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Capítulo 1

-Mamá, ya me voy. Lucy ya está dormida.- avisó Hye Soo desde la puerta principal.

-¡Esta bien! ¡No te olvides de comer y dormir bien!- Hye Soo asintió aunque su madre no la viera y salió de la casa para ir a la parada de autobuses y sentarse a esperar.

Metió sus manos a los bolsillos de su suéter con el fin de entrar en calor, pues era una fría tarde. A medida pasada el tiempo ella sentía más y más frío que antes, estaba temblando, y sólo deseaba que alguien la pudiera abrazar cálida y protectoramente. Ese era un deseo difícil de cumplir, pero no imposible. Lo único que le quedaba era esperar a que el autobús llegara pronto.

Al cabo de unos minutos, que para ella fueron eternos, su autobús llegó. Al subir se sentía un fuerte y mal olor a sudor, pero no se quejaba de ello. Ella solía oler así luego de una larga jornada de trabajo. Ya sentada apoyó su cabeza contra el frío cristal mientras suspiraba viendo a aquellas parejas pasar tomadas de las manos, viéndose uno al otro, y sobre todo muy felices.

Decidió cerrar los ojos durante el trayecto, pues parecía que todo le recordaba a él.

Al llegar a su destino bajó del autobús, empezó a caminar por las calles, sola, sin la compañía de su amado novio. Era difícil vivir sin él, se sentía sola, y si no hubiera sido por su madre y su mejor amigo, ella ahora estuviera hundida en la depresión. Estaba muy agradecida con ellos, no sabría que hubiera hecho sin ellos.

Entró como de costumbre al hospital, se registró y le dieron el permiso de entrar a la habitación.

Cada vez que miraba a Taehyung durmiendo, conectado a muchos cables por todo su cuerpo, y que no tenía intenciones de despertar le hacía entrar en desesperación. Quería verlo, quería verlo sonreír como antes, quería que él abriera los ojos.

-Hola, Tae. ¿A que no adivinas qué hizo tu hija?- hablaba con entusiasmo, aunque él no hablara, ella sabía que él la escuchaba, o al menos eso le había hecho creer el doctor -Ayer estaba yo haciendo la comida para mi madre, y dejé a Lucy por un momento sentada. Cuando volví a verla ella tenía la cuchara en manos tratando de comer ¿No es muy linda? Mira, le tomé foto.- acercó un banco al lado de la camilla y empezó a enseñarle las fotos desde su teléfono -Es un desastre, como tú.- susurró aguantando las lágrimas, pero aclaró su garganta y alejó todos aquellos pensamientos que le hacían querer llorar. Volteó a verlo con una sonrisa triste -Mañana cumplirá siete meses, ojalá pudiera traerla para... para que la vieras. Tú la quieres ver ¿Verdad? Porque ella está muy inquieta, estoy segura que quiere verte para que la llenes de besos, y para que jueguen juntos.- con su mano apartó unos mechones de cabello de la cara de Taehyung -Ya compré la pelota de fútbol que estabas buscando... estoy segura que ella se sentirá orgullosa de tenerte como padre.

Guardó su teléfono y se acostó al lado de él abrazandolo con delicadeza. Miraba su demacrado rostro con tristeza, había cambiado tanto que parecía que estaba muriendo. ¿Dónde estaba aquel chico divertido y lleno de vida que ella conoció? ¿Por qué no despertaba? ¿Tardará mucho hasta que ella lo pudiera ver de nuevo feliz?

Tocaron la puerta, pero ella no se inmutó en ir a abrir o decir un simple "pase" pues estaba perdida en sus propios pensamientos.

-Buenas noches, ¿Cómo ha estado?- preguntó el doctor Kim mientras cerraba la puerta por detrás de él.

-Buenas noches.- ella se reincorporó de la camilla secándose las lágrimas con la manga de su suéter -Estoy bien, ¿Y usted?

-Muy bien, gracias. ¿Podríamos hablar afuera? Tengo algo que comentarle algo sobre el estado del paciente.- a este punto Hye Soo sólo se imaginaba lo peor, y un pinchazo a su pecho vino de nuevo. Se obligó a si misma a levantarse y seguir al doctor afuera de la habitación.

-¿Pasa... algo?- preguntó con temor.

-Le explicaré brevemente. Hemos intentado un nuevo medicamento como usted ya lo sabe.- ella asintió cabizbaja, le dolía saber que estaban ocupando a su novio como una rata de laboratorio para experimentar cosas nuevas para ver como él reaccionaba -Él no ha respondido en ningún sentido, y discutí esto con los demás encargados del hospital y llegamos a la conclusión de que si no responde en las últimas 32 horas tendremos que darle a entender que si el sigue ahí no despertará en un largo tiempo. Y es su decisión de desconectarlo o que el paciente siga aquí recibiendo tratamiento, aún sabiendo que esto va a largo plazo.

Las lágrimas retenidas salieron de sus ojos tan rápido que empaparon sus mejillas. Apretó sus puños sintiéndose impotente, no podía hacer nada por él. Pero en su cabeza no cabía la idea de dejarlo morir teniendo la oportunidad de seguir trabajando para pagar los gastos médicos. ¿Hasta cuándo él despertará? ¿Cuánto tiempo más tendrá que esperar su niña para conocer a su padre? Se preguntaba tantas cosas que le hacían más y más débil.

-La dejaré pensar, cuando tenga una respuesta ya sabe donde encontrarme. Suerte.- ella asintió y el doctor se fue dejándola en el pasillo parada en estado de shock.

Respiró profundo y fue al baño a labarse la cara, no podía dejar que Taehyung sientiera las malas vibras que ella transmitía, y volvió a entrar a la habitación. Volvió a acostarse al lado de Taehyung y hundió su cara en su pecho, y no pudo evitar echarse a llorar.

-Te extraño.- dijo con voz rota entre sollozos -Por favor... despierta. N-no por mí, hazlo por nuestra niña ¿Sí? No nos dejes solas... Pediré vacaciones, y pasaré tiempo contigo... pero p-por favor, despierta...

Entre llantos la noche pasó y ella se quedó dormida en una posición no muy cómoda, sin embargo, ella no quería incomodar a Taehyung, prefería dormir a la orilla de la camilla con tal de que él estuviera cómodo.

Al llegar la mañana, Jimin llegó al hospital, y fue directo a la habitación donde estaban sus mejores amigos, luego de haberse registrado en recepción. Él solía llevar a Hye Soo a su trabajo por las mañanas para que ella no tuviera que tomar el molesto transporte público. Él era la única persona que había visto el comienzo de la relación de Hye Soo y Taehyung, había sido como en las películas. Un amor platónico en la escuela, y gracias a él y sus poderes de "cupido" llegó a unir a sus mejores amigos, quienes se querían en secreto, pero eran muy tímidos y tontos como para confesar sus sentimientos por el otro.

La noticia de que ellos habían tenido un accidente llegó a ser demasiado fuerte para él. Tenía miedo que malo hubiera ocurrido en ese entonces, y así lo fue. Aquel accidente había arruinado aquella relación, pero nunca destruyó aquel amor mutuo que esos jóvenes se tenían, la cuál Jimin envidiaba. Le había prometido a su amigo que él cuidaría de Hye Soo si algo le llegaba a pasar a él, y lo estaba haciendo. Le dolía verla sufriendo, sonreír para que su niña y su madre no se preocuparan de su estado, trabajando duro todo el día para cubrir los gastos médicos y los gastos de la casa, viniendo al hospital todos los días para esperar a que él abra los ojos, durmiendo tan sólo cinco horas al día luego de una larga jornada. Jimin podía ver el cansancio en los ojos de Hye Soo, aunque ella lo negara. Quería llegar a ayudarle, pero ella siempre se negaba, así que de alguna manera él le ayudaba con la niña, era lo menos que podía hacer.

Al entrar a la habitación se encontró con la misma imagen de siempre, Hye Soo abrazando a Taehyung, teniendo sus ojos hinchados por haber llorado toda la noche. Dudó si despertarla, pues se miraba tan exhausta que lo menos que quería era molestarla.

En la mesa de noche había un papel y un bolígrafo, lo tomó para empezar a escribir. Al terminar sacó su billetera y dejó un billete de cien dólares en medio, dobló el papel por la mitad y lo dejó en la mesa.

-Descansen.- dijo viendo a la pareja con una sonrisa triste en el rostro.

Giró sobre sus talones y salió de la habitación, llamó al trabajo de ella para avisar que no iría. Cortó la llamada y se metió a su auto para ir a la casa donde estaba la pequeña Lucy, del sólo pensar la cara de felicidad que la bebé pondría a ver a su tío entrar, a él se le formaba una sonrisa completamente de felicidad.

Porque la bebé no tenía que ver lo que estaba pasando, pero era inevitable que ella no sintiera la falta de un padre, y de una madre feliz.

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