Capitulo 29: a la que una vez conocí.
Una joven de belleza incomparable. Se subía las bragas en tanto unos ojos extraños la miraban con diversión, este admiraba a la joven complacido, siendo esta la que le daba la espalda a propósito.
— ¿no te basto con verme desnuda hace rato? —. Preguntó la jovencita, quien ahora se daba la vuelta para ir por su sostén, enseñando su voluptuoso pecho.
— ¿me estas provocando? —. Se animó a decir aquel desconocido, lo que no sabia. Es que solo era un pasatiempo.
— ya quisieras —. Continuó la joven recogiendo su cabello en una coleta alta; resaltando sus puntas rojizas.
— que mala eres Hima —. Decepcionado, aquel chico solo se giro en su cama y dejo que la fémina hiciese lo que le diese la gana.
— gracias por lo de hoy, me divertí —. Añadió la chica, para después retirarse del apartamento del chico.
Sin prisa, aquella joven al llegar abajo. Miro el cielo apreciando el amanecer por un momento, a la vez que se subía a su moto, donde la luz del sol se reflejo en su casco polarizado al colocárselo, esta respiró profundo y luego encendió el motor haciéndolo rugir con fuerza, emprendiendo su camino al hogar que con el pasar de los años. Albergó una profunda amargura.
Su cabello negro y rojizo, se ondeaba con fuerza por la velocidad y el viento, aquella sensación se había vuelto muy reconfortante, a sus 16 años, ya había aprendido demasiado de esa vida tan ruin, Himawari Uzumaki, hija de Hinata Hyuga y Naruto Uzumaki. Había crecido tras 4 años transcurridos de la tragedia, ya no se consideraba una niña a pesar de que lo seguía siendo; ahora cada que podía hacía las cosas a su modo y nada la detenía, no le importaba estar en peligro, su vida y su persona se habían tornado insensibles, teniendo como motivación lo que jamas olvidaría, las muertes de personas inocentes, personas que arriesgaron su vida por ella y por lo que hoy en día sigue respirando en ese infierno.
En esos años, con todo en contra. Aprendió defensa personal y mejoró su experiencia en el manejo de armas, también dejó crecer su cabello; dejando que el tono rojo cayera y se convirtiese en algo preciado para ella, no quería borrar su herida. Eso es lo que era para si misma, una cicatriz y no la sanaría hasta hacer pagar a quienes le arruinaron su vida y la de su familia.
Por si fuera menos, también apadrino la apariencia de quien la había ayudado, su vestimenta se asemejaba mucho a su antigua amiga Mirai, encontrarse de esa forma más práctica y con una apariencia un tanto amenazante y a la vez atrayente para gente equivocada.
El primer año estuvo lejos de ser fácil, aquella niña había sido sometida a tratamiento psicológico a consecuencia de lo ocurrido, desarrollando un trastorno del sueño y pesadillas, junto a un cuadro de ansiedad que, aprendió a sobrellevar con autocontrol. Fingiendo por mucho tiempo que consumía sus medicamentos, cuando en realidad los tiraba por el inodoro.
Esas secuelas con mucho trabajo las convirtió en su fortaleza e impulso, tambien había descubierto paz en lo que le apasionaba, ella seguía siendo una chica de danza y musica, brindadole toda delicadeza que la contradecía completamente en su persona, era ruda y peligrosa, su cuerpo ahora estaba moldeado en piel mas firme y endurecida con cada golpe que vivió en el aprendizaje, no dejó de ser una dama eso lo tenía en claro, pero en este presente era alguien que te sacaría los ojos y cortaría tu lengua si la situación lo ameritara.
Sin perder tiempo, terminó sus estudios básicos en casa y ahora apuntaba por una vida universitaria tal y como su madre planeó desde que era una niña, anehalandolo con premura. Ya que así podía vivir a gusto estando sola, así podría hacer lo que quisiera, debido a que su único propósito en la vida se volvió en librar a esas personas del maldito yugo de los Outsusukis, no era un deseo vacío de venganza, esa gran ambición portaba mas valor que una matanza a sangre fría, añoraba ayudar y hacer lo que nadie mas se atrevió por miedo, puesto que ella ya lo había perdido.
Al divisar la familiaridad del terreno de su nuevo hogar, suspiró y una mueca de disgusto dibujo su rostro al fijarse mejor en ella, esto se debía a que también tuvieron que mudarse a una casa diseñada para protección y a prueba de intrusos, una casa de paranoia, aveces pensaba que su madre había perdido el uso de la razón.
Con tanta seguridad, por muy difícil que halló el burlarla, con el pasar del tiempo descubrió algunos trucos con los que se pudo escapar y que hoy en día le seguían funcionando, pese a que las cerraduras eran cambiadas constantemente, Himawari con varias cosas en mente referente a sus estudios, entró a la casa en silencio y lo primero que escuchó tras de ella fue un carraspeo leve, “mierda". Pensó la ojiazul sin siquiera dignarse a ver a quien la llamaba.
— esta es la tercera vez en la semana Himawari —. Se oyó en medio de toda la sala en donde una enorme tensión se sentía en el ambiente.
— estoy aquí, ¿no? —. Atajó la Uzumaki mirando ahora de reojo a su madre, quien estaba de brazos cruzados y un aspecto desaliñado la acompañaba, se notaba que paso toda la noche en vela esperando a su hija.
— ¿donde estabas? —. Esta vez, Hinata se acercó a su hija y la afrontó — no voy a seguir tolerando esto —. Continuó viendo como la chica la desairaba.
— eso no tiene relevancia mamá —.
— ¿que diría tu padre de esto? —. Se limitó a decir la mujer mayor con una mano en el pecho.
—¿Quien sabe?....no esta aquí para que lo averigüe —. Ante esa respuesta, indignada Hinata tomó del brazo a su hija y la haló para que la viese de frente, Himawari sin protestas o intensión de librarse, apreció la dura expresión de su madre pero a la vez agotada y ante ello solo espero a su regaño.
— el no podrá estar aquí con nosotros, pero agradezco el no haberte perdido a ti también y a tu hermano, aún así. No es razón para que lo uses en contra de todo y ya e tenido suficiente, hoy te vas para donde está Boruto, espero que el si te haga recapacitar —. Concluyó la viuda con mas firmeza de la que pudo dar.
Ante ello, la pelinegro apretó sus labios y se soltó del agarre retrocediendo un poco subiendo un escalón, con cólera miró con molestia a su madre y no midió lo que dijo.
— no es mi culpa que seas tan débil, mataron a mi padre y solo te escondiste a consecuencia, al menos yo trato de hacer algo al respecto, ¿Y crees que ver a mi hermano después de tanto tiempo lo solucionará todo? —. Desafío la menor, quien tuvo que sostener su mejilla ante la fuerte bofetada que le habían dado.
— te quiero lista en una hora y es todo —. Culminó aquella mujer con la voz temblando junto a su cuerpo, siendo la menor quien desaparecia de su vista, teniendo Hinata que recuperar la compostura, ya que no debía mostrarse abatida con otra pelea que su hija le había dado, solo que esta era muy diferente, toda su vida lo era.
*
Enojada, Himawari entró a su habitación y como bienvenida, unas cuantas maletas adornaban su cama, esta las miro con desprecio y solo cerró la puerta tras de si, cubriendo su rostro con sus mano, en tanto buscaba respirar profundamente, sin mas que hacer. Se acercó a su ventana y al mueble que la acompañaba, en el; se sentó y detalló las ramas de los árboles que estaban en su jardín, con la luz del sol a tono, esta se reflejó en en el marco de su ventanal y en ellos. Resaltaban varios recuerdos que tenía enmarcados, en especial una foto de su hermano y ella corriendo juntos cuando eran niños.
Esta tomó el portarretrato y la inundó el sentimiento de nostalgia, esta sintió su pecho hundirse y unas indeseables ganas de llorar, pero solo logró soltar una risa débil y posó su mano en donde estaba aquel niño de ojos azules, donde estaba su hermano mayor, lo peor de todo su tormento. Era que cuando quiso buscar apoyo en el. Se dió cuenta que ya no estaba en casa, su hermano se había ido y con ello tuvo que aprender a ser fuerte por si misma.
— así que nos veremos de nuevo... —. Dijo al aire la menor abrazando ahora el portafoto, descargando en el todo lo que la estaba agobiando, sin saber que sentir al respecto con la simple idea de volverse a reecontrar con el rubio, puesto que ya no tenía emoción de afecto alguna, no tenía nada, se había dado cuenta que ya no portaba el cariño de hace años. Se sentía abandonada, sentía rencor.
*
Al transcurrir los años la vida de muchos seguían su curso normal, tantas cosas pasaban en el mundo y esto no detenía a nadie ni afectaba a los demás, pero cada persona era una pequeña representación de un “mundo" y decir que lo que le sucede a uno no le afecta al otro. Estaba muy equivocado, en ello tenemos la representación de la cadena de odio o “maldición", denominada por Boruto ante su realidad, que ahora a sus 20 años recordó a todos los que se involucraron inconscientemente en ello y perecieron, sentía todo como un mal chiste, pero esa era su vida.
Creció 4 años con la persona que quería, era lo único que no le parecía un chiste. Recordando cada golpe o caricia que recibía ya fuese en la mañana, noche o en todo el día; sentía que aquel ser que lo había escogido, lo moldeo en lo que es hoy en día.
En el presente, esa persona contaba con 21 años, su cabello blanco azulado estaba de un lado largo y del otro corto, eso se debía a que le ayudaba a tapar la cicatriz de su ojo, se había vuelto mas alto y eso solo completaba su apariencia de joven adulto. Mitsuki acostumbrado a una vida junto al rubio; entendió y comprendió mas lo que era una familia, en tanto el le ensañaba a su chico a pelear y defenderse. Boruto le enseñaba a ser mas humano, claro que no era a propósito, de eso se dio cuenta el albino, ambos se estaban complementando con algo que les faltaba el uno del otro y ahora simplemente se sentían mas inseparables que nunca, eso además que poco a poco se permitió que el Uzumaki lo conociera mas a fondo y viceversa, consciente de que ambos se pertenecían mutuamente o eso es lo que se juraron ambos en cada noche o momento en que tenían intimidad.
Al igual que la menor de los Uzumakis, Yubia los término de educar y obligatoriamente a pesar de todo su rutina, estaba claro que debían optar por carreras, ese eran un requisito que estaba en el contrato que dejo su fallecido padre para la herencia, después de culminar con lo debido. Ambos chicos fueron ingresados en la universidad de aquel pintoresco lugar donde estaban ocultados, solo por salir del paso. El albino optó por instrumentación quirúrgica, en tanto el rubio escogió por obviedad, lo que lo impulsaría en su futuro. Siendo estás administración de empresas y marketing juntó a la ingieneria biomédica, tal y como su padre deseo en su vida.
A Boruto le parecía gracioso cumplir el capricho de un muerto, que ahora bien nunca lo había pensado. Después de 3 años de carrera cursado, le era absurdo el tiempo en el que llegó a elaborar esa oración en su mente.
— a veces me preguntó si cuando te ríes solo, ¿es algo bueno o malo? —... Soltó el peliceleste, quien había tomado el hábito de fumar, dándole una calada a su cigarrillo.
— tomalo como algo bueno, a veces pienso cosas sucias y me dan gracia —. Añadió el uzumaki para aliviar a su chico, pero en realidad solo lo estaba provocando.
— coqueteandome no vas evadir mis inquietudes, aunque también quisiera saber que piensas, así podré cumplir uno que otro de tus caprichos — alegó Mitsuki soltando el humo que tenía retenido, en respuesta. Boruto quien sostenía su bebida, mordió la pajita ya que sintió como su novio le rozaba la pierna por debajo de la mesa.
Ambos estaban en la cafetería de la universidad, los dos chicos apenas habían culminado su horarios de la mañana y la mitad de los de la tarde, ya solo les quedaba completar varias clases y saldrían de lo que seria su rutina diaria.
— cuidare lo que voy a decir de ahora en adelante. Eres peligroso cuando se te provoca —. Se limitó a decir el ojiazul quien estaba un poco colorado.
— así como cuando estábamos en la escuela y lo hicimos —. Soltó el ojidorado con picardía admirando la expresión del menor, quien al principio fue de sorpresa enrojeciéndose aun más, para luego ser cambiada a una llena de pesar, siendo esta desviada hacia un lado en tanto una mueca se dibujaba en el rostro acanelado del uzumaki.
Mitsuki sabía que decir aquello provocaba una gran consecuencia, lo que fue antes su escuela años atrás y el lugar donde se conocieron, ahora era recordado como un cementerio. Aún les parecía irreal todo lo sucedido, siendo que para ellos; fue mejor dejarlo en el pasado, sin embargo era doloroso que tantas cosas buenas que vivieron en aquel momento fuesen opacadas por los recuerdos de muchas muertes y heridos desde esa tragedia.
Los dos tras dar un largo suspiro, el albino detalló como el rubio relajaba el gesto y despejaba lo que parecían ser recuerdos llenos de nostalgia, Boruto para ese entonces había cambiado. Estaba un poco mas alto, había dejado crecer mas su flequillo y parte de su cabello el cual se recogía con una media cola, aún así. Se veía tal cual como cuando era adolescente solo que con algunos cambios, eso y que había ganado un cuerpo definido debido a los entrenamientos vividos anteriormente.
También detalló que tras varios descubrimientos en el pasado, referente a lo de sus abuelos y familia como tal, la agudeza de su chico estaba pulida y era difícil que su lenguaje corporal no demostrará estar alerta y a la defensiva, solo el peliceleste podía distinguirlo, para cualquiera el estado de Boruto sería el de un chico distraído tomando su bebida, pero este decía mucho más. El Uzumaki también había aprendido a ser fulminante y a no contenerse, ya no temía hacer daño, demostrándolo en sus entrenamientos, sintiendo orgullo de poder devolver los golpes; solo para que al final se arrepintiera de haberlos dado sin medir su fuerza, debido a que estaba hiriendo a su novio, después de todo esa parte jamas la iba a cambiar.
— me gustaría que al recordarlo se sintiera tan bien como en ese momento, pero se me es difícil...— dictó el menor sonriendo con pesadez — pero no quita que fue la primera vez que estuvimos juntos, solo odio que lo arruinaran —. Culminó el Uzumaki volviendo la mano que tenía sobre la mesa en un puño.
— también pienso lo mismo, pero estoy feliz de que lograramos tener mas momentos juntos y contando —. Alegó el mayor posando su mano sobre la del rubio, disipando toda tensión que sentía el menor en ese momento — ahora vayamos a clase, te esperare en el pasillo cuando salgas —. Terminó por decir el albino, hallándose ambos de pie. En donde se despidieron con un beso para dirigirse a sus respectivas clases, sin importarles que los estuviesen observando otros chicos en el lugar.
Boruto tras su breve descanso. En su mente persistía la amargura de recordar la tragedia y los sucesos consecuentes tras ello, aún lo siente en vida, cada experiencia, hasta la última conversación que tuvo con Yubia años atrás después de su pelea con mitsuki, aún podía sentir como estaba devastado, en esa vez se le habían aclarado muchas dudas.
*
Estando los tres cara a cara, Boruto, Mitsuki y Yubia. La señora presenciaba el demacrado rostro de su joven señor y las señales contundentes de pelea que habían tenido ambos con antelación, los presentes estaban reunidos a petición del uzumaki, quien después de calmarse un poco, ya no querían seguir entrenando, ahora quería escuchar lo que sucedió de manera correcta, así no estuviese preparado mentalmente para ello.
— lamento lo que dije en la mañana, entiendo que estaba preocupada, pero... Por favor, ¿podrias decirme lo que paso? —. Pidió Boruto inclinando su cabeza en señal de arrepentimiento.
— levante la cabeza, no hay porque disculparse, yo debí entender sus deseos, solo que mi deber también es su bienestar, sería muy egoísta pedir que descansará primero, pero se que no lo harás hasta que sepas todo, además estoy consciente de que es una orden el que yo le de dichas respuestas, usted mismo me lo dijo, así que digame, ¿Que quiere saber ?—. Continuó la adulto, apreciando la firme postura que tenia el joven uzumaki, tratándolo como debía, como su subordinada.
— quiero empezar por la muerte de mi padre y amiga, saber que mi hermana menor esta a salvo y por ultimo, quiero saber de las muertes de mis abuelos —. Expresó el menor tras pensar con mas claridad.
— cierto... Estabas allí, aquella habitación—. Yubia parecía decepcionada consigo misma, décadas pasaron desde que esa oficina fue abierta y explorada, siendo la ultima vez cuando su antiguo señor Naruto, dejaba los expedientes en el archivero justo el día del funeral, a partir de eso. Ese lugar quedó en el olvido a pesar de tener unos pocos recuerdos dentro de ella, recuerdos que atestiguó Boruto esa misma mañana.
— ¿que habitación? —. Preguntó Mitsuki intrigado, ya que quería saber donde se había metido el rubio que fue tan difícil encontrarlo.
— era la oficina de mi abuelo, perdí toda la mañana explorándola, en ella. Conseguí cosas bastantes interesantes como aburridas, pero sobre todo me impresione mucho con los expedientes de los asesinatos de mis abuelos —. Respondió el Uzumaki, recargandose en el espaldar del sillón, mientras se cruzaba de piernas.
— que desastre, no solo te enterarse de la muerte de su padre esta mañana, si no que también la de sus abuelos. Debí ser mas cuidadosa —. Secundo la señora sosteniendo su delantal con fuerza.
— ya sabía que habían muerto desde que tenía más o menos 7 años, pero la forma en la que lo hicieron no, fue una gran sorpresa, fue doloroso, en fin... eso solo me dio a entender, que esta familia esta condenada en tanto los Outsusukis sigan con vida, por ende tengo que lograr lo que mi padre no pudo, aunque lamente mucho su muerte. Se sacrificó por mi hermana, así que no puedo estar molesto por ello —. Se dirigió Boruto con desánimo, tratando de no volver a llorar.
— joven señor... —
— pero, si puedo estarlo conmigo mismo, si no hubiese tardado tanto en llegar a mi hermana cuando la secuestraron, mi padre no hubiese tenído que arriesgar su vida —. Ya a este punto, Boruto se secaba las lágrimas con el antebrazo y respiraba con fuerza — así que, para enmendar mi error, quiero acabar con esto y no es por venganza, es para que esto no se repita, se que hay muchos que deben haber pasado por lo mismo, me encargare de poner un alto —.
— me alegra saber que piensas ahora con claridad, si ese es tu propósito. Entonces no dudaré en acompañarte —. Alegó el albino con una sonrisa, en tanto el rubio asentía conforme.
— bien, entonces tomo palabra, si esos son sus deseos. Seguiré siendo leal a ello, así como lo fui para su abuelo y padre —. Yubia tras decir aquello, se sentía mas aliviada de ver que el primogénito de su antiguo señor, hubiese entrado en razón. — ahora, ¿por donde empiezo?, bueno, supongo que desde el principio... —.
La atención de ambos jóvenes ahora se había centrado en Yubia, a partir de ese instante, atestiguarían los años de odio entre familias y las consecuencias que ello ha conllevado, incluyendo la reciente perdida.
— para comenzar, primero hablare de los Outsuzukis, ellos como bien son conocidos. Han ejercido una presencia negativa en la cuidad de la hoja desde hace muchas décadas hasta hoy en la actualidad, teniendo influencias globales y lineas corruptas en muchas partes del mundo menos en este lugar, siendo la familia Uzumaki y sus amistades. La mayor traba para dicha corrupción, aún asi. Siguen teniendo poder y es por eso que solo han retrocedido para agarrar impulso y cometer delitos uno mas atroces que otros —. Yubia después de dar esa pequeña introducción, respiró profundo y miró a ambos jóvenes quienes estaban expectantes.
El ojiazul, quien lucía cansado. Solo esperaba pacientemente sin chistar, ya que era algo que necesitaba, no le importaba estar molido. Escucharía hasta la ultima palabra, en tanto Mitsuki. La información seria igual de crucial a la hora de hablar con su padre, volviendose una de las mayores ventajas que tendrían ambos a la hora de tomar las cartas sobre el asunto.
— como decía, tras el surgimiento de tales delitos, fueron apareciendo poco a poco los damnificados y con deseos de devolver dichos daños, allí es donde entran sus abuelos y amigos de la familia, el señor Namizake; es decir su abuelo, manejo hasta cierto punto su empresa con las faltas que se ocasionaron, siendo estos robos, asesinatos tras de esos hurtos, secuestros y lo necesario que hiciesen esos degenerados para alimentar su poder a base de acciones poco honradas —.
— eso suena como suicidio económico —. Habló el albino dando énfasis a algo tan arriesgado como pasar por alto tantas perdidas.
— a eso voy, tras un deslave en el sistema económico de muchos lugares debido a esa delincuencia organizada, incluyendo a agentes de muchos servicios públicos como policías mayormente y empresas, dicho sistema cambio radicalmente cuando el señor Namikaze contrajo matrimonio con la señora Uzumaki, cuya familia que descanse en paz. Tenía al gobierno de aliada y con ello a muchas familias de alto renombre, como la Uchiha, la cual era la unión de poder principal en todo ello —.
— ¿que paso después de ello? —. Interrogó el rubio, cruzandose de brazos.
— tras años de lucha, lograron imponer sanciones, devolvieron los golpes y dejaron en jaque a quien era antes la cabeza de ese retorcido clan, ella era Kaguya Outsusuki, matriarca que hoy en día pasa sus vejez tras las rejas, para ese entonces ya el señor Naruto tenia la edad de 17 años cuando fue secuestrado a petición de esa mujer, la cual buscaba venganza, no solo de la familia Uzumaki, sino de la Uchiha también. Volviéndose la búsqueda de mi antiguo señor y Uchiha sasuke —.
— así que perdió su brazo a raíz de esa familia también... —. Añadió Boruto, cada cosa que escuchaba lo alteraba y le provocaba escalofríos, podía sentir su sangre hervir y su sentido común perderse en la rabia, Mitsuki quien sabia el estado de su novio. Debido que estaba a su lado, posó su mano en el hombro del menor y lo apretó con un poco de fuerza, acción que devolvió al chico a la tranquilidad.
— así es, pero todo era un sucio truco, hicieron eso para sacar una exorbitante suma de dinero por los dos y sin quedar de otra mas que pagar para que se hiciera el intercambio como se había planeado, no se negaron al dar como advertencia el brazo de su hijo en un paquete, dios... aun recuerdo ese día. La señora Kushina paso 3 días enferma tras esa aberración, luego de dar el dinero. Se dió a conocer que nunca harían la entrega de los chicos y que ese mismo día morirían, ese fue el plan de esa mujer desde el principio, una sanguinaria por naturaleza —.
— ¿como lograron salvarse? —. Preguntó esta vez el albino, en tanto Boruto dejando su posición obstinada, agarró la mano de su pareja, ya sentía que era demasiado y el relato aun no acababa —.
— luchando desde luego, el sr Uzumaki jamás se dio por vencido, este logró liberarse y asesino a su cautor, usando su poca fuerza para salir y llevar a su amigo Sasuke con lo poco que le quedaba, para sus abuelos, fue una noticia milagrosa y a partir de allí tomaron mas precauciones y pusieron en la mira a las acciones de los Outsusukis, teniendo como mejora. La desaparición de las actividades corruptas, una victoria que se celebró mucho tiempo, hasta que su padre se comprometió con la señora Hyuga, ese fue otro caos —. Terminó por decir la señora dirigiéndose al rubio.
— mama... —.
— su madre fue víctima de Toneri, el hombre asesinado por Mitsuki, este como misión. Tenía la labor de obtener a la señora Hinata como un trofeo y al clan bajo su poder, tras fallar el intento, Hinata desapareció sin dejar rastro y fue el momento de crisis mas grande para las familias aliadas, juntándose todos en la búsqueda de la joven señora, ella estuvo cautiva por casi 1 año, tiempo en el que su padre y la familia Hyuga, como la Uzumaki no descansaron hasta hallarla —. Yubia ya creía que era suficiente, sin embargo de solo pesar en detenerse. Seria una ofensa para su joven señor, aun así lo que dijera le causase una fuerte herida.
— es injusto, debería estar con ella en este instante —. Expresó el ojiazul, siendo su rostro cubierto por un gran disgusto, ya que ella debía estar abatida por la muerte de su esposo y con ese pasado, tenía un deseo enorme de protegerla aún más.
— como lo siento, aun así temo decirle que las apariencias engañan y por muy suave que sea su madre, todo ese tiempo que vivió aislada, fue lo suficientemente inteligente para sobrevivir, hasta que dieron con ella, tuvo secuelas horribles y no confió en nadie ni siquiera en el sr Naruto, la joven tan paciente y tranquila que fue antes de ello se perdió, cada que la veía se le apreciaba inquieta y a la defensiva, tenía una aptitup restante con todos, ese era su mecanismo de defensa para alejar hasta su propia familia por el miedo e impotencia, pero tu padre no quería perder a Hinata, odiaba lo que le hizo ese horrible hombre y no se rindió en ayudarla, gracia a Toneri, ella no volvió a ser la de antes, pero tu padre le devolvió la vida que se merecía y la ayudo a ser la mujer que es hoy en día, el fue quien la sanó en mente y corazón.
— ya veo... —. Boruto tenía una sonrisa débil pero sincera, sabía que su padre era una persona inquebrantable y no dudaba en ayudar a los demás, al menos estaba consciente que eso es lo que quería hacer también, por el bien de los suyos.
— en ese entonces, no todo fue tragedia, felizmente contrajeron matrimonio y naciste tu, aún recuerdo cuando eras un bebe, estoy agradecida con haber sostenido a los dos Uzumakis en mi brazos a padre e hijos al nacer, la señora Kushina estaba feliz a mas no poder y el señor Minato, adoraba la hermosa familia que había obtenido — aclaró la peligris, cambiando su semblante a uno endurecido y pesado — la amaba tanto, que por el bienestar de ella, el y su esposa decidieron sacrificarse, sus abuelos fueron asesinados a voluntad para salvar a los que tanto querían y fue allí cuando la verdadera “tregua" entre clanes enemigos se planto.
— ojo por ojo... —. Irrumpió el albino en voz alta.
— te doy una vida perpueta en prision —. Siguio el rubio referente a la matriarca del desquiciado clan.
— y yo te doy la muerte como perdón a los tuyos —. Culminó Mitsuki, asemejando lo que en ese entonces pensaban los Outsusukis
— ni yo pude describirlo mejor, aun así después de ello. Las aguas se habían calmado, pero la delincuencia organizada y el deseo de poder y venganza nunca cesó y las andanzas fueron notoriamente mínimas, poco a poco esos pequeños daños, se fueron volviendo cada vez mas grandes y cuando se dieron cuenta, la disputa había comenzado nuevamente, sin embargo. Su padre entabló amistad con muchas familias poderosas de otros lugares, que también fueron perjudicadas y se convirtieron en sus aliados, teniendo al gobierno y a la ley de su parte, por mucho; la vetaja era favorecedora y lograron controlar la corrupción, siendo lo actual una venzanga segura para ellos —.
— eso pensaba en este instante —. Aclaró el joven, aun procesando todo lo que le estaban contado.
— cabe destacar que mientras tu y Himawari crecian, siempre los mantenían protegidos y el recelo por parte de la señora Hyuga era enorme, para ellos. Ustedes dos se volvieron mas importantes que su propia vida; es decir el señor Naruto. Heredó el sentido de justicia del sr namikaze, así como su abuelo dio su vida por proteger a su hijo, lo mismo hizo el sr Uzuamki, seguro desde allá arriba estan ambos dándole fuerza y cuidándolo, eso es lo que yo siento —. La ama de llaves con tal seguridad en sus palabras, Boruto atento a ellas. Sólo le dedicó una mirada lisa a la peliverde, en ella no se se le apreciaba ninguna emoción, parecía en blanco, colocando a la mujer mayor en alta duda.
— también pienso lo mismo... —. Atajó el rubio, apretando un pocos sus labios — sólo no importa como digas las cosas, estas describiendo la condena de mi familia como algo de que sentirse orgulloso, que egoísta forma de consuelo —. Estaba claro que Boruto seguía enojado y sorprendido de si mismo, sintió como podía saborear la amargura de sus palabras, pero de manera inquietante descubrió que lo hicieron sentir mejor.
— Boruto —. Llamó el peliceleste, pero el Uzumaki solo había respirado profundo y se levantó de su lugar.
— mi molestia no es hacia ti, no medí lo que dije, supongo que ya e tenido mucho y necesario, iré a descansar —. Se dirigió el rubio hacia la mujer quien en toda su vida, jamás se había encontrado tan tensa e intimidada por la aptitud de alguien, estaba preocupada por lo poco que reconocio a su joven señor en ese instante, en sus ojos se le veía un deseo terrible, esos ojos querían ver muerte y no dudaba en que eso era lo que depararía en un futuro.
*
Despejada su mente del pasado, hizo tras su horario de clases lo que siempre estaba acostumbrado, ser el mas dedicado y atento. Allí no perdía el tiempo y era bueno en ello, aligerando su día, además de obtener las mejores notas y reconocimiento por parte de los profesores.
Ciertamente todo fue cuestión de costumbre, había cambiado a un ambiente totalmente diferente al del que estaba como lo era su instituto, pero luego descubrió que la vida universitaria y como era ella en si, no eran tan complicadas. Al menos para el.
Luego de terminar su día de estudios, tal y como le dijo su novio, este lo esperaba en el pasillo fuera del gran salón, usualmente no siempre era así, aveces se veían en la salida, en el jardín o en la cafetería, dependiendo de sus horarios, ya sabían cada uno donde esperar a cada quien.
Ambos también habían hecho amigos nuevos, por mucho que Boruto no estuviese interesado en hacer amistades nuevas, simplemente ellas vinieron a el y solo se adapto a convivir con esas personas, donde poco a poco. Se dió cuenta que le agradaban, ahora formaba parte de un pequeño grupo en el cual también estaban incluidos chicos de las clases del albino, siendo este parte del mismo.
— ya quiero llegar a casa, pero tengo unas cosas que comprar —. Se quejó el ojiazul de camino al estacionamiento, en tanto cargaba con su bolso. Llevando en este varias libretas, su laptop y otras cosas en particular.
—¿ y eso?, ¿por que tan de repente? —. Interrogó Mitsuki extrañado.
— en clases la abuela Yubia me dijo que necesitaba ayuda con unas cosas, aunque me extraña, siendo una mujer tan perspicaz y atenta con la casa, dudo que algo le falte —.
— diciéndolo así, si se ve raro, sin embargo. La Sra Yubia ya no es una jovencita, puede que se le pasen varias cosas de ahora en adelante por su edad—. Indicó el ojidorado, sin dejar de ser respetuoso como siempre.
— supongo que tienes razón, entonces no me quejaré. Ya me e dado cuenta de unos detalles, tanto así que e pensado en ayudarle, pero estoy seguro de que se ofendería por ello, aún así sigue siendo una mujer implacable pese a su edad —.
— seguro si te escucha decir eso, te hará comer pan y agua por una semana —. Bromeó el mayor en tanto a Boruto se le dibujaba una mueca.
— no dudo de ello —.
*
Las compras no fueron gran cosa, aunque si les tomó mas tiempo de lo esperado, aun así. Boruto estaba satisfecho de haber conseguido todo lo del pedido, el final de la tarde había caído y la cuidad ya era iluminada por las farolas, el camino a casa era tan monótono como siempre, pero tan reconfortante para el Uzumaki, quién se había acostumbrado a no salir de no ser que sea hacia la universidad, casi nunca quería ir a la cuidad, Mituski por su parte. Era quien lo sacaba de vez en cuando, ya que no quería que su novio cediera ante la depresión, que por mucho que el ojiazul la disimulada, el ya sabía el estado del rubio.
Esto pasaba por momentos, Boruto sufría de decaídas en las que no parecía ser el mismo y era allí cuando el peliceleste estaba mas a su lado, siendo que el rubio siempre era sincero y decía como se sentía, sin embargo. Esto no afectaba el deseo de este en lo absoluto, por muy herido que estuviese, el mismo estaba consciente que si se dejaba caer perdería, por ello mismo pedía ayuda a quien mas confiaba y quería, eso es lo que le hacía mas fuerte cada día.
— ¿que piensas hacer esta noche? —. Indagó mitsuki, manejando ya fuera de la cuidad.
— hace mucho que no tomamos un buen descanso. Me gustaría quedarme el resto de la tarde y noche acostado contigo viendo peliculas.
— eso se oye bien, ¿que tal en el jardín en la zona de fogata? —.
— me conoces bien... —. Aclaró el joven cerrando sus ojos, recargándose en la ventana del auto. Mientras divisaba el terreno familiar para llegar a lo que se convirtió en su nuevo hogar hace 4 años.
— ya se como consentirte —. Por mucha responsabilidad que los dos tenían, tal cual como Yubia les había dicho y que olvidaban siempre, es que no todo en la vida es trabajo y mas tarabajo, de vez en cuando debían tomarlo con calma o mejor dicho cuando esta se enojo era: “o descansan o se mueren para que descansen, una de dos". Cosa que se tomaron muy enserio.
Tras haber llegado de un día largo y rutinario, al entrar a la antigua casa. Mitsuki quien cargaba con las compras sintió un ligero olor dulce, una fragancia que no percibía en ese lugar, era nuevo. Tratando de no hacerle mente, disipó la idea creyendo que la señora Yubia uso un producto de limpieza con un aroma diferente.
Los dos creyeron que la ama de llaves los esperaría en el saloncito de entrada, pero esta no se hallaba, asi que Boruto decidió ir directo a la cocina a dejar parte de los recados, en tanto Mitsuki iba por el resto. El rubio al no verla tampoco alli, optó por ordenar unas comidas en la alacena, llamándola a la vez. Obteniendo el silencio como respuesta.
— esta ocupada en estos momentos, no tardara en venir —. Se oyó decir en todo el lugar, sorprendiendo un poco al Uzumaki.
“esa voz". Pensó el rubio quedándose estático, tragando un poco grueso por la tensión que emergió en el repentinamente y al darse la vuelta, una chica de largo cabello negro y puntas rojizas. Estaba parada a un lado del librero del gran salón con una mano atrás de su espalda y con la otra regresaba un libro a su lugar, dirigiendo su mirada hacia el rubio.
La conexión de ambos ojos azules, había estremecido internamente al rubio, pensaba que estaba alucinando y que lo que veía no era la persona que conocía, pero las marcas en aquellas mejillas iguales a las suyas, le hicieron saber que todo era real.
Incocientemente, este se había acercado a la joven y papardeo varias veces para corroborar que su mente no le estaba jugando feo.
—Himawari... ¿en serio eres tu? —. Cuestionó el mayor ya que era tan diferente a cómo la recordaba, apreciando los finos rasgos que ella portaba de su madre, pero con más parecido a su padre.
— supongo que no e sido la única que a crecido, herma... —. Respondió la joven a medias ya que el mayor la había rodeado abrazándola con fuerza.
— Boruto, ella no esta aquí... —. Mitsuki, quien entraba en la cocina, lo primero que apreció fue a su novio abrazando a una joven la cual estaba sorprendida, Boruto estaba llorando y el albino al detallar mejor a la chica, la reconoció al instante, era la hermana de Boruto
—me alegra tanto el volver a verte —. Confesó el ojiazul entre lágrimas, Himawari dudosa. Decidió corresponder el abrazo, sintiéndose incómoda, ya que era como si un extraño la sujetara
—si, a mi también... — culminó la joven, mirando al albino quien lucía sorprendido, solo para después desviar su mirada a un lado, queriendo que ese momento terminara de una vez por todas desde lo mas profundo de su corazon.
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HE VUELTOOO!!!!, cómo están?, Uff me siento tan feliz de publicar cap después de tanto tiempo, de verdad lo siento por el abandonó, los amo tanto🥺❤️❤️❤️❤️
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