INOCENTE

Harry Potter acabó de leer en voz alta la última carta de su hija. Habían encontrado a Lily muerta con tan solo nueve cartas hacía dos días. Reunir a toda la familia e informarles de la muerte de la pequeña, había sido difícil para los Potter. Y ahora, todos reunidos, hasta James, el que se enteró de que su hermana había muerto a través del periódico, estaban en la cocina, leyendo las cartas que había dejado Lily.

Harry y Ginny Potter lloraban desconsoladamente. Se sentían culpables por lo que había pasado con la pelirroja, al fin y al cabo era su hija, representaba que tenían que protegerla. Agarrados de las manos, pedían perdón. Recordaban los buenos momentos junto a ella, sus primeros pasos, sus primeras palabras, Como reían de sus bromas, como con un simple gesto les podía alegrar el día. Y ahora, nada de eso importaba, porque ella ya no estaba allí con ellos. Su pequeña, esa que tanto querían, había partido como un pájaro, volando hacia el cielo azul. Había tenido que madurar demasiado rápido, y eso la había destrozado. ¿Cómo no podían haberse dado cuenta de como estaba sufriendo su hija? Nunca, nunca, se perdonarían por ello.

Rox y Hugo no podían creer que habían dejado que su amiga luchara sola contra todo lo que le estaba pasando. Rox acarició sus cicatrices, mientras deseaba volver al día donde rompieron su amistad. ¿Por qué no era ella la que descansaba en ese ataúd? ¿Por qué le había tocado a la pelirroja? ¿Por qué la vida era tan injusta? El chico, miraba el suelo, evitando las lágrimas ha toda costa. Sentía el viento en su sien izquierda, y quería gritar, y llorar, quería dormir, quería que ella volviera, pero, simplemente, eso no era posible. Hugo tenía un cigarrillo entre los dedos, odiándose por ello.

Dom y Lucy no tenían ninguna expresión en el rostro. Por primera vez en su vida, se sintieron inseguras y observadas.¿ Por qué eran tan egoístas? Por su culpa, y solo por su culpa, su prima había muerto. Y todo, era culpa suya, y de nadie más.

Rose y Scorpius lloraban abrazados. Le habían dicho cosas horribles a Lily en el momento que menos lo necesitaba. La habían juzgado y habían esparcido rumores falsos de ella hasta el punto de llevarla al suicidio. No eran personas, eran monstruos.

Sus tíos y tías sentían que el mundo se les había hundido. Lily siempre sonreía, nunca se la veía triste. ¿Qué había estado pasando en su interior? Se sentían decepcionados de sus hijos e hijas. La pelirroja era una luz que iluminaba sus vidas, ¿queéharían ahora sin ella? Nadie lo sabía, y se sentían confundidos. Tenían miedo.

Lorcan estaba en la cárcel por posible violencia de género. Lo estaban investigando y el juicio sería en unos meses. Sorprendentemente, quien lo había denunciado había sido su propio hermano gemelo, Lysander, quien, enfrontándose a él, se había despreciado por no haber actuado antes.
Su madre lo había echado de casa, diciéndole que no volviera. Su padre no quería saber nada de él, lo odiaba.

Y James y Albus estaban en un rincón con los ojos rojos y el pelo alborotado. Lily era su pequeña hermana. Sentían como si todo fuera una pesadilla, como si de un momento a otro pudieran despertar y darse cuenta que todo estaba bien, que ella estaba allí para reírse de ellos. Se culpaban por no haber estado allí cuando Lily lo necesitaba. Se sentían unos pésimos hermanos por haber huido cuando Lily lloraba a escondidas. Albus no podía creer que hubiera sido tan idiota como para pensar que la pelirroja lo había traicionado de esa forma. Un enamoramiento no vale el amor de una hermana. Y James, él solo podía echarse en cara haberla llamado infantil, cuando era mucho más madura que él. Y entonces se arrepintió, porque esa noche debería haberse quedado en casa, y no salir corriendo en busca de una nueva vida.

De repente, Albus se levantó de su sitio, caminó hasta el centro de la sala y con la voz rota, carraspeó, llamando la atención de todos.

―Familia, tengo que confesar que Lily era un poco pesada, siempre cantaba , y era muy sádica.

―Y egoísta, muy egoísta ―añadió James con una sonrisa triste en el rostro.

Albus asintió y no pudo reprimir una triste carcajada, que sonaba más a un sollozo.

―Pero, al fin y al cabo, era Lily. Nuestra Lily. La chica pelirroja que siempre nos hacía reír con sus chistes, la que nos cantaba canciones y nos aburría explicándonos sus raros sueños. Y nosotros, ¿cómo se lo hemos agradecido? Odiándola en los momentos en que más necesitaba un abrazo. Ignorándola y abandonándola. Somos las peores personas del mundo. Ella era tan buena y nosotros le hemos fallado. ¡Somos una decepción! ¿Cómo pudimos hacerle esto? Soy un idiota.

Albus no pudo continuar porque rompió a llorar. Se retiró instantáneamente, sintiendo como un su garganta se desgarraba con cada sollozo. Quería gritar y tirarse al suelo, quería sentir otra vez los brazos de su hermana envolviéndolo. James, al ver que su hermano no iba a seguir, dio un paso adelante.

―¿Os acordáis de esa vez que fuimos a un centro muggle, Lily tenía unos 7 años, y se perdió? Todos estuvimos buscándola durante horas. Miramos en las tienda de coches, nada, en las tiendas de juguetes, nada, en la joyería, en el restaurante, en la sala de juegos, y nada nada y nada. Estábamos muy preocupados por que le había podido pasar. Hasta que apareció con un cucurucho de helado gigante. No sabemos qué pasó, pero no nos importó, había vuelto. Y ahora, la hemos perdido otra vez, para siempre, pero la culpa es nuestra y ya nunca la encontraremos.

Todos los Weasley lloraban abrazados, y James y Albus se unieron a ellos. Habían ganado la guerra contra Voldemort, sí, pero ahora empezaban una guerra mucho peor, la de superar a Lily Luna Potter.

Los destinos de esas persones se marcaron por un evento. Sus vidas nunca volverían a ser las mismas. Por eso, unos años después...

Harry y Ginny murieron en accidente de coche, el mismo día que se cumplían cinco años de haber muerto su hija.

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James se mudó a Argentina para olvidarlo todo de nuevo. Un día, mientras hacía un voluntariado en un orfanato, se encontró con una niña idéntica a su hermana. Los ojos se le negaron en lágrimas y los recuerdos volvieron a su mente. No dudó ni un segundo en empezar los trámitea para adoptarla, ahora viven felices.

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Albus se casó con un hombre de negocios y tuvieron dos preciosas hijas: Lily Potter y Luna Potter. Sí, fue feliz, pero la ausencia de su hermana se notó siempre en su vida. Sus hijas no entienden qué le pasa a su padre, pero no preguntan.

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Rose y Scorpius rompieron un mes después del funeral de Lily, no pudieron soportar la presión. Rose trabajó como escritora y Scorpius acabó en la calle con todas sus cuentas bancarias arruinadas, nadie supo nada más de él, aunque muchos dicen que murió poco después de que su relación con la Granger terminara.

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Lucy abandonó a las arpías por respeto a Lily. Actualmente se dedica a dar clases de Quidditch en Hogwarts, siempre enseñando el respeto en el juego, sin trampas.

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Dominique cumplió su sueño y se fue a Rumanía con su tío Charlie. Allí se rapó el pelo y se cambió la identidad para superar su pasado. A día de hoy, aún se estremece cada vez que ve a una niña pelirroja.

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Roxanne se sintió tan culpable tras la muerte de su mejor amiga que empezó a dar conferencias sobre las enfermedades mentales, el acoso y, por supuesto, el suicido. Se casó con un buen hombre, quién la está ayudando a superarlo.

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Hugo empezó a ir al psicólogo y pudo controlar su ansiedad. Le costó un poco más superar la drogas, y nunca las superó del todo. Hoy en día a veces bebe mucho, pero a parte de eso es un padre ideal. Cada domingo va a visitar la tumba de Lily con sus hijos, explicándoles historias. Cuando ellos le preguntan la razón por la que fue tan importante Lily, él solo responde: "Ella era única, era una de esas personas que desprenden luz propia."

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Lorcan odió a su familia el resto de su vida. Nunca se arrepintió, porque él de verdad amó a Lily, pero, si alguna vez fuiste un abusador, siempre lo serás. Y aunque pasó una buena temporada a Azkaban, hoy en día está suelto. Lysander sigue intentando que su hermano pase más años en prisión, pero, como ya se sabe, la justicia es una mierda.

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Y así es como termina la historia de Lily, una chica que era inocente, y por ello, murió.