Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19

Nueva York 1 de abril del año 2022

Otro mes comenzaba, tanto Jimin como Jungkook ya casi se adaptaban a la nueva rutina. Durante el mes anterior, tanto Jin como Nam habían intentado obtener una fianza para que ambos esperaran el juicio desde su domicilio, pero no la obtuvieron alegando que había muchas posibilidades de que escaparan, la buena noticia era que habían logrado por fin conseguir el permiso para que Tae aprendiera a manejarse en su nueva realidad, el profesor iba todos los días, ni Jimin ni Jungkook abandonaron a Tae, lo alentaron a superarse todos los días.

Pero durante las noches, mientras Tae se acobijaba entre los brazos de Jungkook, mientras el rubio descansaba completamente a salvo de todo mal. Jimin sufría. En tanto hubiera sol, su cerebro podía ignorar la soledad, en tanto hubiera sol podía pensar en otras cosas.

Jimin llevó su cobija hasta su cabeza y se hizo una pequeña bolita, todo a su alrededor le parecía especialmente frio, sin vida, más allá de su cama podía escuchar los pequeños sonidos de succión que hacía Jungkook al besar al rubio. No, Jimin no estaba celoso, Jimin estaba ahogado en su tristeza, extrañaba ver a Yoongi, dormir con Yoongi, extrañaba sentir sus labios recorriendo el trayecto de su nuca hasta su trasero, extrañaba sentir el rastro húmedo de su lengua sobre su piel, pero más que todo eso, extrañaba sentir sus grandes brazos apretándolo contra su cuerpo, conteniéndolo para no quebrarse. 

Cada día lejos de él, era un día más en el que temía irse a dormir y romperse, cada día que pasaba temía que llegara el momento de no poder aguantar más.

No supo cuando había empezado a llorar, tampoco cuando el llanto escaló en fuerza. Lo que si supo fue el momento exacto en que Tae y Jungkook se levantaron de la cama y se acostaron con él, el rubio entre la pared y él, y el pelinegro del otro lado, Jimin quedó en el medio de ambos, el calor de sus cuerpos lo reconfortó, sintió como le quitaban las lágrimas con cuidado, para luego ser abrazado con fuerza.

— Jimin, duerme tranquilo, estamos aquí para ti...— Y el rubio depositó un suave beso en su mejilla. Finalmente, se quedaron dormidos.

El ruido ensordecedor de las rejas de metal siendo golpeadas los despertó, si algún día lograban salir de allí, no estaba seguro de si se acostumbraría a escuchar un despertador normal. Se limpiaron la cara muy rápidamente, Tae tomó su bastón y luego de ser esposados, comenzaron a seguir al guardia al comedor, ahora el rubio se manejaba con mayor soltura y seguridad, pero seguía prefiriendo tener algún leve contacto con Jungkook. Mientras desayunaban, Hoseok se acercó.

— Buen día— dijeron los tres al verlo, el hombre los saludó educadamente, debido más a la presencia de los demás guardias que por otra razón.

— Jungkook tienes una visita... —El pelinegro levantó una de sus cejas.

— ¿Ahora?

— Si, ahora, te escoltaré.— Jungkook dejó su comida a medio terminar, se levantó y luego depositar un beso en los labios de Tae, comenzó a seguir al guardia. En cuanto salieron del comedor, Hoseok habló—. Hana está aquí, quiere hablar con nosotros.— Jungkook tragó con cuidado, tenía miedo porque si estaba en lo cierto, ya sabía que era lo que debían hablar, y no estaba listo, no estaba para nada preparado.

Hoseok lo llevó hasta una pequeña sala de reunión, no era cómo la que solían usar con las visitas, era como las habitaciones para los abogados y sus clientes. Allí estaba la mujer, lucía mucho más cansada, triste y con más arrugas de la que la recordaba. Entraron, el guardia quitó las esposas de Jungkook y los dos se sentaron.

— Los mandé a llamar a los dos porque son las últimas personas en quienes confío para lo que sucederá...— Hana observa a Jungkook, mientras se preparaba mentalmente para lo siguiente. Luego miró a los ojos a su hermano—. Voy a morir Hoseok... —Sabía que no debía adornarlo con palabras bonitas, sabía que no debía extenderse, simple y al grano.

— ¿Qué?

— No me queda más que un mes de vida...

— ¿¡Estas muriendo y no dijiste nada!?

— Respira, cálmate. No era prioridad de nadie más que mía, pero esto no tiene cura hermano....

— No lo sabes... dime que es, buscaremos a los mejores médicos, o lo que necesites, verás que te salvarás...

— No... deja de hacer esto más difícil. Hoseok voy a morir y no se puede evitar. También sé que no estaré durante la revisión del caso de Tae. Tae se preguntará porque no vine a verlo más, o por qué no volví a hablarle...

— No...— Interrumpió enojado Jungkook. Tanto Hana como Hoseok lo miraron asombrados—. Se lo que quieres, no le diré a Taehyung que has muerto luego de que fallezcas. Me da igual que quieras, ten al menos la decencia de mirar a los ojos a tu hijo y despedirte.

— Tú sabes porque no puedo hacerlo...

— Hana, te tengo una noticia. Taehyung lo sabrá tarde o temprano, de ti depende si es por tu boca, la mía o la de Isabella, porque no planeo esconderle nada...

— Jungkook...— Pero Hana no encontró ningún motivo o excusa para justificarse, en su interior sólo tenía miedo de mirar a su hijo y pedirle perdón, porque pasaría a ser otro nombre más en la lista de gente que lo había abandonado—. Hoseok, ¿Puedes ir por Taehyung?

— Y Jimin... Hana es hora que todos los que estemos acá sepamos todo.— La espera fue incómoda, entre que Hoseok fue y volvió con los otros dos, ni Jungkook ni la mujer dijeron nada.

— Hola cariño

— ¿Mamá?— Susurró Tae mientras enrollaba el bastón y se acercaba con cuidado hacia la fuente del sonido, su madre lo recibió con los brazos abiertos y besó sus mejillas con amor. Luego de unos minutos, los recién llegados se sentaron y miraron a la mujer. Esta vez a Hana le resultó difícil empezar.

— Hace muchos años atrás, hice algo que no debí hacer Tae...— La mujer decidió enfocar su discurso a su hijo e intentar ignorar a los demás—. Estaba atravesando la peor etapa de mi vida. Pensé que la única solución era quitarme la vida... pero no lo hice... Kai impidió que lo hiciera— Tae se quedó completamente asombrado, no se esperaba que en la conversación apareciera su ex novio—. Voy a pedirte que en los siguientes minutos, no interrumpas, no hagas preguntas, hasta que termine de explicarlo todo.

— ¿Por qué?— Hana sonrió con dulzura.

— Eso es una pregunta cariño...— Tae se llevó una mano a la boca e hizo un gesto indicándole que estaba listo—. Hace diez años, moriste... no, dijimos sin preguntas Tae— dijo su madre al ver al muchacho quitar su mano de la boca y abrirla

»Moriste, te enterré e intenté seguir con mi vida, pero el dolor de no poder verte, escucharte, sentirte, cada día era peor, empecé a beber, y a consumir otras sustancias... fue allí cuando Kai me rescató, ambos habíamos perdido a alguien y no sabíamos cómo seguir. 

»Un día, luego de beber en tu honor, pensamos que quizá existía una forma de regresarte a la vida... terminamos aprendiendo magia negra, vudú y cosas aún peores, al final, encontré la forma de revivirte... pero debía entregar mi alma para que sucediera...— Hizo una pausa y miró desesperada a Jungkook, el chico sabía que físicamente no podía hablar de eso, por lo que tuvo que decirlo él:

— Hana hizo un trato y vendió su alma a un demonio, este le dio diez años de vida y dijo que volvería a reclamar lo que es suyo...— A partir de este punto, todos los que estaban en la habitación, conocían sobre el trato, por lo que la mujer era libre de hablar con ellos sin sentir un dolor espantoso por hacerlo.

— ¿Qué sucedió?— Preguntó el rubio intentando ignorar el hecho de que Jungkook había sido el que había dicho eso.

— Bueno, cariño estas vivo ¿Verdad?

— ¿Y cuándo vendrán a por tu alma?

— En un mes...

— ¿Y cómo vivirás sin alma?— Todos los presentes miraron a Taehyung, ninguno quería decirle lo que para todos era más que obvio—. ¿Mamá?

— Tae, la gente no puede vivir sin alma...— Dijo finalmente Jungkook tomando su mano suavemente.

— ¿Cómo lo sabes? ¿Lo intentaste Jungkook?

— No cariño, pero el alma es la energía que mueve al cuerpo. Sin ella, somos cascarones vacíos— Susurró el pelinegro.

— ¿Y si su cuerpo sigue vivo y le conseguimos un alma?

— Cuando el demonio reclame mi alma, lo hará con los sabuesos del inferno o hellhounds, cuando terminen, no quedará nada mí...— Y Tae explotó, ¿Cómo podía hacerle esto a él? ¿Cómo se atrevía a revivirlo o lo que mierda había hecho? ¿Cómo se le ocurría venderse por una cosa sin valor? Jungkook lo abrazó e intentó tranquilizarle. Tae se revolvió, intentando soltarse, pero el pelinegro lo sostenía con fuerzas.

— Tae, cariño escúchame... estaba desesperada

— Eres una egoísta, ¿Cómo se te ocurre jugar con esas cosas?

— Te había perdido para siempre y no estaba lista

— Pues yo no estaba listo para perder a Kai, ¿Y qué crees? Lo perdí y estoy bien, duele... pero estoy vivo.— El silencio se extendió por toda la habitación, y mientras más tiempo pasaba, más pesado se sentía. Tae dirigió la mirada a su madre—. Dime que sucedió... dime que sucedió el día que me reviviste...

— Cariño... lo siento

— ¿Por qué pides perdón? Mamá, sólo cuéntamelo

— El día que reviviste, fue el día que Kai murió— Tae comenzó a llorar, no quería escuchar más, no quería saber más, él había tenido razón todo el tiempo su propia existencia había matado al amor de su vida...

— Si me hubieras dejado muerto él no habría tenido que morir... ¿Por qué mierda elegiste salvar a alguien como yo? ¿Nunca pensaste que quizá es lo que siempre había querido? ¿Nunca te preguntaste que hubiera querido yo? Todos los días deseando morir y no tuviste la fuerza de dejarme muerto... mamá lo mataste... y me condenaste a mí también...— Y Taehyung no fue capaz de seguir, se escondió en el pecho de Jungkook y siguió llorando.

Hana hizo el amago de acercarse, pero el pelinegro le negó sutilmente señalando la puerta con la cabeza. Finalmente se fue escoltada por Hoseok, por lo que los tres se quedaron allí. 

Jimin apoyó su cabeza contra la espalda de Tae. Entre sollozos, el rubio se despegó ligeramente del cuerpo de Jungkook para que su voz se oyera clara.

— ¿Lo sabías?

— Si

— ¿Desde hace cuánto?

— Un día antes del arresto...

— ¿Por qué no lo dijiste? ¿Por qué no me lo contaste el día que nos hablaste de esto?— Jungkook acercó sus labios a los de Tae y le depositó un suave beso, sabía que el rubio estaría dolido, así que sería honesto.

— Creo que le correspondía a tu madre decirlo, te conté lo que pude en su momento... no me odies.— Tae se mordió el labio, estaba desolado, pero pensar en odiar a Jungkook le dolía más que pensar en su mentira. 

Lentamente se fue calmando y mientras más calmado estaba, más comenzaba a entender el punto de vista del pelinegro, era consciente que si el chico se lo hubiera dicho antes también se hubiera enojado por ocultárselo, el abogado había estado en una situación complicada y había optado por esperar a que su madre se lo contara.

Respiró en busca de aliviar su pecho, ninguno de ellos lo presionó ni lo apuró. Volvió a despegarse del cuerpo del chico, levantó la cabeza y en un ligero susurro le respondió.

— Lo siento... esperaste hasta que mi mamá y yo estuviéramos listos... pero creo que yo no lo estaba.— Jungkook sonrió y besó su frente.

— Tae tu mamá te perdonará, estoy seguro que ya lo hizo, vendrá antes de... y podrán hablar.— Tae sonrió mientras recibía y pequeño beso del rubio que lo abrazaba por la espalda, nunca se había sentido tan dolido, pero tan amado a la vez, y aun que su vida no había ido como hubiera querido, se alegraba por haber ido a la cárcel, o no habría hecho las paces con Jimin, o conocido a Jungkook.

— ¿Qué haremos ahora?— Susurró Jin, mientras arrullaba suavemente a Kun, el niño había llorado todo el día, pidiendo ver a Jungkook y a Lisa, había gritado, había pataleado, y al final se había dormido en los brazos del abogado. 

Yoongi y Nam lo miraban, habían pensado en todo, pero ciertamente estaban en un aprieto, el plan de Isabella y Lisa había sido ejecutado muy bien, no había pruebas de nada más que de ellos cometiendo el crimen.

— ¿Quizá podamos conseguir alguna cámara que indique que o Jungkook o Jimin estaban en otro lado?— Sugirió Yoongi

— Ya pasamos por eso, los mensajes entre ambos celulares sucedieron estando ellos cada uno en su propia casa...— Respondió Namjoon.

— ¿Encontrar al repartidor que entregó el veneno para que nos diga a quien lo recibió?— Volvió a intentarlo el peliblanco.

— Encontré el registro de quién hizo la entrega, pero la hoja está firmada con la firma de Jimin, es idéntica, no hay forma que el repartidor recuerde quien lo recibió y aunque lo haga, pesa más la firma de Jimin que lo que recuerde el hombre.

— ¿Qué hay de Jungkook? No hay pruebas de que se haya visto con Jimin jamás...

— Pero Jimin ha venido a casa, dos veces, suficiente para demostrar que podían comunicarse.— alegó Jin.

— Pero no lo hicieron

— Ya, Yoongi todos lo sabemos, pero las pruebas son incriminatorias y no podemos demostrar lo que realmente pasó... no encuentro cómo

— ¿Vamos a perder?— dijo enojado y asustado el pianista

— Haré lo imposible para que no pase

— Pero hay que encontrar un plan B...

— ¿De qué hablas?

— Jin, no creerás que yo dejaré que mi novio se pudra solo en ese inferno... si son condenados los sacaré de allí, me da igual si no es legal...

— Yoongi, no hay que apresurarnos, ganaremos el juicio...

— ¿Con qué? ¿Con tu belleza y tu poder? Tú lo dijiste, las pruebas que hay, no sirven de nada...— Nam se levantó de golpe, parecía algo entusiasmado, los dos hombres se quedaron mirándolo.

— Es verdad que las pruebas no son buenas para nosotros... ¿Por qué no buscar una forma de desacreditarlas? Cualquier error en la cadena de custodia podría hacer eso por nosotros, el caso se manejó de forma indebida al comienzo, quizá se cometió un error.— Los tres sonrieron, podía hacerse, podía ganarse.

Yoongi salió de la casa de los Kim, sin embargo, al subirse a su auto, no se dirigió a su casa. Había actuado esperanzador con los abogados, estuvo a punto de creer que en serio podían ganar. Pero él sabía que había una posibilidad, una enorme posibilidad, que al final de cuentas, perderian y no podrían hacer nada, si llegaba ese momento, él tenía que saber que hacer, él tenía que asegurarse que no perdería a su mochi, incluso si implicaba perder todo lo que había conseguido hasta ese momento.

Estacionó su auto en un suburbio muy alejado del centro, mientras caminaba, las estrellas y la luna lo iluminaban para que no se perdiera. La voz de Jimin le llegó desde un recuerdo lejano... "Tú elijes, la música o yo" le había dicho el rubio enojado, llevaban un par de meses saliendo, Jimin había tenido una crisis en el momento en que el peliblanco debía salir a tocar, y sí dejó al chico en su camerino, y se fue. 

Nadie jamás había sido más importante que la música para él y no iba a cambiar de opinión. Sin embargo, luego de la presentación, y cuando volvió al camerino, lo vio, Jimin tirado en el suelo, en medio de una incipiente oscuridad opresiva, se había cortado cada parte del cuerpo que había sido capaz, tenía una navaja en la mano, y miles de cortes por todos lados, no parecía estar consciente de lo mal que se veía, solo estaba allí, tirado lleno de cortes.

Cuando el rubio por fin lo vio, ambos se largaron a llorar. Jimin porque al ver los ojos de Yoongi, comprendió la tontería que había hecho y Yoongi porque por primera vez en su vida, había encontrado algo que le aterraba más que no volver a tocar música, y era encontrarse en una habitación con Jimin muerto, herido o completamente ido. 

El peliblanco entonces corrió a por un botiquín, los cortes no eran profundos ni sangraban demasiado, podía desinfectarlo. "Yoongi, no quiero morir... es sólo que no puedo evitar las ganas... quiero crystal, quiero drogarme, y por cada vez que pienso en eso, me corto" Yoongi había pasado alcohol a cada una de las heridas, y al final, se agachó para abrazarlo con fuerza "Jimin, prefiero que me corten las manos a verte así de nuevo" y el rubio se escondió en su pecho, sabiendo que Yoongi acababa de decirle lo mucho que lo amaba.

El peliblanco se detuvo frente a una casa, esta era igual a todas las demás, no sobresalía por ninguna razón, salvo que el chico sabía quién vivía allí. Golpeó con prisas, y cómo nadie le abrió, volvió a golpear. Las luces de la casa se encendieron, y minutos después Jackson abrió la puerta, sin siquiera mirar quien era quien lo molestaba a esas horas de la noche, simplemente le hizo una seña para que entrara.

— Necesito cuatro...

— ¿Estás loco? Yoongi, ¿Sabes lo difícil que es conseguir una, y me pides cuatro?

— Se que tienes gente que se dedica a esto...

— ¿Es algo seguro que los utilizarás? Es mucha planta Yoongi y no existen devoluciones.— El peliblanco se mordió el labio inferior, pero estaba seguro de que todo se iría a la mierda. Incluso aunque pudiera sacar a Jimin de la cárcel, iban a tener que hacerlo.

— ¿Cuánto?

— Unos tres millones por cada uno...— Yoongi se mordió con más fuerza, era demasiado, no podía permitírselo, tenía que regatearlo.

— Bájalo

— ¿Bajarlo? Yoongi no puedo bajar de eso...

— ¿Crees que no sé qué tú te llevas una comisión por cada venta?

— ¿Qué sucede? Jamás te había interesado mi negocio...

— ¡Estoy desesperado Jackson!

— Okey, baja la voz, mi mujer está arriba...

— Me lo debes...— Jackson lo miró

— Puedo bajarlo... seis por los cuatro... si entras en el negocio— Yoongi comenzó a hacer cuentas, si pedía ayuda a Namjoon y Jin podía hacerlo, pero debía convencerlos—. La oferta es sólo por hoy, ¿Si o no?

— ¡Si!— dijo con demasiada fuerza, logrando recibir un ceño cruzado por parte de Jackson.

— Te mandaré el papeleo... pero recuérdalo Yoongi, de aquí a treinta años deberás devolverme los cuatro...

Yoongi salió de allí, debía volver a casa de Namjoon y explicarles lo que estaba pasando, y su necesidad de que le pasaran tres millones de dólares.

¿Qué es lo que Yoongi acaba de comprar?

Quería agradecerles todo el apoyo por este fanfic, realmente les agradezco mucho, prometo seguir actualizando más seguido, haré mi mayor esfuerzo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro