Capítulo 1
La noche oscura y cerrada impedía ver nada más allá de sus pies, por lo que con toda su fuerza de voluntad, Taehyung caminaba un paso a la vez, primero el pie izquierdo y luego el derecho, y así sucesivamente iba contando. Tomar alcohol no se le daba muy bien ¿Qué estaba pensado? Fue una idea estúpida. Por suerte, en un momento de lucidez, había optado por volver a casa caminando solo eran veinte minutos a pie, media hora en su estado actual.
Se detuvo frente al callejón, por lo general jamás se metería en una boca de lobo como aquella y menos en una noche dónde no podía ver nada, pero era fácil y rápido.
Taehyung dio un paso, pero su zapato izquierdo se atoró entre las rendijas de una alcantarilla, tironeó con fuerza, pero no cedía, comenzó a desesperarse, el ruido de algo metálico resonó por todo el callejón Tae no estaba seguro, pero habría jurado que durante unos segundos una sombra cruzó el tétrico pasillo oscuro como un rayo.
Su pie comenzó a hincharse, haciendo cada segundo más complicada la tarea de tirar e intentar zafarse.
Otro ruido.
Su cabeza giró noventa grados, esta vez el ruido venía de su derecha, pero no podía ver nada, la farola que debía alumbrarlo no lo hacía, estaba apagada.
Miró a su pie atrapado, finalmente desató sus cordones y dejó que la zapatilla cayera libre directo a las aguas que corrían bajo la calle, soltando así su pie del amarre que lo estrangulaba. Lo apoyó sobre el suelo frío y húmedo, algo viscoso se pegó a él, pero decidió no pensar demasiado o de lo contrario no podría llegar a su casa.
Su celular comenzó a sonar con fuerza, la melodía de la película "Tiburón" salía ruidosa por el parlante del aparato. Asustado por el sonido y algo mareado por el alcohol, cuando Tae sacó su teléfono de su bolsillo, éste se resbaló por culpa de sus manos sudorosas, y cayó por la alcantarilla. Aún podía oírlo a pesar del agua, momento perfecto para comprobar que realmente era a prueba de esta.
Otro ruido.
Esta vez Tae comenzó a alejarse, tenía un mal presentimiento en la boca del estómago, demasiadas coincidencias, su pie atorado, su celular cayendo, los sonidos terroríficos del callejón, todo apuntaba a que debía seguir el camino largo, seguro, y con luz, por lo menos debería haber luz al final de la cuadra y girando hacia la derecha. Apuró el paso, la sensibilidad en su pie desnudo era tal, que no solo podía sentir el frío suelo sino cada pequeña piedra, viscosidades y cosas que prefería no saber.
No podía ver el final de la calle, pero debía estar cerca ¿Verdad? Sólo debía girar en la esquina, pero al llegar a esta no había nada, la calle seguía tan oscura como lo estaba la anterior.
Giró en redondo, ya no estaba tan seguro de saber dónde estaba o hacia dónde se dirigía, y fue justamente esta acción lo que le permitió verlo. Una sombra negra, alta y fornida se acercaba corriendo endemoniadamente, se detuvo frente a él, sus ojos cruzaron con los suyos y antes de entender que estaba sucediendo, la persona vestida completamente de negro sacó una magnum y le disparó directo a la cabeza, el arma resbaló de las manos del sujeto encapuchado.
El cuerpo de Taehyung cayó sobre la calle de tierra, la sangre brotaba por la herida de bala, el hombre de negro manoseo el cadáver hasta que dio con el collar que llevaba puesto, tiró de él y salió corriendo. Menos de un segundo después, un muchacho de pelo largo, negro y vestido de gala, cayó de rodillas a su lado.
- ¡Tata! -gritó intentando hacerle RCP, pero su cerebro no dejaba de recordarle que la bala había atravesado su cabeza y que no podía reanimar lo que ya estaba muerto. Las lágrimas nublaron su visión, y siguió gritando su nombre como si eso de alguna forma pudiera traer a la vida a su mejor amigo, a su hermano, al único hombre que alguna vez había amado.
Sus manos se cubrieron de rojo, y al final apretó con tanta fuerza el pecho de Tae, que su esternón cedió y sus manos terminaron llenas de las vísceras del muchacho.
Sus gritos pronto atrajeron a la gente que caminaba por las calles adyacentes ¿Dónde demonios habían estado segundos antes? ¿Por qué nadie apareció para salvarlo?
Alguien llamó a una ambulancia y otro a la policía. Los siguientes eventos pasaron borrosos por la mente del muchacho, el sonido estridente de la ambulancia, ¿Policía? No podía distinguirlos, y tampoco le importaba.
En algún momento sintió como alguien tiraba de su brazo en un intento de hacer que se separara de Tae, pero el chico no se movió ni un milímetro, alguien le estaba hablando, pero aunque hablaban el mismo idioma era incapaz de entender una sola palabra.
— Jungkook... cielo, despierta... ¡cariño me haces daño!
El pelinegro abrió los ojos. Estaba sentado sobre su esposa con sus manos sobre su pecho, presionando con demasiada fuerza. Lisa lucía entre asustada y excitada.
Finalmente empujó hacia un lado y el chico dócilmente se dejó llevar.
— Es la tercera esta semana —Jungkook puso los ojos en blanco, pero también estaba preocupado, soñar todas las noches con alguien que no conoces, pero que tu corazón está completamente seguro de hacerlo, no era lo normal. Lo más frustrante de la situación era el no poder recordar nada al despertar, la sensación de pérdida, dolor, ira, era lo único que esa pesadilla le dejaba. Estaba seguro que su cerebro no quería que recordara nada de ese sueño.
— ¿Papá? —Un pequeño niño con el cabello rebelde, una mantita verde en sus manos y ojos hinchados, entró a la habitación. Lisa suspiró cansada, se dio vuelta y fingió que dormía lo que significaba que Jungkook debía encargarse de eso.
Bajó ambos pies y los apoyó sobre la mullida alfombra. Al levantarse, el suave fru fru de la tela de su bata resonó en el silencio de la noche, se agachó hasta que sus ojos alcanzaron los de su dulce Kun, quién se llevó su pequeño pulgar a la boca. Jungkook sabía que debía enseñar al niño a deshacerse de ese hábito, pero no esa noche, no tenía la fuerza ni las ganas.
Le sonrió con amor, lo estrechó entre sus brazos y finalmente se incorporó con el niño. Recorrió el pasillo a penas iluminado por la luz de la luna, entró a la habitación y acostó a Kun en la pequeña cama, arropándolo y agachándose para besar su frente. Cuando se dio vuelta, sintió la pequeña manita atrapar el cordón de la bata, no se giró simplemente quedó allí y antes de poder reaccionar de otra forma, Kun dijo muy bajito:
- Papi Tata... –Y antes de que Jungkook pudiera entender plenamente lo que el niño estaba diciendo, Kun ya había caído rendido en los brazos de Morfeo.
Papi Tata... Se dio vuelta 180 grados para mirar al niño, su pequeña manito apuntaba a un muñeco con la cabeza de corazón y pijama azul, sobre el mismo había caído unos cuantos libros de cuentos.
Exhalando con fuerza, se agachó, puso los libros en su lugar y al muñeco entre los bracitos de su niño.
Salió de la habitación y entrecerró la puerta con cuidado. Papi Tata... Esas dos palabras tan simples cada una por su lado, al juntarlas formaban un compuesto que no podía discernir, y sin embargo sin entrar en análisis, simplemente siguiendo su instinto, sabía que estaba bien, papi...
— Daddy...
Esta última palabra escapó de sus labios en forma de susurro, y en cuanto la pronunció, una corriente eléctrica recorrió su cuerpo, anudando un calor fogoso en su vientre, su entrepierna se puso dura.
Corrió el resto del camino abriendo la puerta de su habitación.
Sin pedir permiso subió a horcajadas sobre su esposa, tomó sus muñecas y las puso sobre su cabeza. Antes de dejarla hablar, la besó con desesperación, mordió sus labios buscando que abriera la boca para meter su lengua, y aunque Lisa lo hizo, el sabor a dentífrico de menta no era lo que esperaba encontrar. Chupó, saboreó y mordió, pero nada de lo que hacía conformaba por completo a su cuerpo.
Bajó siguiendo el contorno de su mandíbula y, aunque frente a él sus ojos veían a Lisa, su cuerpo pensaba en ese otro cuerpo ajeno, en esa mandíbula recta pronunciada, en ese pequeño espacio entre el cuello y la misma que tanto parecía excitarlo.
Un suave gemido salió de los labios de la mujer, pero no era el tono correcto, era fino y afeminado necesitaba oír el rasposo sonido que hacía la garganta de alguien más.
Sus manos fueron al cuello de Lisa, ya ni siquiera le estaba prestando atención. Apretó con suavidad la tráquea de la mujer buscando ahogar de alguna forma el chillido afeminado que salía de su boca, mientras lo hacía siguió bajando alojando el pezón ajeno en su boca mordiéndolo.
La carnosidad del sensible trozo de carne se amoldó a sus dientes, pero la sensación no era placentera, ¿Desde cuándo chumarle las tetas a su esposa no lo excitaba? Desde que su cabeza no dejaba de pensar en el duro y pequeño pezón rosado de...
Y aunque su mente consciente no lo había recordado hasta que había mordido el pezón ajeno, su inconsciente, su corazón, lo había tenido presente desde hacía mucho.
Aflojó el apriete alrededor del cuello de Lisa y bajó sus manos siguiendo la línea externa de su cuerpo hasta alojarlas en sus caderas.
Siguió el recorrido con su boca pasando el monte de venus, tirando con sus dientes los pequeños pelitos que salían de allí. Lisa arqueó la espalda buscando mayor contacto, sin embargo cuando la lengua de Jungkook llegó al sexo de su esposa, el sabor del mismo invadió su boca por completo era el sabor de siempre, algo salado quizá y olía bien, en otro momento habría matado por saborearlo, se habría corrido con solo sentir el clítoris temblar bajo sus dientes, pero no esa vez, su cabeza había descendido esperando encontrarse con otra cosa
Sus sentidos fueron asaltados por una esencia diferente, una mezcla de ylang ylang (jazmín y neroli) con lavanda y manzanilla, inundaron sus fosas nasales. Mordió todo lo que encontró a su paso, concentrándose en ese olor.
Los dedos largos y finos de su mujer, se enredaron en su cabellera azabache, apretándolo con fuerza contra su sexo, invitándolo a que siguiera con lo que estaba haciendo, pero Jungkook no quería, tenía en mente otra cosa.
Se levantó con violencia, abrió el cajón de la mesa de luz y sacó un preservativo de la caja, lo abrió con los dientes, sin importarle si lo rompía o no, apretó la punta del mismo y empujó el resto a lo largo de su pene. Cuando estuvo listo tomó las piernas de Lisa, las abrió con brusquedad y sin darle tiempo a acostumbrarse, se enterró con dureza.
El calor y la humedad rodearon su verga, llevó sus manos nuevamente a las caderas de la chica y comenzó un vaivén profundo, la fuerza del acto fue tal, que sus oídos se taparon y los gemidos de sus esposa ahora sonaban más gruesos.
— Si bebé... ahí... más... ahí me gusta daddy... —La simple mención de esto último llevó a Jungkook a un estado de locura. Soltó las caderas de su esposa y puso su cuerpo sobre el de ella. Lisa llevó sus manos a la musculosa espalda de su marido, clavando sus uñas lo más profundo que le permitían sus manos, la boca de Jungkook se apoderó del lóbulo de la oreja de la chica y lo mordió sin medir la fuerza, sin importarle si quiera.
— Di que me amas... dilo, ámame Tata —Gimoteó Jungkook mientras se corría dentro del preservativo.
— Te amo... —Respondió Lisa mientras cedía ante su orgasmo monumental.
Ambos se relajaron, y Jungkook calló sobre su costado, para no dejar todo el peso de su cuerpo sobre la mujer. Se quitó el preservativo, y con cuidado de no derramar el contenido, le hizo un pequeño nudo arrojándolo al cesto de basura.
Más relajado, sus párpados cayeron suavemente y la oscuridad lo arrulló hasta dormirlo.
Lisa miró a su marido... Tata... ¿Había oído mal? Imposible, estaba segura que la había llamado Tata, ¿Es que acaso Jungkook la engañaba? ¿Es que acaso su cuerpo ya no excitaba a su marido? ¿En qué había fallado? ¿Cómo esposa? ¿Cómo madre? ¿Qué mierda había hecho mal para que Jungkook la llamara con el nombre de alguien más?
Se dio vuelta, apoyando su espalda con la del hombre que dormía tranquilo. Esto no iba a quedarse así, si averiguaba que clase de zorra se follaba a su marido, ella misma se aseguraría de hacerla arrepentirse, aunque tuviera que violarla con sus propias manos. Nadie se metía con lo que le pertenecía.
El ruido ensordecedor de la aspiradora despertó a Jungkook, quién giró su cabeza, mirando el despertador, el cual indicaba que eran las 5:59. Puso los ojos en blanco, pero finalmente se incorporó.
Ese día era especial por lo que, a pesar de enojarse con Lisa por hacerlo madrugar también agradeció que lo levantar a esa hora le daría tiempo de besar a su hijo, desayunar tranquilo y salir hacia el trabajo, no podía fallar absolutamente nada.
Luego de hacer sonar los huesos de su espalda y estirarse lo máximo que podía, abrió el armario en busca de su traje de buena suerte, no la necesitaba era excelente en lo que hacía, pero era una cávala que debía respetar a rajatabla.
Salió de la habitación a lo lejos Lisa guardaba la aspiradora en su lugar, aún llevaba puesta su bata lo que sorprendió a Jungkook, no era normal que su esposa no estuviera vestida y con el desayuno hecho a esa hora, pero no era quién para criticarla él era completamente capaz de desayunar sólo o de abusar de la barra de desayunos de la empresa.
Luego de besar a su hijo, el cual balbuceó algo sobre una pelota por fin se cruzó a su esposa, la cual ya estaba sentada en su oficina para empezar el día. No lo miró cuando pasó hacia la cocina tampoco le dio los buenos días o le deseó suerte. ¿Había dicho algo la noche anterior? ¿Había sido demasiado duro con ella?
Jungkoook agarró algo de efectivo de la cajita de la parte de arriba de la heladera, no iba a arruinarle el día si quería estar enojada, adelante, luego le diría la razón discutirían un poco y volverían a arreglarlo en la cama, como si no se supiera los pasos de costumbre.
Se puso las medias y sus zapatos estilo bostoniano negro, salió fuera y subió a su Aston Martin.
La vida de Jungkook se podría considerar un lujo, luego de sufrir un "incidente" a los 16 años y estar en coma durante un mes entero, supo que debía ponerle un punto y aparte a sus actividades delictivas, todos estaban asombrados del cambio, era como si una nueva persona hubiera nacido ese día. Dejó las malas juntas, mejoró sus notas lo suficiente para poder acceder a una beca para la universidad, estudió abogacía y se recibió con honores, Cum Laude.
Jungkook detuvo su coche frente al semáforo, unos universitarios borrachos pasaron a su lado, lo que le trajo recuerdos no tan gratos de sus años de estudios.
Fue durante sus años universitarios que conoció a Lisa, la cual estudiaba Literatura y Letras.
Nada fue color de rosas, nada fue como un mágico encuentro con mariposas en el estómago, nervios a flor de piel, ni nada. El joven abogado jamás comprendió como un día se paseaba soltero por los jardines de la universidad, y al siguiente tenía una argolla en su dedo y un niño años más tarde.
Aceleró saliendo de allí y doblando en la siguiente esquina, rumbo a la empresa. Las cosas cambiaban mucho cuando Lisa hablaba al respecto, es decir no es como si no quisiera a su esposa ahora, muchos años más tarde de conocerla, pero y según en palabras de su querida esposa, ella sí que sintió esas dichosas y jodidas mariposas, tan segura estaba que se pregonaba por allí diciendo que el destino los había unido.
Disminuyó la marcha para por fin estacionar en su lugar de siempre. Se apeó del coche y camino sin prisas hacia el ascensor, era muy temprano aún al saltearse el desayuno se había salteado la hora pico de las 8 eso lo dejaba ante su oficina a las 7 en punto.
— Hace meses no llegas a esta hora — Jungkook miró hacia atrás por sobre su hombro, Kim Namjoon lo miraba interrogativamente. El chico se giró por completo para no darle la espalda a su superior, pero lo saludó con toda la confianza obviando los formalismos.
— Ohh Jooni, este tampoco es tu horario normal...
— A decir verdad, iba de salida — Jungkook lo interrogó levantando la ceja, cuando eso pasaba era porque atendía un caso muy complicado.
— ¿Defensor o Acusador?
— Defensor. El hijo de una persona adinerada que accidentalmente atropelló a una ancianita. — Puso los ojos en blanco, era obvio que Namjoon pensaba que era culpable y cuando eso pasaba le costaba defender al acusado uno de los pocos defectos de su jefe, ese y que no podías regalarle nada o prestarle nada, ya que sabías que terminaría rompiéndolo, algunas personas lo llamaban el dios de la destrucción a sus espaldas.
— Algo se te ocurrirá, y sino... Bueno debes agradecer que el dueño del buffet sea también el dueño de tu corazón — Nam golpeó sutilmente la cabeza de Jungkook no muchas personas sabían que Nam y Kim Seokjin (Jin para los amigos) estaban felizmente casados, ambos habían decidido que no lo negarían, pero tampoco lo dirían.
— Llegaron nuevos casos gratuitos — Intervino el mayor mientras ambos se dirigían a la sala común dónde, al ser los primeros en llegar, sabían que había de todo tipo de cosas para un desayuno llenador.
Se sentaron en la mesa más cercana a la comida y se sirvieron cada uno una cosa diferente. Jungkook se llenó un plato con una selección de frutas de estación, colmó una gran taza con café negro con 4 cucharadas y media de azúcar, a las frutas le agregó yogurt y cereales. Mientras tanto, Namjoon se sirvió una taza de té de tilo, con dos bollitos de pan con un pote de queso crema y mermelada de frambuesas.
— ¿Ah sí? — respondió Jungkook como si pudiera olvidar que todos los días 1 de cada mes recibían nuevos casos. ¿Por qué eran tan importantes para él? Después de todo no ganaban comisiones por ellos, solo los hacían porque hacía ver mejor a la empresa, pero al ser un chico que casi lo había perdido todo, se había comprometido a ayudar a quien lo necesitara y no podía hacerlo si tenía que cobrarles a sus clientes, así que siempre que podía trabajar en casos gratuitos, los tomaba.
— Cómo si no lo supieras has estado acosando a mi esposo preguntando si los tiene
— Ya sabes lo apasionado que soy.
Ambos se llevaron la taza a la boca, aunque Jungkook la quitó de inmediato quién sea que hubiera calentado el café, lo había hecho con agua hirviendo porque se había quemado hasta el paladar.
Dejó la taza de nuevo en su lugar.
— Y bien... ¿Hay algo interesante? — Nam negó con una sonrisa.
— Sabes que no puedes abusar de mi posición para darte información privilegiada
— Sólo una pista, una pequeña— Pidió el muchacho con sus ojitos tiernos, sabía que el mayor no podía resistirse a eso.
— Apelación
— ¿Qué hay de interesante en eso?
— Caso número 30121995 — Jungkook volvió a interrogarlo con una ceja.
— Es todo lo que diré.
Terminaron de desayunar en un silencio relajado, y cada uno se dirigió a su oficina.
Mientras el menor corría de vuelta a su despacho, Namjoon lo miraba atento, quizá había hecho mal, pero ¿Qué opciones tenía? no entendía mucho del tema, pero era lo correcto de hacer, una forma sutil de poder confesar lo que de alguna forma había terminado siendo parte, aunque no fuera su culpa. El rubio también siguió el mismo camino y se perdió en la oficina pegada a la del chico, iba a ser un largo día de mierda.
El pelinegro se sentó frente a su computadora y no tardó en iniciar sesión en el servidor de la empresa.
Hoy en día con la seguridad adecuada tenían todos los ficheros subidos al servidor, por lo que en la sección de trabajos gratuitos ya habían subido las carpetas de los nuevos trabajos.
Rápidamente tecleó el número de caso que le había confiado Namjoon, enseguida un archivo de word apareció en su pantalla. Sin siquiera mirar el caso lo adjuntó en un mail que envió a su jefe. Si bien Jin aún no había llegado a la empresa le respondió casi al instante para darle luz verde y reservarle el trabajo.
Mientras esperaba que se cargaran los cientos de páginas que parecía que tenía el caso (Nam tenía razón, si un caso tiene varios cientos de páginas podría ser interesante) miró por la ventana la gran vista que tenía a su disposición, hacía un año que se había hecho un lugar en el último piso de la empresa Kim y asociados, por lo que podía disfrutar de la vista de la ciudad cuando quisiera, se sabía cada edificio y su forma de memoria, pero lo que más disfrutaba era poder ver a lo lejos el Central Park, tan extenso y verde como siempre, Nueva York era una ciudad hermosa.
Un pitido indicó que el archivo se había terminado de cargar, por lo que volvió su atención nuevamente a la pantalla.
Caso número: 30121995
Instancia Judicial: Apelación
Delito: Homicidio por emoción violenta
Nombre del acusado: Kim Taehyung
Jungkook hizo una pausa a la lectura, el nombre le producía cosquillas en la lengua, como si una corriente eléctrica recorriera todo su cuerpo, no entendía porque un nombre tan común le producía ese efecto.
Hechos del caso: Se encontró al acusado, Kim Taehyung en portación de un arma de fuego 9 milímetros, rastros de pólvora en la mano derecha.
Presentaba una herida de 1 centímetro de largo, correspondiente a un corte por el retroceso del arma. En el lugar del hecho se presenta un cuerpo sin vida, con 1 (un) disparo en la zona anterior de la cabeza. El difunto se trata de un amigo muy cercano de la víctima, Jeon Kai, más conocido como JK, hijo de la adinerada familia Jeon.
Sentencia: Al acusado, Kim Taehyung, se lo sentencia a cadena perpetua, con posibilidad de apelación en el 2021.
Para que al chico lo hallan sentenciado a tanto, debió haber sido un caso muy sentido en sus días. Al revisar la edad del muchacho se sorprendió, 29 años y los últimos diez en la cárcel. ¿Cómo alguien tan joven terminaba de esa forma? ¿Qué lo había llevado a eso?
Clavó su vista en la pequeña foto 2x2 del fichero, como si de alguna forma pudiera obtener respuestas de él.
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