capítulo 24: sed de sangre
La situación podría describirse caótica, la acciones, las sensaciones, las ganas de estar corrompido, el estarlo por así decirlo, la impaciencia, desesperación, lo corroída que puede llegar a ser una vida humana, pero... ¿no es simple sobrevivencia?, el querer pelear así sea con uñas y dientes, la capacidad mental para dar el primer golpe, el primer disparo o la primera apuñala, el querer contener la ira y odio perpetuo en lo mas adentrado de tu ser, usándolo como un arma mortal, latente, despiadada, sin sensibilidad alguna, ese instante en el que se hielan tus emociones y la sangre en tus venas se vuelve gélida, tu vista se ciega por la idea enfermiza de ver todo en destrucción, lo es, esta allí, es entendible, quieres venganza... Solo hazlo.
Abriendo sus ojos de par en par. Mitsuki aturdido y con un dolor de cabeza agudo, se encontraba recostado en el extremo de la carpa, arrastrado sus manos en el suelo tratando de recordar lo que había sucedido esa misma noche, los flashback comenzaron a colmarse en su mente como agujas queriendo reventar un globo.
Pudo percibir como sus palmas movían botellas vacías y otras cosas que no tomaría la molestia de ver su procedencia o lo que era como tal, tenia la garganta seca. Lo que provocaba un episodio severo de dolor de garganta, que remedio tenia el intentar decir algo sin que se le quedara a medias.
Al levantar la mirada debido al estruendo de unos pasos dirigiéndose hacia el, reconoció al rubio con la cara sucia por la pintura corrida y no llevaba camisa, además de las marcas que tenia por todo el pecho. Eran la evidencia perfecta de lo que había pasado esa misma noche.
- despertaste, ya me había asustado, arriba -. Tomándolo en brazos, boruto lo había levantado y los mareos hicieron actos de presencia en pleno, la resaca para jóvenes en descontrol no tenia buenos términos en realidad.
Dirigiéndose a los baños, el ojidorado había descargado todo lo que tenía en su estómago, su pareja boruto. en esos momentos, le sostenía el cabello para que no se ensuciara, este había crecido considerablemente por razones obvias, la cicatriz que le recorrida a un costado de la cabeza, estaba cubierta por la cabellera celeste de mitsuki. Tapándola para que no se viera puesto que no era muy agradable a la vista.
- esto fue una mala idea -. Logró responder el mayor sentándose en el suelo del baño para tomar fuerzas, seguro y dentro de poco llegaría a experimentar un coma etílico, boruto sólo se limitaba a mirarlo con arrepentimiento y con mucha culpa por incitarlo a beber.
- me haré responsable, la situación se nos salió de las manos -. Expresó con notoria vergüenza el ojiazul, quien volvía a poner de pie a su pareja llevándolo al lavado para que se refrescara, ambos tenían la pintura desgastada y estaban hechos un desastre, parecían haber salido de una pelea.
- no hay nada que una aspirina y una taza de café no arreglen, tu conduces -. Entregando las llaves que gracias a dios no perdió, mitsuki caminaba tras el uzumaki, los mareos ya se habían calmado un poco y lo único que necesitaba era algo con lo cual compensar su deshidratación y falta de energía.
Los que recogían las cosas ofrecieron agua y con avidez. El ojidorado bebió aliviando un poco su sed, ya en el parking subiéndose al auto, ambos cruzaron miradas sin decir nada; al parecer comprender lo que paso daba cierta sensación de bochorno, sobre todo para el rubio que. Cuando despertó en medio de una casilla de los sanitarios apoyado en el inodoro, se sobresalto al escuchar como la puerta era abierta por una señora encargada de limpiar.
Amablemente pidió que se saliera de allí para poder trabajar, llegando a su mente el vago recuerdo de que había ido a esa fiesta con su novio y al no verlo; se alarmó de sobre manera ya que no estaba con el, repentinamente al salir del baño lo encontró recargado en la esquina de la carpa inconsciente, ni siquiera las sacudidas que le daba lo despertaban.
Ansioso fue a buscar ayuda, pero no la consiguió. En cambio volvió hacia el y lo encontró despierto, acción que lo alivio, la vergüenza del rubio fue que no se había dado cuenta que perdió la camisa, mostrando un torso, cuello y pecho lleno de marcas. Las cuales no podía disimular ni queriendo.
- fue divertido -. Mencionó el ojidorado colocando el asiento del copiloto hacia atrás para recostarse mirando hacia el techo del vehículo. Concentrándose en algo en concreto para que no le atacaran mas la náuseas.
- parece que salimos de una orgía y no de las sanas, sino de las agresivas -. El rubio con cierto humor, provocó que mitsuki se riera un poco por el indebido comentario, ajustado los espejos para partir, comprobó que si podía manejar. Salvo que tenia que hacerlo sin mucho ajetreo puesto que el también seguía un poco mareado.
Volver a casa no fue problemático, ambos se habían dedicado a darse un baño y dormir toda la mañana, el albino muy sínico. Expresó que aun así estuviesen amanecidos al despertar tomarían la rutina de entrenamiento, no podía ser mas cruel, boruto de solo imaginar que tenia que hacer eso hoy; le daban ganas de salir huyendo, algo que sólo podía pasar en sus mas profundos sueños.
- ¿me quieres matar? -. Pronunció boruto arqueando una ceja en forma de duda hacia el peliceleste, quien elaborando un ademán de estar pensando asintió. Solo para sacar de quicio al joven uzumaki.
- no seas llorón, recuerda que es algo necesario -. Dijo el mayor entrando a la habitación con boruto siguiéndole, como siempre todo se encontraba en orden. Tenían ropa limpia sobre la cama y esta se hallaba bien acomodada, yubia realmente se esmeraba en atenderlos.
- vamos a asearnos -. Boruto quien se quitaba los pantalones, tomó de la mano a mitsuki arrastrándolo al baño. Lo que mas necesitaban en esos momentos era ducharse para poder caer en un sueño pesado, además de convertirse en algo necesario. A conciencia de que al levantarse tendrían una tarde pesada.
*
Las horas se estaban contando, los cartuchos de las balas estaban siendo cargadas y los aliados se preparaban para hacer su masacre, complacidos de que fuese en un lugar donde nadie pudiese intervenir, Sai como jefe del cuerpo policial tuvo que quedarse al margen, meter a agentes para el bien publico en algo tan personal seria como dejar a la cuidad desprotegida, además de saber que naruto y sasuke; junto al resto. Tenían un poder mucho mas grande que el y sus compañeros.
En lo único que intervendría es en la detención, si dado el caso dejaban a alguien con vida. Teniendo poca esperanza en ello, ya que conociéndolos harían un desastre, todos estaban esperando la señal para movilizarse, aun faltaba para ello. Habían tomado de rehén al hijo de murata y por consiguiente también al mismo susodicho tiempo después, siendo este obligado a entregar cargamento de municiones y armas letales, además de incautarle todo medio de transporte siendo el total de 3 camiones y el auto donde estaba su delatora matricula.
Oportunamente se debía de entregar un buen lote de esa mercancía ilícita a el grupo terrorista para un trabajo que tendrían pronto. El pedido se había elaborado por teléfono y todo fue bajo la vigilancia del padre de mitsuki, todo bajo amenaza, quien diría que murata serían tan cobarde, un arma en la cabeza e hizo todo lo que se le ordenó.
Dentro del container estaban preparados darui, chojuro y los que trabajaban para orochimaru, siendo karin la que dirigía la emboscada, suigetsu el copiloto y murata como conductor con el dispositivo de tortura que hizo el uzumaki en el cuello, precaución para que no hiciera algo malo, prácticamente sus movimientos estaban vigilados muy bien, temperatura corporal, presión arterial y respiración; alguna actitud extraña y una descarga le haría convulsionar hasta matarlo, sasuke por su parte tendría la reunión personal con el líder, haciéndose pasar por el hijo del corrupto, todo acordado en la llamada telefónica.
Por otra parte Naruto junto a Gaara, Kurotsuchi y el mismo orochimaru irían a la provincia a buscar a himawari, según las fuentes la noche anterior se dio un altercado siendo la principal sospechosa alguien con rasgos muy parecido a la chica, aumentando las esperanzas.
Realmente para entrar no seria difícil, por encomienda. El sistema de alcantarillado que conectaba a esa pequeña cuidad fue pasado a manos de orochimaru, lo primordial era que una vez que empezaran con la matanza el objetivo del rubio y compañía era ir directo por donde huyó la niña e ir directamente al lugar sin ser detectados, todo acordado para las 9:00 de la noche en punto.
Naruto y sasuke al despedirse el día anterior luego de su desahogo, el rubio parecía estar ansioso por ir directo a la boca del lobo, para sus adentros ambos querían ver a sus hijas a salvo, pero la idea de que eso no era cierto le atormentaba, su hija himawari había matado a personas con tan solo 12 años y ni siquiera podía pensar en sarada la hija del azabache, ella no pudo escapar, no quería imaginarse las cosas horribles que le pasaron después de ello.
Aun así no se mantenían cabizbajos, irían con todo de ser necesario, el día parecía tan normal, el saber que esa tranquilidad estaba cubierta por una tormenta, solo lo motivaba mas, sasuke por su parte se mantenía pensativo en donde estaba con los demás, solo contaba las horas sin perder la comunicación con el uzumaki, teniendo una conversación con chistes malos y uno que otro mensaje de cuidado por parte del ojiazul, ya que seria el grupo del azabache en entrar primero a causar daño.
*
- estamos en problemas Daki, tengo que esconderte -. Habló la castaña quien se llevaba a la pelirroja a la cual encontró, disparando a alguien a quema ropa, no sabia que había pasado, solo tenia por entendido que había perdido a la menor y le tomó mucho encontrarla, llegando a hallarla en un serio problema.
Himawari no lo había hecho por hacerlo, en todo el alboroto de las luces, la musica y la droga que le habían pasado, después de mantener la calma y beber agua, diviso a alguien familiar y escuchar su voz pasar cerca de ella, instantáneamente despertó su instinto asesino.
Podía recordar esa voz y figura tomando a su amiga al momento de huir, noqueándola de un fuerte golpe que la hizo sangrar, escuchando como este decía cosas horribles que harían con su cuerpo por intentar escapar, además de ser el que la secuestro ante su hermano mayor.
llena de ira camino tras de el con la mano derecha en el costado sintiendo con sus finos dedos su arma fría apretándola con fuerza, aquel hombre salió por una compuerta para poder ir a fumar sin percatarse de que tenia alguien con pisadas de gato a su espalda, himawari se había deslizado entre el espacio de la puerta antes de cerrarse, el ballet eficazmente. La habían convertido en una ágil señorita con pies y movimientos delicados, una ventaja para pasar desapercibida ante el silencio.
Se quedó embelesada mirado la gran espalda del matón y sosteniendo su arma en mano, siendo el seguro quitado antes de salir ante el ambiente libre, apunto. No habían titubeos, ni temblores, no había miedo, solo ganas de matar.
- hey -. Llamó la ojiazul asustando al sujeto, al ser la voz de una chica. El hombre volteo sin precaución alguna pensando que tal vez era noche de suerte, que equivocado estaba, el alcohol no le hizo reconocer aquella suave voz y al encararla. Se sorprendió al ser apuntado con determinación junto a la gélida mirada de una persona que parecía estar demente.
- oye, podemos resolver esto, tengo dinero si es lo que quieres -. Habló con premura y algo alarmado el señor sin dejar de fumar, himawari no decía nada mas, comprobó que si era el, ese rostro no se le olvidaría tan fácil, trato de recordar todos los posibles, no solo los de la camioneta en donde fue capturada, también a todos los que diviso cuando ya estaban a punto de huir.
El primer disparo fue dado, este le había atravesado el lado derecho de la yugular, causando hemorragia inmediata, la tos y la sangre cayendo era lo único que se escucho después, aquel sujeto intento irse; sin esperar que otro tiro impactara en su rodilla derecha al haberse dado la vuelta. Cayendo de a la vez que gritaba tanto como su garganta le permitió.
Acercándose sin pisar la sangre para quedar frente a el a una distancia considerable, al observarlo pudo ver el terror en sus ojos, la misma expresión que tuvo ella al verse en el reflejo del laminado de la furgoneta al ser bajada, la misma mirada que tenia sarada al ser nuevamente capturada, esa maldita expresión, el no tenia derecho a tenerla, era un ser despreciable y sucio, merecía morir sin ningún tipo de perdón.
Así fue como el tercer disparo ocurrió en medio de las cejas, observando como el cuerpo se desplomaba ante ella derramando mas sangre, retrocedió escondiendo el arma y justo cuando iba a irse se dio cuenta que alguien la observaba y petrificada intento buscar su arma nuevamente, pero en ese momento apareció mirai por la misma puerta impactada por la escena que tenia ante sus ojos.
La sarutobi quien estaba a punto de decir algo, se percato que la niña miraba a la defensiva hacia la persona que no le quitaba la vista de encima.
- mierda, nos vamos -. Grito la mayor sacando su arma y disparando a la figura que se escondía para protegerse, halando a la menor del brazo para ir hacia su vehículo, rápidamente al entrar en el. Himawari no dijo palabra alguna y se quedo mirando hacia la ventana del asiento trasero perdida en su inconsciente.
Dirigiendo su vista hacia el frente, pudo ver como mirai aceleraba con estridencia, lucia enojada y estaba mas claro que el agua que había cometido un error.
- ¿que demonios te pasa? -. Exclamó la mayor al llegar a su hogar en las afueras, sacando a la menor del auto de un tirón, la castaña la tenia sujetada con fuerza y observó que las pupilas de la menor estaban dilatadas, dándose de cuenta que la falta de reacción y su forma de actuar era porque estaba drogada - maldición -. Siguió ella entrando a su casa.
- mirai... -. Musitó la joven mientras era halada hacia el sótano del lugar, mostrando una pequeña puerta, esta era de un cuarto de pánico. Allí seria difícil que la consiguieran.
- entra allí y saldrás cuando yo diga que es seguro, estas drogada y cometiste un asesinato, te vieron y a mi también, estamos en problemas -. Siguió la mayor encerrando a la pelirroja quien no dio pelea.
Ya casi iba a amanecer y lo único que quedaba era esperar la llegada de algún policía corrupto o matón, así que muy segura al subir a la sala. Arrimó un mueble ante la puerta de entrada, tomó su arma y se dejo caer en el mullido sofá para vigilar que nadie quisiera entrar en su casa, dispuesta a pegarle un tiro a cualquier intruso.
Horas habían pasado y ya se sentía cansada de tanto vigilar, al fijarse en su reloj. La hora marcaba las 11:36 de la mañana y no había comido nada, aun así los ruidos del exterior la mantenían despierta y le quitaban el hambre junto al cansancio.
No fue hasta la 1:00 del mediodía que sintió un auto acercarse, esta solo cargo el cañón de su escopeta haciendo el típico jaleo para usarla, colocándosela en el hombro movió el sillón y se quedo nuevamente en silencio. Esta vez apuntando a la entrada.
El motor se había apagado y no tenía ganas de asegurar si ya se habían bajado del vehículo, quería emboscarlos justo dentro del domicilio, sintió como la perilla era ligeramente movida, preparada para disparar. La perilla se detuvo y lo raro es que los movimientos de afuera no se percibían, ni un solo ruido mas que el de el viento.
Extrañada por ello, bajo el arma y analizando mejor la situación, escuchó la ventana de atrás romperse, a todo dar hacia la cocina. Encontró el cuadro de cristal de la puerta roto, justo a la que daba a la perilla, quien sea que estuviese allí intentaba quitar el seguro.
Mirai con un cuchillo en mano, sacado de su alacena, lo clavó con todas sus fuerzas en el dorso de la mano ajena, ni siquiera pensaba en esperar a que algo pasara, disparo a través de la puerta, con el impacto y fuerza ejercida por el intruso. Este mismo buscando el filo del arma blanca al saber que daba fuera de su mano, halo y se corto para poder liberarse.
El tiro no le había dado, enojada mirai salió y se encontró nada mas y nada menos que al que las vio hace unas horas, aquel sujeto se arrastraba haciendo presión en su mano herida, en tanto la sarutobi volvía a cargar la escopeta, apuntó directamente a la cabeza del magullado hombre.
-¿que quieres? -. Interrogó la mayor haciendo un poco de presión en el gatillo, con malicia. Ella se había acercado para pisarle el pecho con fuerza - ¿eras amigo de esa mierda que mate en el bar?.
- tu no lo mataste, la niña si -. Habló por primera vez el intruso.
- repito: ¿eras amigo de esa mierda que mate en el bar?, no se de que niña estas hablando -. Reiteró la ojirrojo pasando su pie del pecho a las bolas pisándolas con mas fuerza presenciando un atorrante gritó.
Negando, el sujeto parecía suplicar piedad, ante si tenia a una mujer con cara angelical pero, con una actitud de una bestia, sin bajar la guardia. Mirai dejo de pisarle su intimidad para que este tomara aire, a fin de cuentas con esa mano herida moriría desangrado pronto.
- no es lo que crees, vengo por la niña, su padre la anda buscando -. Logró decir lo mas audible posible.
- ¿dime por que debería creerte? -.
- mi tarea también era matar a ese tipo, yo solo soy un infiltrado -. Defendió a toda costa con su ultima oportunidad de vida aquel acorralado hombre.
- ¿y el venir a intervenir abruptamente en mi hogar era buena idea según tu? -. El sarcasmo ácido por parte de la castaña solo daba entender lo peor de la situación.
- ¡no!, pero si entraba por el frente ya imaginaba lo que me pasaría -. Exclamó mirando al arma muy atentamente, este sudaba y el ver a su verdugo le causaba unas indeseables nauseas, sea como sea había metido hasta el fondo la pata.
- no te creo-. Respondió tajante la fémina sonriendo con malicia - terminemos con esto -.
- ¡espera! -. Gritó el hombre tomando algo en su mano herida como último recurso, objeto que dio a lugar una voz, momento justo en el que mirai disparo.
Que cerca, de no ser por ello mirai le hubiese volado los sesos, la voz era de un hombre. Este decía lo que tenia que hacer, en ella se mencionaba a la niña, su objetivo y lo que sucedería ese mismo día.
- deja que la niña me vea, tal vez no me allá reconocido, pero fui yo quien la ayudo a escapar -. Hablo desesperado y agotado por la pérdida de sangre - ella mato a mi compañero infiltrado -. Culminó dejado caer la cabeza comenzando a delirar.
En un suspiro, la joven adulta lo requisó, de ello. Sacó un arma y varias cosas como, identificación, licencia de conducir y una que otra basura, no quedaba de otra; tenia que arrastrarlos hasta la casa y tratar la herida, lo cierto era es que aquel sujeto ya estaba inconsciente.
*
- despierta -. Habló con dureza la sarutobi arrojando un balde de agua helada a su nuevo invitado, pálido y con poca fuerza. El hombre se sobresalto por el inesperado baño, estaba mareado y podía sentir como volvía a quedarse dormido - hey, te quiero despierto ya trate tu herida -.
Mirai sonrió satisfecha al verlo obedecer, el cuerpo ajeno estaba amarrado en una silla en el sótano donde estaba la habitación de pánico, antes de que este despertara. Mirai se aseguro de ver si la pelirroja estaba bien, lo cual fue un alivio ya que solo la consiguió dormida y al despertarla los efectos de los opioides ya se habían ido.
- Daki, ¿reconoces a este hombre? -. La pregunta hacia la ojiazul fue rápida y simple, esta lo detallo muy bien y solo asintió.
- vio lo que hice -. Soltó sacando su arma, realmente a mirai se le había olvidado quitársela.
- oye, no... Yo te ayude -. Los balbuceos eran la única respuesta de ese hombre, ya daba pena.
- lo se -. Dijo himawari dándole un giro drástico a la situación - lo que no se es, ¿que hacías espiando? -.
- me robaste la oportunidad... Mi deber era matarlo -. La sorpresa por ser interrogado por una niña le parecía algo retorcido, que diferencia había en ella, se había convertido en una asesina a sangre fría.
- hey, relajate. Ya confirmaste que lo conoces y además que te ayudo -. Retó la mayor tomando el arma con su mano.
- ¿crees que esta bien dejarlo vivo, después de lo que vio? -.
- yo también lo vi, ¿vas a matarme también? -. Defendió mirai, sacando de su nube a la menor, quien solo entregó el arma de mala gana y se alejo de los dos adultos.
- ¿ya me creen? -. Preguntó el hombre irritado, en lo que ambas chicas asintieron.
- todo fue una casualidad entonces, vaya que suerte tienes hima, tu padre te esta buscando -. Mirai al decir eso. Notó como esas orbes azules brillaban con entusiasmo, podía imaginar la frustración de la niña, con un poco mas de trabajo ya ella estaría en brazos de su familia nuevamente - hey, a todas estas, ¿como supiste donde vivo? -.
- acostarte con el del bar no fue buena idea, fue fácil. El me lo dijo todo, solo tuve que decir que dejaste tu celular y se lo creyó -. Palabras que al oírlas mirai. Suspiró admitiendo que se había equivocado, por el tiempo que tardo en llegar, imaginaba que primero fue a su casa en la cuidad y al no hallarlas, este fue su ultimo destino.
- veo que ya estas mas recuperado, si puedes hablar entonces ya puedes caminar y sacarnos de aquí sin que nos detecten -. Culminó mirai rompiendo la soga que ejercía presión, liberando a su ahora nuevo colaborador.
*
- quien diría que podías disparar tan bien -. Mitsuki quien se encontraba sorprendido con la lección de tiro, boruto quien no dijo nada. Dejo el arma a un lado detallando ampliamente como habia dado al blanco.
- quien diría que sería tan fácil -. Habló el rubio con un poco de zozobra.
- Mmm... -.
- ¿sucede algo? -. Preguntó algo fastidiado el uzumaki.
- veo que estas aburrido -. Comunicó el albino tomando el arma, colocándola ante el rubio desarmandola en un instante - como tienes buen ojo para disparar y puedes practicar tu puntería cuando quieras, supongo que el desarmar a tu oponente resulta mas emocionante -.
Esta vez, boruto había cambiado su expresión y se veía mas motivado, no tenía idea de como hacer eso, mitsuki lo hizo muy rápido y todas las piezas yacían en el suelo.
- enseñame a hacer eso -. Con entusiasmo, boruto estaba dispuesto a aprender lo necesario y eso que le acababan de enseñar era una apertura perfecta para poder defenderse.
- en primera, hay muchas formas de hacerlo y segundo, no lograras nada sabiendo desarmar y armar una pistola, esas formas son las aperturas que te de el enemigo cuando te quieren disparar - explicó el peliceleste a lo que boruto hizo una mueca de disgusto.
- ya decía yo que parecía muy fácil -. Replicó el rubio suspirando, al parecer de los golpes no se salvaría esa vez.
- disculpen la intromisión pero, necesito hablar con ustedes dos, tendrán que dejar esto por hoy -. Interrumpió inesperadamente yubia a quien no sintieron entrar al lugar.
Muy atentos, los chicos se miraron y notaron que algo importante pasaría en ese instante, estos seguían a la señora hacia la casa, boruto quien no podía detener su intriga. Sostenía su camisa con fuerza, apenas llevaban unos días en ese lugar y ni siquiera podía tener contacto con su familia, le preocupaban y extrañaba mucho, estaba seguro que tenia algo que ver con ellos.
- no soy la mas indicada para decir esto -. Se dirigió yubia a ambos jóvenes tras una breve pausa después de llegar al living room - aun así, fue la tarea que se me encomendó. Boruto, ante todo tienes que saber que hoy en la noche buscaran a tu hermana y amiga, dada las circunstancias. Tu padre y el señor Sasuke irán a la cabeza de esa operación, para ser mas objetiva; el señor Naruto por muy cruel que suene... -. Continuó volviendo a dar una pausa para buscar las palabras correctas, invitando a los chicos a sentarse con un ademán, lo cual ellos hicieron en respeto.
- ¿esta todo bien? -. Preguntó el albino sintiendo un mal presentimiento.
- si, lo siento. Es un poco difícil, pues bien... Boruto uzumaki. Si tu padre llegase a morir el día de hoy, mi deber es que firmes esto o mejor dicho debes hacerlo ya, es la precaución inicial o mas bien pauta que elaboro el señor a sabiendas de que lo que haría no seria una tarea fácil, aquí esta tu herencia y la de tu hermana, como su hijo tu debes de prever ante sus deseos, puesto que aunque no logré sobrevivir. Prometió traer a su hermana nuevamente a los brazos de su familia joven señor -. Entre sus delgados y finos dedos, aquella hoja fue deslizada hacia el rubio quien estaba anonadado, ¿que demonios sucedía?.
- yubia... No lo haré -. Enojado, el rubio ni siquiera tomo la hoja, no le parecía nada bien lo que estaba sucediendo.
- señor -.
- ¡no firmare una sentencia, el no se puede morir! -. Exclamó sin saber que sentir exactamente.
- el sabe muy bien que es un suicidio, quiere enmendar sus errores, se culpa por que no pudo cuidar a sus hijos -. Espetó con dureza la ama de llaves.
-¿ y ahora pretende seguir con ello? -.
- señor, es una precaución, no sabemos que pueda pasar. Esto se me fue pedido si el llegase a morir al rescatar a su hermana, esas personas...No rectificó, ese clan tiene la vista puesta en la cabeza de su padre y en el señor sasuke, estos no descansaran hasta verlos muertos y no solo a ellos dos, sino a todos en sus familias y en la de su mejor amiga, incluyéndolos.
Derrotado, con la respiración pesada y con el corazón a todo dar. Boruto huyo del lugar alejándose de todos, sin prestarle atención a el llamado de su novio y ama de llaves.
- buscalo por favor, lo único que nos queda es rezar por la victoria, hazlo entrar en razón y aquí esperare para que continuemos, mi deber es cumplir con lo que se me pidió, solo tu puedes llegar a el -. Pidió la señora amargamente por su fuerte trabajo.
- ya hiciste suficiente -. Comentó el albino con gesto comprensivo, este veía que hacer eso le estaba quitando mucha energía y la agobiaba.
- aun no, desde la muerte de los abuelos de boruto, siempre e sabido que aun faltaba para terminar mi labor, al ser firmados esos papeles, pasaré inmediatamente a obedecer las ordenes de boruto. Dado el caso de que suceda la muerte del señor, aun así tienen prohibido irse de aquí hasta que yo lo diga, en eso es lo único en lo que me tienen que obedecer -.
- siento escuchar eso -. Tras decir ese lamento, mitsuki salió a buscar a su pareja, dándose de cuenta que todo había empeorado, pero el ya lo sabía, por eso estaban donde estaban, las posibilidades de que sobrevivieran era tentativa y así como dijo yubia lo único que les quedaba era rezar por una victoria con la menor perdida posible.
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Hola mis amores, lamento mucho la tardanza. No saben cuán apenada me siento, e estado prácticamente el mes enferma de diferentes cosas, hasta ahora que tuve fiebre pensando que es corona virus, pero ahora estoy bien. Lo amo💖💖💖
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