El Diario de Zara Hills.

Día 1. Poesía (La mente)

Mi peor enemiga,

Esta dentro de mí,
es mi propia conciencia
la que me aleja de ti.
Soy prisionera,
de mis pensamientos.
Soy tejedora,
de mis remordimientos.
Mentiras,
solo digo.
Desgracias solo consigo.
Si pudiera,
volver al pasado.
Si pudiera,
dejarlo todo olvidado.
Pero no puedo,
cambiar mis acciones.
Pero si puedo,
retractar mis errores.
Tengo el orgullo,
por los suelos.
Pero mi futuro,
está en mis manos.

Nota 1: Querido diario, es raro para mí hablar con una hoja pero es lo más cercano a la confianza que puedo llegar a sentir.

Hoy ha sido un día desastroso, después de mi casi beso, en la cena todo estuvo silencioso. Nadie hablo, ni emitió ningún ruido fuera de lo común.

Ahora mismo estoy con uno de mis pijamas más cómodos, se basa en una camisa bien ancha de chico de color azul marino corta y unos pantalones chándal a juego, tengo el cabello atado en un moño desordenado y alto.

Mientras plasmo mis escritos en estas hojas en blanco, la luz de la lámpara ilumina la habitación, muevo frenéticamente el bolígrafo de un lado a otro entre dos de mis dedos. No confío en Álex, tiene algo que desconcierta, yo no soy la mejor persona para decirlo, pero hay algo de él que no me gusta, hay aspectos en su personalidad, que se parecen a los de él.

Me da un mal presagio, que los dos empiecen por la misma letra en la inicial de sus nombres. Sé que no soy perfecta, sé que tengo problemas. Pero ya probé una vez eso de dejar que me ayudaran, pero no sirvió de nada. Lo único que provocó es que me dejará peor aún de lo que ya estoy. Intento recordar, pero es como si tuviera un bloqueo en mi mente.

Los párpados me empiezan a pesar, cierro el diario y lo escondo entre los colchones de la cama, refugio mi cuerpo en el interior de las mantas como si fuera un envoltorio de plástico.

Apagó la luz de la lámpara, y me duermo.

Mi último pensamiento es de él.

Por mucho que quiera olvidar, no puedo, ya que el dolor está allí.