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Capitulo 10

—Lucy, ven a comer.

La niña salió corriendo de la sala hasta el comedor, dando unos pequeños tropezones en el camino. Hye Soo le sirvió comida a su hija, quien al ver su plato lleno de frutas que le encantaba aplaudía felizmente.

No mucho tiempo había pasado cuando Taehyung se apareció en el comedor, y se sentó frente de Lucy a espera de su comida. Miraba atentamente los movimientos de Hye Soo, quedó totalmente sorprendido cuando ella se sentó al lado de su hija a comer.

Esperó unos minutos para que Hye Soo se fijara en su rostro hambriento, pero no ocurrió. Hye Soo trato de ignorarlo todo el tiempo, y era más difícil de lo que pensaba. Luego de un rato, Taehyung se levantó de su asiento y desapareció del comedor. Eso le hizo sentir un poco mal a Hye Soo, pero no daría vuelta atrás.
Ese era el único plan que le quedaba para que Taehyung se volviera a enamorar de ella, o al menos que él le tuviese confianza otra vez.

Cuando terminaron de comer, Lucy se fue a jugar con sus muñecas, y Hye Soo se quedó limpiando un poco la cocina.

—Holis —entró un sonriente Jimin a la cocina —. Adivina qué tengo aquí.

—¿Un pase VIP para el infierno?

—Si fueras comediante, morirías de hambre. —se sentó en un taburete y añadió—: Pero yo soy el diablo, así que no necesito ningún pase porque yo soy el que manda en el infierno.— sonrió orgulloso de sí mismo.

—El diablo es malo y alto.

—Haré como que nunca escuché eso. —fingió un tono ofendido, lo que hizo reír a Hye Soo.

Se dio la vuelta para poder darle su atención a Jimin. Este se encontraba viéndola desde su silla.

—¿Ahora qué planeas? —Hye Soo arqueó una de sus cejas.

—La mejor noche de nuestras vidas.

—Jimin —ella se cruzó de brazos, y su sonrisa desapareció—. Sé que tú aún eres joven y...

—Tenemos la misma edad —le interrumpió, pero Hye Soo ignoró eso para seguir.

—Aún estás soltero y sin compromisos. Ve y disfruta de fiestas...

—Me gusta estar con ustedes. — volvió a interrumpir.

—Yo tengo que cuidar de Lucy y TaeHyung. Ellos son mi responsabilidad ahora, y...

—Pero...

—¡¿Quieres dejarme terminar?! —estalló enfadada Hye Soo, cosa que hizo reír a Jimin, ya que había logrado su objetivo.

—¿Ves? Estás estresada —se levantó de su lugar y caminó hacia Hye Soo. Se colocó detrás de ella para empezar a hacerle un pequeño masaje en sus hombros —. Necesitas un respiro. Y no te preocupes por ellos. Tu madre me dijo que puede cuidar de Lucy el tiempo que quieras.

Hye Soo suspiró. Jimin tenía razón, con todo lo que había pasado con TaeHyung, ella ni siquiera había tomado un merecido descanso. A pesar de haber dejado un trabajo para dedicarle tiempo a su hija y a su novio, ella seguía sin descansar bien por las noches.

—¿A dónde planeas que vayamos?

—Es una sorpresa —sonrió maliciosamente—, ve y cámbiate. Yo me encargaré de TaeHyung.

***

Hyung, no tengo identificación. —susurró TaeHyung al oído de Jimin, con cierto temor.

—Tae, ya eres mayor de edad.

—Oh. —expresó con sorpresa, pero a la vez decepción.

Hye Soo le vio con pena y tristeza. Pensaba lo difícil que debería ser para TaeHyung saber que no recordaba años valiosos de su vida, y ahora debía acostumbrarse a una vida de la cual no tenía memoria.

—Entradas. —pidió el guardia que yacía en la puerta revisando que todo estuviera en orden. Jimin le dio las entradas y el guardia las chequeó rápidamente—. Pasen.

Este junto a su compañero, que estaba a su lado, abrieron las puertas, y cientos de luces de diversos colores salieron disparadas. La música que se escuchaba un poco lejos desde afuera, ahora se podía escuchar más claro y fuerte.

TaeHyung quedó cegado por un momento, su vista se acostumbró a aquellas luces brillantes casi en el momento. De sus labios salió un 'wow', el cual nadie pudo escuchar por la música. Él estaba fascinado por todo lo que estaba viendo. Habían muchas personas bailando, otras se encontraban sentadas bebiendo alcohol, o simplemente conversando. El DJ saltaba al ritmo de la música, ambientando más el lugar.

Era como había visto en las películas, pensaba TaeHyung.

Jimin sonreía coqueto a aquellas chicas que se cruzaban en su camino. Estás le guiñaban el ojo, o simplemente bajaban la mirada, tímidas. Él escaneaba el lugar para poder divisar una mesa sola e ir allí.

Por otro lado, Hye Soo se encontraba con una expresión neutra, lo normal en ella cuando estaba fuera de su casa. Aunque aveces su cara expresaba asco debido al olor a sudor de las personas bailando cerca de ella.

Odiaba estar en lugares con demasiada gente, pero no dijo nada sobre eso.

—Ahí hay una. —señaló Jimin con su dedo índice, y caminó hacia la mesa ya mencionada, siendo seguido por TaeHyung y Hye Soo.

Al sentarse, no tardó en llegar una camarera.

—Buenas noches —se acercó a la mesa, y sacó de su bolsillo una pequeña libreta y bolígrafo antes de añadir—: ¿Desean algo de tomar?

—Tráigame una botella de vodka —dijo sin pensarlo dos veces. Jimin volteó a verle sorprendido— ¿Qué?

—Nada. —respondió Jimin, luego de soltar una pequeña carcajada.

—¿Algo más?

—Una cerveza para mi.— pidió amablemente Jimin.

La mesera anotó las bebidas, y dirigió su vista hacia TaeHyung. Cuando este no dijo nada, la mesera decidió hablar.

—¿Desea algo de tomar? —TaeHyung asintió antes de hablar.

—¿Tiene jugo de naranja?

Hye Soo sonrió de lado con ternura, pero su sonrisa cesó casi al instante luego de que la mesera volviera hablar.

—¿En serio tomarás eso? ¿En una discoteca?

—¿Hay algún problema? —preguntó, sin ni una pizca de amabilidad en su voz— Tu trabajo es tomar órdenes, no juzgar a los clientes ¿verdad? —le dio aquella mirada asesina a la mesera.

—Lo siento, ya vuelvo. —y se perdió entre la multitud.

—No seas tan grosera. —habló TaeHyung dirigiéndose a Hye Soo.

Este es el momento indicado, pensó Jimin. En su rostro apareció una sonrisa de esperanza, creyendo que todo podría volver a empezar de cero.

—Perdón.

Estar con TaeHyung le había cambiado la vida a Hye Soo, en todos los aspectos. Él le había ayudado a ser una mejor persona, a tener paciencia y ser amable ante todo. El problema aquí era que TaeHyung le atrajo la manera en que Hye Soo se comportaba apenas la conoció. Le dio curiosidad de saber por qué ella era de esa manera, y al darse cuenta de que necesitaba ayuda, él no dudó en dársela.

A Jimin se le borró la sonrisa, ya que esa no era la respuesta que tenía planeado que Hye Soo dijera. Por lo tanto, debajo de la mesa, Jimin le dio una patada en la pierna de Hye Soo para hacerle reaccionar. Sí reaccionó, pero no de una manera discreta.

—¡Ay! ¿Qué te pasa, gusano?

—¡Calma! ¡Calma! —Jimin gritó, deteniendo el puño de Hye Soo que estaba a punto de estrellarse contra su cara— Diablos, hace mucho que no eras grosera. —abrió sus ojos para hacerle saber lo que en realidad quería decir— ¿Recuerdas? Hace muuucho tiempo. —enfatizó de una manera exagerada la palabra "mucho", haciendo que sus labios formaran una 'o', sin contar el hecho que abrió demasiados sus ojos, como si quisiera pasarle información visualmente a Hye Soo.

—Cierra los ojos, pareces sapo aplastado.

Jimin rió, y dirigió su vista para ver la reacción de TaeHyung. El ya mencionado tenía la expresión confusa, tal y como lo había esperado Jimin.

Otro mesero apareció, y les entregó las bebidas. Jimin y TaeHyung agradecieron, mientras que Hye Soo sólo dirigió su vista hacia otro lugar, con sus brazos cruzados a la altura de su pecho. Algo que tenía Hye Soo era que ella solía imitar las acciones de otros, hasta llegar hacerse normal en ella, cuando pasaba mucho tiempo con esa persona. No era de esperarse que en ese momento estuviera actuando como Lucy cuando estaba enojada.

Ignorando su alrededor, TaeHyung empezó a beber de su jugo de naranj, viendo a las personas bailar efusivamente en la pista de baile. Poco a poco, la música se apoderaba del cuerpo de TaeHyung, haciendo que este se moviera en su asiento al ritmo de la música.

Jimin vio la oportunidad perfecta, y no la dejaría pasar. Sonrió de lado, antes de poner en marcha su plan.

—¡Tae! ¡Bebe esto! —le tendió la botella de cerveza.

El contrario le vio sorprendido, y negó rápidamente.

—No puedo. —Jimin ladeó su cabeza.

—Tae, ya no tienes quince años. Y aunque no lo recuerdes, tú ya eres mayor de edad —TaeHyung se quedó neutro, metido en su mundo por un momento—. Vamos, Tae. Siempre quisimos tomar siendo estudiantes. —siguió Jimin, tratando de persuadirlo.

—Si no quiere, no le obligues... —inquirió Hye Soo.

—Calla, gusana. —interrumpió Jimin, sin siquiera voltear a verla.

Hye Soo rió de lado, echando su cabeza hacia atrás y suspirando, buscando paciencia.

—Está bien. —concluyó TaeHyung, saliendo de su trance.

Tomó la botella con ambas manos, y cerró sus ojos antes de llevar la botella hacia su boca, dando un gran sorbo.

No tardo mucho cuando tuvo que retirar la botella de su boca y empezar a toser. Apretaba sus ojos con disgusto, y dejó la botella en la mesa.

—Es muy amargo. No me gusta, hyung.

Jimin reía a carcajadas al ver la reacción de su amigo. Había sido la misma reacción que cuando ellos probaron el alcohol a sus dieciocho en el patio trasero de la escuela.

Hye Soo tomó el vaso que contenía jugo de naranja, el cual ya estaba a la mitad, y lo mezcló con un poco de vodka. El color no había cambiado en absoluto, simplemente era más líquido. Cuando terminó, le tendió el vaso a TaeHyung, este le vio para nada confiado.

—Este sabe mejor. —Taehyung lo dudó, pero terminó aceptando luego de ver a Jimin, quien le dijo que lo aceptará.

Tomó un trago del vaso, y a diferencia de la cerveza, TaeHyung no reaccionó con disgusto. Sintió como aquel líquido le quemaba la garganta, pero lo sentía dulce y para nada amargo. Volvió a tomar, esta vez, tomó casi todo el líquido del vaso de un sólo sorbo, lo que le provocó que al finalizar tosiera.

—Diablos, con calma. Nadie te lo quitará. —dijo Jimin, sonriendo.

Pasaron unos segundos antes que TaeHyung se recuperara, y levantó la vista hacia Hye Soo. No dijo nada, sólo le vio en silencio. Ella arqueó una ceja, esperando a que TaeHyung hablara.

—¿Me puedes preparar otro, por favor?

***

Las gotas de sudor empapaban la mayoría del cuerpo y cara de aquellos tres adultos saltando como si no hubiera un mañana al ritmo de la música. Eran casi las dos de la madrugada, y no había de qué preocuparse. Dejaron ir el estrés que habían acumulado en mucho tiempo.

—¡Iré al baño! —dijo en voz alta TaeHyung para que Hye Soo fuera capaz de escucharle.

Ella asintió, y le vio irse, sin dejar de reírse al ver que TaeHyung apenas y podía caminar balanceada mente. No habían tomado mucho, pero TaeHyung no toleraba mucho el alcohol, por lo que apenas tomó dos vasos de vodka con jugo, él ya andaba en las nubes.

Hye Soo se fue a la mesa donde habían estado previamente. Se sentó, y sólo se dedicó a ver bailar a su fiel amigo, quien los dejó apenas se terminó la segunda de botella de cerveza para ir a bailar. Ella pidió esta vez agua, ya que la sed era inmensa y apenas podía producir saliva para sí misma.

Cinco, diez, quince, se pasaron hasta treinta minutos y TaeHyung no regresaba. Ella pensó que él estaba vomitando o algo por el estilo, y ese pensamiento cambió apenas los gritos y vidrios quebrarse resonaron por todo lugar, específicamente en el pasillo que daba al baño.

Inmediatamente, ella se levantó, y no dudó en ir hacia esa dirección, empujando a cualquiera que se le interpusiera. Jimin logró alcanzarla, y le siguió hacia donde provenía el mayor bullicio del lugar.

A medida se acercaban, la música de hacía menos audible, y un ambiente no tan agradable se podía sentir. La gente se acumulaba en círculo con tal de presenciar lo que estaba ocurriendo. Hye Soo y Jimin no eran tan altos, por lo que tuvieron que abrirse aún más espacio entre la gente para llegar al centro de aquel círculo. Algo dentro de ellos les hacía saber que nada estaba bien, y eso les inquietaba más.

Aún borrachos, parecía que el efecto del alcohol se esfumó tan rápido llegaron al centro del círculo, teniendo ante sus ojos los protagonistas de dicha escena que era un poco confusa.

—Hye Soo... —habló TaeHyung, con voz agitada y una expresión aterrada—. Yo no fui.

Y no pasó mucho tiempo cuando este se acercó a Hye Soo, de la mano de una chica. Apenas estuvo a un metro de distancia de Hye Soo, soltó la mano de la otra chica, y acortó la distancia que quedaba, compensando aquella distancia perdida con un sorpresivo abrazo.

—Tú... —Hye Soo tragó en seco al contacto del hombre que amaba, al que pensaba que había perdido, y el que hace unos segundos sostenía la mano de otra chica— ¿me creerías?

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