Capítulo 27
Nicholas Pritch.
Han pasado tres días desde la última vez que vi a Kate, desde entonces no he podido dormir porque tengo en mi mente su rostro lleno de lágrimas mientras recibía la mentira de que Lisa y yo estábamos juntos como novios. El hecho de que ella haya tratado de cambiar solo para gustarme me hace sentir profundamente terrible, ella es todo lo que me gusta, si ella llegará a transformar algo de su apariencia o gustos jamás me lo perdonaría.
Sé que en dos días tomarán ese vuelo directo a Canadá despegándose de mi vida por al menos un año, quiero ir a ese aeropuerto para poder despídanme correctamente de la castaña, pero solo confundiría los sentimientos de la chica y es algo que no quiero, porque para mí fue tan difícil terminar mi relación para después rechazarla que no podré volver a alejarla de mi nuevamente.
Ahora me ubico en el gimnasio pegándole a la pera para poder sacar toda la ira que tengo dentro mío, es la única manera de evitar el estrés. Unas lágrimas salían poco a poco, el recuerdo de mi ex-novia bajando las escaleras de las gradas me hacen sentir terriblemente impotente por ser un mal hombre y pareja, le prometí que iba a estar siempre a lado de ella y ahora estoy aquí. Yo sí quiero mantenerme junto esa castaña, pero no sé si me llegue a perdonar las palabras hirientes que le dije.
Unos gritos hicieron que detuviera mis movimientos desconcentrándome de mi acción, mire detrás a mío de donde provenían los gritos y noté como el hermano de mi ex-novia era quien venía hacia mi dirección con un semblante neutro y la misma chaqueta que siempre, sus pasos era apresurados y un poco urgentes. No sé qué hace en este lugar porque nunca lo vi aquí, así que si está en el gimnasio en por mi.
—¿Qué pasa? —pregunté sin importancia.
Seguía teniendo un gran enojo por Max ya que él se va a llevar a su hermana lejos de mi, sé que no es por elección pero una parte de mi está lleno de ira, es por eso mi cambio de actitud con él.
—Necesitamos hablar sin que nadie nos vea, vamos a los vestidores —habló sin mirarme.
Asentí con un poco de molestia, pero nada de mis sentimientos impidió que fuera detrás de Max a los vestidores que se encontraban enfrente de donde estaba entrenando. La actitud del pelinegro me hacía pensar que algo malo sucedía porque en su voz pude notar un cierto tono de nerviosismo y los pasos que daban era como si el piso se estuviera cuarteando.
Al entrar al cuarto Max se encargó de cerrar la puerta con seguro para que nadie pudiera entrar además de asegurarse que no hubiera nadie dentro de los vestidores. Su actitud me extraña demasiado, pues sé que es un hombre solitario y para nada sociable, pero el hecho de que haga estas acciones solo me hace pensar lo peor. ¿Y si los hombres con los que tiene problemas el pelinegro también me quieren hacer daño?
Aunque al verlo solo quería preguntarle del estado de su hermana y el por qué no había venido a la escuela estos tres últimos días, sé que había sido un gran patán con ella, pero no por eso tiene que perder sus clases que tanto le gusta o estar con su amigo Alex por más que me moleste.
—¿Me vas a decir que sucede? —cuestioné recargándome en los casilleros.
—Es sobre Kate —soltó con voz quebrantada.
Y ahí fue cuando me congelé.
—¿De qué se trata? —pregunté con nervios.
—Hace 3 días fue a la escuela emocionada, pero regresó en un estado fatal —comentó preocupado.
No puedo evitar el hecho de sentirme preocupado por esa chica porque en serio la amo con todo mi ser, a pesar de que le haya dicho que no la amo como ella a mí, no la voy a dejar a su suerte como si no hubiera tenido algún significado nuestra relación. Aunque ¿Un estado fatal? ¿Será por mi culpa? Puede que haya sido demasiado cruel y por eso regresó de ese modo a su casa, pero ¿Cómo se encuentra ahora?
—¿Eso tiene que ver conmigo? —cuestioné preocupado.
Tenía miedo de su respuesta, porque si dice que es mi culpa solo hará que me lamenté más de lo que estoy ahora y odiaré con mayor intensidad a Max por orillarme a dejar a su hermana.
—No lo creo —miró al suelo—, no ha comido, no quiere que la toque o la abrace como antes, ni siquiera ha visto televisión, lo único que hace es bañarse y se tarda más de 1 hora —habló con sus ojos cristalizados.
—¿Qué? —quedé sorprendido.
—Necesito que vayas con ella, necesito que hagas que se levante de esa cama porque en serio me preocupa —pidió—. Cuando terminaron no se le vio tan afectada como hace 3 días —susurró desesperado.
—Me hará más daño a mi —espeté.
—¡Mi hermana está sufriendo y no se que sucede! —exclamó golpeando el casillero.
Segundos después de que el pelinegro golpeara el inmobiliario se sentó en el suelo recargando su espalda en los casilleros mientras colocaba sus manos en su rostro para poder soltar unos leves sollozos —jamás lo había visto de esta manera—. Estaba desesperado para venir aquí conmigo, pero no sé que podía hacer respecto a Kate, de seguro le afectó que le dijera que estaba saliendo con Lisa.
—No puedo llevármela a Canadá si está en ese estado —me miró frustrado.
Así que Canadá. No puedo creer que en serio se vayan a ir del país de un momento a otro. ¿Al menos tiene un plan de vida? ¿Y si algo sucede mal? ¿O si llegan a seguirlos? No creo que Max tenga algo planeado en tan poco tiempo porque un movimiento de esa manera se necesita de muchas cuestiones económicas y comodidad.
—Necesito que vayas en serio Nicholas, hazlo por ella —suplicó con voz cortada.
No quiero ir con Kate sabiendo que en dos días tendré que despedirme de ella nuevamente porque no solo le hace daño a ella, también me lastima a mi, pero al parecer a Max no le importa esto. Aunque sí sucedió algo más en donde no tenga nada relacionado con su problema, es mejor que vaya con ella, los dos nos tenemos mucha confianza y creo que puede contarme lo que sea.
—Esta bien —accedí pensando en la situación.
El hermano de Kate se levantó rápidamente del suelo limpiando las lágrimas en su rostro para poder abrazarme con gran fuerza y susurrándome un —gracias—. Sé que para él su hermana es todo y por eso hace esto, no me imagino lo que es tener un familiar por el quien darías lo que fuera, incluso tu vida.
Ambos salimos de los vestidores para dirigirnos a nuestros perspectivos automóviles que se encontraban en el estacionamiento. Tengo nervios de ir a esa casa, pero si hay algo malo y no voy, jamás me lo perdonaré.
(...)
Al estar en la casa de Max me hace sentir demasiado nervioso, mis manos sudaban cuando entramos al hogar para cerrar la puerta detrás mío golpeando mi realidad. No sé si esto es buena en serio, porque si Kate se puede ilusionar nuevamente y tener esa ingenua idea de cambiar, no quiero ser yo el quién le diga que nuestra relación termino y no podemos ser algo más que simples desconocidos.
Sé que si Max quisiera puedo mudarme con ellos a Canadá, pues tengo ahorros y una gran cantidad de dinero en el banco por mis diferentes trabajos que he tenido. Además si el pelinegro me buscó porque su hermana estaba mal puede que en un futuro igual me necesite y por eso debo de ir, puede ser que Kate tenga ganas de buscarme o sentirme cerca de ella porque para mal Asher tenía razón, está muy unida a mí y no se puede separar de nuestro lazo.
Mientras subíamos las escaleras meditaba todo lo que podía pasar detrás de esa puerta rosa pastel que está hasta el final del pasillo. ¿Decir lo siento? No, no creo que sea buena idea aunque en verdad quiero que me perdone por la forma en la que la traté. ¿Cómo la voy a mirar a los ojos para que me explique qué está mal con ella?
En el camino tuve que enviarle un mensaje a Asher con la dirección de la casa de los hermanos para que pudiera venir a venir a Kate, él aceptó rápidamente —lo cual doy gracias—, porque si yo no puedo arreglar las cosas con la castaña, el psicólogo debe de tener un plan para hacerla sonreír de alguna manera u otra, además que para ella son como amigos. Le comenté a Max de la situación sobre el pelinegro y accedió a aceptar al doctor en su casa con tal de que alguien ayude a su hermana.
Max abrió la puerta de la habitación de Kate para poder entrar a esta. Lo primero que pude observar —porque nunca entré aquí—, fue que sus paredes estaban pintadas de color blanco con lila, tenía varios muebles de tonos rosados y un pequeño librero cerca del gran ventanal que adornaba su cuarto dejando ver hacia la calle. Era un gran espacio, lleno de luz y todo muy ordenado, también se ubicaba una alfombra gris debajo de nuestros pies y una lámpara sencilla colgando del techo.
Mi mirada se dirigió al hermano de la castaña quien se sentó a lado de ella. Miré muy bien a Kate quien lucía perdida, llevaba puestos unos shorts grises con una blusa de tirantes blanca y unos calcetines largos del mismo color que su bermuda. Algo que me extrañó mucho fue que no me prestó atención al entrar a su espacio ni cuando el pelinegro se sentó a lado suyo. Después de ver esa escena noté como había una charola de comida en uno de los muebles a lado de su cama sin tocar, el plato estaba lleno de comida y por el hecho de que haya un licuado pienso que es su desayuno.
Sin más caminé a la cama para sentarme a un lado de la castaña que solo le dedicaba a acariciar el cojín rosado de peluche, me sentía demasiado preocupado por su actitud porque ella no era así, siempre mira con atención a su alrededor y ahora parece que no le importa que esté aquí cuando hace días me rogó porque volviéramos.
—¿Amor? Cariño estoy aquí para hablar como tú querías —susurré mientras me acercaba más a ella—. Amor estoy aquí —repetí.
—Kate, Nicholas está aquí para hablar contigo —me ayudó Max a captar su atención.
—¿Amor? —la miré.
La castaña parecía estar en otro mundo en serio, sus ojos los lucia con unas enormes ojeras y su cabello no había estado tan desastroso como ahora lo está porque algo que la característica es que siempre está arreglada aunque duerma. Puedo notar que su hermano está realmente preocupado por ella, lo se por la manera en que la mira con una gran sensibilidad, quiero ayudarlo pero no sé que puedo hacer.
—Llámame paranoico, pero sé que alguien le hizo daño —masculló el pelinegro.
Saqué mi celular rápidamente para enviarle mensaje a Asher de que se diera prisa para llegar aquí, sé que él puede tener una técnica para hacer que la castaña hable con nosotros de algún modo u otro. Recibí una contestación positiva pero tardaría al menos 10 minutos en llegar y yo no tengo la mejor paciencia.
—¿Puedo hablar con ella a solas? —cuestioné mientras miraba a la castaña.
—Haz lo que tengas que hacer —suplicó con voz cortada.
Los ojos de Max estaban cristalizados a la hora de levantarse de la cama para poder darnos privacidad, así que sin decir nada se fue de la habitación. Me siento un poco mal por él, ya que hace todo por la castaña aunque ella no sé de cuenta, a veces no es correcto sus maneras pero sé que solo quiere verla feliz como yo.
Extraño que esa mirada conectara con la mía, siempre que me acerba a ella lucia una gran sonrisa porque estaba yo a su lado pero ahora parece que no me conoce ni a su hermano pues además luce incomoda con nuestra presencia. Sin decir nada mi mano se fue a su mejilla para poder acariciarla como a ella le gusta, mientras que mi otra palma iba directamente a sus dedos para tenerla cerca mío.
—Amor, dime algo —supliqué.
Kate bajó más su mirada cuando comenzó a derramar algunas lágrimas dándome a entender que hay algo mal en ella ¿Pero qué? ¿Es por mi culpa? ¿Por nuestra relación? Necesito saber si soy yo el motivo de su estado para tomar la decisión de apartarme, no quiero incomodarla.
—Si no me dices que ocurre, no puedo hacer nada amor —pedí limpiando una de sus lágrimas.
Una idea llegó a mi cabeza. Mis manos fueron a la cadera de Kate para sentarla en mis piernas como antes lo hacía cuando jugábamos en mi departamento porque jamás ha protestado, pero al tratar de tocarla rápidamente la chica se apartó al otro lado de la cama para evitar el roce de mis palmas. Por un segundo dudé si le hice algún daño al tratar de tomarla delicadamente, pero yo no pude hacerle algo, no use mucha fuerza ni la apreté demasiado. ¿Qué sucedió?
Las lágrimas de mi ex-novia no tardaron en salir con mayor frecuencia, quería acercarla a mí para poder consolarla pero sé que es mala idea se la llego a lastimar nuevamente. Su rostro estaba pálido, sus labios partido y si nariz un poco roja por los sollozos, mi mirada bajó lentamente y noté que no tenía sujetador cuando siempre lo utiliza aunque sea deportivo.
—¿Qué sucede Kate? Dime por favor —pedí con urgencia—. Si me dices que ocurre volvernos a hacer novios.
Sé que el hecho de sobornar de alguna forma u otra a la castaña es algo incorrecto, pero quiero que me diga al menos un hola o vete. No quería volver a tocarla para no crear otro conflicto, pero en realidad solo deseaba abrazarla contra mi pecho y decirle que lo siento.
Oí como la puerta se abría lentamente, me di media vuelta para ver a Max con el rostro apagado y a Asher a su lado —por fin—. Noté que el doctor tenía una muñeca en sus manos —tez blanca, cabello rosado y vestido azul— mientras que el hermano de la castaña llevaba un vaso de agua en sus manos cuando siempre lo vi con una cerveza.
—Hola —me saludó Asher.
—Hola —fui cortes.
Ambos hombre se adentraron a la habitación cerrando la puerta detrás de ellos. No me gustaba la idea de que Asher esté aquí cuando mi chica este en ese estado porque puede ser vulnerable, eso sin mencionar de que no tiene sujetador y puede fijarse como yo lo hice. Traté de tranquilizarme cuando el doctor se acercó a la cama tratando de ver cómo se encontraba Kate, debía de estar pacífico si quiero seguir en este momento y ayudar a la castaña.
—¿Puedes ver qué sucede? No me habla desde hace tres días y me tiene muy preocupado —susurró Max mirando a su hermana.
—¿Qué hizo hace tres días? —preguntó Asher sentándose en la cama.
—Fue a la escuela a tratar de volver conmigo, yo no quise hacerlo y salió corriendo —admití en voz baja.
No puedo creer que a Kate le de igual que estén tres hombres en su habitación hablando de ella enfrente de su presencia, es como si no quisiera prestar atención a lo que está pasando o simplemente no le da importancia a lo que sucedió.
—Haré algo que uso con las niñas que tienen algún problema o trauma —habló Asher olvidando lo que dije.
La pequeña muñeca de tela que el psicólogo traía en sus manos la colocó enfrente de la mirada de la castaña haciendo que ella prestara atención al juguete.
—¿Cómo te sientes Kate? No te he visto y quiero saber cómo estás —sonrío Asher sin obtener respuesta—. Linda, te traje una muñeca porque se ha sentido muy mal, tiene problemas pero no me quiere decir porque soy hombre y solo habla con chicas bonitas como tú ¿Puedes decirme que tiene?
¿Chicas bonitas? Debo tratar de relajarme con toda esta situación porque ahora solo quiero que el psicólogo se vaya y no coquetee con la que una vez fue mi novia. Tengo demasiadas cosas en mi cabeza que solo deseo terminar con todo ya. Por otra parte, Kate tomó la muñeca que le había dado el pelinegro para acercarla a su cuerpo y comenzarla a peinar con sus manos, al parecer es lo único a lo que le presta atención.
—¿Esto funciona? —cuestionó Max mirando la situación.
—Claro que funciona —se ofendió Asher.
—Que haga lo que debe de hacer —mascullé desesperado.
Le dimos tiempo a Kate para que ¿Jugara? Con la muñeca mientras que Max caminaba de un lado a otro por toda la habitación, Asher enviaba mensajes en su celular y yo prestaba toda mi atención a la castaña. Todos estamos desesperados por la situación y creo que no sabemos cómo manejarla.
—¿Sabes qué le ocurre a mi amiga Kate? —preguntó Asher refiriéndose a la muñeca.
—Si —respondió Kate en un susurró.
—¿Qué tiene amor? —me senté a lado de ella.
—Esta triste —contestó la castaña.
—¿Por qué lo está? —cuestionó Max.
—Alguien le hizo algo malo —murmuró Kate con miedo.
Ahí fue cuando comprendí el plan de Asher, la muñeca solo es un placebo por así decirlo, una carnada para poder transmitir sus sentimientos por medio del juguete, tal y como lo dije el psicólogo, como una niña. No me importa la manera de como sacamos la información de su boca, pero solo quiero sentir la paz dentro de mí de que no fui yo quien le afecte de esa manera.
—¿Quién mi princesa? —se acercó Max desesperadamente.
—Un chico —susurró Kate.
¿Un chico? Espero que no sea yo.
—¿Qué le hizo ese chico Kate? —cuestionó Asher.
—La tocó —dijo la castaña con pánico en sus ojos.
¿La tocó? Traté de recordar lo que pasó ese día en que la castaña me fue a ver a la cancha de baloncesto, pero en ningún momento hubo un roce de mis manos en su cuerpo o alguna cercanía porque me alejé cuando trató de acercarse a mí, así que yo no pude ser.
—¿En dónde? —masculló su hermano.
—Aquí.
La pequeña mano de la chica se directamente a la parte íntima de la muñeca, para ser precisos debajo de su vestido azul —que no sea lo que este pensando—. El hermano de Kate se apartó de la escena rápidamente conteniendo la ira que tenía, lo sabía porque su rostro estaba rojo de frustración. Asher y yo seguimos sentados en la cama mirando a la castaña con los ojos abiertos como un búho, tenía miedo por primera vez, sentía temor dentro de mí que hace que mi corazón latiera rápidamente.
—¿Ella fue...? —traté de decir.
—Violada.
No, ella no, ¡No!
Esto no puede estar pasando.
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