dedicarse a cuidar y hacer feliz a su niña, o seguir con lo mismo, vivir trabajando sin descanso, dedicándole unas cuantas horas a su niña y a su novio, teniendo en cuenta que nadie sabe hasta cuando él despertaría.

Luego de unas horas ella se levantó de la grama, retomando su camino al hospital. La decisión que tomó sin duda era la mejor, y no daría marcha atrás. Su corazón le decía que estaba haciendo lo correcto.

Al llegar a recepción pidió hablar con el doctor para hacerle saber su decisión. Llegaron a un acuerdo, y ahora caminaban a la habitación de Taehyung. Los recuerdos que quedaban se repetían en la memoria de Hye Soo, era una lástima que él no pudo formar recuerdos con Lucy.

-Daremos inicio a desconectar al paciente.- ella asintió con todo el dolor del mundo acumulado en su pecho. A la habitación entraron dos enfermeras para ayudar al doctor.

-Esperen.- dijo llamando la atención de los presentes -¿P-puedo... despedirme de él?- su voz era apagada y rota -Sólo... una última vez.

-Por supuesto, estaremos afuera, llamenos cuando esté lista.- el doctor apreto el hombro de Hye Soo dándole apoyo, luego él y las enfermeras salieron dejando solos a Taehyung y a ella.

Caminó hacía él para llorar mientras lo abrazaba, llorando con desesperación ¿Qué estaba haciendo? No sabía si estaba arruinando su vida, ¿Porqué no tenía el valor de dejarlo ir? Ella sabía que él estaba sufriendo, le parecía cruel lo que estaba haciendo, pero ya no sabía qué hacer.

-Espérame, espérame en el cielo ¿Sí?- se reincorporó para tomar el rostro de su novio -Yo... cuidaré de Lucy hasta donde pueda... le hablaré de ti tal y como habías planeado... y...- sollozo -Le haré sentir todo el amor que querías darle...- no hubo respuesta por parte de él -Te amo, te amo más que a nada en este mundo.

Vio al rostro de él esperando a que abriera los ojos con sus palabras. Palabras que se arrepentia de no haberlas dicho antes. Palabras tan simples que no fueron capaces de salir de su boca. Cayó de rodillas al piso y asintió a si misma después de que una idea viniera a su mente. Sacó el teléfono del bolsillo de su pantalón, y marcó rápidamente al número de Jimin, este contestó casi al instante.

-Jimin...- el otro lado de la línea estaba en silencio escuchando atentamente -¿T-te quieres despedir d-de... Tae?- al escuchar las palabras de Hye Soo, Jimin cayó sentado al sofá, sabía a lo que ella se refería, la ganas de llorar le invadieron, pero se contuvo, no podía estar débil.

-De acuerdo.- Hye Soo asintió aunque Jimin no la viera, no era capaz de decir algo por el nudo en la garganta. Presionó el botón de altavoz para que Taehyung fuera capaz de oír a su amigo.

-Te escucha.- Jimin tomó una gran bocana de aire antes de hablar.

-Tae... espero que me escuches. Quiero que sepas que...- su rostro ya se encontraba húmedo por las lágrimas -Tú fuiste el mejor hermano que pude haber tenido. El mejor amigo que pude haber conocido. Y la mejor persona que compartió las tristezas y las alegrías conmigo. No sé como esto pudo pasar esto, pero... jamás me he arrepentido de haberte conocido.- sonrió con tristeza al ver a la pequeña Lucy gatear por al alfombra de la sala -Gracias por haber estado en nuestras vidas.- la mano de Hye Soo temblaba con cada palabra que escuchaba -Quiero... que escuches algo.

Dejó el teléfono a un lado y se agachó para cargar a Lucy y ponerla en sus piernas. La niña sonrió mientras movía sus pequeños brazos al aire. Jimin volvió a coger su teléfono y lo puso en altavoz.

-Lucy- el dolor que Hye Soo sentía se hizo aún más grande cuando escuchó el nombre de la niña -Papi y mami te están llamando.- la niña dejó de reír para ver seriamente a Jimin -Quieren escuchar tu hermosa voz.

-¿P-pupi?- las lágrimas que Hye Soo había derramado no se comparaban con las que salieron al escuchar la primera palabra que su hija pronunciaba.

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