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Capítulo 12

30 de diciembre del año 2011

Jimin corrió hacia el estudio. Se había ido, Taehyung se había ido ¿En qué momento? ¿Iván le había hecho algo? 

El estudio estaba vacío, había recorrido la casa de arriba a abajo, había empujado y tirado a los invitados, los cuales bailaban al ritmo de la música electrónica, eran como una masa homogénea en movimiento que impedía a Jimin identificar algo con sentido, pero su amigo no estaba, lo sabía.

Su celular comenzó a vibrar con fuerzas, no supo cómo pudo sentirlo, ya que se confundía con las vibraciones de los grandes parlantes. Cerró la puerta de la habitación para poder ahogar el ruido de la fiesta.

— ¿Diga?

— Taehyung está en camino a la casa de los Jeon, Kai llegará antes si le avisas ahora...— La llamada se cortó, el número provenía de una línea anónima, y la voz del otro lado sonaba distorsionada. ¿Podía creerle a un extraño? ¿Qué podía saber esta persona de su amigo? Después de todo, era el único que sabía que Tae estaba desaparecido.

Jimin marcó el número de Kai, no tenía idea si le creería o no, ni él mismo terminaba de creerse la historia, es decir, tampoco comprendía porque la persona que le llamó, no lo hacía por sí misma, ¿Es que su palabra valía más que la de este extraño?

— Kai... Es Tae, está borracho, drogado y creo que alguien le hizo algo, ya no está en la fiesta, creo que va hacia tu casa— No supo si fue la emoción de su voz, el hecho de que se quebrara, o porque su corazón estaba entendiendo que quizá ese día había sido demasiado para Tae, que lo había llevado demasiado lejos, tal y como el rubio le había dicho en más de una ocasión a lo largo del día.

— ¡Jimin!...— Ann, la pelirroja entró al estudio, parecía enloquecida—. Iván se llevó el arma, ha desaparecido... ¡Jimin! Creo que irá tras Tae.

Jimin dejó de oír a la muchacha si llegaba a perder a Tae ese día por la estúpida idea de invitar a su dealer a la maldita fiesta el mismo iba a colgarse hasta matarse, no se merecía seguir viviendo, si a su mejor amigo le pasaba algo.

"Mejor amigo". Le repitió su mente mientras tomaba su abrigo colgado... "mejor amigo". 

Jimin no era mejor amigo de nadie, no se merecía ese título, ¿Cuántas veces el rubio le había pedido que parara? ¿Cuántas veces le había rogado ir a un centro de rehabilitación? ¿Cuántas veces había llorado porque ni él ni Jimin podía dejar de drogarse? ¿Cuántas veces Taehyung le había expresado que ya no quería prostituirse por cinco gramos de cocaína? 

Sin importar qué, Jimin le había convencido de hacerlo una y otra vez, no lo había hecho a propósito, pero Taehyung era hermoso y él no, Taehyung atraía clientes caros, él no, Taehyung era codiciado por todos y todos estaban dispuestos a pagar lo que sea por marcar su piel y Jimin los dejó... los dejó lastimarlo y convenció a Tae que era por su bien, convenció a Tae que era la única forma de olvidar a Kai, la única forma de escaparse de la horrible realidad que no quería vivir, cómo tantas veces le había pedido. Pero esto no significaba que lo quisiera muerto, esto no significaba y que iba a permitir que lo mataran.

Salió de la casa corriendo tras el camino más probable que podría haber tomado su amigo, siendo consciente que probablemente sería el mismo que podría haber tomado Iván persiguiendo al chico. 

A la media cuadra aumentó la velocidad, no podía permitir llegar tarde si Iván lo mataba, dedicaría el resto de su vida a perseguirlo y acabarlo.

Su carrera lo llevó hasta un callejón, se mordió el labio inferior, ¿Habría Tae entrado por este? ¿Habría elegido Tae rodearlo por una de las calles aledañas? En tanto Jimin pensaba un hombre de traje chocó con él, ni siquiera se disculpó, siguió su camino como si el diablo lo persiguiera. 

Jimin siguió el recorrido del hombre de traje, todas las farolas de la calle estaban apagadas y lo único que podía ver era lo que la luz de la luna le permitía, el hombre de traje chocó contra algo al final de la calle y el silencio de la noche le permitió escucharlo:

— Te amo... Tata te amo, lo lamento...— Entonces el sonido de un arma explotó a lo largo de la calle. 

El grito de desesperación de alguien le siguió a esto, segundos después una persona completamente de negro pasó a su lado golpeándolo en el intento de esquivar lo que después sonó. 

Un segundo disparo, a juzgar por el quejido que Jimin escuchó, la persona no había logrado esquivarlo, pero no se detuvo y siguió en carrera. 

Los pies de Jimin comenzaron a responder, toda la situación había creado raíces en sus piernas que no le permitían escapar, pero el golpe de la persona de negro lo había devuelto en sí. Comenzó a correr calle abajo, encontrando a Taehyung lleno de sangre con una nueve milímetros en la mano y el cuerpo de Kai con un agujero en la frente sobre él. No lo dudo ni un segundo, se agachó tras su amigo y lo abrazó con fuerza, mientras Taehyung seguía llorando, llamó a la policía.

Nueva York, 10 de febrero del año 2022

Jungkook exhaló mientras dejaba que todo el peso de su cuerpo cayera contra el respaldo del asiento del auto, acababa de entrar al garaje de su ahora casa, había cargado toda la ropa que había podido junto a los juguetes de Kun y documentos importantes, como sus actas de nacimientos, pasaportes y demás papeleo. 

Seguía observando hacia el frente, casi como si esperara que la puerta se abriera por sí misma y las cosas se bajaran por sí mismas, era cerca de las diez de la mañana y el encuentro con Lisa sumado a la mudanza exprés, lo habían dejado agotado.

La puerta se abrió y tanto Nam como Jin entraron al lugar, mientras el primero abría la puerta trasera para empezar a bajar las cosas, el segundo abría la del piloto, quitando el cinturón de seguridad a Jungkook para simplemente abrazarlo, apoyó su cabeza de lado, permitiendo que su cabeza descansara contra su hombro, sabía que su respiración constante lograría tranquilizar al pequeño, siguió acariciando su cabello. 

Luego de unos minutos, Jungkook pudo moverse, Jin lo ayudó a bajar y los tres entraron a la casa, casi por inercia, el abogado tomó a Kun en sus brazos y por segunda vez esa semana, se largó a llorar, ocultando su rostro en el pequeño cuerpo de Kun, en medio de su hipeo constante, escuchó al pequeño decir:

—¿Mami?— Jungkook lo abrazó con más fuerza ¿Cómo le dices a un niño que mami no va a volver? ¿Cómo le dices a un ser tan inocente, que su madre no lo quiere? ¿Cómo puedes mirarlo a los ojos y romper su perfecto mundo de amor y paz? ¿Cómo se mira a la cara a un hijo y se le dice que las cosas no serán igual nunca más? 

Jungkook lloró por él, por Kun y por Lisa, lloró porque a pesar de todo, aunque nunca la había amado, existía en esta tierra un ser que todavía la amaba con locura, que todavía esperaba su beso de buenas noches, sus caricias matutinas, sus desayunos "saludables" (hotcakes con jarabe de maple o miel), un niño que no entendería porque a pesar de todo el amor que le había dado a su madre, ésta lo había abandonado, sin siquiera fingir que le importaba, sin siquiera luchar por tenerlo a su lado. 

Cuando Jungkook la había acusado de que ella lo único que pensaba era que Kun estorbara, jamás había pensado que Lisa realmente lo sentía así ¿Desde cuándo sucedía eso? Pensó que el que tenía un problema en la relación era él, pero al parecer su... ex esposa ocultaba muchas más cosas de las que imaginaba.

Jungkook bajó al niño, y este al ver a Tata en las manos de Nam, olvidó por completo a su angustiado padre y su desaparecida madre, y tomando el muñeco, salió en dirección a su habitación en busca de sus otros muñecos para poder jugar por fin.

— ¿Quieres un trago?— Dijo Jin señalando la pequeña bodega que tenían, el pelinegro era más de cervezas, pero ese día en ese momento, necesitaba ahogar la acidez de su garganta, refrescar el calor que incendiaba su pecho. 

Asintió, Nam bajó rápidamente, y tomó un vino tinto cosecha de los años cincuenta, a Jin le gustaba esa cosecha en particular, por lo pensó que era ideal para la ocasión.

Los tres se sentaron en la sala de estar, Kun había bajado con su mantita, varios peluches y un sinfín de otras cosas y se había puesto a jugar frente al televisor, los tres abogados lo miraban mientras Jin llenaba las copas con cuidado de no estropear nada.

—¿Qué sucedió?— Inquirió el rubio, asegurándose de que el televisor estuviera lo suficientemente fuerte para que el niño no escuchara.

—Lisa estaba en la casa...

— Jimin tenía razón entonces, ha estado aquí por lo menos desde anoche

— Tengo la sensación de que ni siquiera se fue –Nam y Jin lo miraron.

— Ya no sé qué creer, por lo menos nada de lo que venga de ella es verdad... está cambiada, se veía... diferente. No puedo explicarlo exactamente, le hablé del divorcio, le dije que pelearía por Kun... y me dijo que no gastaría energías en algo así, que "no nació fruto de nuestro amor"...—Jin sobó su espalda, para luego llevarse la copa a la boca y seguir bebiendo.

— Tienes que explicárselo— Los tres miraron al pequeño Kun, hablar de esas cosas nunca era fácil, aún podían recordar el día que un oficial de policía les anunciaba el fallecimiento de los padres de Jin, que, para ese entonces, legalmente también eran los de Jungkook, fue un duro golpe, pero del que salieron los tres con mucho esfuerzo.

— Lo haré esta noche, aún estoy procesándolo, estos días han sido una locura

— ¿Cómo está Taehyung?

— Vivo... herido, no recuperará la vista, y Reyes no volverá a hablar... ¿Creen que el problema soy yo? Las personas que entran en mi vida me abandonan o las lastiman o mueren, mi familia biológica, tus padres, Lisa, Taehyung, Reyes... ¿Debería simplemente irme?— Jin dejó la copa sobre la mesa, tomó la copa de Jungkook y repitió el mismo movimiento, para luego tirar de él para abrazarlo.

— No seas tonto, Jungkook no tienes ninguna maldición, la gente se va, la gente muere, la gente resulta lastimada, y no puedes culparte por eso. Porque incluso si fuera porque las personas quieren alejarse de ti, es decisión de ellas, no tuya. Si tu familia se fue, no es porque los echaste, es porque ellos quisieron dejarte, si Lisa se fue, es porque ella lo decidió, no porque tú le hayas hecho algo...

El discurso del mayor quedó interrumpido por un sonido que al comienzo les costó identificar, hasta que cayeron en la cuenta, al pelinegro le había llegado un email. Sacó su celular, y luego de leerlo sonrió.

— Al menos tengo algo para ti... llegaron las grabaciones de Migung y el archivo de todos los que visitaron a alguien durante la última semana, te reenviare el link de descarga.— Jungkook se levantó.

— Trae tu computadora, quizá entre los tres se haga más fácil mirar tantas horas de video.—El menor obedeció y en cuestión de minutos volvió con el aparato y el cargador en la mano, mientras bajaba las escaleras, sintió el pendrive saltando dentro de su bolsillo, no lo había olvidado, pero no podía revisar esto ahora, había cosas más importantes.

Se acomodaron los tres, pusieron la laptop en la mesa frente a ellos y Jungkook, luego de entrar al enlace y descargar los videos, descargó además la cara de los diez hombres que habían atacado a Taehyung para recordarlas y buscarlas durante las horas de video. Era relativamente sencillo, debían buscar coincidir el nombre que aparecía en la planilla de visitantes, con la persona que aparecía en la grabación, para unir el nombre a un rostro. 

Durante las primeras horas sólo se veía a sus esposas, hermanos, tíos, nadie extraño, fue hasta que avanzaron hasta el día miércoles seis de febrero que notaron algo extraño. Luego de la visita de Jungkook a Reyes, el líder del grupo recibe la visita de alguien, no podía verse su cara, se trataba de una figura negra, con un tapabocas negro y una gorra tipo pescador negra, ni si quiera podían suponer la altura. 

La persona se sentó frente a David (el preso), este no parecía reconocerlo, incluso lo miraba confundido, tomó el teléfono que tenía a su lado, y la persona de negro hizo lo mismo, no había audio de eso, pero lo que le dijo a David pareció afectarlo, porque incluso con la calidad de la cámara, se pudo notar como empalidecía, asentía con la cabeza, y se levantaba, dejando incluso el teléfono descolgado.

Los tres rápidamente fueron al pdf con los nombres de los visitantes: miércoles seis de febrero, 14:59 horas. La planilla estaba tachada solo podía verse una firma IW, que nada les aclaraba este misterio.

— ¿Creen que esta persona les dijo algo?

— Bueno, aun no analizamos las demás horas, pero David parecía muy asustado. 

Siguieron con el resto de las horas, esta extraña persona volvió a aparecer el sábado 9 de febrero, el día anterior temprano en la mañana y aunque no vio a David, si vio a uno de sus secuaces, increíblemente la persona encapuchada logró entregarle un destornillador. Luego de eso, visitó a un tercer cómplice al que le entregó una navaja, ¿Cómo era posible que la cárcel no pudiera ver estas cosas? 

Jungkook sonrió, cualquier plan que tuviera Lee de denunciarlo, tenía pruebas para realizar una contra denuncia, estaba a salvo. Lo único negativo de esto era que seguía como al principio.

— ¿Y si es alguien relacionado al caso de Taehyung? Quiero decir, de las personas que lo incriminaron... quizá comprendieron que harás cualquier cosa para liberarlo, y sintieron pánico y mandaron a matarlo...

— No. A matarlo no, si lo quisieran muerto ya lo estaría. Taehyung dijo que David le dijo "Sangre por sangre se paga" y "Tú te lo buscaste" no creo que buscaran matarlo, más bien era un mensaje. —Los tres se quedaron mirando la pantalla, las preguntas

- ¿Y si Tae ve el video? Se que la persona es irreconocible, pero quizá, no lo sé... —Los tres se quedaron sin ideas. Nam finalmente se levantó para hacer el almuerzo, Jin se sirvió otra copa, porque el vino una vez abierto, no podía volver a cerrarse, había que beberse todo. 

Jungkook levantó los pies del suelo, se recostó en el sillón apoyando su cabeza en el reposa brazos y sus pies sobre el regazo de Jin, dejando la computadora sobre su estómago, de esa forma podría ver el pendrive sin que nadie más lo viera. Conectó sus auriculares, el pendrive y le dio clic al video número dos.

Hana estaba en la misma posición que el video anterior, pero el sol no, parecía como si estuviera atardeciendo o amaneciendo, no tenía idea hacia dónde apuntaba la ventana. Volvía a tener el libro entre sus manos y un objeto nuevamente salía disparado, esta vez el abogado no se molestó en explicarlo. 

Isabella entró en la habitación, y como la vez anterior, Hana guardó el libro y se giró para mirar de frente a la chica, que se terminó sentando en la cama, de espaldas a la cámara.

— Hoy quiero ahondar en tus recuerdos, haremos una sesión de hipnosis, recuéstate por favor. —Isabella se recostó sobre la cama, Hana acomodó sus brazos en forma de X sobre su pecho como solían enterrar las momias los egipcios.

 Luego de eso, pasó sus dedos sobre los ojos de la chica, incitando a que los cerrara, comenzó a susurrar palabras en un idioma extraño, eran suaves, no sonaban amenazantes, todo lo contrario, las palabras comenzaron a arrullar tanto a Jungkook como a Isabella, las suaves caricias que Jin hacía sobre los pies al menor también ayudaron a que lentamente la muchacha en el pasado y el abogado en el presente, se dejaran llevar por el flujo de dichas palabras, llegando cada vez más relajados a un trance entre la conciencia y la inconciencia.

Un hombre tiraba del brazo de Jungkook, el chico se negaba a moverse, pero el hombre insistió con más fuerza aún, su cuerpo estaba rígido, como el hielo sabía que, si se relajaba, si se permitía respirar lo perdería y no podía, no quería, era imposible.

— Señor, necesito que se levante, debemos declarar la hora de muerte

— ¿Muerte?

— Señor Jeon... le pido por favor que se levante. —Jungkook se miró las manos, la sangre aun caliente caía por sus brazos, Jungkook comenzó a temblar, ¿De quién era la sangre? ¿Por qué le llamaban Jeon? Sintió unas fuertes manos rodearlo por la cintura desde atrás y levantarlo.

— Kai, ya está muerto, déjalo... —Jungkook miró al extraño frente a él, un muchacho rubio, más bajo de estatura que él, tenía ojeras púrpuras bajo sus ojos. ¿Le  había llamado Kai? Su mente debía estar confundiendo las cosas, su nombre no era Kai, él era Jungkook. Abrió la boca para decirlo, pero de ella en cambió salió otra cosa.

— Lo vi... una persona de negro, corrió por el callejón.

— Kai... encontrarán al culpable, pero no ahora, respira...

— Jimin no lo entiendes, esto es mi culpa... tengo en mis manos la sangre de Taehyung... ¿Es que no lo entiendes? La última vez que lo vi le dije maricón de mierda, le dije que su amor no valía la pena, le grité quera asqueroso, le grité que se alejara, le grité que todo era su culpa, y que por mí podría estar muerto... no quiero que esté muerto Jimin... no quiero que esté muerto... no quiero... —Jimin se acercó a Kai/Jungkook, el muchacho lloraba desconsolado, si tan sólo hubiera corrido más rápido, si tan sólo Jimin le hubiera llamado antes, si tan sólo hubiera peleado por mover su boda unas horas antes, si tan sólo hubiera llegado un segundo antes, estaba seguro que habría salvado al rubio... si tan solo no lo hubiera echado de su vida, si tan sólo no le hubiera dado la espalda. Kai siguió llorando...

Lentamente, la escena comenzó a desvanecerse, alejarse y fue reemplazada por una segunda, más corta, más borrosa, era cómo si parte de él se resistiera a mostrarle lo siguiente, pero Jungkook quería saber, Jungkook necesitaba ver lo que su alma cargaba.

— ¡No hay nada más por hacer... nada más por revisar, ya lo hemos visto todo!

— Kai, tranquilízate— Susurró Hana, pero Jungkook sentía como la ira, la desesperación y la adrenalina corrían por su sangre.

— No puedo Hana, maldita sea... tengo que arreglarlo, tengo que curarlo, tengo que traerlo de vuelta...

— Yo también perdí a alguien Kai, Taehyung era mi hijo, ¿Crees que no quiero encontrar una forma de salvarlo? ¿Crees que no estaría dispuesta a firmar lo que sea?...— Los ojos de Hana y de Kai se cruzaron a la vez firmar... Firmar... 

Casi como si los guiara algo más comenzaron a revolver entre la maraña de hojas, libros y pergaminos, estaban sentados con las piernas cruzadas, rodeados de un total desorden, se habían instalado en los almacenes de la biblioteca de la Iglesia, habían forzado la cerradura claro está porque allí escondían todos los libros prohibidos, habían ojeado desde las creencias paganas nórdicas, hasta algunos evangelios apócrifos, se habían embebido de todo tipo de creencias, pero sabían ambos que hacía unas horas habían leído algo que no parecía tener importancia hasta que Hana lo había dicho.

— ¡Aquí!

— Shhh, baja la voz... —Ambos acercaron sus cabezas para leer el pergamino amarillento, era la tesis de un sacerdote del siglo X que al parecer se dedicaba a probar diferentes rituales paganos, con el fin de desmentirlos, pero hubo uno en específico del que no había escrito nada, lo había mencionado, pero jamás demostró que no funcionaba. Kai apoyó el dedo sobre la oración y comenzó a leer:

DEMONIO DE LA ENCRUCIJADA: Ese es el demonio que hace pactos. Ofrece algo a quien lo invoca que puede ser salud, riqueza, empleo e incluso traer a alguien de vuelta a la vida. El pacto vale por 10 años y el precio es el alma de la persona... No dice nada de cómo realizarlo. -Un ruido en la parte de arriba del edificio les indicó que alguien venía. Hana apagó la vela con la que habían estado alumbrando, ya que no habían querido arriesgarse a llevar sus celulares. Corrieron hasta las escaleras, y en un sigilo absoluto y escondidos por la negrura de la noche, escaparon del edificio, con el pergamino en la mano, podrían analizarlo en busca de más pruebas que les explicara como invocar al demonio de la encrucijada... 

La visión del abogado comenzó a ser cada vez más borrosa, todo se volvió un torbellino irreconocible de jirones, trozos de recuerdos que flotaban libres en un mar tormentoso y entonces... Jungkook se incorporó con violencia, su corazón latía con fuerza, la computadora cayó a su lado, comenzó a hiperventilarse, Jin que no había parado de acariciarlo en todo ese tiempo se asuntó junto al chico, por suerte ya no estaba bebiendo o de lo contrario, el vino tinto habría caído en la hermosa alfombra blanca.

— ¡Jungkook! —Jin bajó los pies del chico al piso, tiró de su brazo para obligarlo a sentarse, y lo empujó hasta dejar su cabeza entra las rodillas—. Respira... tranquilo... exhala... inhala... —Susurraba mientras sobaba su espalda. 

El ataque fue cediendo y Jungkook logró tranquilizarse, al menos en parte. Miró la laptop, por suerte había sobrevivido al golpe, al igual que el pendrive, debía agradecer la suave alfombra de Jin.

— ¿Mejor? —el chico asintió, por lo que se incorporó hasta recuperar su posición nuevamente.

— Lo siento

— ¿Otra pesadilla? —Jungkook levantó sus ojos hasta cruzarse con los de su mayor ¿Qué le diría? ¿Era quizá hora de hablar sobre esto? ¿Cómo? Jungkook apenas estaba comprendiendo la implicancia de todo apenas estaba asimilando que alguna vez había amado a Taehyung, y que quizá todo lo que sentía en ese momento, eran reminiscencias* de su vida pasada, ¿Cuáles eran sus sentimientos y cuáles los de Kai? 

No. No podía hablar de esto con nadie... O ¿Quizá sí? Miró el video que ya se había terminado, la cara de Hana le devolvía la mirada, seguía sin entender por qué la mujer no le había explicado esto desde el comienzo, probablemente porque no le habría creído, o porque debía vivirlo en carne propia antes de poder saber lo demás.

— Nam ha terminado de cocinar, ¿Vienes? —Jungkook se levantó, y de la mano con Kun, se dirigieron al gran comedor.





*Jungkook se refiere a la teoría de la reminiscencia platónica, consiste en recordar lo que el alma sabía antes de caer al mundo sensible  y quedar encerrada en el  cuerpo. 

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