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capítulo 20: lo hice por ti

2:50 AM.

Los ojos azules como el mismo cielo de boruto. No paraban de soltar lágrimas por culpa de su mismo enojo hacia el albino, quien tal y como el rubio pidió lo dejo solo mientras lloraba amargamente por aquella decisión que tomo a sus espaldas.

Ambos chicos estaban en un helicóptero viajando a su nuevo destino lejos de todo, cada tanto el peliceleste quien estaba al lado del piloto le lanzaba miradas furtivas, observando como su novio lloraba en silencio escondido en sus rodillas.

La piloto llamada oku les había notificado a ambos adolescentes que solo faltaba unas dos horas para su llegada, aun no tenían idea a donde serian llevados solo que allí tendrían todo lo necesario para su comodidad. Ropa, comida, dinero, entre otros; puesto que su partida fue tan rápida que no pudieron siquiera empacar sus pertenencias.

Boruto ante aquella noticia solo apretó sus brazos con fuerza abrazándose a si mismo mientras se mordía el labio inferior con fuerza por la ira. Tanto así que hizo que el labio le sangrara.

Solo habían pasado hora y media de viaje siendo las horas antes parte de una sorpresa horrible para si mismo.

Horas atrás habían dejado a mitsuki en su departamento con la promesa de su novio de que se volverían a ver en breve, recuerda ve a su padre y a su tío sasuke irse de su casa para ir a atender un asunto importante con el padre de mitsuki.

Siendo las nueve de la noche, su madre recibió una llamada durante la cena y luego de unos momentos; La hyuga se destapó en exclamaciones y alterada; lo que menos imaginaba era que su madre recibía las ordenes de su padre para que su propio hijo se fuese lejos por protección, ante tanto alboroto la peliviolaceo respiró profundo y con pesadez acepto sin remedio alguno.

Luego de aquella inesperada llamada hinata le pidió a su hijo tomar lo necesario e ir directo al auto siendo seguidos claro de la señora saeko quien se puso al volante y tanto madre e hijo estaban en los asientos de atrás.

Las nueve y cuarenta y cinco minutos se habían marcado cuando llegaron a un hangar completamente desconocido para boruto, en ellos habían aviones y varias aéreonaves, Pero principalmente el helicóptero que tomarían después de unas horas, aun era muy temprano y esperaron allí hasta las doce y catorce de la madrugada justo cuando llegaron su padre y el azabache seguido del padre de mitsuki y el propio albino.

La tardanza fue la incorporación de la prótesis visual del ojidorado, fue un proceso rápido aunque un poco doloroso. Poco a poco su vista estaría completa otra vez.

Naruto después de llamar a su esposa e informarle acerca del asunto. Colgó para elaborar otra llamada a su laboratorio, confirmando si ya el ojo artificial estaba mas que listo; el cual fue asegurado sin problema alguno. Luego de llegar al lugar con la supervisión de un médico compañero del uzumaki. El medico pudo observar que el nervio óptico estaba intacto a pesar de que el ojo fue sacado. Muy hábilmente quien había hecho el trabajo pensó correctamente como sacarlo sin afectar el nervio.

Anestesiado localmente y con una fuerte luz pegándole en la cara, su cuenca vacía fue ampliada con unas pinzas, la prótesis estaba muy bien elaborada casi parecía un ojo real a simple vista pero, todo era artificial. Estas venían en dos partes; la primera era la membrana la cual conectaría con el nervio afectado y la segunda era el ojo como tal, que con su buen diseño podía sacarse y meterse siempre que fuese necesario.

Con delicadeza tomaron del nervio y con la unión de la membrana la cual estaba compuesta de un material que era compatible con la piel y células de cuerpo; la cocieron con puntos que se consumían a través de fagocitosis; es decir que los glóbulos blancos se comerían los puntos, ajustada la membrana, el ojo fue introducido sin problemas, por un momento mitsuki sintió una pequeña corriente pasarle por la cuenca la cual le dio un leve dolor de cabeza.

Naruto monitoreando los sensores en su computadora le pidió a mitsuki mover el ojo hacia donde estaba el, fue un poco difícil y un tanto doloroso pero lo logró. La reacción era algo retardada ya que su cuerpo sabia que era algo extraño lo tenia conectado al nervio, aun tenia que acostumbrarse.

En la pantalla del rubio el ojo estaba activado en su totalidad, el movimiento era limpio aunque como antes mencionado lento, cuando le pidió al albino que lo viese; naruto pudo verse a si mismo en la pantalla y dando sus observaciones le pregunto al joven si podía verlo.

La respuesta fue tal y como esperaba veía al adulto borroso y distorsionado, aun no lo podía ver nítidamente debido a que necesitaba la recuperación y la adaptación de la prótesis en su sistema óptico. En otras palabras mitsuki vería en poco tiempo, naruto le daba cuatro días máximo para pudiese ver bien.

Eliminando la conexión del ojo y la pantalla permanentemente. Las pinzas fueron retiradas y en su ojo fueron colocadas unas gotas analgésicas para el dolor posterior. Las cuales fueron entregadas al ojidorado, acabado el trabajado que les tomó casi dos horas mitsuki se sentía aliviado de que no fuese problemático. Este se había colocado el parche en el ojo por reposo recomendado; ya que el medico le dijo que cuando estuviese listo se lo quitara para empezar a acostumbrar la vista, el único efecto secundario que tendría era sangrado pero este no seria permanente.

Eso fue todo por esos momentos ya era tarde y tenían que irse lo mas pronto posible, al bajarse de la camilla un mareo se apodero de el pero, fue algo leve, su padre esperaba paciente en la entrada del laboratorio con sasuke  y al verlo salir de allí con el uzumaki suspiro sonriendo al ver a su hijo bien.

En el camino los cuatro hablaban de posibilidades y estrategias. Aunque las palabras dirigidas a mitsuki eran sobre la comodidad que tendrían en el lugar a donde irían. Teniendo todo lo necesario para vivir, la conversación duro menos de lo esperada puesto que habían llegado al hangar donde estaba otro auto, el cual le pertenecía a la esposa de naruto.

Boruto lo primero que hizo al verlo fue sonreír un tanto nervioso, la situación le parecía extraña, el salir tan apresurado de su casa, esperar tanto tiempo en ese lugar vacío y sobre todo que su madre no le dijese nada en todo el camino, además de evadir las preguntas de porque seguían allí sin hacer nada.

Para completar la situación vio que el padre de mitsuki le ponía la mano en el hombro y se notaba que este le decía unas palabras. Vio que el albino solo asintió y se alejaba de el quien se quedo esperando cerca del auto junto a su tío sasuke.

— ¿mama, por que estamos aquí? —. Preguntó el primogénito a su madre quien estaba cruzada de brazos y miraba como su esposo se acercaba junto al otro chico.

La ojiblanco suspiro y lentamente se acerco a su hijo después de saludar a su marido y sonreirle al albino con un poco de tristeza, a simple vista en la mirada se le veía escrita la palabra “cuida a mi hijo". La cual fue recibida también con una sonrisa por parte del ojidorado.

Hinata quien con todo el dolor de su alma por separarse de su hijo. Esta solo le dio un beso en la frente a su primogénito y sin decir palabra alguna se separo del lado de su hijo para ir a donde su esposo y que este la abrazara lo cual hizo. Momento en el cual naruto le hizo una seña al peliceleste para tomar acción.

Confundido el rubio miro a sus padres sintiendo como las hélices del avión se encendían y empezaban a barrer el aire. Lo segundo fue cuando escuchó la puerta del helicóptero abrirse y sin previo aviso fue tomado de la capucha de su chaqueta y del brazo.

Mitsuki había caído dentro del helicóptero y lo ultimo que vio boruto fue como su padre cerraba la puerta despidiéndose del rubio, sorprendido exclamó buscando explicaciones mientras forcejeaba para librarse del agarre de su novio. A lo que el helicóptero estaba ya muchos metros arriba, momento en que el albino soltó al uzumaki quien retrocedió rojo por su enojo.

—¿que esta pasando? — cuestionó el menor apoyándose en uno de los asientos del transporte.

— boruto... —. Dijo mitsuki buscando la mejor manera para decírselo en esa pequeña pausa, no quería mentirle así que solo decidió decir la verdad — fue una decisión unánime por parte de tus padres y mía, no podía dejar que te lanzaras a pelear indefenso y no podía dejar que te pusieras en peligro boruto —. Continuó arrodillado en el piso del transporte.

— ¿me estas diciendo que estamos huyendo?, ¿que paso con ir a buscar a mi hermana? —. A medida de aquellas palabras la voz del ojiazul se fue quebrando por la rabia y esos hermosos ojos azules lo miraban con dolor en ellos — no puedo creerlo, me mentiste todo el tiempo —. Soltó para después apretar los dientes y levantarse para tomar asiento colocándose a si el cinturón de seguridad, resignado de no poder hacer nada. Ya estaban muy lejos.

Mitsuki acercándose a gachas hacia su chico, lo tomó del rostro con una de sus manos para que lo mirara, la expresión dura del rubio era hermosa y le parecía muy atractiva; pero no era el lugar ni el momento adecuado para arrinconarlo de la forma en que quería y el ver como esas lágrimas se derramaban lo estaba volviendo loco.

— no puedo pedirte que entiendas el porque lo hice en estos momentos, claro que quiero que la recuperes, pero quiero que sepas que esto lo hice por ti y sobre todo por tu bien; así te enojes por esto, pero a pesar de lo que hice no quiero que me odies, ya entenderás la razón de mis acciones —. Dijo a lo que a boruto se le salieron mas lágrimas y desvío el rostro a un lado para no seguir viendo a su albino quien tenia una expresión de lastima.

En un suspiro este se dirigió hacia el asiento de copiloto ajustando así su cinturón a la espera de su nuevo destino.

Su cabeza le estaba dando vueltas por aquella rabia que había agarrado y le empezaba a doler a mares, agotado por la hora que era a pesar de que no quería cerrar los ojos, se quedó dormido mientras las ultimas lágrimas se le deslizaban por su encendido rostro.

*

La joven uzumaki hace horas que se había despertado en la pequeña casa de su senpai en una zona rural perteneciente a aquella provincia dirigida por esos locos. Esta se había lavado el cuerpo y el pelo; a pesar de haber despertado no dijo palabra alguna y no le aviso a nadie.

Lo primero que hizo fue ir al baño luego de mirar bien el cuarto en el que estaba, al salir del baño se encontró en la cama una muda de ropa masculina, vendas y un botecito de crema con pigmento para ocultar sus bigotes, sin chistar se vistió y cubrió sus marcas para luego mirarse en el espejo pasando fácilmente por un chico. Tenia muy bien en claro que debía aplanar su pecho con las vendas para que no se distinguieran.

La imagen que veía de si misma le daba un poco de inquietud ya no era himawari uzumaki. Ahora era un niño recogido de la calle llamado daki, al dejar de lado sus molestias salio de la habitación mirando con cautela los alrededores y las habitaciones abiertas que estaban en el pasillo, la casa era de dos plantas y al bajar las escaleras un aroma a comida la había golpeado.

A pesar de dormir mucho ya era de noche y el único cansancio que tenia era por falta de comida y agua, al llegar a la sala de descanso se encontró a una mirai muy animada sirviendo la cena, que al verla sonrió lanzando una mirada gentil a la adolescente haciendo una seña para que se sentara a comer.

La niña transformada le invadieron unas ganas tremendas de llorar al ver tal gesto de amabilidad. Esta se había tomado del estómago abrazándose a si misma mientras las lágrimas se le resbalaban por su delicado rostro, aquella imagen le recordó a su madre a la cual extrañaba con anhelo.

La castaña al ver esa reacción corrió hacia la chica y la abrazo con fuerza, haciéndose la dura hima se limpio las lágrimas y sonrió con gesto desanimado al escuchar a su mayor decir: “no llores te puede caer mal la comida". Palabras efectivas para que se calmara.

Sentada en la mesa la pelinegro comió con avidez y bebió con fervor, agradeciendo así a mirai por la comida y hospitalidad. Las palabras que compartían no fueron muchas; la castaña no quería molestar mucho a la menor mientras comía.

Al culminar la joven pidió disculpas por el atrevimiento y se dispuso a lavar los platos a lo que la sarutobi le explicaba que no era necesario, pero la menor no la escuchó ni un poco.

En un suspiro mirai sonrió divertida negando la terquedad de la pequeña, no podía evitarlo si ella quería ayudar la tenia que dejar.

— gracias —. Soltó mirai recibiendo un asentimiento nada mas como respuesta.

Sabia que era tarde para hablar al respecto de lo que debían hacer, la razón por la cual se la llevó a su casa de campo; era porque era la única vivienda que era completamente suya y ya que su actividad era alta no levantaba sospechas por haber dejado su residencia en la zona de trabajo de golpe, ya que se la pasaba mas tiempo en donde estaban ahora.

Lo sorprendente era que también los monitoreaban cada día, inspeccionando que no haya nada raro, lo importante es que por ser un campo la podía esconder sin problemas.

Dejando la llama estable sin avivarla le explico a la niña que tenía libertad en su casa lo que le viniera en gana, pero no podía salir a menos se se le ordenará ya que por allá afuera había peligros.

Lo siguiente que explicó es que se debía teñir el cabello y que podía escoger cualquier color para esconder ese cabello negro, esto no fue muy bien recibido por la pequeña pero no le quedo de otra mas que aceptar a la vez que se tomaba un mechón de su pelo.

—otra cosa mas, por muy loco que parezca te enseñare a como volarle los sesos a un idiota que se quiera meter contigo, ¿entendido? —. Dijo a secas con un gesto amistoso dejando un poco sorprendida a la niña  por ello, hima ya se esperaba algo así,  sabia que si debía salir de ese lugar tendría que aprender a disparar aunque sea solo eso.

— no es mucho pero... Servirá de algo —. Terminó la castaña levantándose de la mesa pidiendo a la uzumaki que la siguiera, sea lo que sea estaba emocionada por no quedarse como un problema a pesar de que los estaba causando. Lo que no sabia era que su hermano se iría horas después lejos por su propio bien.

*

La hyuga madre de ambos niños, yacía despierta acostada en su cama sin poder conciliar el sueño, hace un tiempo que habían llegado a casa luego de aquella abrupta separación y simplemente se dejo caer devastada en su cama recibiendo confort de su esposo. Quien tras hablar con ella para tranquilizarla se quedo rendido ante morfeo.

La casa estaba vacía, sus dos hijos no estaban y le parecía un lugar extraño, sin poder evitarlo soltó lágrimas silenciosas o eso creyó ella; puesto que naruto la atrajo hacia el mismo reforzando el abrazo, el adulto con gesto de tristeza cerró sus ojos mordiéndose el labio para no quebrarse mientras su esposa se desahogaba.

— hinata...todo estará bien, te lo prometo, nuestros hijos se harán fuertes —. Expresó el uzumaki, quien sentía como las manos de su esposa apretaban su camisa, este solo beso su frente y acaricio el pelo de la fémina hasta que sintió que se durmió, sabia que debía dormir aunque sea un poco ya que ese mismo día seria muy duro.

*

4:53 am

El helicóptero había aterrizado en una enorme hectárea rural; donde justo al frente estaba un auto estacionado, la piloto tomo un paquete y se lo dio al albino, quien lo tomo si pena alguna, al abrirlo estaban las llaves del auto y una dirección.

— este es mi destino, el suyo deben encontrarlo ustedes mismos con esa dirección. No tengo permitido saber su ubicación, buena suerte niño —. Comunicó la piloto recibiendo un ademán como respuesta por parte del joven.

— gracias —. Se expresó el joven de ojo dorado quitándose el cinturón de seguridad. Al acercarse a boruto notó que este estaba sentando mirando el suelo del helicóptero con sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar; a lo mejor y se despertó con el aterrizaje. Este sólo se frotó la cara con su antebrazo y salio por la compuerta cayendo en el césped del área.

Mitsuki suspiró agotado tomando la misma acción que el rubio. Cerrando tras de si la compuerta, momentos después las hélices del helicóptero empezaron nuevamente a girar despegándose de la tierra para irse.

Este los había dejado solos en aquel lugar. Al acercarse al auto este les pidió a cada uno captar las huellas para reconocimiento; aprobando a ambos chicos por ser las personas indicadas, por muy enojado que estuviese boruto se sentó como copiloto y se encargaba de ser el otro ojo de su novio.

La dirección estaba en un pequeño aparato manual que solo contenía esa información, luego de manejar kilómetro y medio por césped. Interceptaron la carretera; donde el albino avanzó lo que parecía ser una montaña ya que iban cuesta arriba.

Boruto tratando de no dormirse vio por la ventana una enorme cuidad que estaba allá abajo la cual era iluminada por el sol que estaba apenas saliendo.

Habian perdido aquella hermosa vista luego de adentrarse mas en aquella montaña, boruto había visto puentes e incluso pequeñas casas, las cuales quedaron en la lejanía, ya siendo las seis y cuarenta minutos de la mañana, el GPS parpadeó dando a entender que su destino ya estaba cerca. Luego de unos metros de distancia de pasar por otro puente, cruzando a la derecha de la carretera se adentraron por un pequeño túnel; donde al salir árboles muy grandes se alzaban a sus costados y tras una breve distancia. Un enorme portón de rejas azules se abrían frente a ellos.

Una enorme casa hecha de piedra y de altos pisos se dejaba ver a medida que recorrían el jardín; por la pequeña pista para llegar a la entrada de la gran vivienda. El ojiazul sorprendido miró con extrañeza dicha casa ya que un flashback lo atacó de repente, estaba confundido eso no cabia duda. Sin calmar su curiosidad; le arrebató las llaves al albino y bajo con prisa del auto, abriendo la puerta usando un pequeño llavero con clave.

El uzumaki cuando entró, lo primero que se encontró fue un cuadro enorme de una mujer de cabello rojo mirando hacia lo que parecía el cielo, este le caía hasta la cintura y parecía desnuda. Lo mas impactante era su prominente vientre; el cual sostenía alegremente, aquella mujer le transmitió una enorme calidez llenando así sus ojos de lágrimas inconscientemente.

Mitsuki quien tras salir del auto y entrar a la casa cerrando la puerta. Se encontró a su novio observando el cuadro mientras se le resbalaban las lágrimas.

— abuela... —. Soltó bajando la mirada buscando en aquella casa las memorias de lo que hace muchos años atrás parecía ser su niñez una muy corta.

—boruto... —. Soltó el albino colocando su mano en el hombro del menor el cual se estremeció, este no lo rechazó en cambio la tomó y la apretó con fuerza al percatarse de la foto de un hombre rubio y de ojos azules quien sostenía a un bebe en brazos.

No cabía duda que aquel hombre era su abuelo y el bebe quien tenia en brazos era su padre, su mano libre se estiró para tomar el porta foto; soltando la mano del albino para recorrer la foto con sus dedos, un suspiro nostálgico se le salio de su labios como si toda aquella situación le hubiese dejado sin aliento.

Dando un paso de valentía por toda la información que le salía a la luz. Recuerdos que se desbloqueaban; se dirigió a la escalera donde el hermoso cuadro de su abuela embarazada reposaba en la pared intacto y perfecto, sin la mas mínima presencia de una telaraña o siquiera una pizca de polvo, todo estaba perfectamente pulcro.

El rubio cerro sus ojos por un momento debido a la sensación que tenia en su pecho y cabeza, en ambos la confusión le invadía y no podía evitar pensar en sus abuelos y de porque hasta ahora no se acordaba de ellos. Lo que mas le sentía es haberlos reconocido al instante pero antes de todo ello ni se acordaba de ellos.

Mitsuki guardo distancia y le dio su momento a su novio, este dejaba que asimilara todo en silencio y quietud, la casa estaba rodeada de un aire limpio y reconfortante pero, sobre todo acogedor, el albino sin vacilar se quito el parche y abrió su ojo protésico. Una pequeña punzada de dolor le llego al nervio y poco a poco pequeñas gotas de sangre se le fueron deslizando por su rostro.

Fue una imagen borrosa la que se mostró ante el, solo distinguía colores y en cierta forma figuras, este miro su palma y tan solo la forma de su mano se veía, no era tan complejo. Su vista estaría bien en breve, siendo ya que puede ver un poco mejor que hace horas que solo veía parches y colores combinados.

El sangrado no paraba a pesar de ser muy pequeño, el albino no quería ensuciar nada, así que utilizo la manga de la chaqueta que tenia puesta como pañuelo para absorber el sangrado, varias preguntas se colaron en su mente al ver la casa tan cuidada, una de ellas era obvia y era que no estaban solos; habían personas en la casa que la cuidaban y mantenían.

Distraído en sus pensamientos se sobresalto al sentir las manos de boruto tomar su rostro por sorpresa, la mirada color zafiro del rubio la cual estaba un poco apagada. Se fijaba en las pequeñas lágrimas que caían del ojo de su novio y del rastro reseco que estas estaban dejando en su blanquecina piel.

— vamos a limpiarte —. Musitó el uzumaki quien había dejado de lado todo su malestar al percatarse de lo que le ocurría a su novio.

El aire que rodeaba al chico era un tanto diferente a como estaba horas antes por su enojo. Este lucía mas calmado aunque muy adentrado a sus pensamientos, estos dos se dirigieron a una puerta que daba a un gran espacio abierto que se compartía con una enorme cocina y un living room muy ampliado con chimenea, donde justo al lado estaba el comedor con un amueblado muy lujoso al igual que la casa en si. A pesar de no haberla visto en su totalidad.

— esperame sentado en aquel sillón por favor —. Pidió con gentileza aunque un poco frío por parte del ojiazul.

Sin replicar el albino fue directo a sentarse. Mientras que el joven uzumaki buscaba entre los estantes y gabinetes de la cocina; hasta que por fin consiguió las cosas de primero auxilios, entre ellos había vendas, alcohol, toallas húmedas y una bolsa para hielo la cual rellenó momentos después.

Boruto con los productos en mano Alejándose de la alacena de la cocina, tomó haciendo junto al albino dejando todo encima del mueble, observado el rostro de sus amigo se fijó en la prótesis y de como esta desentonaba con el rostro de su novio. Esta era de un ámbar muy apagado y al ojo le faltaba brillo; a leguas se notaba artificial, no podía quejarse el trabajo de su padre se centraba en la calidad y no tanto en la apariencia.

La tranquilidad de boruto ante la situación hizo pensar al albino; que no es la primera vez que el hacía o veía algo como esto. El rubio tomó una toallita húmeda y empezó a limpiar la resequedad de la sangre y colocó la bolsa de hielo justo al costado de la cabeza de mitsuki, donde se extendía la cicatriz. La sangre había parado de salir y por muy desagradable que fuese, boruto se limpió las manos con alcohol para después tomar del rostro a mitsuki sacándole el ojo artificial sin problema alguno.

Sin inmutarse por eso mitsuki observó como su pareja limpiaba el globo ocular con una toallita antibacterial luego de retirarlo de la cuenca. Terminado boruto se lo volvió a colocar, lo que este había limpiando era la sangre seca que estaba debajo dentro de la cuenca, seria muy incomodo y muy malo dejarla allí.

— ahora entiendo... —. Pronunció boruto volviendo al rostro de su novio para terminar de limpiarlo.

Otra vez el silencio se hizo presente debido a que las palabras que quería decir el rubio se atoraban debido a su orgullo. Ya que su enojo aun persistía pero ya no era tan severo, deteniendo la mano de boruto. Mitsuki lo miró con gesto serio pero no amenazante sino mas bien uno compasivo.

—tch, mierda. Eres un tonto — exclamó el uzumaki tomando con fuerza de los hombros a su pareja agachando la mirada para no verle. En tanto mitsuki esperaba que el menor se desahogara. — entiendo... Que quieres protegerme, sobre todo mis padres, pero... A pesar de que me moleste lo que hicieron, al final tienen razón... —. Se expresó el rubio mientras lágrimas caían al sillón.

— boruto, siento de verdad que halla sido de esta forma; es por tu bien —.

— ¡ya lo se!, se que no lograría nada si la iba a buscar, solo conseguirá matarme en el intento... No soy tonto. No se en que pensaba, soy débil —. Escupió las palabras amargamente el ojiazul aflojando el agarre de su manos.

— ¿me estas diciendo que eres débil boruto? —. Mitsuki esta vez había endurecido la mirada y tomando las manos del chico, las dejo juntas en el mueble aprisionándolas; mientras que con su mano libre le levantaba el rostro a su rubio quien se mordía el labio. Haciendo contacto visual una de las formas en la cual se entendían muy bien. — te recuerdo que si no fuera por ti, estaríamos debajo de escombros. Boruto entiendo como te sientes ahora pero, no es momento para que te pierdas en lastimas —. Las duras palabras del ojidorado enfurecieron al rubio quien se soltó y empujo al albino contra el sillón quedando sobre el.

— ¡ojala fuera tan fácil hacerlo!, ¡pero tengo miedo!, ¡no sabes cuanto! —. Gritó enojado el rubio sin parar de llorar — temo por mi familia, por mi hermana y mis amigos, pero por quien mas temo es por ti mitsuki, tengo miedo que no pueda ayudarte si algo sucede —. Se sincero el menor sin dejar de mirar a los ojos de su novio.

Las palabras habían impactado al peliceleste y su gesto duro se había suavizado, sin importarle lo enojado que estuviese boruto con el, este lo tomó de la nuca y lo beso en los labios. El uzumaki quien tenia las manos en el pecho del pelicleste, las convirtió en puños pensando en resistirse pero, no podía en cambio las deslizó hasta llegar a su cuello para rodearlo y profundizar el beso.

Al separarse boruto lo veía con molestia, ambos se habían sonrojado. El rubio se había tranquilizado y mientras que el albino se reincorporaba; el menor no dejaba de rodearlo con sus brazos por muy enojado que estuviese. El idiota de su novio lo dejo fuera de juego en segundos sin poder resistirse.

— la razón por la que estamos aquí es para hacer que ese lindo cuerpo tuyo. Sepa resistir mis palizas —. Comentó el mayor posando su mano en el rostro del chico. Delineando los labios de este con su pulgar, mitsuki miraba con esa intensidad que hacia a boruto desencajarse por completo. Complacido el ojidorado sintió como el cuerpo de su novio se estremecía ante aquellas palabras, simplemente estaba disfrutando de aquello.

— Mitsuki... —. Musitó perplejo boruto. Quien se sentía como gelatina de tanto que le temblaban las piernas.

— si quieres hacerte fuerte, primero tengo que moldear ese cuerpo que tienes, hacer que tengas la agilidad precisa para que no te rompas los huesos y no arruinar tu bella cara —. A medida que el albino soltaba palabras este metía sus manos en la camisa de boruto tocándole el torso y pecho haciéndole estremecer. Tomando la oportunidad de tumbarlo en el mueble haciendo que este soltara el agarre. Aprovechando, mitsuki tomó de las piernas al ojiazul, abriéndolas para quedar entre ellas muy pegado a el; en una posición muy comprometedora. — vinimos aquí porque estoy encargado de que te sepas valer por ti mismo, y porque no quiero que estés indefenso cuando yo no este cerca, así que prepara ese cuerpo esbelto que tienes y tu lindo trasero; ya que no solo tu cuerpo es el que va a recibir todo los golpes. — culminó con una sonrisa llena de malicia.

— ¿tu... Vas a entrenarme? —. Preguntó como pudo ya que las palabras le salían temblorosas.

— y creeme que no seré tan complaciente como en la cama, me temo que seré muy estricto —.

Soltó con rudeza el mayor volviendo a besar a boruto quien se estaba desvaneciendo en aquel enloquecedor beso.

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