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extra 02

Un Jeongguk inocente y tonto fue lo que conoció Yoongi en su juventud -hace casi ocho años años-, pero lo que tiene en frente ahora mismo, no es nada de lo que una vez fue el menor. Nada.

—¡Ah~, Yoonnie! —chilla Jeongguk, con su saliva escurriendo por su mentón.

Jeongguk brinca con más fuerza, penetrándose más rápido; se deshace entre gemidos y lloriqueos, con su pecho bailando de arriba hacia bajo y su trasero soltando sobre la polla de su novio.

Yoongi sonríe y se siente un total pervertido al sentirse satisfecho con la imagen que le da el menor. Pero no le importa, que se jodan las personas que piensen que eso es enfermo, porque para Yoongi y Jeongguk esto es más que excitante.

Jeongguk está montándolo, utilizando su falda negra preferida para la hora de follar con Yoongi; es lo suficientemente corta para mostrar sus muslos y los suficientemente floja para que no le moleste a la hora de penetrarse con la majestuosa polla de Yoongi. ¡Es perfecta!

—B-bebé... creo que es suficiente castigo, por favor déjame tocarte —Yoongi escupe esas palabras con su respiración entrecortada, con sus manos hechas puños a sus costados y solo sintiendo como el ano de su conejito lo devora.

Jeongguk para por completo sus saltos y toma uno minuto para recuperar el aliento. Ve a su novio debajo suyo, con el ceño fruncido y viéndolo fijamente, Jeongguk le sonríe de manera tierna y acaricia los brazos del mayor con la punta de sus dedos, sintiendo bajo su tacto las venas marcadas. ¡Carajo! Ahora está más excitado.

Yoongi también toma un suspiro antes de volver al volcán de sensaciones que le provoca su novio, esperando pacientemente por una respuesta de su lindo conejito; aunque sabe que lo más probable sea un no, él espera que Jeongguk no sea tan malo y acepte su petición.

Jeongguk deja de sonreír y se lame los labios, pasa sus manos hasta el pecho del mayor, yéndose lentamente hacia delante hasta dejar su rostro frente al del mayor. Yoongi gime cerca de los labios del menor cuando éste se acomodó sobre él, dejando solo la punta de su polla adentro.

—No —es la respuesta que le da el menor, dejando un piquito sobre los finos labios de Yoongi.

Yoongi bufa, con intenciones de contradecir, pero pronto sus ojos se cierran y sus dientes se aprietan cuando Jeongguk comienza con movimientos circulares, lentos y deliciosos.

Oh, rayos, comenzamos de nuevo.

Jeongguk sonríe ante el rostro de su novio; con el ceño fruncido, mordiéndose el labio y soltando jadeos que chocan con su rostro.

—Mierda.

Yoongi no puede evitar maldecir cuando siente que Jeongguk combina sus movimientos circulares con movimientos de adelante hacia atrás, todo de manera muy, muy lenta. ¡Esto ya no era solo un castigo sino una completa tortura!

Jeongguk ríe bajito, escuchando las otras maldiciones que lanzan aquellos labios rosados. Le encanta de sobremanera cuando Yoongi dice malas palabras, eso lo calienta muchísimo más y solo lo provoca a que lo bese como si su vida dependiera de ello. Que, sin pensarlo mucho, Jeongguk toma desprevenido a Yoongi, besándolo y tomando su aliento.

Yoongi enseguida le sigue el beso, aceptándolo gustoso y tratando de tomar el control; aunque el menor no lo deja, tomando su rostro entre ambas manos e imponiendo su ritmo. Yoongi solo puede apretar con más fuerza sus puños hasta que sus mismas uñas se entierran en sus palmas, y esto solo lo hace para detener cualquier impulso de tocar a Jeongguk -porque sabía que se podría venir algo mucho peor que ese castigo si lo hiciera, como dos semanas sin sexo. Y por nada del mundo podría permitir que aquello pasara-.

Los chasquidos de los besos y la habitación caliente con aroma a sexo solo hacen que el mayor se desespere más por tocar a Jeongguk, ocasionando que de nuevo ruegue.

—En verdad necesito tocarte, bebé.

Las palabras salen entre el beso, pero aun así Jeongguk no le hace caso y sigue besándolo y gimiéndole en su boca. Los movimientos de su cadera no han cambiado, siguen en círculos y de adelante hacia tras, sin saltos.

Yoongi suelta desde su garganta un gemido de frustración, siguiendo el beso, porque es el único contacto al que está permitido a contribuir.

Pasados otros besos más, Jeongguk rompe el contacto y vuelve a su posición inicial, sentado en el regazo de su novio con su pene por completo dentro de él. Ambos gimen con el movimiento, ahora sabiendo que ya nada será lento a partir de ahora.

Para este punto, Yoongi ya está resignado a cumplir con su castigo de no tocar al menor hasta que ambos se corran; castigo que se le otorgó después de que la semana anterior -después de una fiesta- Jeongguk quiso tener sexo, pero el mayor -de lo borracho que estaba- no lo tocó en ningún momento y le dejó todo el trabajo a Jeongguk, siendo su peor orgasmo.

Un castigo más que merecido para Yoongi.

—¿Te gusta cómo salto, papi? —gime alto Jeongguk, con su lengua afuera y sus pupilas dilatadas.

—M-me encanta, bebé.

Y sí, que esto es un castigo para Yoongi, pero, vamos, que Jeongguk le encanta llamarlo "papi", porque sus fetiches pueden más con él que su deseo por venganza. Que, por cierto, uno de sus juegos preferidos es el ser el dominado en la cama, pero esto de tener que ser el que domina, le está comenzando a fascinar.

Pero volviendo a la noche de venganza y de sexo descontrolado.

Jeongguk rebota sobre su hyung, una y otra vez, gimiendo fuerte y disfrutando más de lo que debería. Pero Yoongi ya quiere que termine ese infierno, porque ver como su novio se toca a sí mismo, mientras lo monta, es algo que lo vuelve loco, y no de buena forma; Jeongguk frota sus manos sobre sus pectorales y juega con sus pezones y después bajan para tocar su abdomen, todo en una sensual danza.

Yoongi lo maldice entre dientes, es como si bailara al ritmo del chapoteo que resuena en la habitación. Suelta un suspiro pesado, sintiendo todo su cuerpo caliente y desesperado, quizá porque quiere aún tocar al menor, quizá porque su cuerpo ya quiere llegar al orgasmo.

Jeongguk no está mejor que él; sintiendo como su interior arde en fuego y como el pene de Yoongi roza de manera deliciosa su próstata. Mientras que el mayor siente que ya no puede más, con su pene entrando y saliendo de aquel agujero húmedo y caliente; además de sus testículos rojos e hinchados a punto de tensarse para liberarse.

—Papi~, papi~.

Ahora Jeongguk separa con ambas manos sus glúteos, dando sus últimos sentones antes de llegar a su orgasmo.

Hileras blancas y calientes caen en el pecho de Yoongi, al mismo tiempo que siente como el menor abraza con fuerza su miembro, provocando que también él explote en éxtasis.

Ambos sienten sus músculos tensarse y sus cuerpos temblar; sus testículos se aprietan y dejan salir su esencia. Jeongguk cae rendido sobre su hyung, jadeando y sintiendo como su cuerpo aún resiente su resiente orgasmo.

—¿Ya te puedo tocar? —sus palabras salen roncas y arrastradas.

Jeongguk no le contesta, solo toma las manos del mayor y la deja sobre su espalda para que lo acaricie. Yoongi sonríe cuando al fin toca a su bebé, acariciándolo desde sus hombros hasta sus pompis.

—Creo ha sido de mis mejores orgasmos, Yoonnie.

Murmura Jeongguk con cansancio, dejando pequeños besos sobre el pecho del mayor. Yoongi ríe sin ganas, dándole un pequeño apretón a ambas mejillas traseras de Jeongguk, antes de decir:

—Para mí no lo fue, creo fue uno de los peores.

Jeongguk ríe bajito, satisfecho con el resultado de su pequeña venganza. Yoongi da un suspiro cansado y le da al menor un pequeño beso a su cabellera castaña, antes de tirar su cabeza hacia atrás.

Pero antes de tan siquiera pensar en quedarse dormido, recuerda que debe retirarse el condón y botarlo a la basura.

—Bebé, necesito quitarme el condón.

Con pequeños gruñidos, Jeongguk se quita de encima del mayor, acostándose a un lado. Yoongi se levanta de la cama y camina al baño de la habitación, con pasos tambaleantes, porque lo quiera o no, el orgasmo que tuvo momentos antes realmente fue arrasador -pero él dice que fue malo solo porque no puedo tocar en ningún momento a Jeongguk-.

Cando llega al baño, prende la luz y lo primero que hace es mirarse al espejo, notando enseguida las marcas rojas que dejó el pequeño diablillo en su pecho. Suspira y se da la vuelta para tomar papel higiénico y sacarse el condón, pero vaya sorpresa que se lleva al notar que el condón está goteando.

Por un momento su respiración se corta y se le quita enseguida el sueño. Se quita el condón y lo bota a la basura, con las manos temblorosas sale del baño y prende la luz de la habitación, provocando que Jeongguk gruña en desaprobación. Pero gracias a la iluminación, Yoongi pudo observar como del trasero de Jeongguk -quien está costado boca abajo- resbalan gotas blancas. ¡Mierda!

—B-bebé... —Jeongguk no le hace caso, solo se remueve en la cama—. Jeongguk, esto es importante.

—Mañana —murmura contra la almohada, con todas las intenciones de dormir.

—¡Carajo, Jeongguk! ¡Se rompió el condón!

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