9
La compañera de Momo, aquella chica de cabello rosado y rizado, empezó a prepararme el café que había pedido.
—Momo no vendrá hasta más tarde, está haciendo unos recados, espero que puedas conformarte conmigo—sonrió.
—Claro, no es ningún problema.
Ella me dedicó otra sonrisa dándome la taza. Aquella mañana, no había muchos clientes más.
—¿Haréis algo especial hoy?—preguntó.
—¿Hoy?
Ella entreabrió los labios, como si se hubiera arrepentido de lo que había dicho.
—No te lo habrá dicho...—susurró—Aunque ahora que lo pienso, a mi tampoco me lo dijo. Lo descubrí por casualidad.
—¿El qué?—ladeé la cabeza confundida.
—Hoy es su cumpleaños.
Ante sus palabras, me sorprendí.
—¿De verdad?
—Así es.
—¿Por qué no me lo habrá contado?—pregunté con una mueca de tristeza.
—Es muy reservada con su vida personal, yo no me preocuparía por ello.
Tras pensarlo, después del trabajo decidí ir a su casa. Nunca había ido. Sin embargo, me sabía la dirección de la primera vez que la acompañé. Tenía buena memoria con las direcciones.
Entré al bloque de pisos y miré el buzón para saber que piso era. Al llegar, piqué y me abrió un chico. Debía ser Todoroki. Momo me habló sobre sus inusuales rasgos físicos.
—Hola.
Él me miró confundido, intentando averiguar quién era.
—Soy Kyouka, un placer.
Le tendí la mano y él, al oír mi nombre, sonrió abrazándome. Me sorprendí, pero le correspondí el abrazo.
—¡Un placer!—estrechó mi mano con entusiasmo—Momo me ha hablado de ti, pero ella no está en casa. Debe de seguir trabajando, aunque no creo que tarde en venir.
Le sonreí y asentí.
—Puedo venir más tarde.
—No hará falta, pasa y la esperas dentro.
Él me hizo un ademán para que pasara.
Momo me dijo que estaban en reformas, pero deduje que ya habrían terminado. Al final, había pasado ya un tiempo desde que me lo comentó.
—Gracias—sonreí—He venido porque es su cumpleaños, quería darle una sorpresa. Aunque ella no me dijo nada.
Él se sentó en un pequeño sofá e hice lo mismo. No era un piso muy grande, pero era acogedor.
—No le gusta celebrar su cumpleaños—confesó.
—¿Y eso por qué?
—Hace un tiempo murió su única familia. Ella se refería a ella como su tía, pero más que eso era como una madre, ya que sus padres fallecieron cuando era tan solo una niña.
—No lo sabía.
Le miré apenada al oír aquello. Ahora que lo pensaba, Momo me hablaba muy poco de su familia.
—No lo cuenta mucho, y aunque lo niegue está diferente desde que ocurrió. Además, se obsesionó con que la habían matado o algo así. Creo que aún no lo ha superado.
—¿Cómo dices?
—Oh, lo siento. No debería hablarte de esto. Seguro que Momo te lo contará en su momento—me sonrió.
Aquello, por algún motivo, me dio un mal presentimiento.
Antes de que pudiera decir nada, recibí un mensaje de Denki alértandome.
"Mira las noticias."
—¿Puedo encender la televisión?
—Claro, iré a preparar un poco de té.
Él me tendió el mando de la televisión a medida que se iba a lo que parecía la cocina. Yo encendí la televisión.
—¿Es verdad lo que están diciendo? ¿Murió una empleada? ¿La asesinaron?
Ante las palabras de la periodista se proyectó una fotografía de Nemuri.
Dios, como odiaba a los periodistas ¿Cómo se habían enterado?
—No puede ser.
Era Shoto. Había vuelto con el té, pero se había quedado mirando la televisión con un rostro alarmado y sorprendido.
—¿Qué ocurre?
—Es Nemuri—respondió señalando la fotografía de aquella mujer.
Le miré con sorpresa.
—¿La conoces?
—Sí, es de la mujer que te estaba hablando. Era como una madre para Momo ¿Entonces esos asesinatos están relacionados con Nemuri?
—¿Qué?
—¿Momo tenía razón? Me comentó que había ido a la empresa a encontrar la verdad, pero pensé que aquello que decía solo era un mecanismo de defensa contra el dolor de su muerte.
Mi mundo se derrumbó en cuestión de segundos.
Y todas las piezas que habían estado sueltas durante meses empezaron a juntarse.
Momo era la asesina.
Todo este tiempo, ella me había mentido.
Mi corazón se rompió en pedazos.
—Si me disculpas creo que iré a buscar a Momo, quédate aquí por si vuelve ¡Luego hablamos!
El cogió sus cosas y se marchó. Me quedé de piedra y apagué la televisión.
Mis rodillas temblaron y tuve ganas de vomitar.
Mi corazón iba a mil y mi mundo había empezado a dar vueltas.
Todo tenía lógica.
Apreté los puños. Sentía rabia y tristeza. Frustración e impotencia.
La puerta abriéndose me sorprendió. Tuve que contener mis ganas de gritar y de llorar.
—¿Kyouka?
Al verme, se vio alarmada, pero aun así me sonrió.
—¿Qué haces aquí?
Su voz dulce hizo que me retorciera, pero tuve que disimular.
—Feliz cumpleaños—murmuré.
—¿Cómo te has enterado? ¿Fue Mina, verdad?—preguntó—Siento habértelo ocultado, no me gusta celebrar mi cumpleaños, pero gracias por venir. Voy a hacer un poco de té y hablamos.
Ni siquiera pude articular palabra. Ella se fue a la cocina.
—Oh, si Shoto ya ha hecho té. Perfecto.
—Momo.
Tragué saliva y miré su silueta desde el salón. Ella cogió una bandeja con dos tazas.
—Dime.
—¿Tu eres la asesina, verdad?
La bandeja cayó al suelo y ambas tazas se rompieron.
A continuación, un silencio infernal inundó aquel apartamento.
Oí unos pasos y la vi.
—¿Estás bromeando?—rio un poco—Vamos, Kyouka. No hagas bromas de este estilo. Pensaba que ya habías dejado el caso ¿O no es así?
La miré fijamente. Mis piernas temblaban.
—Del susto que me has dado se me ha caído el té. Menudo desperdicio.
Su sonrisa me dio escalofríos.
—Se sincera por una vez desde que nos conocimos—dije mirándola con rudeza—¡Lo sé todo, se lo de Nemuri!
Ella se acercó a mí, y por primera vez, tuve miedo. Su mirada era aterradora.
—¿Ha sido Shoto, verdad?—desvió la mirada durante unos segundos—Con lo bien que estaba yendo todo...—suspiró—¡Mierda!
Al ver como retrocedía, ella rio, pero fue una sonrisa desesperada.
—Sí, he sido yo. Yo he matado a esos hombres ¿Contenta?
De pronto, su rostro se obscureció. Su sonrisa se borró y por unos instantes dejé de ver a aquella Momo que conocía.
Mis ojos no pudieron evitar cubrirse de lágrimas.
—¿Todo este tiempo me utilizaste? Desde el primer día que nos conocimos me has estado utilizando y mintiendo ¿Verdad?
Tenía un gran nudo en la garganta.
A penas podía hablar y mi corazón dolía.
Ella no respondió.
—¡Vamos, responde!—grité.
—¿Me creerás?
La miré con firmeza. No pude retener las lágrimas.
—Al principio quería información, pero todo lo que ocurrió después fue real. Estoy enamorada de ti, Kyouka. Créeme que hubiera sido más fácil para mí no estar así, mucho más fácil. No pensaba que fueras a descubrirme, pero claro...—apretó los puños—¡Tenías que seguir con el estúpido caso! ¿No?
Tragué saliva, con los ojos llenos de lágrimas.
—¡Tendrías que haber dejado el maldito caso, Kyouka!—su risa era cada vez más desesperada—¡Lo has estropeado todo!
Tras oírla di un par de pasos en su dirección. Respiré hondo. No podía tener miedo. Tenía que enfrentarme a ella.
Sin embargo, Momo sacó un cuchillo y me apuntó.
—No te acerques—me amenazó—No quiero hacerte daño.
—Es demasiado tarde para eso ¿No crees? Me has apuñalado por la espalda desde que nos conocimos.
Aún sentía aquel nudo en la garganta y las ganas de vomitar, pero aun así conseguí mantenerme firme.
—¡Cállate!—gritó.
—¿Qué harás, Momo?—pregunté de forma amarga mientras sentía mis mejillas húmedas—¿Vas a matarme para que no diga nada? ¡Vamos, adelante!
Ella no soltó el cuchillo, pero sus manos temblaban.
—Cállate, por favor...—su voz empezó a romperse—¡Necesito pensar!
Intenté acercarme a ella y la acorralé contra la encimera. Cogí sus manos y apunté el cuchillo justo en mi corazón.
—Hazlo, vamos—la miré fijamente.
Ella me miró aterrada y hizo fuerzas para alejar el cuchillo de mí.
Pude ver en sus ojos lo rota que estaba y que ella nunca quiso convertirse en una asesina.
—No puedo...—susurró con un hilo de voz.
—Momo, estoy destrozada, pero estoy dispuesta a escucharte. Por favor, deja el cuchillo. Hablemos.
Aquello que dije fue sincero. La quería y a pesar de todo el dolor que sentía, quería escucharla.
Ella agarró el cuchillo de nuevo.
—¡No te creo! ¿Por qué ibas a querer escucharme? ¡Te he hecho daño!
Sus ojos se habían llenado de lágrimas.
—Por favor, suelta eso.
—Ahora que me has descubierto, supongo que no tengo ninguna razón para quedarme—soltó de pronto, acompañado de una sonrisa llena de tristeza.
—¿Qué?
—Lo siento muchísimo, Kyouka. De verdad que quería que las cosas salieran bien.
Al ver su mirada y su expresión supe que iba a clavarse el cuchillo.
Apuntaba a su corazón.
—¡No lo hagas!—un grito desesperado recorrió cada rincón de mi cuerpo.
Intenté coger el cuchillo y deseé que no fuera demasiado tarde.
¡Hola! Tenía muchas ganas de publicar este capítulo jeje :) ¿Os ha gustado? <3
¿Opiniones de la situación?
¿Qué creéis que pasará?
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