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Capítulo 21

Nueva York 16 de abril del año 2022

Taehyung abrió los ojos antes de que los guardias comenzaran su estruendoso recorrido para despertar a los presos. Todo su cuerpo estaba tensionado su cabeza iba a estallar, sabía que el plan estaba meticulosamente planeado, había visto a su madre el día anterior, se habían abrazado, besado y llorado, pensar que sería la última vez que podría sentir su calor, oír su voz; hizo que toda la experiencia fuera aún peor, antes de que la mujer se fuera, le dio un sobre le pidió que el día que ella muriera estuviera dónde estuviera, abriera el sobre y lo leyera.

Tae se llevó la mano al bolsillo del uniforme tenía curiosidad y miedo al mismo tiempo, pero respetaría los deseos de su madre. Un ruido en la entrada lo hizo reaccionar.

— ¿Estás listo?— Preguntó Hoseok mientras la pesada reja chirriaba al ser abierta, el sonido metálico hizo temblar al rubio, ¿Por qué tenía tanto miedo si en pocas horas sería libre? ¿Por qué su corazón no dejaba de doler si todo estaba cómo debía ser? Se rascó levemente el pecho, buscando alguna forma de ahogar todo aquello e ignorarlo.

— Lo estoy...— Tomó su bastón, que siempre dejaba colgado en un pequeño gancho en la pared, lo extendió y comenzó a caminar al lado de su tío.

— Tae, cuídate mucho... de todos y de todo

— Lo haré... ¿Puedes hacerme un favor?— Hoseok temía decir que sí, pero el chico confiaba en él lo suficiente como para pedirle algo así que lo haría—. Dos en realidad... cuida a Yeontan por mí, no dejes que le pase algo malo o juro que te mataré— Hoseok rio para ocultar el hecho de que sus ojos estaban llenos de lágrimas.

— ¿Y lo segundo?

— Cuida a Jungkook por mi... cuando me vaya no habrá razón para que sigas aquí, sólo te pido que vayas a dónde sea que él vaya— No pudo seguir pensando en eso, sabía que su Jungkook podría cuidarse de cualquier cosa, pero pensar que de alguna forma parte de él aún estaría vigilándolo aflojaba el peso que tenía acumulado.

— Lo cuidaré igual que lo hice contigo...

— Hoseok... dile lo que tengas que decirle si aún sigue pensando en seguirme...— Sintió una suave caricia.

— Lo haré... pero porque tú me lo pides.

— ¿De qué hablas?

— ¿No crees que Jungkook tenía derecho a elegir lo que él quisiera hacer?

— Iba a elegir mal y por las razones equivocadas

— ¿Y tú como sabes que es lo que está bien y lo que no?

— Abandonar un hijo no está bien, no se hace y punto. Si yo no existiera, él jamás habría tenido que elegir entre estas dos opciones, sólo se lo facilité...

— ¿Y qué hay de ti?

— ¿Yo qué?

— ¿Lo amas?

— ¿Y qué si lo hago?— Hoseok no siguió insistiendo, estaba claro que por más años que pasaran, Taehyung iba a elegir siempre la felicidad de los demás por encima de la suya, sucedió con Kai, con Hana y ahora con Jungkook. El rubio podría haber peleado por el amor de Kai, podría haberlo hecho entrar en razón y quizá nada de lo que sucedió habría pasado, pero se quedó en silencio porque a pesar de toda la mierda que Kai le había dicho al final, Tae seguía prefiriendo su felicidad a la suya propia. 

Le sucedió con Hana, permitir que su madre muriera porque así ella lo exigió, sin hacer nada, a pesar de que sabía que estaba totalmente en desacuerdo, era verdad que no había nada por hacer, pero no por eso debía sentarse en silencio y aceptarlo; sin embargo, era lo que Hana quería y así Tae lo respetaba. 

Finalmente, con Jungkook, Tae creía que el chico elegiría a su familia por sobre todas las cosas, y había sacrificado su felicidad, su corazón y su alma para que el pelinegro fuera feliz, o por lo menos para que eligiera una opción que se suponía lo haría feliz sin comprender que, en la mente de Jungkook, Tae también era su familia y que elegir a Kun implicaba perderla también.

Hoseok abrió la puerta de salida, tomó el brazo de su sobrino y sus rostros quedaron el uno frente al otro.

— En serio, cuídate mucho Tae, vive tu vida como tu quieras, no te dejes pisar nunca más... — Luego de eso guió a su sobrino hacia el camión, el que los llevaría era un amigo de Jackson el cual tenía experiencia en maniobras complicadas para aparentar un accidente grave sin realmente serlo, lo que sería de mucha ayuda para lo que estaba por venir. 

Contra la parte del fondo se podían ver apilados y cubiertos por sábanas blancas los cuerpos que serían sus reemplazos. La idea era sencilla, el conductor sería el único sobreviviente y sería el testigo que afirmaría que se trataba de ellos dos, para que no hubiera dudas, el amigo de Jin, haría las pruebas de ADN para confirmarlo.

Quince minutos después, la puerta se volvió a abrir, y Jimin entró, acomodándose junto a Tae. La puerta se cerró, marcando con fuerza ese momento en la mente de ambos, los nervios quemaban sus cuerpos.

Hoseok golpeó el camión para indicarle que podía arrancar y lo vio alejarse sabiendo como terminaría eso y sin saber si estaba listo para recibir esa llamada.

Caminó de regreso a la prisión, le pidieron que buscara a Jungkook ya que tenía visitas, no tardó mucho en hacerlo y dejó al pelinegro en la sala, dentro vio a un pequeño niño saltando y abrazando al hombre, vio a Jungkook llorar y apretarlo con fuerzas y aunque el ex abogado jugaba y hablaba con el pequeño, Hoseok logró comprender aquello que no le permitía sentirse del todo bien con la decisión tomada, cuando los ojos de Jungkook se cruzaron con los suyos, no vio nada, habían perdido todo el brillo, parecía un cascarón vacío igual que había sido Tae todos esos años, un zombie que sólo vivía para hacer lo que debía hacer.

El guardia se retiró, no podía dejar que esto terminara así, ambos cometían un error, su Tae no volvería a renunciar a su amor por el bien de otro. Haría algo, incluso si implicaba romper el favor que el rubio le había pedido.

Luego de salir de Migung el camión giró en sentido a Nueva Jersey, la cárcel hacia la que se debían dirigir quedaba a unas dos horas de viaje a las afueras de la ciudad, y el lugar del accidente sería una vez llegaran a una zona relativamente segura para no causar la muerte de nadie. 

Jimin y Tae estaban nerviosos, ansiosos, el reloj avanzaba incesante, aunque quisieran echarse hacia atrás, ya no podía hacerse. Ninguno de los dos supo cuando paso, pero se quedaron dormidos, tomados de las manos.

El conductor del camión frenó ante un semáforo rojo, la acción tan brusca despertó a ambos de forma violenta, el conductor los miró y les dijo que se prepararan porque no sería nada fácil, si bien estaban con un profesional, probablemente los golpes que iban a darse como consecuencia dolerían.

Cuando el semáforo se puso en verde el hombre aceleró, la aguja del velocímetro sobrepasó los cien, luego los ciento cincuenta y finalmente se detuvo en los doscientos kilómetros por hora, la inercia mantuvo a los dos muchachos pegados a sus asientos con los cinturones bien apretados, Jimin y Tae se tomaron de las manos si esto no salía bien, al menos morirían juntos y en sus términos.

El ruido de metal contra metal les llego una milésima de segundos antes que el golpe el camión comenzó a dar vueltas, la sensación molesta en el estómago, como aquellas que uno siente en una montaña rusa o en medio de las turbulencias en un avión, los invadió por completo y aunque intentaron gritar, sus gargantas estaban completamente cerradas por el miedo y la adrenalina. 

Luego de girar una vez más el camión se detuvo, el conductor que por increíble que pareciera, no se había hecho absolutamente nada, tomó un bidón de gasolina y mientras arrojaba el contenido, les dijo a ambos que debían irse antes que la gente fuera en su rescate y así lo hicieron, Jimin tomó con fuerza la mano de Tae, el rubio debía confiar plenamente en su amigo porque debían correr a campo traviesa, en un entorno irregular lleno de piedras y agujeros, sin detenerse por nada, eso incluía caerse o tropezarse. 

Para la suerte de ambos llegaron a su destino sin más, Jimin pudo ver a su novio a lo lejos y corrieron en dirección a él, entrando en el auto apresuradamente, el peliblanco no dudó un segundo y cuanto escuchó la puerta cerrarse, aceleró hacia su destino, un barco pesquero, este zarparía desde Ocean City en pocas horas y sería la mejor forma de salir de la ciudad sin ser detectados. 

El viaje les llevaría al menos cuatro horas, todavía debían parar en algún lado para cambiar su aspecto físico sabía que no los estarían buscando porque se suponía que estaban muertos, pero preferían pecar de precavidos a terminar en la cárcel nuevamente.

Durante el tedioso viaje en auto, Tae evitó pensar en todo lo que habían dejado atrás, en si su decisión era la correcta, o en cuanto extrañaba a todo el mundo. Encontró una mancha en la moqueta del auto y decidió clavar sus ojos en ella, pensar en ella, conocer cada parte de ella, no apartaría los ojos de la diminuta mancha a no ser que sea estrictamente necesario, y aunque sonaba a locura, apenas sintió cuando Yoongi detuvo el auto frente a una tienda de segunda mano, o cuando volvió y le dio la ropa para que se cambie, lo cual hizo sin perder de vista la dichosa mancha café oscuro de bordes irregulares. De lo único que fue consciente, fue de sacar la carta de su bolsillo y guardarla en el bolsillo de sus nuevos pantalones. 

Luego del cambio, y de arrojar sus uniformes y quemarlos, continuaron el viaje, Tae encontró otra mancha, esta vez en el vidrio, y se dedicó el resto del viaje, a verla, analizarla y sobre todo, no pensar en nada más.

Estacionaron a cuadras del muelle y caminaron sin decir nada, el hombre que los recibió habló con Yoongi y después de un intercambio subieron al barco. 

Ya no había manchas que lo distrajeran la sensación de adormecimiento que estas le habían proporcionado, ya no estaba allí, por primera vez desde el accidente comenzó a ser consciente de todo una vez más, el peso del dolor, el peso de no haber podido luchar por lo que él quería, el rubio le había dicho al pelinegro: ¿Tú pretendes dejarlo todo por una aventura de unos días? Esa era exactamente la pregunta que había estado intentando evadir y mientras sentía el temblor del motor recién encendido, comprendió que , que él hubiera dejado todo por Jungkook, sin importar que se hubieran conocido hacía un mes, comprendió que al igual que él, el pelinegro podría haber tenido la fuerza de dejar a su hijo y acompañarlo porque él había tenido la fuerza de dejar a su madre y seguir.

Taehyung dejó que las lágrimas cayeran libres por su rostro para ser secadas por el viento ¿Qué había hecho? El dolor lo doblo a la mitad y finalmente, luego de haber aguantado estoicamente tantas horas, cayó al suelo, ahora alejado de la prisión, podía ver las cosas más claras.

Unas manos comenzaron a sobar su espalda.

— Jimin, lo dejé irse... y duele, duele demasiado Jimin— Las manos no se detuvieron y siguieron acariciándolo—. Por una vez en la vida sentí que merecía ser amado, por primera vez pensé que podía seguir adelante y que no dolería porque él siempre estaría conmigo... Jimin ¿Qué he hecho? ¿Es muy egoísta pensar que lo quiero para mí? 

Taehyung se giró y enterró su rostro en el pecho de su amigo, "Lo amo... lo amo y por eso lo hice... lo amo... era lo correcto" Susurraba el rubio intentando acallar los gritos de su corazón que le decían que todo estaba mal. 

Las caricias no se detuvieron en ningún momento, la suave fricción de estas con la tela del saco calentaba su espalda, y lentamente lo tranquilizaron. Cuando el llanto pasó a ser simples hipéos y su mente se aclaró levemente, siguió:

— ¿Crees que algún día nos volveremos a ver? ¿Crees que me reconocerá?... Jimin di algo, no te quedes en silencio.— Susurró desesperado, el calor de Jimin lo rodeó, el muchacho lo estaba abrazando con fuerza y eso comenzó reconfortarle, se sentía como algo familiar, cálido, cómo si ése fuera su lugar en el mundo. 

Volvió a hundirse en su pecho, algo no estaba cómo debía estar, inspiró profundamente y volvió a romper en llanto, el olor de lavanda inundó su ser, su alma se llenó de éxtasis y su corazón explotó, aunque su cerebro no podía explicar por qué, toda la angustia y la desesperación, habían desaparecido en un abrir y cerrar de ojos. Sintió cómo el contrario se acercaba a su oído, cómo abría sus labios y finalmente le respondió.

— Yo también te amo Taehyung...— Esa no era la voz de Jimin, oficialmente llevaba catorce días sin ver a Jungkook y ya estaba alucinando con su voz. Su oído cosquilleó cuando el contrario volvió a hablar—. Y creo que tú también me amas a mí... 

Taehyung levanto sus manos desde el pecho del contrario, pasando por su cuello y depositándolas en la cara del hombre, esto hizo que la risa más hermosa que había escuchado en su vida, saliera de esos labios

— No eres tan creativo para alucinar conmigo Tata...— Y antes que su cerebro procese esas palabras los labios de Jungkook chocaron contra los suyos, sus bocas se movieron al unísono, sus lenguas se encontraron sedientas de sentirse mutuamente, las manos del ex abogado recorrieron el cuerpo entero del rubio buscando profundizar el beso desesperado. 

Sin importar cuanto tiempo estuvieran lejos la electricidad que sentían al besarse y tocarse no había hecho más que aumentar, el pelinegro tiró suavemente del cabello del rubio, dejando acceso a su cuello al cual no dudó en comenzar a marcar

— No...— Una mordida— Vas... — Comenzó a chupar con fuerza— a deshacerte— Otra mordida—, de mí— Terminó Jungkook haciendo la cuarta marca en su cuello. Y Taehyung por fin se deshizo del shock que lo había paralizado, alejó su mano y lo abofeteó. Jungkook tuvo que morderse los labios, pero al final explotó en risas y abrazó a Tae.

— ¿De qué mierda te ríes? ¿Qué mierda haces aquí? ¿Por qué carajos estás tan feliz?

— Mmm, ¿Desde cuando eres tan sucio para hablar?— Jungkook volvió a besarlo, pero esta vez con más calma tomándose su tiempo para saborear y reconocer cada parte de la boca de Tae. Rompió el contacto y se acomodó con cuidado a su lado—. Sé que tienes dudas y muchas, pero antes de responder cualquiera me gustaría que recibieras a alguien que te ha extrañado tanto como yo— Jungkook se llevó dos dedos a la boca y silbó a través de ellos, el sonido de cuatro patitas contra el suelo de metal resonó por encima del ruido del motor, y en menos de un segundo, una lengua lamía toda la cara del rubio.

— ¡Yeontan!— Gritó abrazándolo con fuerza, el animal no se quejó y siguió lamiéndolo—. Pero ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?— El pelinegro se incorporó y extendió su brazo, tocando suavemente el hombro del chico este se tomó de la mano extendida, y sin decir nada y con Yeontan en su brazo libre, lo siguió a uno de los camarotes. Dejó que el perro caminara por sí solo en cuanto entraron, Jungkook cerró la puerta con cuidado y ambos se sentaron en la cama.

— ¿Qué haces aquí?— Susurró finalmente y aunque intentó resistirse, se recostó sobre él, no había sido consciente de cuánto su cuerpo había extrañado esa cercanía, ese calor, electricidad, que tanto lo acunaba todas las noches.

— Hoseok habló conmigo en cuanto te fuiste...

— Ese maldito mentiroso— Jungkook sonrió.

— Me alegro que lo haya hecho, o realmente me hubiera creído que no me amabas...— El recuerdo de la escena, se revivió con fuerzas en su memoria, mentiría si dijera que no estaba arrepentido, porque lo estaba.

— Pero ¿Y Kun?— No quería tocar el tema, realmente tenía miedo de recordarle lo que había dejado y que se fuera, no lo juzgaría si lo hiciera, pero dolería como mil demonios.

— No he renunciado a mi hijo todavía, creo que te apresuraste a analizar la situación y no viste otra solución... Jin y Namjoon lo cuidarán y sé que harán un buen trabajo porque lo hicieron conmigo. Cuando toda esta locura pase y la policía no esté al salto esperando pistas... les enviaré postales, cartas, y los mantendré informados. Sé que es peligroso que volvamos, pero ¿Y si vienen ellos a vernos? Sea en dónde sea, Kun vivirá en un lugar estable, con gente que lo ama, y de vez en cuando se encontrará con su padre el trotamundos y cuando tenga la edad de comprender todo, se lo diremos.

— Es la estupidez más grande que he escuchado, Kun te odiará cuando entienda que sucedió...

— Probablemente, pero me perdonará en algún momento... yo en cambio, jamás me perdonaría por dejarte ir, por no cumplir la promesa de cuidarte para siempre y no dejar que te dañen nunca más— Tomó con cuidado su mejilla y lo besó con cuidado—. Estuve a punto de perderme el barco, pero si yo venía no podía venir sólo, Yeontan te necesita igual que yo— Tae se agachó al sentir al peludo refregándose contra él, y lo levantó para que pudiera hacerse un bollito sobre su falda.

— Desde ya creo que no es lo correcto, no es ético— dijo finalmente el chico bajando la vista y acariciando al peludo perruno. La mano de Jungkook se posó en su barbilla y lo forzó a levantarla.

— ¿Le dirás a alguien?— Susurró el pelinegro, acercando sus labios a los del contrario, pero sin apoyarlos aún.

— No...

— Entonces me da exactamente igual que lo sea...— Volvió a besarlo, lo besó para que dejara de cuestionarse, lo besó para ahogar los pensamientos de inferioridad que seguían pululando en la mente de su... interrumpió el beso abruptamente. Dejando confundido al rubio que estaba empezando a disfrutarlo—. ¿Qué somos?

— ¿A qué te refieres?

— ¿Puedo considerarte mi novio? ¿O aún tengo que esperar a que nuestra relación se desarrolle a lo largo de los años para eso?— Tae volvió a acortar la distancia entre ambos para besarlo, y aunque al primer intento terminó por besar su nariz, la segunda vez encontró sus labios.

— No quiero ser tu novio...— Jungkook cruzó su entrecejo, y a pesar de que Tae no podía verlo, lo sintió al pasar su dedo índice sobre sus cejas—. No quiero ser tu novio porque no creo que una palabra tan básica y vacía nos defina... yo quiero ser tu todo... quiero ser tu estrella, quiero ser tu luz, quiero ser tu felicidad... — Por más que lo intentó, no llegó a decir todo lo que tenía en su cabeza porque los labios de Jungkook volvían a apoderarse de su boca. No supo cuánto tiempo se besaron, en algún punto del viaje, Tae se dio por vencido de intentar convencer a Jungkook de volver a su casa su conciencia estaba limpia, lo había intentado todo, para ser sinceros, no quería que el pelinegro cambiara de parecer.

La puerta resonó con fuerza ante los golpes de alguien, ambos respondieron al unísono que podía pasar, resultó ser Jimin y Yoongi, ambos habían visto desde lejos a Jungkook interactuando con Tae y habían decidido no intervenir, pero cuando Jimin escuchó los gritos y risas, había temido que su encuentro hubiera escalado en algo más sexual y por nada del mundo iba a permitir que la primera vez de su mejor amigo con su alma gemela, fuera en un maldito barco pesquero con olor putrefacto. 

Se sentaron en el suelo, mirando a ambos desde allí.

— ¿Qué creen que pase de ahora en adelante?— Dijo Tae sin dirigirse a nadie en particular.

— Me da igual, en tanto estés conmigo, seré feliz...— Respondió Jungkook dándole otro beso, esta vez sacándole un leve sonrojo a Tae.

— Hey, aleja tus peligrosos labios del cuerpo de mi amigo— Bufó Jimin.

— No voy a comerme a tu amigo... aún— El rubio lo golpeó con fuerza.

— Jimin es algo tarde para preocuparte por mi inocencia, ¿No crees?— No lo dijo en forma de queja, más bien fue en tono de broma, aunque muy en el fondo era su manera de darle a entender a Jungkook que hacía mucho la había perdido, sabía que conocía partes de su historia, lo suficiente para respetar su intimidad y no tocarlo sin preguntar primero, pero había evitado contarle todos los detalles de lo que había sufrido, más por vergüenza que por otra cosa.

— Inocente o no, eres el hombre más hermoso que he conocido...— Los cuatro rieron y el ambiente se volvió más ameno.

Sin saber que les depararía el futuro, o que deberían enfrentarse, estaba claro que los cinco, encontrarían la forma de hacerlo juntos. 

Hola, se que es un final abierto, pero no se preocupen, aún falta el epilogo y los extras, no quiero terminar la historia con un Tae y un Jungkook sólo dándose besitos. Pero no sentí que otra escena fuera a encajar aquí. Les doy las gracias a los que se han ido sumando, gracias por comentar y estar siempre ahí. 

Aún no estoy segura de hacer una parte dos, se que probablemente quedan dudas con lo que pasó con Isabella y Lisa, porque la idea era retomarlo en una segunda parte. En cualquier caso, les estaré avisando. 

Gracias por todo :D

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