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Capitulo 25: Encuentro.

Mirai junto a Hima y el desconocido. Caminaban por las calles despreocupadamente, eran civiles comunes y corrientes a diferencia de que como era habitual, la “policía". Patrullaba los sectores de las calles mas concurridas, sin prestarle atención a los callejones o rutas poco frecuentadas. Dando la apertura a sus “negocios" de mayor venta, ya se imaginaran de que va el tema.

Con la mano herida y un excesivo agotamiento. El hombre cuyo nombre era Shindo, trataba de mantener el paso para lograr llegar por donde la niña apareció hace días, Mirai quien era la que guiaba. Se aseguraba de no tener que pararse debido a las inspecciones rutinarias de los policías y siempre mantenía a Hima apegada a su cuerpo ocultándola entre las personas que, aun siendo de noche, el movimiento nocturno era tan común como el de la mañana. No por nada era llamada “la cuidad que no descansa".

Antes de partir del hogar de la Sarutobi, se habían preparado con la idea de que no todo seria fácil, Hima bien advertida. Ya tenia en claro que podía matar a quien quisiera asesinarla o capturarla que, lo mas probable sería lo segundo y era mejor evitarlo, los ojos azules de la menor se veían perturbados y con un gran pesar, ella misma en su lucha mental. Sabía que lo que hacia estaba mal, deseando no hacer mas daño, pero no podía detenerse, estaba consciente de que personas muy malas la estaban buscando y si dudada. Entonces no viviría para contarlo.

Claro estaba que tenia muchas incógnitas, “¿soy mala?, “¿que pasara después de esto?”, “¿soy una asesina?, ¿como podre dar la cara a mis padres?, tengo miedo". Pensaba sin mostrar nada en el exterior, segura de que estaba quebrada mentalmente. Al punto de empezar a sentir un ataque de pánico mientras andaba, sujetando fuertemente a mirai. Quien solo se devolvió a verla.

Increíblemente las personas al rededor se percataron de ello y miraban con curiosidad la escena, alarmada. La Sarutobi la tomo del brazo y la ayudó a andar tomándola del pecho y brazo como apoyo, sintiendo como la respiración de la niña se aceleraba cada vez mas.

— Daki, respira. Calmante o llamarás la atención de quienes menos queremos —. Pidió con calma la mayor, deteniéndose en un local de comida logrando alejarse de la multitud y las personas metiches, colocándose a la altura de la pelirroja quien sudaba frío y respiraba con pesadez. Mirai le sujeto el rostro y la removió un poco para hacerla entrar en razón.

— ¿esta bien? —. Shindo. Quien miraba disimuladamente a los alrededores, parecía estar buscando señal de peligro o alguna amenaza que pudiese dañar sus planes, corriendo con la suerte de que nadie haya sospechado de la actitud de la niña.

— si —. Comunicó la castaña quien hacía respiraciones con la menor para tranquilizarla — parece ser un ataque de pánico —. Siguió, en tanto la ojiazul dio una fuerte inhalada y se separó de su amiga para notificar que todo estaba en orden.

— no es por poco, pero descuida pronto saldrás de esta —. Expresó el adulto retomando el camino junto a las dos féminas, ya faltaba poco para llegar al callejón donde Mirai encontró a Himawari.

*

Tras despedirse de su esposa, parecía decepcionado al no recibir llamada alguna de Yubia en cuanto a lo que tenia que firmar su propio hijo, a pesar de estar a la expectativa. No podía quedarse esperando por ello y sin mas remedio se fue con la única cosa en mente: salvar a su hija, dejando de alternativa a su amigo de la infancia Shikamaru nara como su remplazo y mediador ante su ausencia, petición que fue muy difícil de aceptar por parte del pelinegro que, sin mas remedio acabo aceptando, diciéndole a Naruto que le debía una después de ello.

Se encontró con Orochimaru y los demás después de un rato, ambos tenían que esperar la señal de los otros para poder adentrarse en el lugar, operación que ya había tomado inicio desde hace exactamente 20 minutos después de cumplirse las 9:00 pm.

Sin señal de nada todavía, conscientemente Naruto contaba mentalmente, no estaban muy lejos del lugar destinado e inconscientemente podía escuchar los sonidos de las balas y los gritos que, bien podía ser solo su imaginación o simplemente puede que estuviese ocurriendo de todos modos, sentía su corazón muy acelerado y no era exactamente por el miedo, jamas olvidaba esa sensación y la adrenalina a la que sometía su cuerpo por algo así, pensaba en todas las posibilidades, rectificaba mentalmente la cantidad de balas que tenia, las ventajas de sus compañeros y la forma en la que debían avanzar, todo al acecho y con cautela.

Era su forma de prepararse mentalmente y por mucho que lo odiara, no importaba que. Aparentemente cada parte de su vida sería algo así, le parecía hilarante, ya hasta creía que se trataba de una maldición, algo que cínicamente lo hizo sonreír con amargura.

Sasuke templado ante el peligro, junto a los demás no se le dificulto entrar, cada persona que vieron al bajarse del camión para la revisión fueron asesinadas de manera silenciosa, mientras que el camión de carga avanzaba. El Uchiha usando el auto de Murata, entró poco después que el camión. Abriéndose paso libre entre la improvisada base para encontrarse cara a cara con el “jefe".

Cabe destacar el trabajo que se estaba elaborando con profesionalismo y eficacia, ya habían pasado 40 minutos y todavía no se habían dado cuenta de la intromisión, el proveedor de armas. Luego de ser soltado por Suigetsu; paso a manos del Uchiha, para que así este lo guiara hasta el cabeza de toda esa organización. Dirigiéndose ambos por un camino distinto al de los demás, quienes se estaban encargando de “despejar" el camino para que Naruto y Orochimaru junto a compañía entraran sin problemas.

— mas te vale que no me estés llevando a una trampa, porque morirías aun así te libres de mi, el comando del aparato en tu cuerpo esta en piloto automático, bien sea que yo muera o te alejes de mi, esa cosa te matara de la peor manera — amenazó el azabache tras el hombre de pelo canoso, provocándole un malestar profundo al no tener escapatoria.

—no soy tan estúpido como para hacer algo así —. Mascullo murata entre dientes por la rabia que sentía reduciendo el paso a su vez, irritando a Sasuke por ello — espera, ya casi llegamos —. Explicó el hombre al sentir la hostilidad muy cerca suyo.

Lo cual fue muy acertado, lo que mas extrañaba del caso. Era que no había nadie por los alrededores, lo que de manera simplificada por el anciano hombre era que, siempre se mantenía así por petición de la persona que estaban a punto de ver.

Al llegar a un pasillo donde estaba una puerta de metal, Murata tocó dando aviso que era el, escuchando tras la puerta un “adelante". Al abrir la puerta ambos hombres consiguieron al líder dándoles la espalda, al parecer hablaba por teléfono sentado en su silla.

Sasuke que permanecía quieto en su sitió, oculto en su vestimenta, analizaba el lugar, estaba consciente que en su escritorio tenia un arma guardada. Lo primordial era encontrar a su hija mediante la información que aquel sujeto le soltara, para su sorpresa. Ese extraño joven al girarse su semblante alegre cambio a uno de incertidumbre para consiguiente volverse uno de malestar.

— vaya, esto es inesperado viejo —. Comentó colgando la llamada, soltando el teléfono con las manos en alto. Sasuke le apuntaba con su arma ya cargada, amenazando contra su vida sin piedad alguna.

— ¿donde esta mi hija? —. Interrogó con dureza el Uchiha acercándose lentamente hacia su víctima.

*

— ya pueden movilizarse, ya despejamos el área momentáneamente, en total: 17 cuerpos asesinados, excepto por dos que son parte de los 10 integrantes principales. Aún no sabemos cuantos mas estén rondando, el resto son solo peones, ahora voy a proceder a seguir para asesinato y capturas. —. Comunicó Karin, dando fin al aviso.

Ahora le tocaba a Naruto ir por su hija y esperándolos en el frente de la base. Suigetsu asintió en lo que observaba como el grupo desaparecía de su vista, esperando que todo acabara pronto.

Ciertamente encontraron el paso despejado. Lo que provocaba un enorme enojo al Uzumaki, le enojaba lo tan poco amenazantes que resultaban y aun así. Lograron hacer un enorme daño, pero no los culpaba, obtener ventaja de los Outsusukis fue un gran beneficio.

Ese clan solo los estaba utilizando para que se mataran mutuamente sin tener que meterse mucho en el asunto, a pesar que ya eran tres familiares los que habían sido asesinados a manos de Naruto y Sasuke.

Naruto esta vez escuchó los disparos a lo lejos, sabía que apenas habían despejado la entrada y aun faltaba el resto de los pisos y lo que estos se extendían por ser un gran edificio, no tardaron mucho en toparse con unos vigilantes armados, tres para ser exactos.

Ellos sin tiempo de reaccionar, Naruto había acertado los disparos matándolos al instante, una excelente puntería estando en movimiento, Gaara y Kurotuchi cuidaban desde atrás que nadie se acercara al pequeño grupo, en tanto Orochimaru iba adelante guiando.

La situación se repetía constantemente, todos eran vándalos a los cuales les pagaban algo apenas para sobrevivir, pero se imaginaban que allí es donde vivían, no tenia caso darle un arma a alguien que no tenia experiencia, pero la ley era: no dejes vivir a quien entre.

No les tomó mucho llegar al sistema de alcantarilla, un cuarto enorme con tuberías para describirla mejor, resulto fácil continuar, ahora solo tenían que seguir la ruta que ya estaba planteada.

— tardaremos un poco, luego de recuperar a tu hija, cambiaremos el camino, a un punto neutro en una carretera donde se descuido este sistema, allí nos estará esperando un auto. Ese será nuestro escape —. Dijo el pelinegro. Teniendo el silencio como una respuesta concluyente

El Uzumaki aún no sabía si eso era una posibilidad, al menos para el padre de Mitsuki no era tan con complejo, nada mas estaba de guía. Siendo acordado que cuando se infiltraran en la cuidad, Orochimaru iría directamente a donde había mencionado anteriormente a esperarlos para dar por terminada la misión.

*

Mitsuki había rondado la casa de arriba a abajo sin hallar al rubio, verificó que los autos siguieran donde estaban y que este no hubiese escapado en uno. Boruto se había escondido muy bien, ni siquiera en el lugar donde entrenaban estaba, exasperando un poco al peliceleste por no poder hallarlo.

— ¡Borurto! —. Gritó el albino, saliendo de la casa ya que lo único que quedaba era el jardín y el área de la piscina que, también estaban descritas como áreas de extenso terreno.

El siguiente recorrido fue mas tardío. Puesto que al haber muchas plantas y matorrales donde esconderse, para Boruto seria mas fácil cambiar de escondite o simplemente irse cuando le viniese en gana.

Estando a punto de darse por vencido. El albino se había quedado cerca del área de descanso rural donde se hacían fogatas, en ella había una enorme silla en forma de cúpula que puede abrirse de par en par para entrar dándole la apariencia de un jaula para aves.

Como todo estaba oscuro ya que las luces solo se encendían cuando se iba a utilizar el lugar, Mitsuki no podía ver con mucha claridad, salvo que. Si podía escuchar muy bien y no sabia si era por intuición o otra cosa por el estilo, este se acercó a dicha silla que media lo mismo que un cobertizo y lo mas lógico de ello era que esta estuviese abierta, lo cual no estaba.

— ¿estas allí, verdad? —. Preguntó Mitsuki con suavidad sin obtener respuesta, buscando los extremos de la esfera para abrirla generando un poco de ruido por ello.

— detente —. Pronunció Boruto que en efecto. Estaba dentro, su voz había salido temblorosa y parecía estar enojado — no voy a ir a donde Yubia —. Retó colocando una traba para que no pusiese salir.

— no iba a obligarte a ello, pero si te quedas aquí enfermeras —. Soltó el albino restándole importancia a la situación de hace un rato y dándole mas atención al hecho de que hacia frío. Muy común al anochecer allí. — aunque podemos hablar si quieres, igual no me moveré de aquí hasta que tu lo hagas, lo que sea que decidas no me pondré en contra —. Siguió sentándose a espaldas del sillón, recostándose en el trenzado de madera del que estaba hecho.

— esta bien, hablemos... —. Boruto quien tomado firmeza, sabia que tenia que tomar una decisión pero no podía hacerlo solo — ¿sabias de esto? —. Preguntó a la defensiva ya que no sabia si esto también algo planeado a sus espaldas.

— no, también me tomó por sorpresa —.

— de acuerdo, ¿que piensas al respecto Mitsuki? —.

— no creo ser el mas adecuado para responder pero, si es algo que desea tu padre. Creo que deberías considerarlo, no muchos dan la vida por sus hijos, hay quienes ni siquiera pueden tener ese privilegio —. Mitsuki se le notaba pensativo, la calma con la que ayudaba a Boruto a pensar con claridad era impresionante.

— aceptar sus deseos... — musitó Boruto con melancolía

— no me refiero a eso, puedes respetar sus decisiones. No aceptarlas de buenas a primeras, se que estas dolido y hacer eso solo va a hacer que empeores, lo que recomiendo es, que busques la mejor forma de manejar la situación —.

— dios, aveces te vuelves tan complicado... —. El rubio sonaba estresado y una risa frustrada resonó en el silencio que se daba en las pausas de aquella conversación. — no éstas equivocado. Puede que no me haya preparado para pelear, pero si para vivir siendo auto suficiente y eso me hace pensar que... Esto pudo haber pasado en cualquier momento y no veíamos el trasfondo en nuestra educación —.

— es injusto... —. Dijo Mitsuki con compasión, ya a ese punto el Uzumaki estaba llorando con amargura, si lo era. Era lo mas injusto que podía sucederle a alguien y todo por el odio, nunca vivirían en paz y lo único que podían lograr para evitarlo era el sacrificio que su padre estaba dispuesto a hacer.

— voy a hacerlo... —. Dijo respirando profundamente. Para consiguiente limpiar sus lágrimas que aún seguían cayendo para mayor desahogó — pero, no puedo perdonarlo por ello. No aún —. Recriminó saliendo de su refugio improvisado, divisando en la oscuridad a su novio quien ya estaba de pie.

Boruto al ponerse de pie las fuerzas le fallaron y el sentimiento de pesar aún lo tenia en mal estado, pero no se derrumbo, siguió su andar aunque las piernas le temblaban y las lágrimas no paraban, siendo como su único apoyo. El abrazo que le dio Mitsuki al acercarse.

Un suspiro corto salio de los finos labios del ojiazul al ser sujetado con fuerza, mientras escondía su rostro en el hombro del albino. Quien sentía como Boruto temblaba al parecer de la rabia y dolor que estaba sintiendo, correspondiendo el abrazo, dejando que todas las emociones se aliviaran con ese gesto tan simple y a la vez tan reconfortante.

— tranquilo, no hay prisa —. Dicto el mayor acariciando los rubios cabellos del Uzumaki, era lo menos que podía hacer, convirtiéndose en algo que aprendió al estar junto a Boruto, el tener simpatía y ser alguien en donde este pudiese sentirse acompañado. Lejos de la soledad, porque así como lo veían; al ambos conocerse Mitsuki veía al rubio solitario, aunque tuviese sus amigos, siempre se le notaba ausente.

*

— ¿cuanto falta para llegar? —. Preguntó Himawari a Shindo, ya llevaban rato caminando en las alcantarillas y no le veía salida a esos enormes túneles.

— ten paciencia niña, aun falta para el punto de encuentro —.

— shh, no hablen tan fuerte, no sabemos quienes rondan estos lugares, recuerden que también es parte de la cuidad. Así que no les quepa duda que esta siendo custodiada por esos corruptos —. Dicto Mirai, concentrada en cualquier ruido que se presentara para advertirles del peligro.

Si mal no contaban el tiempo, 35 minutos es lo que llevaban andando y la impaciencia de la menor por encontrarse con su familia nuevamente era su único deseo motivador.

Tras unos minutos siguiendo con su ruta. Mirai sujeto con fuerza el brazo de la Uzumaki deteniéndola, justo en ese instante, había escuchado algo leve como un bostezo, Shindo. Quien también lo había notado, espero en silencio; ya que ahora eran pasos los que se escuchaban.

— tengo entendido que es aquí donde se maneja el mercado negro, personas, armas y drogas —. Susurro la castaña. Cargando su arma para disparar en cualquier momento, acción imitada por la pelirroja, estaba decidida a halar el gatillo sin dudas.

— era de esperarse que nos toparamos con contrabandistas, en esta ruta para ser exactos, esa niña tuvo mucha suerte al no toparse con ellos —. Shindo parecía un poco alterado, no era la primera vez que se la pasaba por esos túneles, trabajar encubierto para darle información a Orochimaru, daba beneficios como altercados y en sus días como parte de esa organización, los mandados por esa área eran muy solicitados.

— ¿porque tenemos que buscar a una niña?, nos han pedido al todo el comando subterráneo y exterior encontrarla, no tenemos la culpa de que se escapara —. Se escuchó hablar esta vez con mayor claridad a una de las personas que se estaba acercando.

— callate, aunque se le haya escapado a esos terroristas, por orden de los Outsusukis tenemos que buscarla, se suponía que “el" tenía que recibir a las dos chicas, pero la que estamos buscando logró escaparse.

— ¿y que hay de la otra? —.

— no tuvo tanta suerte, tengo entendido que la van a prostituir. Es el castigo por haber provocado tantas muertes en aquel lugar —. Culminó la segunda persona sin esperar que una bala le impactara en su cabeza.

Himawari había asesinado a aquel sujeto por la ira y no paro hasta repetir el mismo procedimiento, quitándole la vida al que faltaba, lo mas impresionante del caso era que, la menor estaba atrás de Mirai y Shindo, teniendo una vista de la puntería limitada, pero esta se las arregló y con la poca apertura que tenia de ventaja, mató a los que eran una amenaza para todos.

Tanto la Sarutobi como el guía, se voltearon lentamente para encontrar a la Uzumaki apuntando todavía, aquellos dos disparos habían perturbado el silencio y por instinto ambos adultos tenían el corazón acelerado. Por el miedo que les causó que las balas pasaran tan cerca de sus rostros.

— esta niña esta demente —. Pronunció Shindo, siguiendo con la mirada el movimiento de la menor quien parecía estar aturdida.

— sigamos... —. Logró decir la pelirroja con voz temblorosa, confirmando sus dudas hace horas cuando le dio su ataque de pánico.

*

El camino no fue fácil para el grupo de Naruto, ya tenían a muchos muertos dejados atrás. Esa zona en especial estaba siendo custodiada con mayor exigencia, Orochimaru por su parte ya se había separado. Deseándoles la mayor de las suertes a los tres adultos en el resto de la misión de rescate.

La guía ahora era realizada por comunicadores, volviéndose en una trasmisión de 20 minutos desde la separación, teniendo un total de 55 minutos en busca del punto de encuentro.

— ¿cuanto falta? —. Preguntó Kurotsuchi en voz baja, mirando hacia atrás de vez en cuando.

— Orochimaru dice que ya estamos cerca, pero no a tenido señal de su subordinado —. Explicó el rubio, maldiciendo por lo bajo ante tanto suspenso.

— no se distraigan, no estamos de vacaciones —. Gaara no se guardaba nada, estaba tan preocupado por la niña, que no permitía que sus compañeros dudaran, en especial Naruto.

Avanzaron uno cuantos kilómetros mas, hasta que por fin llegaron a donde se encontrarían con Himawari, en cambio de eso. El sonido de unos disparos los alarmó, tomando posición para lo que sea que se aproximara.

En su campo de visión, justo frente a ellos. Presenciaron como una persona caía al canal de agua hundiéndose en el a poco metros de distancia de donde ellos estaban.

— se están acercando —. Dicto Gaara esperando para poder disparar.

— es una mujer, un hombre... Y un chico —. Siguió la pelinegro en un susurro.

Naruto al ver a esas personas, se dirigió a ellas seguido de sus dos compañeros que pidieron que esperaran, pero este no les hizo caso, solo siguió adelante hasta llegar hasta los desconocidos, los cuales se pusieron a la defensiva menos la pelirroja.

— papa... —. Musitó la menor, relajando tanto a los adultos que la acompañaban como a los que estaban con su padre.

— Himawari —. Llamó el rubio sonriendo, no la reconocía pero. El sonido de su voz era el mismo, aliviando al adulto por haber encontrado a su hija, aunque su sonrisa se vio borrada cuando esta les apuntó o eso parecía.

— ¡abajo! —. Exclamó la menor y todos le hicieron caso, anonadados. Los presentes observaron como la Uzumaki disparaba a diestra y siniestra. A los que había aparecido detrás del grupo su padre, siendo culpa del encuentro al convertirse en una distracción más.

Con precisión, la ojiazul había derribado a dos y los otros que quedaban. Fueron ultimados por el rubio quien disparo desde el suelo, colocándose nuevamente de pie al estar fuera de amenaza nuevamente.

— que buena niña —. Pronunció la pelinegro asombrada por lo que acababa de pasar.

Himawari por su parte. Corrió hacia donde estaba su papa, siendo esta recibida con un enorme abrazo, Mirai y Shindo quien suspiraron aliviados por el éxito en esa etapa del rescate, era su momento para volver, mejor dicho. El trabajo de Shindo era regresar a Mirai a su hogar.

— tenemos que irnos Sarutobi, ya lo nuestro esta hecho, para ser exacto ni siquiera debiste involucrarte —. Mirai al escuchar esas palabras se irritó, no podía solo dejarla y ya, no estaría tranquila hasta que estos salieran de allí.

— tu puedes retirarte, yo iré con ellos, necesito que Himawari salga de aquí con su padre —. Retó la castaña logrando que la menor se opusiera a tal cosa.

— ya estoy con mi padre, ya hiciste suficiente Mirai, no necesitas exponente a tanto peligro por mi —. La Uzumaki quien estaba preocupada se separó de Naruto para encarar a su amiga — regresa con Shindo por favor, estoy agradecida por tu ayuda. No sabes cuanto, pero ya debes irte —.

— si eso es lo que deseas, entonces... —. Mirai dando una breve pausa, se había arrodillado a la altura de Himawari, dándole un fuerte abrazo de despedida a la menor, siendo correspondido. Estaba feliz de ver el cambio de actitud de la niña.

— gracias a usted también Shindo —. Dijo la pelirroja haciendo una leve reverencia, en tanto Shindo solo asentía, después de todo era su trabajo.

— vámonos Himawari, Mirai si necesitas algo, lo que sea. Buscame en konoha, sera mi forma de agradecer todo lo que hiciste por mi hija —. Dicho eso, Naruto se llevó a himawari, alejándose de las dos personas que la ayudaron tanto.

Mirai despidiéndose agitando los brazos, un ruido sordo la desconcertó y lo primero que llamó su atención fue ver a Shindo tirado en el piso desangrándose, Himawari quien lo vio al oír el disparó; grito cuando la Sarutobi sacó su arma y se volteó hacia donde habían disparado, muy tarde. Mirai yacía en el suelo, dos disparos le habían alcanzado, uno el pecho y otro justo cuando iba cayendo, traspasándole el mentón y saliendo por la parte superior de la cabeza matándola al momento.

— ¡no!, ¡Mirai! —. Exclamó con desesperación la Uzumaki quien se detuvo a secas para ir hacia donde estaba su amiga sin vida, cosa que fue imposible. Naruto la había tomado en brazo, en tanto Gaara y Kurotsuchi se encargaban de los que habían matado a los responsables del tan anhelado encuentro.

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holis mis amores, aquí traigo vicio del bueno, okno. Si habláramos de esto sería una pésima dealer por lo tardío que les doy los capa, lo amooooo y disfruten del cap ^^💖💖💖💖💖











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