06. N o hay porqué alterarse o ¿Si?
Mi cabeza daba miles de vuelta y estaba seguro que si continuaba de esa manera iba a terminar vomitando absolutamente todo; si es que había comido el día anterior, claro.
Antes de que pudiera saberlo, abrí mis ojos y noté el techo de mi departamento. ¿Qué había pasado? Me dolía la cabeza a montones, incluso peor que una jodida resaca.
Cierro los ojos y vuelvo acostarme para así calmar mis pensamientos y así mismo, el dolor.
Mientras mi cabeza reposa en la almohada, tomo recuento de mis últimos actos.
Kyklos... Pasado...
-¡Funcionó! -Me levanto de mi cama de un sopetón, arrepintiéndome de hacerlo casi al instante, me quedo quieto llevando ambas manos a mi cabeza hasta que pasa el mareo -. No pudo haber sido un sueño... ¿Cierto?
Miro al lado de mi cama para buscar a Lyana y así confirmar que ha funcionado, pero en vez de eso me encuentro a otro cuerpo.
-Hola guapo. -Me habla un emocionado Kyklos con la misma apariencia humana que vagamente recordaba-. Estoy orgulloso de mí, al menos ya tengo un humano de mascota.
¿Perdón?
Acerca su mano hacia mi cuerpo y allí mismo descubro la marca que tengo en el pecho, se ve justo como un tatuaje; un simple circulo totalmente negro con una línea a la mitad de un color que no podría describir.
-Que lindo se ve -Chilla de la emoción para luego cuestionar- ¿No te parece?
-¿Qué es esto? -Le pregunto curioso, obviando sus comentarios
-Ahora eres capaz de ver tu propia marca gracias al pacto. -Me explica viéndome con fascinación, como si el verdadero ser mágico fuera yo -. Tu marca inicial no tiene relleno, pero cambia cuando tienes una deidad contigo, cuando el circulo se vacié volverá a su origen y yo desapareceré de tu vida, semejante a un reloj de arena.
Asiento intentando comprender.
-¿Solo yo tengo esto? -Pregunto sin dejar de apreciar el nuevo dibujo en mi cuerpo, la cama se mueve y Kyklos se sienta sobre sus piernas para mirarme con más detalle
-En realidad cada persona u ser vivo tiene una marca de ésta, pero no son capaces de percibirlo u verlo, aunque saben qué es, aún no llegan a comprenderlo en su totalidad.
-Entiendo... -Le digo asintiendo con la cabeza, aunque la verdad es que no entendía toda esta situación, pero me dolía demasiado la cabeza como para quemar demás cables. Me coloco bien la ropa que llevo encima y en eso también descubro que tengo una pequeña cadena en mi dedo meñique -. ¿Y esto?
-Oh, fui yo quien tuvo el atrevimiento de colocártelo -Se ríe una vez más como si fuese gracioso-. Con este anillo nuestros sentimientos estarán conectados, de lo contrario solo podré hablar libremente en tu mente como una simple conciencia, no te lo quites.
-Vale -Le respondo procesando todo lo más que puedo -. Entonces ¿Qué va a suceder ahora?
-Hay tres cosas que debes hacer y que son muy importantes en este momento, así que presta atención.
Asiento escuchándolo en todo momento.
-He cumplido mi parte del trato y ahora gracias al pacto podré encontrar a...
-¿Valerian? -Escucho una voz femenina que interrumpe abruptamente a Kyklos y volteo la cabeza rápidamente-. ¿Qué haces aun en cama? ¿Sigues sintiéndote mal?
Abro la boca para responder, pero no me sale ninguna palabra y mientras continúo viendo a mi novia antes muerta en el marco de la puerta, giro discretamente a Kyklos
-¿Es real? ¿está respirando?
-Tu vida rebobinó, así que el accidente jamás pasó, fue como darle a control z -Me detiene del brazo cuando ve mis intenciones de abrazarla-. Actúa normal, no queremos mucha atención y, hagas, lo que hagas, tienes que impedir que terminen hoy ¿Vale? Los resultados no son muy buenos.
Fijo mis ojos una vez más en ella, que poco a poco se llenan de lagrima, pero este no era el momento.
-¿Ella puede verte? -Murmuro para que solo la deidad pueda escucharme, intentando desviar la atención de mis lagrimas
-No. -Me responde con naturalidad-. Así que no hagas que te vean como loco y responde a su pregunta de una buena vez, hablaremos luego.
Y me abruma la rapidez con la que desaparece de mi cuarto, hacia un lugar del espacio o tiempo.
-Yo... -Divago viéndola ahora a ella, no sabía ni qué decir-. ¿Qué... hora es?
Lyana frunce el ceño y camina hacia mí para tocarme la frente.
Joder, esto es tan real.
-¿Estas enfermo? ¿Por qué lloras? -Me pregunta mirándome fijamente con preocupación, mi corazón se encoge en ese momento y mis ojos se irritan.
Olvido el hecho de que me está engañando y solo me permito hacerlo. Y... Lo lamento orgullo, pero tengo que hacerlo.
La abrazo devuelta, y cierro los ojos con fuerza, repitiéndome una y otra vez lo mal que lo he pasado sin estar a su lado y arrepintiéndome de cómo sucedieron las cosas en un futuro, aun así, ella estaba aquí, conmigo.
-Estoy bien, no te preocupes -Me alejo un poco con nostalgia, no podía dejar de pensar que alguien tan importante en mi vida me haría tanto daño, siento tanta nostalgia en mi pecho que comprimo las ganas de llorar nuevamente.
-Te hice el desayuno, debes estar hambriento ¿No?
Se levanta de la cama y aguarda a por mí, tan diferente a como aquella vez.
Supongo que, aquí vamos de nuevo.
Después de recrear todo lo que alguna vez pasó como obra de teatro; Comiendo el desayuno, Lyana ocultándome el teléfono e ignorándome en ciertos momentos, es allí cuando me pongo alerta.
-Lyana ¿Sabes que te quiero? -Le hago saber, ella quita su mirada del teléfono y me mira-. Si algo no va bien entre nosotros, por favor dímelo, podemos arreglarlo.
Se queda en silencio, procesándolo. Debo cuidar mis palabras, no debo dejar que termine conmigo ahora o pasará lo mismo, tengo que seguir las instrucciones de Kyklos.
Pero ¿cómo saco el tema sin quemarme?
-Sabes, Valerian, he estado pensando mucho, incluso recordando tus anteriores relaciones, lo que hemos pasado con esto y creo... Creo que tenemos que...
Nononono, vamos Valerian, piensa en algo ¡Ya!
Apunto hacia el suelo y digo con pavor fingido.
-¡Una cucaracha! -Grito interrumpiéndole, Lyana me mira con absoluto miedo y se voltea para observar lo que señalo -. Joder ¡Son tres! ¡Acabo de verlo!
Mi novia se levanta de su puesto con rapidez, sin habla y como un robot programado se dirige a nuestra habitación, se gira un momento para decirme
-Te dejo esta situación totalmente a ti, suerte Val.
Y escucho como cierra la puerta con cerrojo.
Lo admito, jugar con su peor miedo es lo más bajo que pude haber caído, pero necesitaba detenerla de una forma u otra.
Pienso en cómo matar a tres cucarachas imaginarias y que sea creíble, en eso su celular se enciende en la mesa del desayuno, llamando completamente mi atención, soy demasiado curioso, bueno, demasiado chismoso y hecho una miradita hacia allí.
Un nuevo mensaje aparece.
Sebas: Estoy abajo.
¿Sebas? ¿El chico de las flores? ¿No lo tenía agregado como Teddy?
Tomo el teléfono rápidamente, camino con rapidez hacia nuestra habitación y le toco dos veces la puerta.
-Lyana, no salgas voy a buscar pesticida para matarlas ya que son de las que vuelan.
-Te espero aquí, por favor date prisa. -Me expresa con la voz temblorosa
Ay, hasta me da cosita.
Tomo aire, me abrazo a mí mismo por las sensaciones que siento ahora, tanto por los nervios de afrentarme a la realidad y por la fiebre de aquella vez, camino hacia la sala principal dejándole un mensaje a ese chico como si fuera Lyana.
Bien, subirá hasta aquí.
Muy bien, resumo lo que pasará de ahora en adelante; intentaré hacerlos pasar un mal rato para descifrar si están juntos o no, ya que si lo hago directamente probablemente Lyana termine conmigo, me decepcionaré e intentaré "salvar" la relación, solo por miedo de lo que le pase a ella si no lo hago, y cuando ya sea seguro empezaré mi vida de nuevo sin perder más tiempo.
Dejo su móvil en la mesa y toco la puerta avisando que las supuestas cucarachas ya fueron exterminadas, justo cuando mi pareja actual abre la puerta del cuarto, se escucha el timbre.
Suspiro dejando a Lyana salir de a poco a la sala para averiguar el paradero de los cadáveres.
Camino hacia la puerta y la abro en par, a causa de ello me golpea el olor de flores a la cara y veo todo rojo, escupo los pedazos de pétalos que pude haber tragado cuando me lo echó en cara y lo observo con detenimiento, ahora viéndonos cara a cara por primera vez.
Tiene los mismos rasgos que aquel mangaka, cabello largo y negro, ojos verdes y piel trigueña. Bien, ese es Elaxel o ¿Sebas? O... ¿Teddy? aunque a decir verdad solo por apariencia parecía ser un crio.
-¡Lo lamento tanto señor! -Se estremece cuando nota que no soy Lyana-. Creo que me equivoque de departamento, lo lamento.
Está a punto de dar marcha atrás, ignoro el tic que me ha salido en el ojo por llamarme señor y lo tomo del brazo para no dejarlo ir, aunque adorno el momento con una sonrisa sinceramente fingida.
-Qué va, si estas en el lugar correcto -le digo y señalo hacia las flores en su mano-. Nunca antes me habían regalado flores, de hecho, eres el primer chico que lo hace ¿Eres un admirador secreto u algo?
Noto como el magaka está ansioso, mirando a todos lados, buscando cómo salir de este problema.
-En realidad...
Interrumpo.
-Pero deberías saber que odio cuando hacen esto, dime Elaxel ¿Para qué quiero yo cadáveres de flores?
Me mira con ambos ojos abierto, totalmente sorprendido de cómo le he llamado, allí mismo me doy mi respuesta; Sebas es Elaxel, son la misma persona.
Entonces... ¿Quién es Teddy?
-¿Cómo sabes...
-¿Tu identidad? -Cuestiono cínico y recuerdo lo que aquellas trabajadoras me contaron sobre él -. ¿No eres la gran revelación en estos momentos? Quien diría que tuvieras tales tendencias, digo, matar flores no está nada bien, ellas también sufren ¿Sabes?
Se mantiene en silencio, hasta que se decide.
-Me tengo que ir.
Pero no lo dejo hacerlo.
-¿Qué? ¿Por qué? -Camino un poco más rápido para obstaculizar el camino- ¿No venias a ver a alguien?
-Creo que Teddy me dio mal la dirección de Lya. -Me contesta más hablando para él que para mí y hay un enorme silencio después de ello.
Trago duro al escuchar ese apodo, me llevo la mano a mi frente y me encuentro que está ardiendo, cierto, aún tengo fiebre.
Pero necesito saber la verdad que tanto me ha insinuado Kyklos y quien coño es Teddy.
-¡Lyana! -La llamo desde el pasillo y al instante me responde desde algún lugar del departamento, el chico al frente lo nota y trato de llevarlo hacia dentro, pero una sensación demasiado extraña aparece cuando el mangaka me toma de los brazos para que no me acerque más, un fuego ardiente, no, era una quemadura puramente insoportable, es desgarrador.
-¡Jodida mierda!
El dolor comienza a reproducirse en donde me ha tocado y duele tanto que tengo que alejarme totalmente de un empujón sin medir la fuerza, e intentar aguantar, me toma la sorpresa que no es un efecto que solo me pasa a mí, ya que él mismo continúa viendo su mano derecha con dolor y confusión, aunque no tanta intensidad como lo he sentido yo.
Joder ¿Qué es esto? Ardía como los mil demonios.
Siento un cosquilleo en mi nuca y me giro para ver a Kyklos detrás de mí, sonriendo como psicópata.
Tomo mi corazón entre mis manos, tratando de calmarme del tremendo susto que me ha dado.
-Ey Valerian, si quieres seguir viviendo... -Me habla mientras se coloca al frente de mi sin que el otro chico pueda verlo-. No lo toques, o te matará.
Mi corazón corre rápido al oír esas palabras y mi mirada se dirigen rápidamente al mangaka, que por el empujón se ha caído al suelo, pero por su quejido me percato que una de sus manos sin querer alcanzó el ramo, y no es hasta que levanta su mano izquierda que veo la sangre.
Mierda, las espinas de las rosas.
No hay porqué alterarse...
Observo el gran desastre que puede crear esta situación y busco ayudarlo
-Ni siquiera se te ocurra tocarlo -Me advierte la deidad-. Encontrar otro recipiente igual que tú, será casi imposible.
Tengo que ayudarle.
-Que lastima, pero tu muerte será recordada.
Me detengo abruptamente antes de volver a tocarlo. ¿Solo quieres asustarme o hablas en serio? ¿Moriré ahora mismo si lo toco?
-No me ayudes -anuncia el chico mientras se pone de pie-. Estoy bien.
-¿Valerian? -Volteo la cabeza y me encuentro a Lyana mirando impactada la escena -. ¿Sebastián? ¿Pero qué...?
Señalo al chico y a su herida que podría complicarse si no se desinfecta ahora.
-Está sangrando, llévalo a dentro y busca el botiquín
Lyana está asustada, se le nota en la cara y es por ello que no me pregunta por nada y busca ayudar al otro chico, me quedo alejado de la escena contemplando a la distancia hasta que entran al departamento, dejando la puerta abierta.
-Pelitos blancos -Lo llamo, aunque sé que está al lado mío-. ¿Qué fue lo que pasó?
Kyklos se aleja y me mira con seriedad muy mal fingida.
-De esto quería hablarte antes -Sonríe anchamente, sin poder comprimir la emoción que sentía -. Ese chico... ¿También lo notaste?
Si ¿Que es un volcán hirviendo? Si, gracias por el dato.
-No es eso. -Responde a mis pensamientos mientras frunce el ceño-. Mira, ahora que hicimos el pacto puedes sentir cosas que antes no, y -Señala hacia el departamento-. Ese chico es... extraño ¿Me comprendes? Lo he estado observando desde hace mucho y tal vez... sea la persona que busco.
Me rio de la grandísima broma que me ha lanzado.
-¡Pero qué buen chiste! -Me jarto- Me he meado y todo.
Niega la cabeza con seriedad, dejo salir el aire de golpe y cierro los ojos por un momento.
¿Por qué de todas las personas tenía que ser él? ¡Literal hay un mar de almas allá fuera!
-¿Estás seguro? -Le respondo mirándolo fijamente
-Sí, realmente está durmiendo en ese cuerpo. Sabes, el que actualmente posee su cuerpo te resta energía vital, porque en ambos recipientes hay una deidad ¿Logras comprenderme? -Baja la voz y hay un pequeño silencio-. Los recipientes de las deidades jamás pueden tocarse o uno de ellos morirá, así que cumple con uno de los requisitos, pero para confirmar realmente... debería poseer la misma marca que tienes tu, solo hay que averiguar si lo tiene o no.
-¿Y dónde puede estar esa marca? ¿En su brazo u cuello?
-Podría estar cerca del pecho, al igual que tu -Me dice con naturalidad y a mí me entra un tic en el ojo-. Aunque he hecho tratos con otros humanos y han aparecido en otros lugares críticos.
¿Lugares críticos?
-¿Cómo cuáles?
-Cintura, cuello, muñeca y espalda.
-¿Quieres que vea si tiene una jodida marca en la cintura? Y de paso ¿Sin tocarlo? -Me rio con pocas ganas-. ¿Es que no ves que lleva dos suéteres encima cuando estamos a casi 27 °C? Y ¡Claro! Usare telequinesis para lograrlo, mira qué pides cosas facilísimas.
El albino se cruza de brazos, al parecer molesto.
-Yo moví el tiempo por ti, así que deja de quejarte y consígueme esa información, es parte de tu pacto hacia mí y no puedes fallar.
Kyklos se da media vuelta y su pelo me abofetea la cara con rudeza, para después comenzar a caminar lejos de mí.
-¡Kyklos espera! -Le digo recordando que grito solo en los vacíos pasillos del edificio, todo es en vano porque desaparece de mi vista a los segundos, suspiro por quinta vez en este día.
Vuelvo hacia la puerta de mi departamento y observo a Lyana asistiendo al chico mientras noto como la pasa mal y analizo especialmente a Sebastián mientras intento buscar una salida factible a este problema, mierda ¿Cómo lograría tal cosa? Y en primer lugar ¿Para que hice esto? Es obvio con solo ver la delicadeza en que se tratan, que esos dos tienen algo.
Suspiro exhausto.
Pero si tuviera otra oportunidad de que Lyana no falleciera, definitivamente la volvería a salvar, no hay arrepentimientos.
Pero ese chico...
suspiro
-Supongo que contigo no tengo opción.
→──✦──←
Wah, me parece que esta es la primera nota que dejo después de mucho tiempo, solo quería decirles que...
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