Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21

Zara Hills:

Llegué al apartamento y abrí la puerta con las manos temblando.

«No puede ser, no puede ser.»

Entre en la casa dando zancadas grandes, casi corriendo.

— ¿Qué tal te ha ido el día?—escuché como me preguntaba Alex, pero hice caso omiso.

Me puse a desordenar todo, a tirar cosas por el suelo.

Sabía que el de encontraría detrás mío, pero eso no me importaba.

« Necesito irme de aquí rápido»

— ¿Qué te pasa Zara?—me preguntó de nuevo, pero seguí ignorándolo.

Saqué mi mochila y mis cosas, me puse a meter con toda prisa mi ropa y cosas.

Noté como su mano tocó la mía, intenté rehusar su contacto.

—Dime que ocurre —sus ojos grisáceos me miraban con extrañeza y sin comprender —Estás extraña, te estás comportando como una loca.

— ¡Suéltame, no me toques! —mi voz era fría, pero ahora solo tenía algo pensando, irme de aquí en cuanto antes.

Acarició mi muñeca, y me percaté de que se veía mi piel, la miró con interés.

—Si necesitas ayuda, yo te la puedo ofrecer—sus ojos seguían fijos en los míos— ¿Se puede saber el motivo de que te cortes?

Intenté de nuevo zafarme de su agarre hacia mi muñeca pero no me soltaba.

—No es de tu incumbencia. No confío en ti, tienes reacciones extrañas —le solté de soslayo—. Desde un principio no he confiado en ti, agradezco tu ayuda. Pero creo que será mejor que me vaya de aquí.

Tiré cosas al suelo, estaba muy nerviosa.

Cuando tuve todo preparado, me incliné en modo de agradecimiento.

—Gracias por todo has sido una gran persona al ayudarme.

Vi un brillo en sus ojos, pasé al lado suyo.

Pero interpuso su brazo en la puerta.

— ¿De qué escapas? ¿De qué tienes miedo?

—Escapo del mismo demonio convertido en carne y hueso. Tengo miedo de que me encuentre, antes de que haga lo que es correcto que me vaya.

— ¿Quién es él? Estoy cansado de esto, no entiendo que después de todo lo que he hecho por ti, no confíes. —Su cercanía cada vez era más asfixiante—. Dime una cosa.

— ¿El qué?—pregunté alzando mi cena.

— ¿Qué es lo que escondes? Que es lo que te da tanto miedo, que no eres capaz de pedir ayuda.

Me reí, esta situación era roda extraña.

—No tengo que darte explicaciones. Apártate de la puerta—volví a decirle, me sacaba de quicio.

—Vamos no puedes ser así de esquiva. Eres bonita pero toda esta farsa, me está enojando —junté mis cejas— Di de una vez, que estás tomándome el pelo y nos comportaremos como si nada hubiera pasado entre nosotros.

« ¿Pero que me está diciendo? »

—No sé si eres normal, pero prefiero no saberlo. —me acarició la barbilla, su contacto cada vez era más molesto.

—Mira quien lo dice, la chica que llora por las noches cuando piensa que nadie la ve. —se sintió como una bofetada, el tono de voz que usó no fue nada agradable para mi gusto. Era como si estuviera probando mi autocontrol, hasta qué punto llegaba.

— ¡No tienes ningún derecho a hablarme de esa manera! ¡Te crees que las chicas están locas por ti! —Mi pecho subía y bajaba, pero no me iba a detener. — ¡No sabes por lo que he pasado para juzgarme de esa manera! Sé que tú también tienes secretos, sino no estarías con Liam. Eres peor que tu padre, yo ya te conocía de antes pero nunca pensé que llegarías hasta ese punto de humillarme de ese modo.

Salí por la puerta y, empujando su cuerpo.

Seguía allí de pie conmocionado.

— ¡Espera no te vayas, yo no quería hacerte sentir de esa manera! —Ya había cerrado la puerta detrás de mí.

«Demasiado tarde, ya me ofendiste»

Ya eran más que suficiente, no podía irme a ningún lugar así que no tuve más opción que llamar a Gerard con el número de teléfono que tenía.

Un tono, dos tonos hasta que cogió la llamada.

— ¿Diga, quién es?

—Soy yo Zara.

—Dime, ¿qué pasa? —me preguntó.

—Estoy en la calle, me he ido del apartamento en el que convivía con Alex, me necesito un lugar en el que quedarme. —estaba cansada de todo.

—No puedes estar a estas horas de la noche en la calle, cualquiera podría aprovecharse de que estás despistada.

—Se cuidarme sola, ¿Qué hago? No tengo a ningún lugar al que ir. —dije apesadumbrada.

—Vuelve al apartamento o donde sea que te encontrabas. Mañana iré a recogerte para que vuelvas a la mansión.

—No quiero volver a ese infierno —odiaba a mi padre.

—Si quieres llevar a cabo tu plan que creo que será insustancial, debes estar cerca de tu enemigo.

—Tienes razón, pero...

— ¿Pero qué? —me preguntó, apremiándome a qué siguiera hablando.

—Adam ha vuelto, me he visto en un coche hoy. Estaba tan cerca de mí, que tuve miedo de que pudiera matarme con su sola mirada.

—Zara, sea donde estés. Sal de allí, estas no son horas de estar en la calle. Seguro que te habrá estado vigilando sin tu darte cuenta, debes ser más precavida. Desde un principio deberías haberle denunciado.

« Lo dice como si fuera fácil »

—Tú sabes que no es así de fácil, me habrían tomado como una loca.

—Por favor, solo cuídate de...

Pero no logre escuchar lo que dijo después, ya que sentí el aliento de algo y de alguien taparme la boca.

— ¿Me habías echado de menos, amor? —Su sola voz me provocaba escalofríos—. Te voy a quitar la mano, pero atrévete a gritar y vete despidiéndote de tu vida. No sería la primera vez que mato a alguien.

Notaba algo puntiagudo en mi cuello. Seguro que sería la navaja que llevaba consigo a todas partes.

—Adam, sé que no lo harás. No quieres matarme —susurro con toda la calma posible que puede albergar mi voz.

—He hecho cosas peores, pero a ti te ofrecí parte de mi amor. Pero lo rechazaste, ahora deberás sufrir las consecuencias —me agarró del brazo con fuerza, no apartaba de mi cuello la navaja—. Camina, ¡He dicho que te muevas! —mi cuerpo se encontraba inmóvil, no podía moverme, mis piernas no respondían.

—Dime donde estuviste la noche pasada —me reclamó el con el enfado patente en su rostro.

—En la casa de una de mis amigas —respondí temblando un poco.

—Mentira. ¡Eres una mentirosa! Dime la verdad —se me acercó y con su mano me agarró con fuerza del cuello—. Responde estúpida, ¡He dicho que me respondas!

El aire me faltaba, sus ojos estaban dilatados, su sonrisa era cada vez más ancha.

Su mano ejercía una gran fuerza sobre mi garganta.

—Estaba en la casa de Dylan —dije como pude, mi cara estaba por explotar. Note que ejercía menos fuerza en mi cuello, pero igualmente el aire me faltaba.

— ¿Qué hiciste en su casa? —seguía mirándome km desprecio, pero su sonrisa parecía disfrutar de la situación.

—Jugamos a unos videojuegos y vimos unas cuantas películas —sólo quería morirme en ese instante.

«No quiero vivir, para que me maltraten de esta manera»

— ¿Seguro que solo hiciste eso? Porque si me mientes me daré cuenta de ello —asentí efusivamente.

Por fin me soltó.

Mis pies no aguantaban de la fuerza que ejerció en mi cuello, y me caí al suelo, acaparando aire en mis pulmones.

—Harás lo que yo te diga. No rechistarás, me obedecerás aunque sea lo último que hagas en tu vida, ¿entendido? —con sus dedos me atrapó la barbilla para que lo mirará directo a los ojos, sin despegar mi mirada de la suya—. Responde.

—Entendido.

Pero no cumplí con ello, ya que no podía vivir de esa manera.

Cada uno de esos recuerdos, me quitaban las ganas de vivir.

—Sigues estando jodidamente hermosa. Serás exclusivamente mía, nadie te tocará un pelo. —su aliento apestaba a alcohol, reaccioné y empecé a moverme.

Las lágrimas se deslizaron por mi rostro, ya que nadie vendría a salvarme de él. Nadie me echaría en falta.

«Todo está perdido»

Pero todo pasó tan rápido que no pude reaccionar al asombro que seguro que percibirían mis ojos.

— ¿Estás bien? —me preguntó Alex, brindándome una sonrisa que con mucho esfuerzo correspondí.

—Sí, gracias a ti. —me costaba admitir que me había salvado de una.

—Decidí ir tras de ti. —No hizo ningún movimiento de que se acercaría a mí, solo se quedó allí mirando el cuerpo inconsciente de Adam. —Creo que sería correcto que llamáramos a la policía.

Negué.

—Mejor no.

— ¿Por qué no? Ese psicópata ha estado a punto de hacerte daño —me miro sin comprender el porqué de esa decisión.

—Es Adam Sanders, es hijo de una familia con dinero y con buena reputación.

— ¿Y? —preguntó cruzándose de brazos.

—Y lo que pasaría es que tendrían repercusiones con la prensa y la justicia. Conozco a su familia y harán todo lo que haya en sus manos para salirse con la suya, y que su único hijo estrella no tenga un futuro manchado.

— ¿Así que me estás diciendo, que dejé que esté libre? —asentí—. ¿¡Pero tú te has escuchado!?

— ¿Qué hacen a estas horas en la calle? —me asusté, los pelos de me pusieron de punta.

«No quiero entrar en la cárcel, o por lo menos no todavía

Era la voz de un hombre, pero no me atrevía a girar mi cabeza en su dirección, ya que podría reconocerme a pesar de ser de noche.

Le hice un gesto para que nos pusiéramos a correr.

Cuando llegamos al ascensor, nos encontrábamos en un silencio incómodo.

—Creo que te debo una explicación. —dijo cortando el silencio en el ambiente.

—No creo que haga falta.

—Si la hace, te lo explicaré. Deseo disculparme.

Le mire, y esta vez no vi nada en ellos.

Solo pude apreciar sus preciosos, ojos grisáceos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro