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siete

—Hyung... ¿Está enojado? —escucho la voz de Jeongguk y frunzo el ceño.

Dejo las llaves en la mesa y me quito la sudadera, y antes de voltear a ver a Jeongguk, siento como me abraza por la espalda.

—Hyung, Hyukie hyung solo es un amigo —siento como lloriquea en mi hombro y se abraza más fuerte.

No digo algo y simplemente me doy la media vuelta para mirarlo a los ojos y tomarlo de las mejillas.

—No estoy enojado contigo, lo que me molesta es que te toque más de lo que se debe —gruño por lo bajo y le doy un corto beso en los labios.

Jeongguk hace un puchero y lo beso de nuevo.

—Él solo lo hace para molestarte y también para darle celos a Wonho —escucho que habla bajo y me da un corto beso, para después alejarse e ir corriendo hacia la habitación.

Me quedo unos momentos analizando lo que dijo y llego al resultado de que Jeongguk lo ayuda para dar celos. ¡¿Pero qué clase de persona es Minhyuk para utilizar de esa forma a mi bebé en sus juegos sucios?!

Niego con la cabeza y voy casi corriendo a la habitación. Cuando entro, me encuentro con Jeongguk boca abajo jugando con su celular. En este momento aprovecho que aún no sabe que estoy aquí y me pongo encima de él. Lo tomo de las manos y las dejo sobre la almohada.

—Así te quería agarrar puerco, de seguro estabas viendo porno —le susurro al oído, haciéndome espacio entre sus muslo para quedar entre ellos.

—¡Hyung~! —chilló, poniendo su cara en la almohada para que no viera su sonrojo.

—¡Y no lo niegas! Esa es una ofensa muy grande para mí; preferir ver porno y no hacerle caso a tu sexy novio —le reprocho con fingida voz indignada.

Escucho su respiración entre cortada y aprovecho para dejarle un beso en su cuello.

—N-no estaba haciendo nada malo —susurra contra la almohada y se remueve un poco, haciendo fricción con su trasero en mi entrepierna.

Le dejo más besos en su cuello y su nuca y lo aprisiona más contra mi cuerpo. Me encanta que sea tan sumiso.

—Ajá, y yo no soy tu novio —le susurro en su oreja al momento de morderle el inicio de su quijada.

Escucho como suelta un jadeo y como mi pene se pone duro dentro de mis pantalones.

Y cuando estoy a nada de simular una embestida, a alguien se le ocurrió la fantástica idea de tocar el timbre.

¡¿Acaso el universo conspira contra mí para no follarme a mi hermoso novio?!

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