
Capítulo 9
No quiero volver la mirada, no quiero que Ancel note mi ojo violeta, ni mi labio partido.
—Yana no has respondido a mis llamadas, ¿Puedo saber el motivo? —susurra en mi oído, posa sus manos en mis caderas aún está parado tras de mí, lentamente me volteo hasta él, ya que afloja el agarre en mis caderas posa su mano debajo de mi barbilla y lentamente la eleva. Ya que he preferido estar cabizbaja, no pretendo causar lástima alguna, es sólo que me da pena que él me miré en este estado tan fatídico. Ancel al mirar mi rostro, en segundos su expresión es otra, cambia manera de actuar, su semblante de volvió de dulce a uno lleno de furia.
—Yana, ¿Quién carajos te a echo eso?. —susurra entre dientes apretando la mandíbula sé que trata de guardar la calma, mi lengua parece haber quedado pegada ya que no puedo articular palabra alguna, es cuando Ancel me toma de la mano y grita algo en alemán a sus guardaespaldas, causando que todos los estudiantes de la universidad pongan toda la atención en nosotros.
—Lass uns gehen. —A lo que todos obedecen de inmediato, Ancel me sube a la camioneta con él, en todo el camino no habla solo se dedica a observarme, mantiene sus manos en su regazo. Puedo notar su furia ya que aprieta la mandíbula y en sus nudillos ejerce tanta presión que se ponen de color blanco.
Trato de mirarlo a los ojos, trato de descifrar cualquier gesto, y él solo se muestra impasible, suelto un suspiro y es cuando acorta la distancia y me besa, le sigo el ritmo el beso es lento lleno de ternura, de anhelo, como tratando de no lastimar mi labio partido. A los minutos nos recomponemos por falta de aire, me siento apenada con los hombres que van en la parte delantera de la camioneta, aunque parecen unos robots ya que el chofer no voltea ni por el retrovisor, aún así no me siento tranquila.
—Di algo Ancel, estoy bien no tienes por qué estar de esta manera, me tienes muy nerviosa. —le digo a lo que él, me acerca a su pecho y me aprieta.
—Hablaremos en la mansión nena, tienes muchas cosas que contarme —Sentencia soltando un suspiro, dirijo mi mirada hasta la ventana del auto, miro los árboles pasar, he perdido otro día de universidad y no se me hace justo, perderé mi beca y es algo que no quiero que vaya a pasar. Demasiado esfuerzo me ha costado poder conseguirla además de que no quiero defraudar a mis padres un día les prometí que volvería a casa con un título y así lo haré.
—Volvamos Ancel, ya no puedo perder otro día más de clases, mi beca está en juego. —le digo a lo que él sonríe y me abraza más fuerte a su pecho.
—No te preocupes por eso nena, yo me encargo no perderás ninguna beca. —Susurra en mi oído a lo que recargo mi cabeza en su pecho y aspiro su aroma que tanto me embriaga. Se que va a sonar extraño pero me siento tranquila a su lado, como si Ancel fuera hogar para mí.
Hoy luce tan atractivo como todos los días, un traje en color negro echo a la medida con camisola negra y su corbata del mismo color, lo hace lucir elegante y místico ya que ese color le va. Pero que ante mis ojos es lo más perfecto que he podido mirar, no se que me pasa cuando estoy muy cerca de él.
Una sensación se arremolina en mi estómago, mi corazón late muy a prisa, y solo quiero mirarlo a cualquier hora del día.
Realmente no sé que quiere de mi, la pregunta que me hago a diario es ¿por qué yo? ¿Qué tengo en particular? Parece que se ha colado en mi ser, ya que no sale de mis pensamientos, desearía que él sintiera lo mismo que yo.
Pero es algo casi imposible, ya que Abbey siempre ha dicho que los hombres con dinero, millonarios, solo buscan una cosa y es sexo, que después te botan para no volver más, así como Ángel lo hiso con ella.
—Un dólar por cada pensamiento tuyo Yana. —Dice pretendiendo bromear.
—Me convertiría en millonaria. —le respondo sonriendo.
—Ya lo eres nena. —me responde a lo que mis pensamientos cambian, una lágrima amenaza con salir y la limpio rápidamente.
—He dicho algo malo nena. —Me pregunta preocupado.
—No Ancel, es sólo que estoy preocupada. —le respondo.
—Sabes que me puedes contar lo que sea Yana, solo confía en mí. —dice a lo que me debato en si contarle o no, cuando estoy a punto de responder, suena mi móvil. Rápidamente lo saco de mi mochila y respondo, he alcanzado a mirar el nombre de mamá.
Llamada telefónica..
—Mamá, ayer llame todo el día y no me han respondido ni Abbey ni usted.—Le digo molesta, al saber que me han dejado de lado en este asunto que también a mí me concierne.
—Yana tengo que decir algo, promete que estarás tranquila y me escucharás hasta el final.— Sentencia mamá con voz entrecortada.
—Lo prometo mamá, pero habla de una vez no puedo con esta incertidumbre. —le respondo, Ancel está atento a mis movimientos, toma mi mano y la lleva hasta donde están sus labios y deposita un beso en ella.
—Tú.. tu. padre ha muerto hace unos minutos. —Dice entre llantos yo sólo puedo pensar en mi padre Jason, él no puede dejarme, no. A lo que niego moviendo la cabeza, mis lágrimas han comenzado a salir siento el dolor se abre paso en mi pecho haciendo que la perdida de mi padre sea latente, quema en mi pecho como si carbón encendido fuera. Siento que me ahogo en este auto, suelto el móvil cayendo este al instante en el asiento del auto. Ya no me interesa saber más, estoy muy molesta con mi madre y con la perra de Abbey, aparte del dolor que siento por la perdida de mi padre, la desesperación e impotencia me embargan y yo aquí sin poder hacer nada, desearía qué mi padre vuelva a la vida que esto no estuviese pasando pero ya es algo imposible.
—Ancel detengan el auto, necesito aire. —le suplico a lo que ordena a su hombre, y este obedece deteniendo el auto a la orilla de la carretera, bajo apresuradamente necesito aire, necesito sacar este dolor, que me ahoga en el pecho. Llego hasta la parte trasera de la camioneta y me agachó colocando mis manos sobre mis rodillas. Trato de respirar, me está dando un ataque de nervios y eso no es bueno, siento las manos de Ancel tomarme del rostro, se posa frente a mí y sus ojos azules me miran con intensidad.
—Respira Yana, toma aire por la nariz y suéltalo por la boca, lento, llora saca eso que te atormenta. —me alienta y besa mis labios y es allí cuando estallo en llanto, me abraza y mis lágrimas caen a borbotones.
Es—.. papá, ha muerto Ancel — Le digo entre llantos.
—Tranquila nena. —Continúo llorando en su pecho, cada vez aprieta más su agarre, no sé ni cuánto tiempo ha pasado hasta que habla nuevamente.
—Vamos a casa para que te preparen un té, y te sientas mejor. —Sugiere a lo que acepto y nuevamente subimos a la camioneta.
***
Llegamos a su mansión, bajamos de la camioneta Ancel me toma de la mano y entrelaza nuestros dedos, entramos a la casa y nos dirigimos escaleras arriba, llegamos a la que recuerdo es su recámara y me siento en la orilla de la cama.
Ancel sale de la recámara y a los minutos regresa con una taza en sus manos de líquido humeante, me la da en mis manos.
—Gracias Ancel, eres muy amable. —le digo y él me regala una media sonrisa.
—¿Te sientes mejor? siento mucho lo que ha pasado con tu padre nena. —Ahora si me dirás quien carajos te ha echo eso. —me pregunta se que se está conteniendo, se recarga en el pequeño sofá, cruza sus piernas y las manos las entrelaza en su regazo, expresa sincero.
—Ya me siento un poco mejor tranquilo y sobre esto me he caído Ancel. —miento pero no quiero que sepa que la causante es Abbey, después de todo ella es mi hermana.
—¡¡Mientes!!— grita a lo que me estremezco al instante. —Dime la verdad Yana, o mandaré a mis hombres a investigar y si doy con el culpable, no habrá lugar en el infierno dónde se pueda ocultar. —sus palabras han causado un terror enorme en mi.
—¡¡Fue Abbey mi hermana ya contento!! Esa bastarda me volvió a golpear, cuando nos ha mirado que he me has traído a casa. No tuve tiempo de defenderme al abrir la puerta me ha dado con su puño en mi rostro —Digo entre llantos, ha estoy cansada de esta situación.
Ancel viene hasta mí y me toma sentándose en su regazo, paso las manos por su cuello y sollozo, el soba mi espalda, meto mi rostro entre su cuello. Su perfume me relaja al instante, Ancel se levanta conmigo en su regazo y me deposita en su cama, él se acuesta detrás de mi y me abraza.
—Jamás te volverá a tocar Yana, te lo prometo. —susurra en mi oído.
***
Despierto desorientada la habitación se encuentra a oscuras, siento un brazo rodear mi cintura y es cuando recuerdo que estoy en casa de Ancel, tomo mi móvil que he dejado en la mesita de noche, después de que un joven lo ha traído hasta la habitación.
Observo la pantalla la una de la mañana, no tengo textos ni llamadas perdidas de mamá ni de Abbey, solo una de Maya que decido a qué después la llamaré. ¿Cómo es posible que durmiera todas esas horas, lo que sé es que el té me relajo me hiso bien. Con la luz del móvil la coloco tratando de aluzar el lugar, y para mí sorpresa Ancel está sin camisola, solo en pantalones y aún usa el cinturón en color negro, su pecho bien marcado, tiene los brazos muy ejercitados y esos tatuajes le dan un toque de sensualidad todo en el grita belleza y perfección, tiene los labios gruesos y rosados. Esas pestañas negras que cubren sus hermosos ojos azules, por Dios es un Adonis personificado.
—¿Te gusta lo que vez nena?. —dice a lo que brinco del lugar poniéndome de pie rápidamente, él me imita y queda frente a mí, lentamente va subiendo sus manos por mis brazos un escalofrío me recorre por todo el cuerpo, agradezco que está oscuro de seguro tengo mi rostro como un tomate.
—¿Y a quien no le gustaría mirar lo que mis ojos observan? —suelta una pequeña sonrisa.
—No exageres que el afortunado soy yo — unimos nuestros labios en un beso que se torna apasionado, lleno de ganas pero bajamos la intensidad a medida que llegamos a un ritmo lento y pausado, esto ya se está convirtiendo en mi adicción me toma por los glúteos y me sube a su regazo, enredo mis piernas alrededor de su cintura. Eso me hace sentir su prominente erección en mi parte baja, nos besamos con anhelo. Ancel me descompone de una manera descomunal siento por él lo que jamás he sentido por nadie y esto es enfermo ya que apenas nos conocemos.
Me recuesta nuevamente en la cama, desabrocha el botón de mi pantalón y lo baja, quedo solo en bragas, enciende la luz tenue de la mesita de noche, desabrocha su cinturón y lo retira, para seguir con el botón de su pantalón y lo baja quedando solo en bóxer se coloca encima mío, y me besa nuevamente muerde mi labio inferior.
—Du kannst dir nicht vorstellen, wie ich dich zu meiner Yana machen will.
Susurra en mi boca, nos besamos con más intensidad, retira mi braga de encaje y él se despoja de su bóxer, no trato de detenerlo hasta yo deseo esto.
Retira mi blusa por encima de mi cabeza, va dejando besos húmedos por todo mi cuerpo, lentamente va ingresando su mano a mi entre pierna, hasta llegar a mi lugar prohibido acción que causa que me estremezca al instante, mueve sus dedos en círculos y con la mano libre la mueve por mis senos los frota causándome mucho placer. Me con intensidad con esos ojos azules que me vuelven loca.
Mueve la lengua en círculos, chupa y muerde, aprieto las sábanas con mis dedos y me retuerzo de placer en la cama, una sensación va creciendo en mi vientre algo similar a la del otro día, a los segundo exploto en un delicioso orgasmo es mágico sentir esto por segunda vez. Ancel sube hasta mí y besa mis labios, quiero más de él, mucho más.
—Tómame quiero ser tuya, Ancel. —digo sin pensar y es por que así lo deseo, Ancel sonríe y me besa, se acomoda entre mis piernas toma su longitud y la coloca en mi entrada.
—Si te hago daño me lo haces saber y me detendré, ¿De acuerdo?.- Me pregunta mirándome a los ojos a lo que muevo la cabeza en aceptación.
Ancel lentamente va entrando en mí, duele como el infierno, nuestro ojos no pierden conexión besa mis labios con ternura, araño su espalda empuja un poco fuerte y siento como si algo se rasga dentro de mi, da una última estocada y está muy dentro de mi.
—Estás muy apretada Yana. — su voz suena mas grave de lo normal a lo que sonrío.
—Te has convertido en todas mi primera vez.— le digo a lo que él se sorprende.
—Puedo asegurar que he sido tu primera vez y eso me alegra, no sabes cuánto, eres tan pura y bonita que me vuelves loco.
—¿Debo agradecerte por el cumplido Ancel?. —A los segundos se comienza a mover lentamente pero hago una mueca de dolor y se detiene, siento como si estuviese tocando el cielo, no está tan mal después de todo a como lo contaban mis amigas, si duele y mucho pero después esa sensación se convierte en placer.
—Yana si te duele déjame decir que eso sucede por primera vez, con el tiempo el cuerpo se acostumbrara nena, y solo te daré placer desmedido —se queda unos segundo como dando tiempo a que me acostumbré a su longitud para después comenzar a entrar y salir lentamente, el placer se va acumulando en mi vientre y Ancel aumenta las embestidas, mi frente está sudorosa. Las embestidas son fuertes y precisas gimo por lo bajito y Ancel aprieta mis caderas con ambas manos.
Se sienta recargándose en el respaldo de la cama, me subo encima de él y me comienzo a mover con su ayuda, el placer es indescriptible, siento nuevamente como el orgasmo va creciendo en mi vientre.
—Córrete para mí, me encantas no sabes cuánto nena. —dice a lo que me muevo más aprisa y a los segundo explota la sensación de placer en mi vientre causando que mi cuerpo vibre en miles de sensaciones, Ancel tiene los ojos cerrados y aprieta mis caderas mientras se mueve lentamente contra mi, se que él también a acabado ya que gruñe por lo bajito..
De pronto su móvil suena, está posado en la mesita de noche, alcanzo a leer el nombre de una mujer, sale de mi y rápidamente me hace a un lado, lo toma de la mesita y mira la pantalla.
—Disculpa nena, es importante. —dice nervioso y se pone de pie, dejándome confundida ¿Qué puede ser mas importante que yo en estos momentos? además de que miré el nombre de una mujer en la pantalla. Miro cuando Ancel se mete al baño y yo solo estoy descolocada por lo que acaba de pasar, rápidamente me pongo de pie y me comienzo a vestir me siento molesta por lo que acaba de pasar a los minutos sale del baño se puede notar furioso, se sorprende al mirarme ya cambiada y viene hasta mí.
—Dominik te llevará a tu casa, luego te llamó vale?. —sentencia con voz autoritaria, no se que le pasa, de tierno a cambiado a molesto y se sólo que es un imbécil. Su estado de ánimo es variable, es un idiota a egocéntrico y lo de esa mujer no me gustó para nada. Es como si no hubiese pasado lo de hace unos minutos y me duele el corazón de saber que solo me quería para una noche, bien me lo decía Abbey.
Desvío la mirada de él, y no digo nada solo tomo el móvil y mi bolso salgo de la habitación, cuando voy a bajar las escaleras en la entrada de la puerta está parada una bella mujer. Que más bien pareciera una modelo de Victoria Secrets, hay tres maletas junto a ella.
Tiene el cabello rubio que trae en una cola de caballo, un vestido dorado y unos tacones negros, sus piernas son largas y esbeltas como todo su cuerpo, tiene pechos prominentes y sonrisa bella, su rostro es como porcelana tiene el rostro perfilado y dientes perfectos, a su lado me quedo corta ya que soy todo lo contrario.
—Und wer bist du? —dice algo en alemán con voz melodiosa que no logro entender, pero por su ceño fruncido puedo notar que está molesta de tener mi presencia en esta mansión.
—No hablo alemán, disculpe.— A lo que de inmediato sonríe.
—Eres americana, vaya, vaya. Entonces te vuelvo a preguntar ¿Qué haces aquí?. —dice arrogante, hasta ya me ha comenzado a caer mal está tipa, quiero contestar pero una voz se me adelanta.
—Gretel ¿Qué haces aquí? —Pregunta Ancel a mis espaldas, puedo notar nerviosismo en su voz.
—¿Acaso no te alegra mirar a tu novia, así la recibes cuando apenas va llegando de un viaje?— Siento como si me hubiese caído un baldazo de agua helada, la mujer que ahora sé que se llama Gretel pasa por mi lado y va hasta Ancel, no me giro no pretendo mirar su rostro, no quiero que mire lo mucho que me afecta su mentira, tiene novia y jamás lo dijo aún así se atrevió a ser infiel me siento avergonzada por lo que e echo con él, jamás me pasó por la mente preguntarle, si tenía algún compromiso.
—¿Quién es ella? —pregunta la rubia a lo que Ancel responde.
—Es una amiga Gretel, nada de que preocuparte. — Mi corazón cruje de tristeza, las lágrimas se juntan en mis ojos, escucho que la rubia le da un beso a lo que decido poner mis piernas en movimiento, no pretendo seguir el juego de este imbécil.
Abbey tiene razón, siempre la a tenido. Salgo de la mansión la camioneta está lista, me subo como alma que lleva el diablo y Dominik cierra la puerta.
—Señorita Yana nada es lo que parece, de seguro todo tiene una explicación. —habla el hombre y yo solo me pierdo en mis pensamientos con el corazón destrozado. La camioneta se pone en marcha, la lágrimas resbalan por mis ojos y las limpio bruscamente con el dorso de mi mano, puedo observarlo mirándome por el espejo retrovisor, se que me mira con lástima.
Hola mi amores, ya he revivido ya que he estado enferma y es por eso que no les había traído capítulo, pero aquí está. Comenten que les ha parecido. No olviden votar y comentar los adoro por tanto apoyo y me alegra que les gusten mis historias, trataré de actualizar más seguido.
Los ama.
Lili...
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