Capítulo 8: Ignorarnos
Al día siguiente ni siquiera se miraron.
No se vieron en el desayuno y se pasaron de largo en la comida y en la cena. Habían continuado con la normalidad de sus vidas, aunque sus rostros delataban que no estaban bien.
Eran pocas las veces que se veía a Richard sonreír y, cuando eso pasaba, sólo ofrecía sonrisas cansadas o de cortesía. ¿Reír? Había olvidado cómo hacerlo. ¿Despertarse alegre sin motivo? También quedó en el pasado. Damian había absorbido la mayor parte de sus energías y días alegres.
Tal vez Dick se pasó de ingenuo al esperar que las cosas volvieran a la normalidad después de semejantes confesiones. Claro, sabía que iba a costar un mundo de incomodidades, peleas y malos momentos, pero no era nada nuevo, ¿no? Así eran él y Damian, siempre con el menor reclamando a gritos pero arreglando las cosas en una preciosa reconciliación después. Confiaba en que podría, como todas las demás veces, apaciguar las cosas. Volver a ser los de siempre.
Pero se dio cuenta de que no cuando, en vez de mirarlo con rencor, Damian agachó la cabeza al pasar al lado suyo.
Lo había herido. Y él también lo sentía.
Sus emociones eran confusas. Por un lado se sentía molesto y frustrado, pero también triste y melancólico. Le desgarraba saber que habían acabado en esa situación, mas tampoco tenía el valor suficiente para dar la cara. Ni siquiera sabía qué sentía él. Podía imaginar cualquier cosa. En todo caso, no soportaba la presencia del al Ghul. Hacía que quisiera regresar el tiempo.
Se cansaba más conforme pasaban los días. Esa ley del hielo y la tensión que notaban todos cuando los veían cerca...
Dick sólo quería su cama.
Dolía el pecho al no poder abrazarlo y llenarlo de mimos, al no poder acercarse y aspirar su característico olor a canela dulce.
Dolía pasar al lado suyo, tenerse a centímetros de distancia gracias a los estrechos pasillos de la mansión, y aun así fingir que no estaban allí. Tensar todos los músculos del rostro para demostrar que no importaba, mirar a cualquier punto en el horizonte para no caer. Fingir que el otro no existía cuando conocían a la perfección sus almas, sus sueños, sus miedos y sus alegrías, la forma en que sus cuerpos encajaron antes en cada abrazo. Todas las miradas que se dedicaron y las sonrisas que se regalaron. Las lágrimas, los sonrojos, los desvelos; la vida que compartieron hasta ese momento.
Como si no hubieran valido nada.
Irónicamente, ambos culpaban a la misma persona. Damian no podía sacarse de la cabeza que la cobardía de Dick los había llevado a eso, aunque a veces también se preguntaba si no era su culpa.
¿Falló en algo? ¿Acaso no dejó totalmente claras sus intenciones? ¿Pudo haber hecho más? ¿Habría sido realmente digno de recibir el amor de Richard Grayson? ¿Qué faltó?
Ya no sabía qué más hacer. Se le había puesto la traba más grande de todas, y Damian ya no quería esforzarse por derribar los muros que con tanto empeño Richard había construido en su contra. Tal vez sentía miedo, un miedo más fuerte que sus deseos personales... Nunca le había pasado.
Damian sólo sabía que no quería volver a sentir el corazón tan estrujado como aquella noche en que se dijeron la verdad. ¿Y Grayson? Grayson simplemente no podía poner su cabeza en orden.
Y así, en esa agonía, pasaron dos meses.
¡Hola! Veo a mucha gente en los comentarios pidiendo actualización o dando la historia por muerta, pero no, de verdad que no es el caso.
He tardado y seguiré tardando tal vez, entre el trabajo y demás cosas, sin embargo este es un fanfic al que le tengo mucho cariño. Es de mis favoritos, no lo dejaría incompleto. Además, repito que el final está ya decidido, así que con mayor razón las actualizaciones no terminarán aquí.
Igualmente les agradezco mucho la espera, la paciencia y el apoyo. 💙
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