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Capítulo 32

Nicholas Pritch.

Hoy cumplo un año viviendo con el amor de mi vida en Boston, no puedo negar la felicidad que siento ahora que veo todo lo que he logrado avanzar por mi cuenta, pues a pesar de todo me he logrado posicionar en un buen estatus económico y social a lado de mi amada.

Cuando fue mi graduación, terminé el día haciéndole el amor a mi novia toda la noche para tomar la decisión de irnos al día siguiente a Boston, pues no quería esperar un día más sabiendo que Kate había aceptado mi propuesta de casarnos al igual que mudarnos. Le avisé de nuestra ida a Asher por ser el psicólogo de la castaña, a Cody ya que es mi mejor amigo y por último a Alex, quien a pesar de todo fue una parte esencial de lo que soy. Todos me dijeron que estaba loco por llevarme conmigo a la chica a otro estado porque éramos demasiado jóvenes, pero solo necesitaba la aprobación de mi pareja para largarnos del lugar en donde tenemos malas memorias.

Llevo medio año trabajando oficialmente como abogado en una firma muy reconocida de Boston, gano lo suficiente para mantener a Kate con sus estudios quien está en su tercer semestre en la facultad de historia natural. No he tocado el dinero que Max a dejado para su hermana porque quiero darle lo mejor a mi novia con lo poco o mucho que yo le puedo ofrecer, sin embargo, la castaña sabe de sobra que los billetes están en el banco a su nombre y puedo tomarlos cuando ella desee.

Kate y yo habíamos estado discutiendo acerca de nuestra boda sin llegar a ningún punto, pues ella deseaba nuevamente un festejo como un cuento de hadas, mientras que yo quería solo una ceremonia para hacer oficial nuestra unión por medio de lo civil y así tener una luna de miel espectacular. No le había dado el anillo de compromiso a mi novia porque no tenía el dinero suficiente para comprar una sortija de oro con un pequeño diamante —como ella siempre dijo—, hasta ahora que junté la cantidad que lograba adquirir ese objeto valioso para una mujer.

He pensado en casarnos mañana mismo con la aprobación de Kate, pues en una semana tendré vacaciones en el trabajo por se Navidad y la castaña ya está descansado en nuestro departamento, creo que es el momento perfecto para por fin ser esposos, ambos nos amamos y sobre todo, nos respetemos por quienes somos.

Por parte de Kate podría decir que es más feliz que nunca, pues está en una Universidad que en serio aprecia y le gustan todas sus materias a excepción de contabilidad, pero en este lugar la castaña tiene un poco más de amigos que le ayudan a ser un poco más social. Todavía no sabe en que ámbito laboral quiere estar, pero tanto Asher —por medio de FaceTime— y una asesora de la facultad la están guiando para ver qué empleos son aptos para ella.

Desde que nos mudamos la castaña no ha dejado de tomar sus terapias con Asher, pues en línea él sigue su proceso día a día, se ha notado un gran cambio en ella pues la noto un poco más madura al tomar una decisión o al dar una opinión. El pelinegro cree que si sigue de esta manera podrá dejar las sesiones en medio año, ya que no hay más un trauma de Jeremy ni de Max, el cambio de ambiente fue algo bueno para Kate.

Ahora mismo estoy conduciendo al departamento en donde me espera mi futura esposa, pues el día de hoy salí un poco más temprano del trabajo. Había comprado un pastel de chocolate en donde adentro le había colocado el anillo de oro para que sea una sorpresa, eso sin mencionar el ramo de rosas rojas para poder festejar nuestro aniversario viviendo juntos.

Le diré a Kate que mañana nos casaremos en un registro civil sin nada especial, para después irnos a nuestra luna de miel en Disneyland pues no hemos tenido tiempo de asistir a ese parque animado por el clima, la entrada de la castaña a la Universidad, mi nuevo trabajo, los gastos del departamento y poder acostumbrarnos a un nuevo lugar. Sin embargo, sé que ella será feliz con este plan, ambos tendremos una satisfacción y voto en nuestra unión como siempre debe de ser.

Al llegar a mi de paramento con las cosas en mis manos, tuve que comprobar que mi novia estuviera en nuestra habitación para poder colocar el pastel en la mesa de noche ubicada en la sala. Podía escuchar las risas provenientes del cuarto dándome a entender que la castaña estaba dentro, así que me apuré a sacar un vino rosado que teníamos en la alacena con sus respectivas copas, sin mencionar un par de platos con cubiertos. Como siempre, quiero que todo sea perfecto.

—¡Amor! —llamé a Kate.

De pronto oí como abrían la puerta de la habitación dejándome ver a mi pequeña castaña con un pantalón de felpa café y un top blanco —su pijama—. Al verme corrió hacia mi para darme un gran abrazo, la cargué en mis brazos haciendo que enrollara sus piernas alrededor de mi cadera para después besarla en sus adictivos labios.

—Te extrañé amor —la besé nuevamente.

—¿Trajiste tu el pastel? —me miró Kate con emoción.

—Si, hoy es nuestro aniversario —besé su mejilla.

—¿Aniversario? ¿De qué? —preguntó extrañada.

—Un año viviendo juntos linda —sonreí.

Cuando recién nos mudamos a Boston, lo primero que hice fue tener por la seguridad de mi novia, pues recordaba que las chicas en nuestra antigua facultad la molestaban por ser diferente y es por eso que no quería que nadie le hiciera daño, ni mucho menos que alguien se burlara por sus capacidades e inocencia. Es por eso que los tres primeros meses aquí no dejaba que saliera sola a la calle, pedía permiso en el trabajo para poder llevar y recoger a Kate en su escuela y siempre estaba detrás de ella, se podía decir que fui un poco obsesivo-posesivo, hasta que un día Asher me hizo comprender que mi actitud no la iba a ayudar para nada. Comprendí que estaba haciendo lo mismo que una vez hizo Max, colocarla en un mundo irreal.

—A cenar —sonreí.

Bajé a Kate para que la castaña fuera a ver sus hermosas rosas en la mesa de noche junto al pastel.

He ocupado todos mis ahorros en la compra del departamento y en amueblarlo al gusto de la castaña, pues solo quería que estuviera cómoda. A veces no tengo el dinero suficiente para llevar a mi novia al cine o a lugares lujosos para comer porque tengo más gastos, aunque siempre trato de tener una reserva para cualquier gusto de mi futura esposa.

La castaña comenzó a partir el pastel con un de los cubiertos que había dejado para devorarlo con gran ansiedad —solo espero que no se coma el anillo, no quisiera ir al hospital—. No pude evitar sentir alegría al verla tan feliz, pero cuando noté que Kate se sacó algo de su boca con repulsión mis nervios y temores invadieron mi cuerpo, pues aunque sé que me ama, puede que se niegue a mi petición.

Me hinqué en la alfombra café en donde también estaba mi novia para poder tomar el objeto en mis manos limpiándolo con una servilleta, estaba muy nervioso porque Kate podría ser la señora Pritch en cuestión de horas.

—¡Es un anillo! —chilló Kate con alegría.

—Para ser una princesa debes de tener uno —susurré limpiándolo por completo.

Con cuidado tomé la mano izquierda de la castaña para colocarlo en su dedo anular a completándolo con un beso en su delicada piel de porcelana. No pude evitar juntar mis labios con los suyos uniendo nuestro amor, pues el hecho de que se emocione por algo tan simple me hace sentir que hice una buena elección en elegirla como la persona Me hinqué en la alfombra café en donde también estaba mi novia para poder tomar el objeto en mis manos limpiándolo con una servilleta, estaba muy nervioso porque Kate podría ser la señora Pritch en cuestión de horas.

Este último año Kate en serio me ha apoyado a adaptarme en mi trabajo, pues cuando tengo muchas redacciones o documentos que leer la castaña solo se mantiene a mi lado en silencio dejándome una taza de té o cuando llegó cansado ella se encarga de hacerme una cena que me guste a mí aunque la comida no sea de su agrado, me da mi espacio en el ámbito laboral pero cuando no tenemos ninguna preocupación solo me dedico a consentirla de cualquier manera. Su presencia en mi vida me hace sentir tranquilidad.

—Amor, quiero decirte algo respecto a nuestra boda —sonreí alejándome de ella.

—¿Nos casaremos en una iglesia? —me miró con un brillo en sus ojos.

Una de las razones por las cuales no me quiero casar por la iglesia y sé que muchos no compartirán mi opinión, es que Dios no me ha ayudado mucho en mi vida como desde pequeño solía pensar. Cuando tenía 5 años rezaba todos los días para que mi padre dejara de golpear a mi madre, que parara de beber tanto alcohol y sobre todo que no me dejarán en la deriva como lo hicieron, tantas plegarias no rindieron ningún fruto, al contrario sufrí de hambre, sed y frío cuando. Ninguna religión me ayudó a salir adelante, no hubo una oración para que Max siguiera con vida, creo que la creencia de un ser más grande que nosotros es el peor cuento de hadas que hayan inventado en toda la vida. No pido que alguien me comprenda porque nadie ha estado en mi situación, solo quiero su respeto a mis propias creencias.

—No amor —bajé la cabeza—. Si te parece podemos casarnos mañana mismo en una pequeña oficina, sé que no es algo romántico pero lo importante es que solo seamos nosotros dos —tomé sus mejillas

—Siempre quise un vestido blanco como el de las películas —bajó la mirada.

—Te amo Kate y es lo que importa, si deseas puedes usar algo blanco —hice una mueca—, aunque nuestra luna de miel será como tú desees, iremos a Disneyland.

—¿Lo dices en serio? —preguntó emocionada.

Cargué a la chica nuevamente en mis brazos para poder sentarnos en el sillón blanco de cuero y así estar más cómodos. Acerqué la mesa de noche hacia nosotros y así seguir disfrutando del delicioso pastel de chocolate. Adoraba este momento pero creo que me gustaba la sensación de que somos una gran pareja, no somos para nada tóxicos, obsesivos, tal vez un poco dependientes uno del otro pero nuestra relación es muy sana.

—Por supuesto, lo mejor para mi princesa —besé su cabellera.

—¿Podríamos tener un bebé?

¿Un bebé? No creo en estos momentos sea algo bueno tener un hijo, pues tenemos muchos planes para el futuro, ella terminar su Universidad mientras que yo quiero realizarme en el ámbito laboral, eso sin mencionar de que tendría que cuidar a dos personas a la vez, a la castaña por su capacidad mental o por el niño quién es pequeño y no sabe del mundo. Desde que comencé a tener relaciones sexuales con Kate le tuve que dar una explicación acerca de los métodos anticonceptivos para que no quedara embarazada, es así que elegimos que se colocará una inyección anticonceptiva. Al menos Kate ya sabe cómo provienen los bebés y la actividad sexual que tenemos.

Desde el instante que la castaña y yo comenzamos a tener relaciones sexuales casi diario por el hecho de que a ella le gustaba cómo se sentía, la tuve que llevar al ginecólogo para que le hicieran una revisión acerca del abuso de Jeremy y estar prevenidos si algo llegara a tener. Fue fácil mentirle a la chica diciéndole que yo también me había hecho esos estudios para que que tuviera la confianza de realizarlos, por suerte los análisis salieron excelente y solo arrojó que tenía un pequeño trauma interno que se podía solucionar.

—Creo que no es el momento, al menos debes de tener 30 años y yo 32 amor —comí un poco de pastel.

—Me gustaría tener uno —admitió.

—Lo se amor, pero por el momento no.

—Nicholas, ¿Siempre estaremos juntos? —cuestionó.

Sinceramente la idea de tener algún niño corriendo en el departamento es algo que no me imagino, no descarto la posibilidad porque es lo que mi novia desee, además de que si quiero tener una familia rodeada de amor, sin embargo no me siento capaz de formarla ahora y la idea de que tenga que compartir a la castaña con alguien más, me hace volver loco, aunque claro, jamás la apartaría de sus sueños.

—Claro, ¿Por qué lo dices? —la miré extrañado.

—Max y mis padres prometieron estar siempre conmigo y ya no están —susurró.

—Kate yo siempre estaré contigo, es más probable que tu me dejes a que yo.

—Te amo Nick —besó mi mejilla.

—Yo te amo hasta morir.

No pude evitar sentir tristeza por mi futura esposa, ella piensa que sus padres murieron cuando no, sé que es mejor mantener el secreto de esta manera para que no sufra, pero el hecho de que piense que la puedo abandonar me hace perder la cordura, no sería capaz de cometer semejante atrocidad.

Sin decir nada aparté nuestros platos con pastel para unir nuevamente nuestros labios en un sello de amor verdadero, la deseaba tanto que mi cuerpo ardía en llamas dentro mío, su ternura y compasión por el momento solo me hace querer besarla con tanta fuerza para que nunca se aparte de mi. Creo que ambos sabíamos que terminaríamos aquí, unidos.

(...)

Nunca me había sentido tan vivo y a la vez nervioso. Es el día de mi boda y aunque solo seamos 4 personas en una pequeña oficina del registro civil siento que es un momento muy importante. Decidí que Cody fuera nuestro testigo de nuestra unión, pues no teníamos muchos amigos para que firmaran, además mi amigo rubio estaba más que feliz por pertenecer en este pequeño evento.

Cody dejó a su familia hace 6 meses, pues no aceptaron su orientación sexual. Es algo increíble que él a vivido por 20 años con sus padres y por solo decirles que le gustaban los hombres lo dejaron a la derivada, es el mismo de siempre, tiene iguales sus gustos y sobre todo es la persona del que estaban orgullosos sus familiares por ser el primero en graduarse en leyes. Cuando se mudó a Boston con Kate y conmigo empezó a aceptarse él mismo para comenzar a salir con chicos compatibles con su actitud, pues siempre había frecuentado chicas rubias por el hecho de que eran una buena fachada a su homosexualidad.

De Alex no había sabido mucho, solo por algunas publicaciones en Twitter que parecía estar disfrutando su vida en Londres como pasante en una firma exitosa inglesa y tiene un pequeño amorío con una pelirroja. Kate me había confesado que a veces le envía mensajes o fotos de los lugares en donde se encuentra para mantenerse en contacto, al principio me molestó demasiado ya que no tenían porque tener ese comunicación, pero después comprendí que el pelinegro está en otro continente y no se ganará el amor de mi amada.

Por último, Cody había mencionado que Lisa no quería seguir con la carrera en un ámbito laboral, mencionó que una amiga de ella —Madaline— la invitó a trabajar en una compañía de ropa interior prestigiosa para modelarla pues estaban en contra de que una chica rubia trabajara ahí mismo. No le di mucha importancia a esa historia porque no es de mi incumbencia, solo deseo que le vaya bien y encuentre alguien que la ame como ella una vez me amo a mi.

Ahora mismo estamos en la oficina del registro civil escuchando las palabras del juez que son un protocolo para la unión de nuestro matrimonio.

Kate llevaba un hermosos vestido blanco sencillo como lo deseaba, tenía mangas cortas y le llegaba un poco más arriba de las piernas, lo lucía con unos tacones rosa pastel. Yo por mi parte solo usaba un pantalón de vestir negro con una camisa de botones blanca, pues no quería nada extravagante para nosotros porque después de firmar los papales de casados iríamos al aeropuerto para tomar el vuelo a la playa de Florida. Mientras que mi amigo rubio vestía un traje sencillo, creo que los tres vestíamos formales para la ocasión.

El juez nos miraba de forma extraña, pues a pesar de ser una persona a quien le estoy pagando para que ponga un buen rostro ante la situación, luce como si no estuviera de acuerdo con lo que estamos haciendo. Se que no tengo la edad para casarme, ni mucho menos Kate, pero estamos solos en el mundo, somos lo único que tenemos, no pienso alejarme de ella. Cuando tengamos nuestro primero hijo haremos más grande esta familia, ya que no sólo quiero un bebé, quiero que mi pequeño o pequeña tenga varios hermanos para que nunca estén solos.

—Nicholas Pritch y Kate Hill, hoy estamos aquí para celebrar su amor, hasta la fecha de hoy nadie sabe cual es la fórmula secreta para tener un matrimonio feliz, sin embargo en el proceso se puede encontrar —comenzó el juez.

Creo que la fórmula de un buen amor es la comunicación, pues si le hubiéramos contado la verdad a Kate muchas cosas se pudieron evitar, pero no lo hicimos. Segunda cosa es el cariño puro que debemos de tener, pues si nuestros sentimientos llegaran a cambiar creo que la relación empezarían a enfriarse. Tercero, aunque muchos lo nieguen, la actividad sexual es algo muy importante en una pareja porque es un ámbito en donde ambos experimentan y obtienen placer. Cuarto, los detalles es algo que una mujer y hombre los adora, los espera constantemente por la otra parte y no se debe de dejar de tener peñas atenciones. Por último, no se necesita tener los mismos gustos en un matrimonio, solo se deben de aceptar tal y como son, no todas las veces concordaran pero otras si.

—Kate Hill, eres muy pequeña mi niña ¿Estas segura que te quieres casar con este muchacho? —le preguntó el juez.

—Si —chilló.

—Nicholas Pritch ¿Estas seguro que te estás causando por amor? —cuestionó nuevamente.

—Por supuesto que si —mascullé enfadado.

Sabía que el juez no aceptaba la unión entre nosotros, no entiendo el motivo. Hoy en la actualidad hay millones de matrimonios jóvenes que duran y otros que no, pero nada de eso cambia el amor que se tienen en ese momento, no todas las parejas se casan porque la mujer estén embarazada como muchos piensan.

—Kate Hill ¿Aceptas en a Nicholas Pritch como tu esposo? —miró a mi novia.

—Si —me miró la castaña.

—Nicholas Pritch ¿Aceptas a Kate Hill como tu esposa?

—Acepto —sonreí.

—¡Beso! —exclamó Cody.

Antes del que el juez dijera algo más tomé la cadera de Kate para acercarla a mí y poder besarla con pasión, no me importaba los presentes porque ahora solo deseaba estar en los brazos de mi castaña. Nada de hacía más feliz que estar casado con el amor de mi vida, pues sé que ella va a estar a mi lado hasta que ambos terminemos bajo tierra.

—Te amo princesa —susurré al despegar mis labios.

—Te amo —sonrió.

—Felicidades señor y señora Pritch —dijo el juez.

Señor y señora Pritch, me gusta como suena eso.

—Vamos chicos, es hora de que los lleve a su destino —sonrío Cody.

Cody iba a ser quien nos llevara al aeropuerto para ir a Florida, en nuestro auto están nuestras maletas, pues quiero que el resto de día Kate lo disfrute, es su día de compromiso y todo debe de ser espectacular porque se lo merece. No tuvo la boda que quería, pero ahora vamos a hacer lo que ella decida.

Cuando subimos al auto, mi amigo era quien venía manejando mientras que yo me ubicaba en el asiento del copiloto, solo quería irme de aquí lo antes posible, tengo una habitación de hotel reservado con vista al mar en donde planeo que hagamos el amor la castaña y yo toda la noche. Tengo tantas ganas de demostrarle todo el mundo que le puedo ofrecer con lo poco o mucho que poseo.

Nada iba a impedir que tomara ese vuelo con mi chica.

Me pongo pensar y si quiero ser padre, no ahora, pero me gustaría tener una mini Kate, se que sería la niña más hermosa de este mundo, pero todo a su tiempo. Le haré disfrutar todas las maravillas para cuando volvamos a casa, le ayudaré a encontrar un buen empleo, veamos si tenemos un embarazo o si nos mudamos a una casa más grande.

Siento que lo peor ya pasó, Max falleció, pero sé que está arriba cuidando a su hermana —porque ambos creían en la vida después de la muerte—, además de estar orgulloso de lo que se ha convertido, ha de estar contento que Kate haya encontrado una carrera adecuada a sus pensamientos junto con un buen promedio, tiene dos amigos verdaderos que están con ella apoyando a y pronto sobra que será una graduada en la facultad. Podrá descansar en paz sabiendo que está en buenas manos.

Como me hubiera gustado que mis padres estuvieran más conmigo en este día tan importante, pues me gustaría que me acompañaran en el altar, pero la vida es así. Sé que en un momento me salí del camino, pero regresé al carril correcto con la persona indicada. Si no hubiera conocido a Kate, tal vez estaría vendiendo droga, conduciendo en carreras ilegales o luchando en peleas.

—Los voy a extrañar chicos —chilló Cody ayudándonos a bajar nuestra maletas del auto.

—Igual nosotros —lo abrazó Kate.

—Solo será una semana, te veremos en Navidad —reí.

—Interrumpes los momentos románticos —bufó el rubio.

Le dediqué una pequeña sonrisa para tomar la mano de mi novia, no, esposa, y caminar hacia el aeropuerto con ayuda de mi amigo quien cargaba las maletas de la castaña. Al final no fue una despedida tan apresurada, pero sí con poca emoción porque sé que en días lo veremos para pasar con él las fechas navideñas, ya que Cody y Kate se han vuelto mejores amigos desde que se mudó a Boston.

Me duele un poco el saber que el rubio estará solo un par de días, pues aunque viva en el departamento a lado del nuestro, pienso que puede estar solo o sentirse aislado a pesar de que tenga líos amorosos o sea muy sociable, como a Kate lo quiero proteger, no dijo durante mucho tiempo que era gay y no sé qué problemas traiga aquello. Le había mencionado que fuera a terapias con Asher, sin embargo me ignoró por completo, es su decisión y la voy a respetar, solo lo quiero ver feliz.

Cuando subimos al avión tomados de la mano, una sensación recorrió mi cuerpo, no sé si era la seguridad que tenía la castaña en sus ojos por hacer este viaje o mi sensibilidad al ver que lo que planeé ocurría de mejor forma de la que hubiera soñado. En el momento en que nos sentamos en nuestros asiento recordé el día que tomamos el vuelo a Boston, ambos estábamos nerviosos por tener que viajar por primera vez, además que íbamos con destino a un nuevo hogar.

—¿En qué piensas? —preguntó Kate mirándome.

—En ti —besé sus labios—. ¿Qué te gustaría aprender? A mi me gustaría aprender francés.

Si algo aprendí de toda la situación de Max, es que en cualquier momento uno puede morir sin realizar nada de lo uno mismo esperaba hacer. No me quiero morir sin decirle a Kate que la amo, no pienso fallecer sin haber aprendido los idiomas que quiero aprender y no deseo irme de este mundo sin haber construido una familia, mejor hay que empezar hoy antes de que sea demasiado tarde.

Mi esposa se recargó en mi hombro para poder cerrar sus ojos, pasando los segundos también comencé a quedarme profundamente dormido hasta llegar a nuestro destino.

Creo que este es el final de una aventura, ya que vamos por muchas más, no pienso dejar que nuevas experiencias se detengan.

Pues al final de todo la castaña sí que está viviendo en un cuento de hadas.




Hemos llegado al final de esta historia, gracias a todos los que me han apoyado desde el inicio, agradezco que me hayan impulsado a crear este contenido, estoy feliz con el resultado de hoy en día. No puedo expresar el cariño que le tengo a estos personajes y a ustedes por haber votado al igual que comentado en cada capítulo haciendo crecer mi amor por este libro.
Quiero que comenten que les pareció este final y que opinan a de esta obra.

Síganme en mi Instagram para conocer un poco más de esta historia de amor: Violett_098

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