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04. ¿N o oyes una voz susurrar?

Pago con el ticket del metro y bajo las escaleras con ambas manos en los bolsillos, en realidad, sin ningún ánimo de salir a trabajar.

Digo ¿Quién quiere seguir viviendo cuando hace apenas dos semanas Lyana fue internada en el hospital?

Al menos, sigue respirando....

Cierro los ojos.

¿A quien quiero engañar?

Me arrepiento de dos cosas en la vida.

Uno. No debí ser tan duro o esperar a hablarlo en persona.

Dos. Nunca debí entrar en esa habitación del hospital, ni mucho menos escuchar a escondidas lo que me terminaría de matar mi alma.

Estado vegetativo.

Escucho el tren venir y todo parece volverse muy oscuro.

Mis oídos se cierran, mi corazón comienza a latir con fuerza y mi boca se seca

Veo los rieles y calculo en que en unos 10 segundos el tren llegará con rapidez.

Mis manos se vuelven sudorosas gracias a lo que tenía planeado hacer.

Doy un paso después del otro y cuando paso la línea de seguridad, todo se vuelve muy difícil de manejar, siento las miradas encima de mí, mientras miro al frente y escucho al tren mucho más cerca, alertando con el claxon para que me alejara.

Lo peor que puede pasar es que la persona que más amas, deje de respirar.

Observo mis pies y me pregunto si es esto lo que realmente quiero.

¿Morir de esta manera?

Mi cuerpo se queda congelado en ese momento, justo cuando quedan pocos pasos para las líneas del tren, pero es inútil; no puedo dar otro paso hacia la muerte, soy demasiado cobarde.

Una ráfaga de viento me sorprende, y solo levanto la vista cuando el tren se detiene, con pesadez comienzo a caminar hacia adentro apenas abre sus puertas, me siento en el primer puesto que visualizo mientras miro por el limpio vidrio mí cara hecha un desastre, en realidad todo yo es un desastre.

Me tomo de la mano e intento tranquilizarme.

Cierro los ojos cuando un nudo se instala en mi garganta y una Lyana de mi imaginación aparece, sí, no puedo cerrar los ojos sin pensar en ella. Trato de no rebobinar en esos momentos, ya no quería sentirme vacío, no quería volver a caer en esos sentimientos de traición, tristeza y decepción, lo único que quería es parar de llorar y descansar por al menos unos minutos.

Pero vuelve a pasar, y recuerdo el momento donde escuché a una enfermera hablando con otra mientras atendían a Lyana.

El doctor nos lo ha dicho todo, hay muy pocas posibilidades que esta paciente despierte, mírala, lleva más dos semanas y no ha mejorado en nada...

Probablemente ella esté en estado vegeta...

Y dejé se escuchar, ella no está muerta, sigue respirando, ella aún está ahí; me escucha cada vez que le hablo y me siente cada vez que la toco.

Me llevo las manos a la cabeza, no soportando el estrés que cargaba.

—Valerian.

Doy un salto del susto cuando escucho una extraña voz, demasiado áspera y gruesa.

—¿Quieres saber la verdad?

Miro hacía mi alrededor para buscar a la causa del llamado, pero tan pronto como examino el lugar me doy cuenta de algo, algo que no me había percatado antes;

No hay nadie además de mí.

Agarro el tubo de metal para ayudar a levantarme, la luz del vagón falla en el momento y algo muy dentro de mí me dice que esta situación es anormal.

—¿H-Hay alguien allí? —Mi voz sale débil cuando la luz vuelve a fallar, paro esta vez para quedar en oscuridad definitiva

Saco mi teléfono para llamar a alguien y alumbrar el lugar, pero en este, apenas se prende la pantalla aparecen letras demasiado raras y con suma rapidez

¿Qué mierda en esto? Dejo caer el teléfono cuando una alarma me asusta, escucho ruidos, gente hablando, risas, su risa...

—¿Lyana? —Pregunto y sin quererlo, mis pies deciden ir más cerca del sonido, pasando vagón por vagón

Y parece que, cada vez que me acerco, más fuerte se escucha.

—¡Lyana! —Grito llegando al principio de la cabina

Abro la puerta de comando, creyendo que de allí venía todo aquel ruido, pero en realidad no hay nada... Ni nadie.

Entonces ¿Quién maneja el tren?

Yo.

Nuevamente escucho esa voz y un escalofrío recorre mi cuerpo cuando lo siento justo detrás de mí, no tengo la audacia de mirar hacia atrás y sólo me quedo paralizado del puto miedo.

—Agárrate.

¿Ah?

Miro hacia al frente por un ruido fuerte y me percato que el otro tren viene a toda velocidad.

—¿Quieres saber la verdad? —Me cuestiona y siento que el aire me falta

Mi corazón corre rápido y mi garganta se cierra.

¿Qué verdad? ¿De qué está hablando?

—V-Vamos a chocar —Digo con terror, al ver que el tren cambia de vía y se dirige a nosotros directamente

—¿Harías todo para que Lyana viva? —Lo siento detrás de mí, coloca algo en mi cuello y no hago movimiento alguno porque realmente arde—. ¿Incluso sacrificar tu propia vida?

Todo a nuestro alrededor se llena de ruido familiar, miles de pensamientos, cometarios, es todo un jodido mercado, pero con dificultad le presto atención a una sola de ellas

¿Sacrificaría mi vida por ella?

—Si.

Haría todo lo que fuera.

Ja. —Se ríe la voz áspera, cierro los ojos con fuerza al no querer verme morir por aquel tren y al aceptar que este es mi final—. Que tonto.

Abro los ojos de golpe encontrándome a una oscuridad aterradora y absorta

¿Ya morí?

Miro a un lado y me doy cuenta que estoy en mi cama

¿Qué es esto? Estaba a punto de ser aplastado por un tren... fue... ¿Fue un sueño? ¿Realmente me quedé dormido?

Escucho con detenimiento a mi alrededor; Afuera se estaba produciendo una llovizna pacífica, y mientras más escucho las gotas caer, se apodera ese sentimiento de vacío en mi cuerpo.

Los humanos son tan patéticos —Escucho una voz gruesa de repente, la misma que me habló en el metro, y los nervios vuelven a surgir—. Si tanto te hizo daño, deberías estar feliz que haya desaparecido de tu vida.

Miro hacia ambos lados del pequeño lugar y no descubro de donde viene aquella voz tan escalofriante ¿Quién es? Si estoy completamente solo.

Comienzo a sentirme demasiado nervioso de ello y hago lo primero que me llega a la mente; Me cubro con la sabana de pies a cabeza, como si eso fuera un tipo de escudo a lo que me enfrentaba.

Escucho pasos, respiraciones, puertas abriéndose y cerrándose, todo al mismo tiempo y soy tan cobarde que, decido cerrar los ojos e intentar no escuchar todo lo que me atormentaba.

Siento una presencia justo al lado de mí, sin embargo, me mantengo quieto.

Es tan deprimente que todo haya sido un verdadero desastre, incluso cuando quise advertirte de todo y no quisiste escucharme.

¿Q-Quién es?

Soy Kyklos.

Tengo tanto miedo de levantar la sabana al escuchar ese nombre tan familiar, aun así me obligo hacerlo, tal vez con todo este asunto habré desarrollado alguna esquizofrenia, pero debo afrontarlo. Levanto la sabana para ver de una vez por todas a quien me habla, pero nuevamente no encuentro a nadie.

—Valerian... Todo es por mi culpa, ella murió por mí.

Me siento en la cama mirando a un punto fijo dentro de la oscuridad, tengo la respiración pesada y con el corazón queriendo salir de mi pecho.

¿Qué mierda fue eso? ¿Qué es tu culpa?

Camino como puedo a la sala, mi corazón duele un poco, aunque mi mente lo esté necesitando, quiero saber la verdad.

Pero antes necesito tranquilizarme o el corazón ha de explotarme.

Al menos, si esto no es real, ya tengo unas de esas experiencias raras, incluso puedo publicarlo y ponerle como nombre "Cambié a mi novia por un demonio, storytime"

Ja, ni siquiera bromeando puedo quedarme tranquilo.

Me dirijo al sofá con pasos arrastrados, escucho algunos truenos en el cielo aun así intento respirar y calmarme, después de todo era el único en este departamento.

Su nombre, Kyklos...

Me detengo.

Todo llega a mi mente como flash. Los sueños, las voces, su nombre. Todo estaba jodidamente conectado, esto definitivamente ya había pasado antes.

Siento que la luz del bombillo me quema los ojos, mis piernas tiemblan porque soy un maldito cobarde, y toda esta situación me causa un mal rollo, doy otro paso más y me dejo caer allí mismo cuando ya no tengo fuerzas para mantenerme de pie.

—Toma la hoja que está en la mesa.

Mi cuerpo se congela al escuchar de nuevo esa voz tan gruesa que ni de cerca parece humana.

¿Entonces no fue un sueño? ¿O sigo soñando? con mi mano temblando y la otra agarrando mi pecho, tomo la hoja de la mesa y la reconozco al instante; era la misma hoja que me habían mostrado en su trabajo, aquella donde decía claramente que ambos saldrían del país el mismo día y misma hora. No cabía duda, pero esta vez, había dos círculos rojos señalando algo en particular.

* Pasantías, Lyana Oliveira, Milán— Italia 31 de enero

* Reunión, Elaxel, Rusia — Moscú 31 de enero

También mostraban cartas sobre sus pasantías en Milán, sus logros, carta de recomendaciones de otras empresas, todo era verdad.

Cierro los ojos cuando siento que ya no puedo mantenerlos abiertos, mi mente comienza a divagar y crear escenarios que con esta nueva información había objetado algo más a mi realidad, pero mi cerebro se cansa rápidamente al igual que mi corazón que me pide a gritos que parara... Espera ¿Y si esto es un sueño?

Intento abrir mis ojos en ese momento, pero en realidad no tengo los ojos cerrados si no que toda luz a mi alrededor simplemente se apagó. ¿Qué pasó?

Me mantengo quieto y parece ser que cuanto más miro aquel papel, más se calma mi corazón a ritmos normales...

Estoy a punto de levantarme, pero me encuentro que no tengo ningún control sobre mi cuerpo, mis manos, mis pies ¡No responden!

Me comienzo asustar de toda esta mierda de situación, además ¿Por qué cojones no puedo moverme?

Un sonido aterrador llega a mis oídos; es un pitido demasiado ensordecedor y busco taparme los oídos, pero mi cuerpo no responde a nada de lo que ordeno, luego de unos segundos que parecen eternos ese sonido se detiene y lo único que escucho son pasos aproximándose

Santa mierda ¿Es un jodido asesino?

Las luces se apagan y se encienden con velocidad, sudo frio y mi corazón parece que va a salirse en el momento que veo una sombra pasearse por ahí, como no puedo moverme de donde estoy, sólo consigo cerrar los ojos nuevamente para no tener que ver todo este puñetero espectáculo de luces. ¿Es un muerto? ¿Viene a poseerme? ¿¡Que mierda quieres conmigo!? ¿Ya no tiene lo suficiente con llevarse a Lyana?

Me quedo paralizado del puto miedo cuando veo una luz blanca, aun cuando tengo los ojos cerrados.

Ya está... Me morí. No hay de otra.

—¿Ya le has dicho a tu novio?

¿Ah? Escucho una voz... pero no puedo encontrar a nadie... ¿Eres tú Dios?

—Por favor, no lo hagas sufrir aún más y dile la verdad.

Espera, esa voz... ¡Es de ese jodido chico!

Sólo vas a estar dos meses en Milán, tampoco es un secreto tan grave.

Abro los ojos de repente y me encuentro a un ser espantoso demasiado cerca de mí, sus ojos rojos, con esa cicatriz en la cara y esa piel tan rara... ¡Dios! ¡Es horrible! Cierro de golpe los ojos tratando de borrar lo que había visto.

Esa cosa no era humana ¡Ni siquiera tiene nariz! Y lo peor es que no puedo moverme para escapar ¡Me tenía totalmente atrapado! Y ¡¿Por qué mierda me arden tanto los ojos?!

Joder, estoy cagado hasta en alma, no ¡Cagadísimo! me va a matar aquí y ahora, usando mi cuerpo como marioneta por la eternidad.

—Lamento que me vieras de esa forma, bueno la verdad es que me divertí asustándote. —Escucho su jodida risa de ultratumba mientras le rezo a Dios para que me salve de este diablo—. Abre los ojos, muchacho mongólico.

—¡Ni de coña! —Le grito devuelta, espera ¿Eso acaso fue un insulto? Y ¡Ya puedo hablar!

Me sorprendo tanto de recuperar el poder de mi voz que abro los ojos.

Esta vez me encuentro al techo, de nuevo oscuro, muevo mis dedos y estos me obedecen, aunque me toma un poco más de tiempo poder movilizar todo mi cuerpo.

—¿S-Sigues ahí? —Le pregunto a la nada, o eso es lo que pensaba al esperar en el mismo sitio y no encontrar respuesta alguna, sin embargo, cuando me incorporo en el sofá, vuelvo a verlo.

Justo al frente de mí.

Estoy a punto de gritar con un patético tono de voz que mandaría a la basura toda mi masculinidad.

—Si gritas te cortaré la garganta.

Me trago las palabras y cierro la boca para proceder a gritar mentalmente, después de unos segundos miro a esta cosa que poco a poco parece desformarse, tengo que quitar la mirada porque la luz que éste ser proporciona me hace arder los ojos; es justo la sensación de ver al sol directamente.

Cuando creo que ya ha pasado, vuelvo a verle, aunque ahora parece haber cambiado de apariencia, esta vez de humano... o algo más parecido.

Su cabeza cambió de forma a una de proporción normal, le nace la piel y sus ojos se vuelven de rojos a dorados sobre la oscuridad, su cabello pasa a ser largo y blanco; ese ahora chico parecía ser incluso más joven que yo.

—¿Te gusta más esta apariencia? —Incluso su voz a cambiado radicalmente a por una más humana, semejante a la de un crio de quince años—. Pensé que eras alguien no superficial, tremenda decepción.

—¿Q-Quien eres tú?

El chico albino sonríe ladinamente para verme, con algo de malicia en sus ojos.

—¿Te he dado permiso para hablar? —Me pregunta mirándome seriamente—. ¿Quieres morir Valerian?

Sabe mi nombre...

Claro que lo sé. —Responde a mis pensamientos

Abro los ojos.

—¡¿Leíste mi mente?! —Me levanto del sofá y ni sé cómo he reunido tanto coraje para hablarle de esa manera, a los segundos toda adrenalina desaparece de mi cuerpo y busco sentarme de nuevo porque mis piernas tiemblan, en general ¡Todo mi cuerpo tiembla!

¿De verdad que quieres morir? —Le escuche decir dentro de mi mente, aunque de una forma algo débil, él parece darse cuenta que no tiene tanto poder sobre mí porque chasquea la lengua fastidiado.

Terminemos esto rápido ¿Te parece? Pero primero, luces —Se activa toda la iluminación del departamento gracias a su orden y toda esta situación me causa escalofríos

—¿Quién eres tú? Y ¿Por qué estás aquí? —Le digo agobiándome— ¿Eres alguien con magia?

—Estoy aquí porque tú eres especial entre todos los individuos de este planeta.

Mi mente comienza a procesar miles de hechos gracias a esa respuesta.

—¿Soy parte de los Xmen? —Pregunto como si estuviera dentro de una película—. ¿O soy un Harry Potter? ¿Por qué yo? ¿Me vas a llevar a Hogwa...

—Ay dios cállate. —Se lleva ambas manos a la cabeza mientras lo dice, viéndose realmente fastidiado—. Ya entiendo porque esa chica prefirió morir, bien por ella...

Me quedo sin palabras y fijo mi mirada a algún lugar de la habitación recordando nuevamente todo, cierro los puños y trago con fuerza.

—No, no llores, joder ¿Fui demasiado insensible? Bien, lo lamento. —Chasquea los dedos al frente de mi cara y cuando nota que lo escucho procede a hablar—. Sé que estas pasando duelo pero presta atención ¿Vale...? Además, me temo que no podía esperar más para encontrarnos, también lamento que me vieras de esa forma hace un rato, no era mi intención asustarte o... tal vez si ¡Como sea! Ya puedes relajarte ¿Vale? Vengo en son de paz.

Lo miro detenidamente aun si creérmelo, y decido levantarme para buscar la primera sartén que encuentro y usarlo como escudo.

—Eres... ¿Un Demonio u ser divino? No he frotado ninguna lampara para que aparecieras.

El chico sonríe cerrando los ojos, aunque la tensión en el ambiente se vuelve cada vez más pesada y estoy más que seguro que está tratando de contenerse para no matarme en este proceso.

—Tu cállate y yo hablo. —Impone, acercándose de a poco a donde me encuentro—. Ustedes me han llamado de diferentes formas al pasar los siglos, así que puedo ser Dios, el destino, la suerte, el tiempo, el todo, el inicio o el final, en esta realidad puedo ser lo que quiero ser, en fin, soy Barbie —Me ofrece su mano derecha para presentarse—. Mi nombre es Kyklos, es un gusto que puedas conocerme al fin.

Vale...

Le estrecho la mano por el bien de mi vida.

—Pareces estar pasándola mal ¿No es así chico? —Me toca la frente sin mi permiso y me encuentro con que su mano está realmente congelada—. Ahora te ves mejor sin esas ojeras, esa chica debió dejarte realmente fatal.

—¿Qué haces aquí Kyklos? —Le digo ya que por un breve momento me había olvidado de mi realidad y de todas mis desgracias que están en ella, me enfoco en por qué esta él aquí ¿Con que propósito? Y Acaso... ¿Me estas leyendo la mente?

—Lo lamento no fue mi intención. —Me responde mientras sonríe—. Oír tus pensamientos es divertido, pero ese no es el tema, por ahora vengo a desaparecer tus desgracias.

Lo miro, impactado de sus palabras.

—¿Qué?

Señala con su dedo a la mesa.

—Ese papel es real, al igual que su información —Me cuenta y de un momento a otro su rostro se vuelve serio—. Creo que sólo viste una parte de la historia ¿Te gustaría descubrir la otra parte?

—¿Qué quieres decir?

Sonríe nuevamente y susurra algo por lo bajo, en un parpadeo su apariencia cambia y ya no es más un chico albino, sino...

—¿Es ella a la que buscas? ¿Iyana Oliveira? —Me pregunta con la cara de mi ex pareja, y con su maldita voz pregunta—. Sabes, seré sincero, te estaba espiando todo este tiempo aunque nunca le hiciste caso a mis señales

—¿Cuáles?

—¿Crees que todos tus sueños eran normales? Nah, hasta intente hablarte por medio de un gato ¿Sabes?

Abro la boca, desconcertado

—Equis, olvídalo —Mueve la mano, quitándole importancia—. dime, tú crees que esa chica te engañó ¿No es así?

Asiento, algo inseguro.

—Ella lo hizo...

—¿Y si te dijera que existe una posibilidad de que no lo hiciera?

—¿Qué? —Miro a mi alrededor intentando descifrar si esto era un sueño o no

—Después de todo y ¿Aun sigues pensando que es un sueño? —Chasquea la lengua —. Pensaste que había escapado con su "amante" ¿No? Pues allí lo ves, se irían el mismo día, pero a diferentes destinos, las flores, los mensajes...

Se detiene y yo estoy rezando para que siga, pero solo lo veo sonreír cínico

—¿Para qué contarlo? —Me pregunta mirándome fijamente—. Puedes verlo por ti mismo.

Me rio incrédulo

—Ella ya no está y no tengo una máquina del tiempo para revisar lo que has dicho.

Kyklos se acerca hacia mí, sus dedos congelados toman mi mentón y me mantiene obligado a verlo directamente a sus ojos dorados que parecen mostrarme otro nuevo mundo.

—Valerian —Susurra llamando mi atención—. Yo tengo el poder para enviarte al pasado ¿No quieres saber la verdad?

Al pasado...

—Claro que —Comienza Kyklos—. Todo tiene un precio ¿Estás dispuesto a pagarlo?

Trago grueso.

Tal vez aún pueda evitar que todo se vuelva una catástrofe.

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Design Kyklos

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