Capítulo 22
Nicholas Pritch.
En toda la noche quise hacerle el amor a Kate quien dormía a lado mío, ya que he estado un buen tiempo sin intimidad ni contacto físico con una mujer, aunque claro, con la castaña no me hace falta tener una actividad sexual para estar feliz o contento con mi novia. Quiero demostrarle a la mujer que vive conmigo, que le pudo dar el mundo entero sin estar en actividades ilegales como las carreras de autos o peleas clandestinas, pues deseo complacerle en cada cosa que ella desee, es por eso que también hoy es última palea.
Ayer me confirmaron que la pelea será alas 2:00 p.m. el horario es perfecto pues a esa hora Kate está ingresando apenas a su cita en el psicológico. El señor que es dueño del gimnasio me ha dicho que mi oponente de este día es de mi edad, musculoso y sobre todo muy alto. No puedo, pues hay mucho dinero de por medio, sin embargo, aunque pierda me van a dar una cantidad de billetes, pero no la que deseo.
Ahora estábamos desayunando para ir al hospital nuevamente, no me fiaba de ese doctor tan joven, pero como la castaña dijo que estaba muy cómoda y a gusto con él no puedo apártalo sin ningún motivo.
He pensado que mientras Kate estuviera en su sesión de terapia con el psicólogo yo iba a estar peleando, después de ello planeo regresar por ella al hospital para ir al cine y ver esa película de vampiros de la que todos hablan, por último, llegar al departamento en donde nos esperará una rica cena y siguiente a eso trataré de hacer el amor con la castaña, no la quiero obligar ni mucho menos realizar algo que no desea, es por eso que solo llegaremos a donde ella quiera. Además, si gano la pelea es un motivo por cual celebrar.
No voy a negarlo, no puedo ocultarlo, estoy perdidamente enamorado de Kate.
—Sabes que si ese doctor te hace algo puedes llamarme cierto —comenté mientras comía nuestro cereal de avena.
—¿Por qué piensas que es malo? —preguntó Kate mirándome con sus tiernos ojos.
—No es malo amor, sólo no quiero que nadie sea como yo contigo —expliqué.
Anoche me llegaron los resultados del test que había hecho la castaña con Asher, no me sorprendía sus resultados pues tenía conocimiento de lo que podría tener mi novia con base a miles de resultados en internet, pero al verlo ya en un documento de hospital me hizo comprender todo. Síndrome de Peter Pan y síntomas de TDAH. Según el doctor dice que estos síntomas pueden ser tratables y puede mejorar en su comportamiento permitiendo desarrollarse socialmente correctamente. Además me dio una gran lista de lo que pudo ocasionar estos trastornos.
Una de las causas es el hecho de tener muy mimada a Kate como si fuera una niña, sin mencionar de que la tratamos como una cuando es una mujer saliendo de la adolescencia. Eso sin mencionar que en el expediente también venía que tiene problemas para resolver problemas matemáticos lo cual influye en su vida social y privada.
Aunque, cuando veo a Kate solo me dan ganas de consentirla todo lo posible, pero no puedo seguir dándole tratos especiales y según el informe solo hacemos que su mente no crezca.
—Amor, te dejaré con Asher y después te quedarás en el hospital hasta que yo te llame y te recogeré —hablé.
—¿Me tendré que quedar sola? —preguntó tímidamente.
—Si, solo hasta que yo llegué —expliqué—. ¿Un lugar en donde quisieras viajar para tus 20 años?
—Siempre he querido ir a Disney Land, mi hermano me prometió ir haya pero jamás lo hizo —murmuró.
El cumpleaños de la castaña es en vacaciones, para ese entonces ya me habré graduado de la Universidad y tendré que ya tener un plan de vida realizando, así que pensaba que antes de poner mis pies en la tierra podría llevar a mi novia a cualquier lugar por su aniversario. Aunque, un parque de diversiones de niños pequeños no es bueno para su terapia —creo yo—, sin embargo, si ella desea ir allá lo llevaré sin ningún problema.
Kate se levantó de su asiento para recoger los platos sucios de la mesa, pude ver su cabello suelto adornando su espalda, las pecas de su mejilla captaban toda mi atención, su short blanco se amolda perfectamente a sus caderas y esa blusa de tirantes azul resalta su cuerpo.
No me pude contener más y me levanté de mi asiento para ir con la castaña quien comenzaba a lavar los trastes con objetivo de tomar su cadera pegándola a mi cuerpo haciendo que se diera vuelta, de este modo podía ver los ojos avellana que tanto me gustan. Besé con delicadeza sus labios, con mis manos acariciaba la fina cintura de mi chica juntándola más. Mi boca descendió a su cuello dejando pequeñas huellas de mis besos —nunca le había hecho a nadie una marca de una mordida— continúe con su hombro que estaba descubierto para que al final volviera a la comisura de su rostro.
—Esta noche vas a hacer mía Kate, te lo prometo —besé su frente.
—No se de que hablas —me miró confundida.
—De nada amor, ve a alistarte —susurré en sus labios.
Kate se apartó de mi con una sonrisa que nadie se la va a poder quitar. Nunca me había sentido más feliz en mi vida y el hecho de que haga esto por ella me hace pensar que es la indicada para mí.
Tomé la mano de mi novia para irnos del departamento, este debe de ser mi día.
(...)
Había dejado a la castaña hace 10 minutos con el doctor de hormonas alborotadas, no me creo que un chico de 25 años sea psicólogo, necesita experiencia para poder confiar en él. Aunque sí mi novia tiene confianza en él es por algo, si llegara hacerle algo juro por todo mi poder que lo demandare y lo meteré a la carcel.
Ahora me dirigía a la pelea en mi auto, estaba tan nervioso que me pase dos semáforos y conduje sobre el límite de velocidad. La pelea que está por darse podría ganar más de 75,000 mil dólares, con los cuales puedo pagar los costos de una mudanza y el alquiler de un departamento.
Max me había dicho que la colegiatura de Kate ya estaba pagada, todos los años que le queden están liquidados, es por eso que no me voy a preocupar por la escuela de mi novia, lo cual me hace pensar que si trabajo en un futuro puedo cambiarla de Universidad a una carrera en donde se desempeñe de mejor manera la castaña, pero solo es un pensamiento. Nunca imaginé preocuparme por alguien más que no fuera yo, pero debo admitir que me gusta ver por mi chica.
Al llegar a la bodega vieja en donde se hacían las peleas, estacioné mi auto un poco lejos del lugar, ya que como es ilegal todo esto no quiero que me atrapen o necesito rutas viables para salir corriendo.
Bajé del auto tomando mi bolso en donde se encontraba mi short deportivo color azul rey y una playera con mangas blancas —con eso peleo—. No estaba nervioso sino curioso por el nuevo contrincante que tendría, ya que no había oído hablar de nuevos peleadores desde hace meses porque no todos tienen las condiciones de soportar un ambiente como este, además de que aquí no hay reglas ni alguien que te de la mano.
Entré a la bodega sin ser visto por nadie, adentro había mucha gente gritando mi nombre mientras otros lo abucheaban. En el gimnasio en donde entreno también hacen peleas legales, en ellas si hay un reglamento y una persona que se encarga de que todo se cumpla al pie de la letra, pero las ganancias son muy pocas y es por eso que busco otros lugares en donde gané más dinero por la misma actividad.
Fui a mi camerino para cambiarme de ropa, muchos pelean con pantalón y camisa, pero a mi no me gusta ya que no es cómodo cuando lanzas los golpes. Antes de salir en donde iba a hacer la pelea, saqué mi celular para enviarle un mensaje a Kate —te amo, no lo olvides— escribí. Dejé todas mis cosas guardadas en un rincón ya que no quería que nadie las tomara.
Salí a donde estaba todo el público gritando mi nombre, me pude dar cuenta que todavía no había llegado el otro contrincante, normalmente los novatos salen primero. Toda la gente estaba alrededor de mi dejando un pequeño espacio para poder pelear, la mayoría aventaba dinero al suelo como si fuéramos animales, los gritos causaban la euforia en mi y las luces destellaban todo mi rostro.
Tengo que tranquilizarme, mi mente estaba con Kate y ese psicólogo, solo espero que esté bien y que yo llegué a tiempo para poder recogerla como se lo prometí.
La gente abría paso a mi contrincante, llevaba una sudadera negra con la capucha puesta, me veía quién era pero estaba dispuesto a pelear y ganar esa gran cantidad de dinero.
—¿Max?
—¿Nicholas?
La campaña sonó alertando que debíamos empezar la pelea. ¿Cómo voy a golpear al hermano de mi novia? Aunque tengo que ganar para quedarme con ese dinero, no sé el por qué este aquí. Sé que Max ha destrozado a miles de rostros en la escuela sin si quiera esforzarse, además no teme pegar o lastimar a alguien con tal de ganar una batalla. Empiezo a preocuparme.
Comenzamos a dar pequeños saltos como entrenamiento para después acercamos uno al otro.
—¿Qué haces aquí? —pregunté arrojando un golpe.
—¿Qué haces tú aquí? —esquivó el golpe—. ¿En dónde está Kate?
—Con el psicólogo
Max lanzó un golpe en mi barbilla dándome con un poco de fuerza, aunque por su cuerpo y trayectoria del puño sé que no quiere darme como lo haría con otro oponente.
—Necesito ganar esto Nicholas —susurró Max.
—Igual yo Max, es mi salida de este suburbio —espeté lanzando un golpe.
—Entonces que gané el mejor —finalicé.
El pelinegro asintió con una leve sonrisa, creo que esto es matar o morir.
Aunque estuviera peleando mi mente estaba pensando en Kate, esperaba que no pasara nada con el doctor. No quiero que le haga daño a mi novia y mucho menos que le meta ideas en su cabeza. Me enfurece que alguien se quiera aprovechar de la inocencia de mi chica pues no debería ser así.
Los golpes en nuestros rostros comenzaron aparecer cada vez más, además de algunos puños en mis costillas me hacen sentir demasiado débil con tan solo 15 minutos de pelea. Es el primer contrincante que me hace sufrir lo bastante para derramad una lagrima.
Sentí un poco de sangre cayendo de mi nariz, Max no se iba a rendir tan fácil y yo ya me estaba agotando un poco. Siempre he tenido contrincantes en donde estudiaba sus puntos débiles, pero no encuentro ninguna debilidad en él. Estoy estudiado sus movimientos, pero no encuentro ningún patrón que me pueda ayudar a vencerlo y si sigue de esta manera voy a terminar perdiendo.
La única manera en la que puedo ganar es cayendo bajo, un golpe en la nariz haría que se descontrolara y perdiera el equilibrio, pero tiene una guardia muy fija que me impide soltar cualquier movimiento, así que tengo que esperar para el paso correcto.
—¿Por qué dejas a mi hermana sola? —golpeó mi costilla.
Creo que el pelinegro tiene sentimientos encontrados hacia mí por compartir ahora la vida de la castaña conmigo, lo se por la fuerza de sus golpes y que no le cuesta trabajo pegarme.
—Esta con un psicólogo —repetí.
—Ella no está loca —gruñó volviendo a dar un golpe en mi frente.
—Lo sé, pero esta enferma y debe de recibir ayuda —me defendí de sus golpes—. La estoy ayudando —exclamé.
—Ella no está enferma ni mucho menos loca.
Y ese fue el momento.
Max se distrajo por un momento bajando sus manos por el impacto de mis palabras, ahí fue cuando aproveché y golpeé su nariz haciendo que se retorciera de dolor agarrando esta parte del cuerpo. Tomé valentía y derribe por completo el cuerpo del pelinegro golpeando su rostro y costillas.
Me levanté de su cuerpo cuando había logrado inmovilizarlo por 10 segundos en el suelo, estaba tan orgulloso de mi de que haya ganado la pelea en contra de mi cuñado, esto quiere decir que tendré la suficiente economía para formar una nueva vida lejos de aquí.
Los aplausos no tardaron en aparecer hacia mi victoria, el pelinegro se levantó rápidamente del suelo para irse del pequeño espacio de donde establos empujando a todos a su alrededor, se podía ver tan enfadado con todo lo que estaba pasando que por un segundo temí que hubiera tomado una mala decisión en ganar.
Yo tampoco tenía mucho que hacer en este lugar, así que solo esperé a que el dueño del lugar me diera una gran bolsa de dinero recibiendo mis ganancias y apuestas para poder irme al hospital en donde estaba esperándome Kate. Aunque al subir a mi auto, pude sentir como mis costillas apretaban contra mi estómago y mi rostro realmente ardía por la sangre que escurría —tendré que limpiar esto.
(...)
Cansado, realmente me sentía muy cansado y más cuando bajaba de mi auto para poder recoger a mi novia al consultorio del psicólogo adolescente. No podía dar un paso sin adormecerme ni sentir que puedo caer en cualquier momento, nunca me había agotado de esta manera al pelear.
Las miradas de todo el mundo se pusieron en mí cuando iba caminando por el pasillo, sé que mi aspecto es horrible, pero traté de limpiar mi rostro con toallas húmedas para quitar la sangre y tratar de relajar mis músculos.
Toqué la puerta antes de entrar, pero no me importó y pasé al consultorio sin esperar un permiso. Cuando entré pude ver que Kate estaba comiendo helado de fresa a lado de Asher quien la miraba de forma divertida —al parecer se estaban divirtiendo— pero dejaron de sonreír y comer cuando el doctor me vio en forma de asombro, mi novia al darse cuenta, se dio la vuelta mirándome de la misma manera y al hacerlo sus ojos se llenaron de miedo.
Kate fue la primera en levantarse para abrazarme como siempre lo hace, pero después comenzó a tocar mis heridas con un poco de temor y causando dolor en mi. Asher no se quedó atrás para observarme, sé que en este estado no se ve muy favorable siendo la pareja de mí novia.
—¿Por qué tienes golpes? —preguntó Kate tocando mi rostro.
El hecho de que el psicólogo este tan demasiado cerca de ella y que le haya dado de comer helado me hace enfurecer por completo, así que cuando tuve a la castaña adelante de mí, la tomé de la cadera para juntarla a mi cuerpo.
—Estoy bien amor, recoge tus cosas y nos vamos —traté de sonreír pero no pude por el dolor que sentía.
Kate asintió con mucho entusiasmo para apartarse de mi lado y caminar por su mochila roja junto con su chaqueta de mezclilla.
—No se ve en estado de conducir —dijo Asher.
—No es tu problema —escupí.
—Kate es mi paciente, así que si la involucrada es ella, si es mi problema —masculló.
—Si, dentro del hospital, así que ya nos vamos —gruñí.
Kate se acercó a mi con sus cosas tomándolas para que no las cargara ella. Con una de mis manos libres tomé la suya para salir del consultorio. No iba a dejar que ese doctor nos llevara a casa, tal vez me sienta muy cansado pero todavía puede llevar a mi novia al departamento. No podré llevarla al cine o hacer la cita romántica como había planeado, pues siento que estoy muy mal para hacer algo.
Antes de salir del consultorio la mano de Asher nos detuvo.
—Te vez muy cansado, con gusto los podría llevar a su casa —susurró—. No tengo en nada en contra tuya, podrías chocar.
—No necesito tu ayuda —hablé enojado.
Mis párpados empezaban a fallar, de pronto vi una gran oscuridad y un chillido por parte de mi novia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro